Hola, gracias por pasearse por mis relatos, me presento, mi nombre femenino es Paulina, tengo 30 años y actualmente tengo la fortuna de poder vivir casi a tiempo completo como mujer, sin embargo no siempre fue así, y de estos recuerdos es de donde me agarro para compartirles y escribir mis relatos, en esta ocasión les contaré una experiencia que sucedió cuando inicie mi vida formal independiente, fuera por fin del hogar de mis papis, quiero aclarar que no me salí enojada de casa de mis padres, ni mucho menos tuve la desgracia de que me corrieran por mis preferencias sexuales, gracias a Dios, aunque un tanto cerrados y a regañadientes mi familia termino aceptando (después de algunas malas experiencias, que poco a poco les contare) que en mí, jamás encontrarían un varón como tal, pues a su hijo, o más bien a su hija, le encanta, le fascina e idólatra la verga.
Está de más decir que me encanta vestirme de mujer, tengo un muy bonito cuerpo, herencia de todas las mujeres de mi familia, piernas anchas, abdomen planito, piel morena clara, pero sobre todo, un culo enorme y firme, créanme que no les miento cuando les digo que es la parte que más me chulean los hombres.
Aunque actualmente soy un homosexual desclosetado, en aquel momento únicamente podía vestir acordé a mis preferencias sexuales solo en casa, ya para ese entonces, contaba con un amplio guardarropa femenino con toda clase de accesorios, pelucas, tacones altos, maquillaje y lencería de primera, que fui comparando poco a poco a mi gusto. Aclaro, me gusta y siempre me gustó el encaje por sobre todas las cosas.
Mi relato tiene lugar en la CDMX por el año 2009, tenía yo 22 añitos, y como ya me describí un poco antes, gozaba de una linda figura y muchas ganas de explotarla y aprovechar mi juventud. Cierto día me encontraba solita en mi departamento y estaba muy aburrida, así que decidí probarme lencería. Me gustaba mirarme al espejo durante horas mientras modelaba y caminaba con batas, tacones, pelucas, medias, ligueros, vestidos sumamente cortos y ajustados, etc., en fin, disfrutaba plenamente de la libertad que había obtenido al vivir sola.
Vivía en el segundo piso, de un edificio de 4 pisos, trataba de no hacer tanto ruido con los tacones para que mis vecinos no sospecharan, todo mi caminar era encima de una alfombra gruesa.
En aquella época vivía por Cuautitlán, Edo. México, en una zona de edificios de departamentos, y las unidades estaban cercadas en secciones de 4 edificios, y a cada entrada había una caseta de vigilancia bastante grande, inclusive las casetas tenían un segundo piso donde estaba el baño para los vigilantes.
El turno de los vigilantes era de 24 horas, y eran tres los vigilantes que trabajaban ahí, dos eran jóvenes, como de 35 y 30 años, pero uno, el coprotagonista de mi relato y en este caso el que nos importa conocer era de aproximadamente 55 años, alto, fuerte, con un poco de barriga propia de un hombre de su edad, muuuuy moreno (casi llegando a negro), con pinta de hombre costeño.
No les puedo negar que desde que descubrí mi gusto por la ropa de mujer y después por los hombres, siempre he fantaseado con hombres maduros, así que ya sabrán cuál era el que me gustaba a mi. A el le decían jefe Chimbo, y supongo que entre todos los vigilantes de las demás casetas tenía cierto rango, pues todos los demás vigilantes le reportaban a el las anomalías.
Este señor era el típico macho, se la pasaba buscando pretextos para hablar con las vecinas, les miraba el culo cuando pasaban, o se ofrecía a llevarles sus bolsas hasta sus departamentos. Por el puro placer de verlas caminando delante de él. Jamás imaginé que pasaría lo que estoy a punto de relatar.
Una noche como a eso de las 10:30, había sido un día largo en el trabajo, así que sentía que me merecía ser consentida por mi misma, después de depilarme completamente y lista para darme un baño, me quedé sin agua en la regadera, no sabía que hacer, estaba al corriente con mis pagos y era muy raro que me quedara sin agua.
Decidí salir a hablar con el vigilante, para saber si el sabía algo al respecto, me puse rápidamente un fino pantalón de mi pijama, que a pesar de ser de hombre, de tan delgado que era se me transparentaba y se pegaba a mi cuerpo, obviamente para ese punto en mi vida yo me había olvidado por completo de la ropa interior de hombre y todo el tiempo usaba o tangas oculta pene, o bóxer cacheteros, ese día traía una tanga negra con holanes, que seguramente lograba marcarse debido a la transparencia que provocaba la fina tela del pantalón de la pijama, encima me puse una sudadera cualquiera, ya que mi edificio era el más cercano a la caseta. Cuando llegué toqué un par de veces pero nadie me atendió, así que decidí abrir la puerta para ver si no estaba dormido el vigilante, hasta ese momento no sabía que le tocaba el turno al Jefe Chimbo.
