Después del viaje mi vida cambio poco, y solo aumento mi inseguridad y mi aislamiento. Pensé que al día siguiente al llegar a clases seria presa de las burlas de todos, pero no fue así. Todo volvía a la normalidad y me ignoraban como siempre. Al llegar a mi asiento suspire y todos los miedos se disiparon. El viaje escolar y lo que me había pasado quedaría guardado y olvidado para siempre. Ya más aliviado, me dedique al estudio, ese día paso rápido y al volver a casa, como siempre, me encontré a solas. Mas dueño de mí y sin prisas me metí a mi cuarto y caí rendido, la tensión de la noche anterior no me había dejado dormir pensando en todo lo que pasaría. Me despertó el teléfono, era mi madre preguntando por mi llegada y si había comido, conteste con monosílabos y tras colgar volví a lo mío. Me puse a resolver la tarea y luego vi un poco de televisión. Cene algo ligero antes de irme a mi cuarto ya con la seguridad de que si yo no mencionaba nada, nadie lo mencionaría.
Paso una semana sin complicaciones. Ese viernes al final del día nuestro coordinador de grupo nos dio las guías de estudio para los próximos exámenes, al ojearlas me di cuenta que los próximos 15 días serian bastante pesados y que los exámenes serian un infierno para la mayoría de mis compañeros. Suspire metí todo a mi mochila y estaba saliendo del colegio cuando una llamada al celular me detuvo.
—hola nena.
Al escuchar la voz me llene de terror, era Ricardo, había esperado una semana para molestarme, para que volviera a tener seguridad.
—tienes 5 minutos para venir al baño del tercer piso del edificio c, si no lo haces tendrás un severo problema.
Colgué y tras dar media vuelta tome todo mi valor… ya estaba en lugar seguro y enfrentaría el problema directamente. Subí al tercer piso Ricardo y Manuel repartían las ganancias del día. Al verme entrar Ricardo saco un cigarro y lo prendió.
—eres puntual nena. Eso nos agrada
—basta de burlas, no vine por ustedes, si no ha decirles que paren o se atengan a las consecuencias
—mira la nena salió con carácter.
A Manuel se le escapo una carcajada y por un instante temí por mi integridad física, pero está allí para terminar con todo y lo haría.
—no sé si todavía no lo comprendes, estas en nuestras manos y harás lo que te digamos quieras o no.
Me vi media vuelta y me dispuse a salir de allí
—se los digo por última vez o terminan con esto o aténganse a las consecuencias
Se hizo el silencio, al parecer no querían más problemas de los que tenían, iba a dar el primer paso para salir cuando Ricardo hablo.
—si te atreves a salir y contar esto, toda la escuela se enterara de lo putita que eres
Gire la cabeza con odio y lo vi directo a los ojos
—no bromeo nena, míralo tu misma
Manuel me paso un celular donde corría un video… era yo, yo y Manuel la última noche, las piernas me temblaron iba a caer al suelo pero Manuel evito que lo hiciera al sujetarme.
—te grabamos… esa noche había 7 cámaras en tu habitación grabando todo, y como puedes ver solo eres reconocible tu. Así que si no quieres que tu familia y toda la escuela se enteren de lo putita que eres obedecerás ¿entendido?
Asentí, la vergüenza de que todos conocieran lo que había hecho durante 15 días me lleno de terror, pero no fue tan grande como el saber que mis padres podrían enterarse, mi padre era un homofóbico de hueso colorado y de enterarse de esa grabación no sé qué me haría. Asentí sin decir nada, tenía que volver a doblar las manos.
—¿tienes todavía la ropita que te dimos o te deshiciste de ella?
—todavía la tengo toda
—perfecto, de ahora en adelante usaras bajo el uniforme solo ropa interior femenina y créeme Manuel lo estará checando
—de acuerdo
Manuel me vio y sonrió luego, extraño en él, hablo
—sé que es poca así que el domingo iremos de compras para que tu escojas la que más te guste y espero verte bien arregladita, ese día terminaremos de ponerte las condiciones.
Ricardo se terminó el cigarro y los dos salieron de allí dejándome más impotente que nunca.
Al dejarme en soledad salí corriendo directo a casa, tome un taxi y al llegar a la seguridad de mi habitación comencé a llorar. Recordé el video y mi enojo aumento, como había confiado tanto en que nunca me grabaran o me tomaran fotos. Era una tontería que no fuera así… estaba más que… no, no sabía que sentía, si, era enojo, molestia o decepción, eso y mucha rabia, pero no con ellos, si no conmigo. Me hice bola en la cama. No sabía qué hacer, estaba entre la espada y la pared. Me levante y subí al desván. Una a una lleve a mi habitación las maletas, al terminar cerré con llave para evitar cualquier interrupción o sorpresa desagradable por parte de mis padres, oculte lo que me pondría el domingo y volvía subir todo salvo la maleta con lencería. Estaba terminando de acomodar todo cuando escuche a mis padres llegar. El resto del día transcurrió con normalidad, un rato después el teléfono sonó, momentos después mi madre tocaba mi puerta para que contestara.
—hola princesa ¿Cómo estás?
Al escuchar a Manuel, temblé un poco, el miedo a que no respetaran el trato y se lo contaran todo a mis padres me invadió
—no te preocupes, no hablo para contar todo, te marque para ponernos de acuerdo con lo del domingo. Sabes, en un rato salgo de viaje acompañando a mi viejo y no estaré mañana para hablar contigo princesa. Pero no te preocupes, estaré puntual para nuestra cita del domingo. Estaba pensando en llevarte a desayunar con calma y luego ir de compras y por la tarde al cine ¿está bien que pase por ti a las 9 o prefieres que nos veamos más tarde?
