Hace ya unos ayeres que sucedió este relato. Fue a inicios de la Universidad.
En esta ocasión que les relato, me dirigía a mi casa acompañada de mi novio y un amigo de ambos. Nosotros regresábamos de las prácticas de la Universidad. Ese día habíamos tenido práctica en un hotel de gran turismo, (estudiábamos hotelería y turismo) por lo que ellos habían tenido que ir muy guapos pues les toco en recepción y a mí me tocó de hostess en el restaurante. Traía puestas unas zapatillas rojas, pantimedias color natural, falda corta roja y ajustada, una pantaleta blanca de esas llamadas invisibles, blusa color hueso, sostén blanco que aumentaba el volumen de mis senos. Mi cabello recogido con un moño. En la mano mi blazer rojo y mi pequeña bolsa.
Al llegar a casa los invite a pasar, mi madre nos recibió y les invitó a comer y descansar un poco. Poco después cuando comíamos mi madre recibió una llamada de la escuela de mi hermano y tuvo que salir.
Seguimos platicando y se nos ocurrió hacer unas bebidas de las que aprendimos con los baristas. No sé cómo se fue dando, pero la situación subió de tono. Palabras en doble sentido, besos, caricias. Y en una de esas quedé besando a mi novio, abrazándolo por el cuello y él recorría con sus manos mi espalda y mis nalgas. Me estaba jugando mal el alcohol y el cansancio de ese día, mis neuronas por otro lado me jugarían una acción inesperada; ante esos deliciosos besos de mi novio bajé sus manos a mis nalgas y le empecé a morder el lóbulo de la oreja, sabiendo que lo prendía, empezó a subir mi ajustada falda y mostrar por tanto el interior a nuestro amigo, el cual interpretó que lo estábamos invitando a participar. Se acercó por detrás a mí y también empezó a besar mi cuello y recorrer mi cuerpo con sus manos mi novio desabrocho mi chaleco y blusa y empezó a chupar mis pechos por encima del sostén, mi amigo mientras me tocaba por encima de las pantys recorriendo de mi vulva a las nalgas.
Me sentía toda una estrella porno, toda caliente deseando más que una manoseada. Así que tomé a mi novio por la corbata y lo bajé para que me chupara mis partes, él bajo mis pantimedias y calzón hasta los tobillos, y empezó a chupar mi clítoris y mis labios. Yo le empujaba entre mis piernas disfrutando cada embestida de su cálida lengua. Nuestro amigo ya había sacado su miembro durísimo por cierto y lo pasaba entre mis pompis. Me di la vuelta y me puse de a perrito en el piso y empecé a chupar su miembro. Mi novio no tardó en sacar el suyo y aprovechó para penetrarme en mi cálida y chorreante cuevita hasta hacerme tener un delicioso orgasmo. Mi amigo me levantó y ayudo a acostar en la mesa y subió mis piernas en sus hombros y así me penetró. Se movía delicioso, mientras mi novio me dio su miembro para chuparlo. Así estuvimos un tiempo hasta que llegó mi segundo orgasmo. Nuestro amigo me quitó la zapatilla derecha y sacó la media y el calzón, me volvió a poner la zapatilla, entre los dos me pusieron de pie y mi novio me cargó y bajó sobre su miembro hasta que nuevamente me penetró. Se recargó en la pared y nuestro amigo por detrás acomodó su miembro en mi vagina ya ocupada.
Al principio debo decirles me dio miedo, pero sentir como palpitaba su cabeza me excitó muchísimo, ahora me imagino lo que sintieron los dos, porque mi novio detuvo sus embestidas y permitió que se acomodara el segundo pene en la entrada de mi vagina que palpitaba a más no poder, así su chorreante miembro se fue metiendo poco a poco, bese de una manera muy distinta a mi novio por tal sensación que experimentaba y ellos se empezaron a mover al unísono, que delicia sentir dos miembros en mi vagina, no tarde mucho en venirme así que ellos se salieron y nuevamente me acostaron en la mesa para empezar a venirse entre mi pancita, que delicia de semen calientito y oloroso en mi piel, me lo embadurne como crema en mi pancita, en mis piernas claro evitando mis partes y me vestí pero esta vez sin las pantimedias para que no se pegaran a mi piel.
Se vistieron y despidieron, yo subí a mi habitación y cuando llegó mi madre aproveché para meterme a bañar para que no percibiera el olor a semen de mis dos machos que me habían hecho suya. Claro está, en la regadera me di una rica masturbadita recordando lo sucedido hace unas horas, y por la noche ya acostadita me di otro repasón imaginando esos deliciosos penes que me dieron bastante placer.