Pase y saludé con un clásico “buenas noches", pero nadie me respondió. Había un sillón grande como para tres personas y cobijas donde generalmente dormían los vigilantes, pero estaba todo revuelto. Lo que llamó poderosamente mi atención, fue que debajo de las cobijas había varias revistas. Cuando me acerqué un poco más, me di cuenta que todas eran revistas porno, pero no de cualquier tipo de porno, eran revistas de travestis y transexuales!!! En eso que escucho que le bajan al baño en el segundo piso, dejé todo como estaba y volvía decir "buenas noches", con voz temblorosa. Esta vez obtuve una respuesta un tanto molesta "Ahorita bajo" Se escuchó el ruido del cinturón mientras se subía el pantalón y enseguida vi al Jefe Chimbo bajar las escaleras con una de las revistas dobladas entre el brazo. Fingiendo completamente no saber de qué se trataba la revista que llevaba le dije:
P -Perdón Jefe Chimbo, buenas noches, lo que pasa es que me quedé sin agua y quería saber si Ud. Sabe si ya me la cortaron o algo así?
JC- Acaso no has pagado? me respondió de manera seca
P- Sí, precisamente por eso es que vengo, porque ando al corriente.
JC -Bueno, regrésate a tu casa, voy a checar los tinacos y ahorita paso a avisarte, vives en el 204 verdad?
P -Sí, muchas gracias, entonces ahí lo espero.
Y terminé la conversación sonriendo casi de una manera coqueta, demasiado tarde me di cuenta de esto, así que lo único que esperaba era que no fuese contraproducente, pues pensaba que si el Jefe Chimbo tenía fama de machito y era demasiado perro con las vecinas, podría odiar a un simple jotito como yo y en ese momento podría hacerme cansado mi problema con el agua, sin embargo, al caminar de regreso a mi edificio, me percate de que el Jefe Chimbo se había quedado en la puerta de la caseta de vigilancia, justo como si cuidara que llegará yo bien hasta mi edificio, ¡ Pero lo que en realidad hacia era verme de la misma forma en como veía a las vecinas, pues seguramente se me veía mi pequeña tanga marcada en mis grandes y redondas nalgas contoneándose debajo de la ligera tela de mi pijama, la verdad es que yo no quería quedarme con la duda, pues como ya les había confesado previamente este hombre también me gustaba a mi, así que me arme de valor y me animé a voltear hacia la caseta y pude comprobar que en efecto el Jefe Chimbo me estaba mirando el culo de una manera morbosa y descarada, yo solo atiné a sonreírle un poco más.
Cuando llegué a mi departamento, un mar de emociones y dudas invadían mi cabeza, no podía dejar de imaginarme al Jefe Chimbo masturbándose viendo la revista de travestis en lencería. De qué tamaño la tendrá? Le gustare yo? Le abra gustado mi culote? Se me notaba mi tanga?
Decidí que si se arreglaba el problema del agua me iba a masturbar como loca pensando en el Jefe Chimbo mientras me bañaba.
Cómo a los 15 minutos tocó a la puerta y me dijo que todos los tinacos estaban casi vacíos, pero que ya lo había reportado y se debía a una fuga en una colonia vecina, que hasta el día de siguiente lo restablecerían. Le di las gracias con una nueva sonrisa y cerré rápido, me sentía algo nerviosa y con el corazón acelerado en ese momento, como si lo mirara ahora de una manera diferente.
Pasaron los días y no podía dejar de pensar en lo sucedido con el Jefe Chimbo, quería buscar cualquier pretexto para ir a la caseta y verlo, pero era muy pronto, así que me conformaba con masturbarme pensando en este macho moreno, como tendría su verga? me la imaginaba muy morena y peluda como el.
Un día después de una clásica sesión en lencería me encontraba muy caliente, me masturbé pero eso no ayudó, seguía estando bastante cachonda. Yo quería darme un baño, para bajarme la cachondez, cuando de pronto otra vez faltaba el agua, pensé que era el pretexto perfecto ya que no era inventado, rápido me puse el mismo pantalón de la pijama de la vez pasada y una playerita, y traté de acomodar mi tanga que traía ese día para que se notará lo más que se pudiera sin llegar a parecer que era yo una ofrecida. Cuando llegué a la caseta toqué y para mi mala sorpresa estaba en turno uno de los vigilantes jóvenes, el más joven. Le dije lo que sucedía y me comentó que restablecerían de nuevo el agua hasta el día siguiente, desilusionada regrese a mi departamento y supe que no se me haría pronto volver a ver al Jefe Chimbo sin un pretexto bueno.
Pero fue tanta mi calentura y mi fantasía que decidí hacer que las cosas fueran más rápidas y poner a prueba al Jefe Chimbo para saber de una vez por todas si podía obtener una oportunidad de allí o de plano era una oportunidad perdida. Así que como buena fémina que soy, maquile un plan para saber y de una vez por todas llevar a cabo lo que tanto deseaba: ser cogida por este macho, y mi plan era que me vestiría de una manera sexi, sin usar completamente ropa de mujer, pues si mi plan fallaba no quería pasar un mal momento o ser quemada en la unidad por el Jefe Chimbo diciéndole a todos los vecinos que en el 204 vivía un jotito ofrecido, entonces trataría de ser lo más cautelosa posible, así que el día que seleccione, a propósito descompondría la regadera de mi baño, bajaría a la caseta con el Jefe Chimbo, y le pediría ayuda para volver a colocarla y al estar vestido con algo sugestivo pero sin exagerar, podría ver si de verdad me miraba el culo como a las otras vecinas.
