La señora Lydia tiene un pequeño negocio de venta de lencería y ropa interior femenina lo que le permite a veces atisbar a jóvenes clientas en el probador. A su negocio concurren mujeres de todas las edades pero Lydia tiene una predilección especial por las jóvenes, ver esas carnes tersas y firmes la enloquecen y tiene que controlarse para que su excitación no sea tan evidente.
Ese día, en el horario de cierre al mediodía estaba esperando por la llegada de una candidata al puesto de ayudante que había publicado hacia unos días. Cuando sonó el timbre y la señora Lydia abrió la puerta, quedo deslumbrada por la belleza de la chica que se presentó diciendo "Hola yo soy Luciana, vengo por el aviso". "Pasa Luciana, yo soy Lydia, la dueña". Cuando paso por su lado la mujer mayor no pudo evitar mirarle las piernas y la cola a la chica que vestía un corto vestido veraniego, la invito a sentarse en el living (su casa quedaba anexada al pequeño negocio y comunicaba con una puerta con este).
La muchacha se sentó en un sillón y la mujer enfrente a ella, dándose cuenta que al sentarse, el vestido de la chica subió bastante sobre sus muslos y su mirada quedo clavada en esas piernas deliciosas.
Para entrar en tema la señora pregunto "Que edad tenés Luciana, ya trabajaste antes?" a lo que respondió la chica "Tengo 19, se puede decir que este sería mi primer trabajo, si usted me toma". "Bueno, el trabajo no es muy difícil, tendrías que ayudarme a atender a los clientes, te tengo que poner al tanto de la mercadería pero lo podes aprender rápido”.
La muchacha notaba que la mirada de la mujer iba de sus pechos a sus piernas pero no se sorprendió porque ya sabía que la miraban tanto hombres como mujeres. Por el contrario, quedo halagada que su potencial empleadora se fijara como se fijaba en ella. "Bueno, si a usted le parece, dígame cuando empezaría y yo vengo a la hora que usted me diga".
"Podes empezar hoy, como faltan dos horas para abrir, podemos ir al negocio y te voy poniendo al tanto de la mercadería".
"Me parece bárbaro señora Lydia"
Pasaron al negocio contiguo y la señora mayor le mostro a la chica los distintos conjuntos de ropa interior sin perder de vista el cuerpo espectacular de la chica y comenzó a excitarse teniendo ese bombón al alcance de la mano. Decidió arriesgarse y le dijo "Me llegaron unos conjuntitos preciosos como para una chica como vos, no te los querés probar para ver cómo te quedan?
Luciana se dio cuenta que la señora estaba caliente con ella y la situación le pareció agradablemente morbosa y le dijo "Si señora me pruebo lo que usted me diga".
La mujer casi se desmaya, tenía a esa pendeja a punto de verla casi desnudita y la excitación hizo que se empezara a mojar entre las piernas. Se recompuso como pudo y le dijo "Bueno pero mejor te los probas en casa así vas a estar más cómoda". Fueron directamente al dormitorio de Lydia, que le dijo "Cambiate tranquila, te espero afuera y cuando estés cambiada me avisas" la voz le salía un tanto ronca y eso no lo pudo disimular.
Al cabo de unos minutos la chica dijo "Ya estoy lista señora, puede pasar".
Cuando la caliente vieja entro al dormitorio no podía creer lo que veía: una deliciosa pendeja ataviada solo con una tanga minúscula y un sujetador también minúsculo que era desbordado por los pechos de la joven.
"Le parece que me queda bien?" dijo la chica con una vocecita sugerente, al ver como la lasciva y lujuriosa mirada de la vieja le recorría todo el cuerpo.
La señora Lydia no pudo contenerse más y fue hacia la muchacha dispuesta a gozar esas carnes duras y deliciosas. Le puso las dos manos en los pechos y le dijo "Que tetas tenés pendeja divina" y comenzó a acariciarlos. Luciana no se resistió y a la vez empezó a contagiarse de la calentura de la vieja y mientras sus pechos eran manoseados sintió que empezaba a mojarse entre las piernas. Lydia no podía creer que estaba acariciándole los pechos a esa deliciosa nena, retiro parte de la tela del sujetador y un pezón quedo frente a su vista, lo ataco con furia con su boca chupándolo con ardor. La chica suspiraba de placer y la vieja estaba en la gloria gozando esas tetas. Dirigió una mano hacia las nalgas de la muchacha y las sintió suaves y duras, apretó con fuerza y luego le acaricio un muslo, terso y firme enardeciendo a la vieja que busco la boca de la chica y la beso ardientemente siendo respondida por la muchacha que ya estaba más que caliente.
En un momento, la monumental muchacha dijo "Me quiere chupar la conchita señora Lydia?"
La señora Lydia la tomo por la cintura y la deposito en la cama, le quito el sujetador y mientras le sacaba la mojada tanguita le dijo “Te voy a chupar la conchita y todo el cuerpo nenita" y le abrió las piernas para ir directamente hacia la empapada concha y ponerse a chuparla con locura al principio, mas suavemente mientras le buscaba y encontraba el clítoris, lengüeteándole con dedicación por varios minutos hasta que los suspiros de la chica cambiaron a gemidos de placer cada vez más intensos hasta que fue evidente que estaba teniendo un orgasmo monumental. La mujer continuo lamiéndole la conchita a tan deliciosa nena mientras se frotaba contra las piernas de la chica y llegaba también a un explosivo orgasmo.
Después de un corto tiempo, la chica y la señora Lydia se vistieron y la señora acompaño a Luciana hasta la puerta diciéndole "Mejor empezá mañana con tu trabajo, venite un rato antes así sigo mostrándote la mercadería" y la muchacha le contesto "Si señora Lydia, me gusta que Ud. me enseñe".