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La negra Yuliana, la reina de la Rosinha
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Tiempo de lectura: 3 minutos

El marido de la negra Yuli se fue a jugar al fútbol con sus amigos en la favela la Rosinha.

Él le había prometido que cuando volviese de la cancha estarían un rato juntos, pero la negra Yuli espero y espero y esa hora y media se transformó en dos horas y media.

Yuli cansada de las promesas de Raúl, se vistió muy sensual para ir a ver a un muchacho que le gustaba mucho y que trabajaba en un bar de Río.

Se ponía una mini elastizada para salir, mientras ella fantaseaba con todos los machos que la mirarían por la calle mientras el tonto de su marido perseguía un triunfo en la cancha.

Yuli miraba su culo por el espejo y se enorgullecía de su espectacular figura. Camino al bar de su amigo, los hombres la mirarían de arriba a abajo diciéndole obscenidades.

En una última mirada al espejo, se dijo a si misma:

– "Este hijo de perra va a ser el cornudo más humillado de la Rosinha"

Ni bien llegó al bar esta preciosa morenita pidió un menú de cosas dulces para ponerse a tono con la situación. Le sirvieron unos postres ricos que a ella le gustaban mucho, pero ella quería otra cosa.

La negra quería que alguien la atienda y le ofrezca algo de diversión. Su mala cara lo decía todo y de eso mismo se percató el mesero que la conocía por ser amiga del dueño.

A Yuli se le cambió automáticamente la cara cuando vio al chico mesero acercándose a ella.

Le dijo al empleado:

– "Esto parece rico pero yo en realidad vine por otra cosa. Vine por una buena pija".

Marquinho el mesero quedó un poco atónito con el vocabulario de esta linda zorra. Ella no dijo ni una palabra más y levantó ese hermoso culo de la silla para dirigirse a él.

Yuli le propuso ir hacia la parte de atrás del bar para poder recibir el postre que ella tanto deseaba y que su pareja no podía darle en ese momento porque estaba jugando al fútbol con sus amigos.

La negrita lo puso contra la pared mientras lo miraba fijamente con sus sensuales ojos negros.

Miró el bulto del mesero y no dejaba de imaginar lo rico y bien que la iba a pasar chupando esa pija.

Yuli agarraba ese pito parado por el pantalón de Marquinhos.

Mientras lo miraba sacó ese falo que golpeaba contra su cara.

Allí empezó a succionarlo y saborear ese terrible pedazo de carne.

La morena de la Rosinha chupaba esa pija mientras pensaba en la cara del cornudo de su marido. Ella imaginaba y el mesero contemplaba el espectáculo de Yuliana con asombro.

La negra chupaba agachada con su minifalda subida a la altura de su cintura.

Mientras se la chupaba, ella lo miraba a los ojos para saber si Marquinhos estaba realmente complacido con su intrépida lengua.

Yuli no dejaba de a contemplar con admiración aquella enorme verga y deseaba ardientemente metérsela por la cola.

Le dio una última succionada sin dejar de sacarle el jugo a esa fruta.

La morena se abrió de piernas para que le chupasen la concha, mientras Marquinho cumplía con creces lo que ella quería.

Saboreó cada centímetro de esa vagina como un niño saborea un caramelo.

La negra se ponía en cuatro y en posición para que Marquinhos juegue con su culo.

No tardó ni un minuto en penetrar su concha como un semental.

Marquinhos metía cada vez más su pija mientras Yuli disfrutaba cada vaivén del glande de Marquinhos que entraba y salía de la concha de esta calentona morena.

Después la penetró por el culo porque así lo quería ella. Yuli era toda una experta en mover su culo mientras se metía un palo de carne por su ano.

Marquinhos taladra con algo de apuro ese lindo culo mientras ella le pide que por favor siga cogiéndola.

Ella empieza a gemir y a jadear como lo puta que es.

De repente cambian de posición y Marquinhos la coge como si le estuviera haciendo una llave inglesa, pero lo que le estaba haciendo era el culo a esta bella garota.

Finalmente Marquinhos desea acabar y pone en posición a Yuli para acabar en la cara de ella.

Le tira toda su leche mientras la negra puta le saca algo de semen de la verga de Marquinhos.

Sigue saboreando…

Su lengua no se conforma y traga lo que puede de la leche de ese extraño mesero.

Yuliana se saborea como puta, relamiéndose sus labios llenos de leche.

La negra Yuli se limpia un poco el rostro y dice:

– "¡Como pasa la hora!; ¡Tengo que ir a ver al cornu… digo a mi marido que llegó hace rato a casa!"

FIN

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