Estaba todo planeado, hasta el último detalle, si me miraba de manera morbosa, como la última vez, llevaría el juego hasta el límite, y si no, no quedaría expuesta con el.
Comencé a ver qué día le tocaba a él, era un lunes, así que el movimiento en la privada estaría tranquilo, a las 11 ya estaba cerrada la privada y quienes llegaran debían bajarse a abrir el portón por su cuenta. Sabía que tenía que apurarme antes de que se masturbara, así lo agarraría caliente y tendría mayores posibilidades con el. Me puse un shortsito de fútbol soccer que me quedaba un poco ajustado y encima una playera de tirantes y una sudadera que cubría mis nalgas, parte de mi plan es que si el Jefe Chimbo aceptaba venir a ayudarme a mi departamento, me despojaria de la sudadera con cualquier pretexto, quedando únicamente en el ajustado shortsito y la playera.
Así que con todo debidamente planeado, me dirigí a la caseta, totalmente decidida a ser la hembra de este macho, me asomé por la ventana y justo vi cómo estaba leyendo una revista mientras se sobaba un gran bulto que se notaba demasiado por debajo de su pantalón. Así que toqué de inmediato a la puerta y el Jefe Chimbo me contesto:
JC -Quién es?
P -Perdón, Jefe Chimbo, buenas noches, disculpe que lo moleste otra vez pero necesito ayuda
JC -Este… Sí, Un segundo…
Se tardó más de un minuto en salir, supongo que esperaba que se la bajara la erección. Por fin abrió la puerta y no me pude contener, mis ojos fueron directamente a su paquete a ver si mi teoría era cierta, movimiento que el Jefe Chimbo detecto de inmediato. Por lo que Proseguí con mi plan. Le dije:
P -Perdón Jefe Chimbo, es que tengo problemas con mi regadera y quería ver si me podía ayudar.
JC -Otra vez te quedaste sin agua?
P- No, lo que pasa es que no la puedo poner, siento que se barrió.
JC- Bueno, a ver si te puedo ayudar, lo bueno es que yo se un poco de plomería, definitivamente necesitas un hombre en esa casa.
Este último comentario me hizo pensar muchas cosas, pero no supe que contestarle, así que nos dirigimos rumbo a mi departamento y camino a este yo me fui delante de él todo el tiempo y subí las escaleras contoneándome de la manera más sutil y a la vez coqueta que pude, ya sin miedo a que se diera cuenta de mis preferencias sexuales. Cuando llegamos al departamento cerré la puerta, sin llave para que no sospechara, lo encaminé al baño y le di la regadera que acababa de quitar.
El Jefe Chimbo era muy alto, de cuerpo grueso sin ser gordo, tenía las manos muy gruesas también y muy marcadas de venas, supongo que por el trabajo duro, la nariz grande.
Usaba un uniforme que consistía en una camisa blanca con mangas cortas, y un pantalon negro, con dos lineas rojas a los lados, un cinturón con muchas bolsitas para guardar cosas, de esos que también usan los policías, de este colgaba también un garrote, una lampara, un juego de esposas y un juego de llaves, supongo que de las rejas y las áreas cerradas, además usaba botas tipo militar y una especie de gorro con un logotipo que después me enteré, era el logotipo de la corporación de seguridad privada para la que trabajaba.
Cuando le di la regadera no le costó colocarla por su altura, afortunadamente estaba algo barrida así que no mentí del todo, me preguntó que si tenía un poco de cinta teflón y me dirigí por ella, ese era el momento perfecto para quitarme la sudadera y lucir mis piernas y mi culo con el ajustado shortsito que traía puesto, cuando regrese con la cinta, el Jefe Chimbo no pudo disimular su asombro al verme, yo me excuse diciéndole:
P- Me quite la sudadera para poder ayudarle en algo, por si se necesita.
JC- Claro, gracias.
Era evidente su nerviosismo y sorpresa, y me dijo:
JC- Oye, veo que en esa maleta tienes algo de herramienta, podrías facilitarme unas pinzas de presión o un perico? Ocupo apretar la regadera para que no vuelva a zafarse.
P- Claro, un segundo.
Me incline de una forma muy descarada, totalmente dándole la espalda y con mis nalgotas apuntándole a el y comencé a buscar lo que me había pedido, tardándome a propósito más de lo debido en encontrarlo, cuando pensé que ya le había dado el tiempo suficiente para deleitarse con mis gran culo femenino, me voltee y vi que en efecto el se había clavado por completo en la rica visión que le regalé. A pesar de esto, para mi no era prueba suficiente, tenía que hacer algo más para poder estar completamente segura y poder pasar a la siguiente etapa de mi plan, estaba pensando en eso cuando me dijo:
P- Vaya culo que tienes eh!, parece el de una mujer, si mal no vi, hasta depilado estás!
