Zorra Plateada, vestía con un vestido floreado de generoso escote y zapatos marrones. Tasy llevaba unos jeans cortados haciendo un short, camiseta blanca apretada, en la que se marcaban sus grandes pezones, y zapatos grises. Estaban en la barra de un bar. Escuchaban como cinco amigas, pasadas de copas. Hablaban de cómo se masturbaban.
Rita, 25 años, rubia, ojos, azules, largas piernas, buenas tetas y culo subido, decía:
-Yo empecé a masturbarme con peluches y con la almohada. No pensaba en nada. Lo hacía por las cosquillas que me producía. Ahora Imagino que alguien aparece y me fuerza. Imagino situaciones lésbicas. Me tengo masturbado por la mirada de una chica en un bar, sin haber pasado nada entre nosotras. También uso un vibrador que tiene una especie de mariposa para el clítoris… Así son mis masturbaciones.
Le siguió Victoria, 22 años, morena, tetas pequeñas, cuerpo de modelo.
-Yo fantaseó con situaciones ya vividas con hombres. También pienso en chicas. Me lo monto con una chica, cuando no lo hago con dos, con tres, o con cuatro. Cuando uso el vibrador lo que más me excita es sentir mis gemidos. Pero lo que me hace venir más rápido es recreándome en un buen oral que me hayan hecho.
Después de Victoria habló Claudia, 20 años, morena. Con todo bien puesto.
-Yo lo hago de mil maneras. Me imagino que dos chicos con los que ya cogí me hacen una doble penetración. Comiendo un coño que ya comí. Recordando una buena mamada. En un auto con chico o con chica… En un lugar público… Lo dicho, lo hago de mil maneras, y lo hago tenga o no tenga pareja.
Y acabó diciendo Chayna, 23 años, de color, alta y con un cuerpazo.
-Yo para masturbarme veo porno lésbico… Gay… De todas clases, aunque me vengo antes con el porno lésbico. Espero a que se venga la chica y me vengo con ella. Cuando no veo porno imagino escenas de las películas. Y tengo un vibrador tan grueso y tan largo que si alguna de vosotras os lo metieseis en el coño os lo rompería.
Rita, le dijo:
-Romper te rompería yo a ti, te rompería a besos.
Chayna dijo lo que todas estaban esperando:
-¿Y si acabamos está conversación en mi apartamento, chicas?
Al rato se iban las cinco amigas.
Tasy, estaba sentada a la barra al lado de Zorra Plateada, y le dijo:
-¡Qué bien se lo van a pasar esas! Lástima no poder ir con ellas.
Zorra Plateada, que había ido a aquel barrió buscando compañía femenina, le preguntó a Tasy:
-¿Eres lesbiana?
-¿Quién lo pregunta?
-Odette.
-¿De qué parte de Sudamérica eres?
-Eso que importa. Estoy de vacaciones y busco compañía femenina.
-No tienes cara de lesbiana.
-Soy bisexual. Trabajo de docente y…
Tasy le dio la mano. Zorra Plateada se la estrechó.
-Yo soy Anastasya. Mis amigas me llaman Tasy, y también Rusita. Soy mecánica y lesbiana, y no soy lesbiana por ser mecánica, ni soy mecánica por ser lesbiana.
-A mí quienes me conocen me llaman Zorra Plateada. y hoy quisiera pasar un buen rato. Una lesbiana seguro que me lo puede hacer pasar.
-Vaya. Alguna vez me tengo masturbado pensando en una situación como esta. Una hetero que me pide que se la haga disfrutar.
-¿Me vas a dar placer?
-Nos lo daremos. ¿Tomamos otro tequila o nos vamos?
-Nos vamos.
Al rato estaban en la habitación del hotel de Zorra Plateada. Nada más cerrar la puerta, Tasy que era más alta que Zorra Plateada, le agarró las manos, se las levantó, la arrimó a la pared y le comió la boca. Zorra Plateada, cuando Tasy y ella dejaron de saborear sus lenguas, le preguntó:
-¿Qué rol quieres desempeñar?
-Me es indiferente.
Zorra Plateada le quitó la camiseta a Tasy. Le cogió las esponjosas tetas con las dos manos. Su lengua lamió sus areolas y pezones. Sus labios los besaron y chuparon. Sus dientes dieron pequeños mordiscos a los pezones, todo sin dejar de magrear las tetas. Tasy, le dijo:
-Me estás haciendo arder, cariño.
Luego Tasy le quitó el vestido a Zorra Plateada. Llevaba puesta una lencería roja. Le dio la vuelta. La puso cara a la pared. Quitó su sujetador y lamió la espalda por la columna de abajo arriba al tiempo que le acariciaba las tetas, unas tetas medianas con grandes areolas negras y buenos pezones, y en las que se veía el blanco que su bikini no dejara broncear. Besó su cuello. Mordisqueó los lóbulos de sus orejas. Zorra Plateada giró la cabeza. Se volvieron a besar. Luego, Zorra Pateada, se volvió a dar la vuelta. Le quitó a Tasy los vaqueros cortados, las bragas y los zapatos, se agachó y le comió el coño, un coño jugoso y totalmente depilado. Tasy, acariciando el cabello de Zorra Plateada, comenzó a gemir.
Al rato…
-Como sigas me vengo.
Zorra Plateada dejó de comerle el coño. Se levantó, y cogidas de la mano fueron hasta la cama. Allí, le dijo Tasy a Zorra Plateada.
-Échate boca abajo en la cama.
Zorra plateada se echó. Tasy acabó de desnudarla. Luego acarició sus nalgas. Besó su cuello. Lamió la columna de arriba abajo. Al llegar al culo acarició las nalgas. Las abrió y pasó la lengua desde el coño hasta el ojete. Se lo folló con la punta. Repitió el recorrido varias veces.
Cuando Zorra Plateada ya estaba buena de ir. Tasy, poniéndose de lado, le puso el coño empapado de jugo en la boca y comenzó a comerle el de Zorra Plateada, que no estaba menos mojado.
Se comieron como dos lobas. Hasta que no pudieron aguantar más. Zorra Plateada, le dijo a Tasy.
-¡¡¡Me vengo!!!
Tasy le respondió corriéndose en su boca.
Parecía que las sacudía un temporal. Tuvieron dos orgasmos inolvidables.
Al acabar de correrse, tumbadas boca arriba en la cama, le dijo Zorra Plateada a Tasy:
-Así que eres mecánica.
Tasy, se incorporó un poquitín, sonrió, la besó, y le dijo:
-Pues sí, y te voy a cambiar otra vez el aceite, bonita.
Se agradecen los comentarios buenos y malos.