Sentí como si un rayo eléctrico me paralizará, a pesar de que esperaba una reacción de el, no pensé que fuera tan pronto, ni tan directa.
P- Gracias
Fue lo único que pude decir mientras me sonrojaba.
JC- Bueno, pues ya quedó, si estaba algo barrida, si vuelves a necesitar ayuda para lo que sea, avísame y yo vengo de inmediato.
P- Muchas gracias Jefe Chimbo.
Le decía mientras miraba al piso y no lo volteaba a ver por la pena. Lo acompañé hasta la puerta y cerré con llave. De camino a mi habitación pensé para mí misma:
P- Soy una tonta, era mi gran oportunidad y la desperdicié.
Me pasé la noche triste, pues pensé que después de eso sería más difícil lograr mi cometido, aunque fue todo lo contrario, pues en los días siguientes, cada que era turno del Jefe Chimbo, el mismo buscaba pretextos para coincidir conmigo, así que me puse muy contenta y la excitación la tenía al mil, no dejaba de pensar como llevaría a cabo la siguiente parte de mi plan para poder tener en mi cama al Jefe Chimbo.
Comencé a llevar la cuenta de los días de guardia del Jefe Chimbo, así que seleccione el día que a mí parecer era perfecto, cayó en viernes, y si me desvelaba como tenía planeado hacerlo, al otro día no me pesaría levantarme a trabajar, a eso de las 6 PM escribí un pequeño recado y fui rápido a la caseta, lo metí debajo de la puerta, toqué y me fui lo más rápido que pude, cuando llegué al departamento pude ver que apenas El Jefe Chimbo salía de la caseta y cómo recogió la nota y cerró la puerta. La nota decía más o menos así:
“Jefe Chimbo, buenas tardes, antes que nada me gustaría agradecerle infinitamente por la ayuda y su atención que me a brindado, espero no sea molesto para Ud. Volver a ayudarme, pues nuevamente ocupo de sus habilidades de plomería, espero pueda pasar a las 10:30 en punto a mi departamento, lo cito a esa hora pues en agradecimiento le tendré algo listo para cenar” atentamente Depto. 204
A este punto, ya no había vuelta atrás, pensé, pues seguramente el Jefe Chimbo detectará la indirecta de mi parte.
Eran las 9 PM y yo ya me encontraba bañada y depilada, sólo me hacía falta elegir la ropa adecuada.
Primeramente, comencé la hermosa sesión de maquillaje, escogería algo sencillo y solo pondría especial énfasis en mis ojos, pues siempre he tenido la idea de que una mujer puede bajar cierres tan solo con su mirada, por lo que me aplique una base de maquillaje color canela claro por todo mi rostro, enseguida selle mis poros con un poquito de polvo traslúcido, aplique en esta ocasión rubor en mis mejillas, solo un poquito casi nada, pues era maquillaje de noche, Proseguí a pintar mis párpados con sombras oscuras, y pinte una amplia línea a todo lo largo de la parte superior e inferior de mis ojos, casi para terminar aplique gruesas capas de rímel en mis pestañas, en aquella época utilizaba un rímel de la marca L’Oreal que me ayudaba a ganar volumen en las pestañas, era en verdad mágico, y ya por último, con un lápiz de maquillaje remarque mis cejas perfectas y dibuje un sexy lunar justo arriba de mi labio superior, este detalle siempre me pareció demasiado femenino. Al terminar mi maquillaje, tome una de mis pelucas favoritas, era castaña clara, rizada y me llegaba por debajo de los hombros, la peine a modo que las capas naturales de la peluca dieran la ilusión de ser mi cabello natural, y acomodando la caída todo del lado derecho, dejando descubierta en su totalidad la parte izquierda de mi rostro, un par de pasadores con forma de mariposa me ayudaron a sostener la peluca a mi red interna y además me dan un toque sumamente femenino, mi peinado estaba listo. Ahora tocaba iniciar la difícil selección de la lencería, en definitiva quería cautivar y provocar la lujuria en este macho, por lo que después de muchas pruebas y muchos cambios entre selecciones de conjuntos, me decidí por una de mis tangas oculta pene color cereza, está tanga en particular me gustaba pues tenía detalles de encaje y flores, y se me encajaba mucho entre mis nalgotas respingándolas aún más, y tal y como lo dice su nombre, me ayudaba a ocultar mi pequeña verguita, dejándome la impresión de tener un lindo monte de Venus. Para la parte superior seleccione un bra negro con efecto push UP, que juntaba mis pequeñas bubis y me hacía ganar volumen y apariencia de un muy respetable escote. Para esta ocasión había preferido no usar medias ni ligueros, pues pretendía usar unos leggins negros de tela de nylon, a juego con un blusón que simulaba piel de leopardo, que llegaba un poco debajo de mis nalgas, pero más arriba de medio muslo, cortito cortito, esa noche estrene unas botas que había comprado a una señora por catalogo de Price Shoes, (gracias a Dios tengo el pie pequeño, apenas calzo del 6 ½, por lo que nunca tuve problemas para poder encontrar y comprar calzado femenino de mi agrado, y por fortuna nunca faltaba la vecina que vendía ropa y calzado por catalogo, así que podía pedir los catálogos con el pretexto de que mi mamá quería encargar unas botas o unas zapatillas y nunca recibí una mirada rara cuando me los entregaban), en fin, estás botas eran cafés, llegaban casi a la rodilla y lo atractivo de ellas era su fino tacón de aguja, pues al ser de 12 CM me ayudaban a corregir mi postura y paraba más mi ya de por si muy femenino y redondo culo, haciéndolo en verdad muy llamativo a la vista masculina, (efecto de este tipo de tacones comprobado con anterioridad en varias ocasiones), complemente mi atuendo de esa noche con un sexy cinturón también en color café justo a la altura de mi ombligo, que me ayudó a estilizar mi figura y entallo el blusón a mi cuerpo de una manera muy deliciosa, sobresaliendo mis respingones y redondos atributos femeninos, me coloque algunos accesorios a juego: pulseras, collar, un reloj de pulsera de dama, y un par de aretes en forma de corazón que me encantaban.
Cuando me sentí lista, me miré al espejo y me sentí en verdad espectacular, me gustaba mucho la imagen que el espejo me regalaba, desde que tengo uso de razón nunca fui para nada masculino, todo lo contrario, incluso de más chico, cuando en algún momento llegue a tener alguna noviecita, a veces recibía comentarios por parte de ellas o de otras personas en los que me decían que me veía más femenino yo que ellas, bueno a este punto de mi vida eso era un verdadero halago, en ese momento no existía nada de mí parte masculina, todo y absolutamente todo en mi funcionaba en mi modo femenino, y yo lo sabía y lo entendía a la perfección, por lo que aún mirando el espejo me dije a mi misma:
P- Bueno Paulina, estás radiante, es hora de entregarte como la hembra ansiosa de verga que eres a este macho, lo tienes todo para tener a este Guardia madurito en tu cama.
Mire la hora y eran las 10:15 PM y moría de la ansiedad, los minutos se me hacían eternos, apagué todas las luces del departamento y solo deje encendida la del baño que alumbraba la entrada y el pasillo que conectaba a todos los demás cuartos de una forma tenue.
Estaba justo por asomarme por la ventana cuando escuché que tocaron la puerta, no hacía falta preguntar quién era.
P- Buenas noches Jefe Chimbo, pase por favor.
JC- Buenas noches señorita, me dijo el joven que de nuevo tuvieron problemas con su regadera.
Esta vez el Jefe Chimbo no hablaba con esa voz gruñona que siempre tenía, más bien se dirigía a mi de una manera muy atenta, justo como cuando se dirige a las vecinas, esto obviamente me encantaba, pues significo que la primera imagen mía que le regalaba la poca cantidad de luz de la sala lo había cautivado, y esa era mi intención. Así que seguí:
P- Sí, sígame por favor.
Entre penumbras yo me contoneaba como una zorra, y sabía que el Jefe Chimbo tenía clavada su mirada en mi femenino culote, a mi me encantaba el ruido que mis tacones producían, para ese momento me sentía tan mujer que no me importaba que los escucharan mis vecinos.
Llegamos al baño y pensé que con la luz él se daría cuenta del engaño, pero actuó como si nada y comenzó a aflojar la regadera. Él no hacía nada más que volver a colocarla, ni siquiera me volteaba a ver a pesar de mi mirada directa y coqueta. Así que pensé en romper el hielo y le dije:
P- Le ofrezco algo de tomar Jefe Chimbo?
JC- No gracias muñequita, estoy en servicio, y no puedo tomar alcohol.
P- Claro, ya será en otra ocasión.
JC- Pero muchas gracias. Por cierto, no sabía que vivías aquí con tu hermano, nunca te había visto.
Por dentro sentí que el fuego me subía hasta la cara y se disparaba para todos lados.
Ya estaba yo en mi máximo punto de excitación y de atrevimiento. Así que era el momento exacto para atacar con todo, y le dije:
P- No, yo no tengo ningún hermano, vivo aquí sola, pero hace un par de días un hombre madurito que me encanta, me dijo que tenía un culo de mujer, así que decidí vestirme como tal para el.
Apenas termine de decir esto y el Jefe Chimbo volteo a mirarme mas que sorprendido algo espantado, su cara fue tan cambiante que hasta yo me espante, pues pasaba por mi cabeza que quizá su reacción no sería la que yo esperaba, por lo que pregunte:
P- Pasa algo Jefe Chimbo?
JC- No, no, no es nada malo, perdone mi expresión señorita, es que está usted tan bonita que de plano me fui con el engaño y en verdad creí por un momento que tenía una hermana, pues su carita es igual de hermosa y aniñada con y sin maquillaje, en verdad, por favor discúlpeme señorita.
Después de unos segundos de silencio habló por fin con seguridad y retomando por fin el estilo machista que lo caracterizaba.
JC- Y bueno, sostengo lo que te dije, tienes un culito bien hermoso, como de chica, y te ves bien rica así vestida.
P- Muchas gracias, me gusta ser una mujer sexy y es bueno tener a un hombre maduro en casa, pues hay cosas que una niña cómo yo no puede hacer solita y por eso se necesita a un hombre como ud en casa.
JC- Pues no necesitas seguir buscando bonita, ya me tienes aquí. Por cierto, creo que tú regadera ya casi quedo lista.
Me acerqué a él, de una forma casi felina, sensual, puta, mientras terminaba de colocar la regadera con las manos estiradas pero sin perderme la vista ni un solo momento, así que "accidentalmente" abrí la llave del agua.
P- Ay perdón Jefe Chimbo, ya lo mojé todo, que pena.
JC- No te preocupes hermosa, estas cosas pasan.
P- Ay no, que pena, vamos a tener que quitarle esta camisa para que yo pueda ponerla en la secadora.
Comencé a desabotonarlo y mis manos acariciaban su pecho sumamente peludo y sus fuertes y varoniles brazos. El momento me pareció perfecto para pasar al siguiente paso, por lo que en tono de niña inocente le pregunté:
P- Jefe Chimbo, le gustaría que fuéramos a mi habitación?
JC- Niña hermosa, me gustaría mas que nada, pero por favor ya no tienes que decirme Jefe Chimbo, tu puedes llamarme por mi nombre, me llamo Pedro.
P- Gracias papi, pero me gusta más decirte Jefe Chimbo, pues de esta manera me cumples mi fantasía de estar con un madurito uniformado.
JC- Bueno, siendo así, puedes llamarme como gustes preciosa, también debo sincerarme contigo y decirte que soy un hombre casado, y si después de esto tú quieres que me vaya lo entenderé.
P- Descuida papi, no soy celosa, me gustas mucho y puedo compartirte con tu esposa.
Tras este último comentario su erección se disparó al máximo y ahora el en un tono casi de súplica me pidió:
JC- Ok niña hermosa, vamos a tu habitación por favor, quiero enseñarte lo que puede hacerle un verdadero macho a una hembra ganosa como tú.
Me giro del brazo de una manera brusca, y acto inmediato me propinó una nalgadota en mi culito dejándome en claro que a partir de ese momento el era allí el hombre y yo su mujer. Camino a mi habitación iba contoneándome de la manera más provocativa posible, y me percate de que el Jefe Chimbo iba sobándose su hinchada verga por encima del pantalón, provocando que se le marcará un inmenso paquete el cual estaba yo muy ansiosa por descubrir. Al llegar a mi habitación yo esperaba que mi macho se me abalanzara encima y que casi casi me arrancará las ropas, pero sucedió todo lo contrario, el Jefe Chimbo me abrazó por detrás y comenzaba a besarme de una forma tierna, al notar mi sorpresa me dijo:
P- Acaso mi hembra pensó que me la cogería solo así? No mami, un verdadero macho seduce a su mujer, quiero seducirte hasta que estés totalmente mojadita para recibir el gran trozo de verga que se carga tu hombre.
Me dijo esto último mientras me restregaba su hinchado paquetote en mis ansiosas nalgotas, sus grandes manos no perdían el tiempo y con una me acariciaba mis senos de una forma tan experta, que me arrancaba gemidos de placer y con la otra se recreaba en mis contorneadas piernas, en pocas palabras me estaba llevando al cielo del placer, claramente estaba decidido a que le pidiera verga como la puta golosa que yo era. Sin embargo, yo quería saber hasta dónde podía llevarme este macho con su experiencia que demostraba, por lo que solo me mordía el labio para no hablar. De pronto, sus suaves caricias fueron cambiando de tono, sus manos descendieron hacia mi espalda baja, pero sin llegar a mis regordetas nalgas. Sus besos se hicieron mas osados, su lengua ya penetraba mi boca y se enroscaba con la mía. Su cuerpo se aproximó más al mío y sentía su calor. Levantó mi blusa y sus manos buscaron mis senos acariciándolos ahora de una forma más rica, al fin venció mi resistencia y obtuvo respuesta de mi parte a sus caricias. Para ese momento yo estaba totalmente excitada, me urgía sentir su cuerpo desnudo, sin embargo mi mente femenina aún quería que el diera ese paso. Él, obedeciendo sus instintos más carnales, ya había hecho saltar mis pequeñas pero bien formadas bubis del bra que las aprisionaba y sin poder contenerse, pegó sus labios a mis pezones succionándolos con verdadera fruición provocando que se erectaran. Sus manos ya apretaban mis bien formadas nalgas deleitándose en su carnosa consistencia. ¡Ya no pude contenerme un solo momento más!, como pude me separé un poco de él y a jalones le quité la playera de manga corta que usaba debajo de su uniforme, maldije las botas militares que usaba, pues me costó mucho trabajo quitarlas, pero cuando al fin pude le desabroché los pantalones y casi casi se los arranque. Retire también mi blusa, y él me quito mis botas y los leggins, y volví a buscar su cercanía, pegándome a su cuerpo, aún sin descubrir su tamaño sentí su verga erecta, dura, amenazante, mojándose en ese divino néctar que es el liquido pre seminal. Su boca no cesaba de chupar mis erectos pezones, aumentando mi deseo, mientras sus manos abrían mis grandes y femeninas nalgas y sus dedos jugueteaban en el resorte de mi diminuta tanga, llegando apenas a tocar a mi ansioso culo, que para ese punto ya pedía a gritos que lo penetraran.
Apartándose un poco de mi el Jefe Chimbo, me tomó de los hombros y mirándome lujuriosamente, me hizo una seña muy fácil de entender con sus ojos. No tenía planeado hacerme del rogar así que obedeciéndolo de inmediato, descendí como felina hasta su parte media y con mi lujuriosa boca baje por completo su bóxer, liberando por completo de la prisión en que se encontraba y salto como resorte ante mis ojos una gran serpiente negra, gorda y venosa, totalmente erecta, que orgullosa apuntaba a mi, como si supiera que había sido yo quién la había despertado y liberado de su jaula y al bajar por completo su bóxer con la intención de retirarlo evidencie su enormeee par de huevos que le colgaban, por lo que brinque del gusto y zona a la que me dirigí y en donde me extasié besándolos y lamiéndolos como si una niña hubiese encontrado un par de dulces. Tomándome de los cabellos, me colocó directamente frente a su vergota que ya se encontraba totalmente empapada en su propio liquido pre seminal, el Jefe Chimbo en un acto hasta cierto punto brusco empujo su pelvis, y me acercó su cosotota de tal manera que no pude rehusar la invitación, por lo que sumisamente abrí por completo mis golosos labios y acepté su gruesa anaconda ofreciéndole refugio entre mi carnosa cavidad, besándolo y succionándolo, fui devorando la totalidad de esa rica vergota (al menos todo lo que pude) que ya imaginaba invadiendo y taladrando una cavidad mas apretada y mucho más estrecha. El Jefe Chimbo, adivinando mis deseos, retiró su rico trozo de carne de macho de mi jugosa boquita y violentamente me colocó boca abajo en la cama, acomodándose rápidamente tras de mí. Esperaba yo la embestida de su verga, preparándome para recibirla brutalmente, pero cual no sería mi sorpresa cuando sentí una tibia y húmeda caricia en mi ansioso y mojado agujerito de placer. ¡Me estaba comiendo el culo!, su lengua penetraba en mi pequeño orificio sexual llenándolo de rica saliva, y sus manos abrían todo lo que podían mis femeninos glúteos. No me pude contener y me vine en un orgasmo delirante. Pero el Jefe Chimbo no se detuvo a pesar de darse cuenta y siguió con su delicioso trabajo oral. Ahora era constante su penetración lingual y me estaba conduciendo de una manera Excelsa hacia otro orgasmo. Sin embargo mi cuerpo de hembra me exigía algo más sólido y ahora sí, sin importar lo que el pensará de mi, le pedí a tono de súplica que me hiciera suya. Desprendiéndose de mi culo, se puso encima de mí en la deliciosa posición de misionero invertido y clavó sin compasión su gorda vergota en mi pequeño receptáculo tan anatómicamente construido para aceptar esos hermosos instrumentos, esas ricas, duras y redondas vergas. Emití un ligero grito, no tanto de dolor, sino de placer.
Su verga, morena, casi negra que a mí me parecía un aparato monstruoso, era lo suficientemente grande para originar verdaderos tumultos tanto en mi boca como en mi otra cavidad más pequeña, y más aún, por la posición en que estábamos podía sentirla hasta adentro de mi, lo cual me encantaba, pues además del inmenso placer que yo sentía, mi macho me trataba de una manera casi humillante, como si me estuviera violando, además de su peso que estaba totalmente sobre mi me tenia hundida en el colchón recargando una de sus grandes y fuertes manos en mi cuello y con la otra sujetaba mi muñeca derecha a modo de sumisión, propinándome fuertes embestidas, yo deliraba totalmente del placer que me regalaba, sin embargo de un momento a otro bajo la intensidad de sus penetraciones, al parecer la posición le canso, así que sin retirarse de mi orificio, se puso de rodillas y levantó mi culote dejándome en la exquisita posición de perrita, y tomando impulso a la vez que se afianzaba de mis caderas, de una sola estocada me clavó su rica vergotota, lo que provocó que viera estrellitas, la sentía clavada en lo más profundo de mis entrañas sin embargo, no me dolía en absoluto, pues era tanta mi ansiedad y necesidad de verga que en ese momento hubiera aceptado hasta la verga de un caballo. Yo solo alcanzaba a balbucear:
P- Ahhh a… así papiii!! Me estas cogieeendo de uuuna maneraaa deliciosaaa…
JC- Te gusta putita? Querías verga? Que te parece la verga de un verdadero macho?
¡Que rica sensación es tener metida en el culo la verga de un verdadero macho!, sobre todo cuando éste es el macho con el que se ha fantaseado, además de que el mismo sabe que una lo ha buscado. Bien afianzado en mi goloso culo, sus embestidas eran potentes. Tal parecía que quería traspasar mis entrañas. Yo estaba delirante a pesar de mis múltiples orgasmos, de los cuales ya había perdido la cuenta, deseaba que esa rica cogida no terminara nunca, que su verga me penetrara por siempre. Podía sentir como sus huevototes chocaban con mis pequeñas bolitas y sus vellos cosquilleaban mis femeninas nalgas, sus manos acariciaban mis senos y pellizcaban mis pezones. Besaba mi cuello y mordía mis orejas, sentía su aliento quemándome y eso me excitaba aun más. Mi culo no estaba ocioso pues mi esfínter apretaba y aflojaba su grandísima verga a la cadencia que sus movimientos de mete y saca me imponía.
En un momento dado, sentí que su tremenda verga aumentaba de volumen y sus movimientos se aceleraban. Su orgasmo era inminente y me preparé a recibirlo. Incliné mas mi cuerpo para que la penetración fuera más profunda. Él me tomó de las caderas y empujó todo su cuerpo contra el mío; sentí su verga como palpitaba y sus venas engrosaban dándome la sensación de que iban a reventar. Aflojé todo lo que pude mis músculos anales y entonces el Jefe Chimbo dando una tremenda arremetida, se desbordó dentro de mi en un torrente de semen. ¡Cielos!, que cantidad tan exagerada de esperma me inyectó. Parecía que su potente eyaculación no tenía fin. Sentía como los chorros de rica leche de macho se proyectaban en mis intestinos como si fuera una manguera de alta presión. El Jefe Chimbo emitió un bestial rugido, un rugido de satisfacción como de león macho que al fin preñaba a su Leona. Se quedó quieto con su vergota aun a su máxima extensión dentro de mi, yo también permanecía estática saboreando y disfrutando la hermosa cogida que me había dado este macho, casi inconsciente pues había tenido orgasmo tras orgasmo y cuando sentí sus chorros de semen tuve uno mas que quedé seca.
Su gran vergotota, casi sin perder su dureza, aun estaba bien clavada entre mis nalgas. Recobrando un poco la conciencia me di cuenta de que el Jefe Chimbo masajeaba mis nalgotas, como si quisiera no perder su posesión. Por instinto apreté mi esfínter pues sentía que la tremenda cantidad de semen que había depositado en el interior, buscaba la salida, el Jefe Chimbo interpretó esto como una señal para que siguiera cogiéndome y retomó la marcha; yo no podía creer tanta belleza, pues a pesar de que estaba verdaderamente exhausta, sentir esa rica viborota moviéndose en mi interior me hizo reaccionar. Con la exagerada lubricación y la relajación de mi culo, su verga entraba y salía completamente de mi orificio. Esto producía un sonido por demás erótico a la vez que bombeaba aire a mi interior. No podía apretar pues estaba completamente dilatado mi esfínter, así que dejé que el Jefe Chimbo hiciera todo el trabajo. Sus manos en mis caderas no permitían que yo hiciera ningún movimiento, así que él llevaba completamente el ritmo. Una vez más, me penetró profundamente, a la vez que se venía en otro orgasmo ya no tan abundante. Su verga perdió rápidamente su dureza y su tamaño y se salió de mi devastado culo, el que expulsó torrentes de semen acompañados de aire que los movimientos de bombeo habían alojado en mis intestinos. Casi delirando le dije:
P- Gracias papi! Esta noche quedará en mi cabeza como una de las mejores.
JC- Gracias a ti hermosa, me hacía mucha falta encontrar a una hembra como tú.
P- No puedo creer la cantidad de semen que expulsaste! No te tienen bien atendido en casa?
JC- La verdad no, mi mujer casi ya no me pela, y cuando lo hace no le gusta mamármela ni dejarme hacer en su chiquito.
P- Bueno papi, pues ya no tienes nada de que preocuparte, puta ya tienes!!
JC- Me prometiste una cena y me salte directo al postre.
P- Quédate a dormir hoy conmigo.
JC- No puedo chiquilla hermosa, tengo que regresar a la caseta de vigilancia, pero si no te molesta, puedo pasar a visitarte mañana a las 6 PM que termine mi turno.
P- Te estaré esperando como niña enamorada, y te prometo que ahora sí va a haber comida. Se te antoja algo en especial?
JC- Chiquita hermosa, si me comienzas a consentir de esa manera terminaré dejando a mi señora y te haré mi esposa… Ammmm, se me antojan unas enchiladas suizas y de postre las ricas nalgotas de esta deliciosa mujer, está bien?
P- Lo de las enchiladas me parece muy bien, aunque de postre a mi se me antoja esta rica vergotota con leche.
Se dio un baño para quitarse olores misteriosos, se vistió, me dejó lo que él llamó “mi gasto para preparar la comida” y se fue, yo soñé con lo sucedido toda la noche, así mantuvimos una relación de casi año y medio, hasta que lo asignaron a otra zona pues varios vecinos reportaron que se desaparecía en las noches, después de eso yo me mudé y nunca más supe de él por su situación de hombre casado.
Agradezco sus comentarios a mi correo:
FIN