—no, está bien a esa hora
—perfecto princesa entonces así quedamos paso a recogerte a las 9 a tu casa. Besos, cuídate.
Manuel colgó el teléfono y yo hice lo mismo, por lo menos saldría antes de que mis padres se despertaran y solo tendría que preocuparme por el regreso. Baje y deje el teléfono. A la hora de la cena mis padres se la pasaron interrogándome y comentándome sobre mis nuevos amigos. Mi padre se alegraba de que saliera de mi encierro y mi madre decía que ya era hora de que pensara como alguien normal. En la cena también me entere que mis padres saldrían a una cena, por lo que si llegaba después de las 8 y antes de las 12 no se enterarían de nada.
Tras una noche incomoda de viernes y un sábado de incertidumbre sin recibir llamadas o ser molestado llego el domingo.
El despertador marcaba las 7 y media cuando sonó, me levante y estire un poco, tome mi toalla y me metí al baño, el agua me termino de despertar y exactamente al 5 para las 8 Salí del baño, me seque y me tumbe en la cama, estuve un rato así, pensando en todo lo que pasaría ese día. Tenía que encontrar una manera de que el abuso y la humillación terminaran, pero había demasiado que perder. Tome el bote de crema y me embadurne todo el cuerpo, era el mismo olor a duraznos que había tenido durante el viaje, me puse las bragas y tome mi celular, tenía poco menos de 20 minutos para terminar de arreglarme. Me termine de vestir y empecé a maquillarme, solo un poco de sombra en los ojos y un labial muy clarito para resaltar un poco mis labios, al ver aceptable el resultado, me vi con un poco más de seguridad, me coloque un par de aretes pequeñitos con forma de alitas y coloque mi dinero el celular y el resto de las cosas que llevaría en un pequeño bolso que había tomado de ropero de mi madre. Suspire y me vi por completo en el espejo, seguía siendo un niño pero el reflejo ante mi decía lo contrario. El sonido del timbre me saco de mis divagaciones. Tome el bolso y salí, me asome al cuarto de mis padres que dormían aun. Cerré con cuidado y baje. Allí en la puerta me esperaba Manuel. Me saludo con un ligero beso en los labios y me indico que lo siguiera, un auto nos esperaba. Abordamos y tras que Manuel indico el destino al chofer arrancamos. Manuel me empezó a contar que no le agradaba mucho eso del chofer, pero que su padre no le daría un auto hasta que terminara el año escolar, cosa que le molestaba un poco, mientras platicaba coloco su mano sobre mi pierna y no la movió de allí. 20 minutos más tarde llegamos a un restaurante, al bajar me tomo del talle y me pego a él para darme un beso. Al entrar pidió una mesa lo más retirada posible, sentí como las miradas se posaban en mí y me llene de miedo, una cosa eran mis compañeros de clase en un lugar aislado, pero eso… todo mundo podía verme y quizás alguien me reconocería y acabaría todo. Manuel me susurro que no me preocupara, que en realidad todo mundo veía mis pompas paraditas y no a mí, eso no me tranquilizo para nada. Al llegar el mesero ya me moría de la vergüenza; tomo la orden de Manuel y tras dirigirme un "señorita ¿qué va a ordenar?" Me vio directo a la cara, balbucee alguna cosa y tras tomar las cartas se retiro
—¿lo ves? No tienes de que preocuparte princesa, te vez muy guapa
Eso me apeno más y baje la cara para que no notara lo sonrojada que estaba. El desayuno fue rápido. Entre pláticas Manuel me comento que no dejaba de ver el video donde estábamos los dos. Al salir hicimos una escala más antes de ir al centro comercial en una estética. Nada más entrar todo mundo saludo a Manuel y la chica que parecía dirigir todo le pregunto que se le ofrecía, me vio directo a mí y pregunto si podrían hacer algo por mi cabello eso sí, dejándolo bastante largo. La chica tomo mi cabello y tras darle una rápida ojeada dijo que un pequeño tratamiento y un ligero corte para darle forma seria suficiente, antes de poder decir algo me encontraba recibiendo el tratamiento y el shampoo, la chica no dejaba de hablar de todo lo que se le ocurría, llego un momento en que me aturdió y ya no pude seguir la charla. Manuel solo observaba mientras platicaba con otras personas. Yo solo pensaba que al terminar y salir de allí, tendría que traer todo el tiempo el cabello amarrado para que no se notara que me había hecho un corte completamente femenino. 30 minutos después pude ver el resultado, el corte me suavizaba a un más los rasgos, haciéndome ver más femenina. Manuel me vio con esa mirada llena de deseo que yo conocía perfectamente. Pago y tras comprarme todo lo que le dijeron para que no se me maltratara el cabello nos fuimos de allí en dirección a nuestro destino original.
Al llegar al centro comercial ya se veía muchísimo movimiento, pese que tenía poco más de media hora de abrir. Nuestra primer escala fue el departamento de juniors de una tienda departamental, en ella Manuel tomo bastante ropa para que me la probara, una de las chicas de la tienda se acercó a nosotros, me dedico una sonrisa y nos llevó a los probadores. Manuel traía ropa como para dos chicas, me dieron un probador y en el instante que iba a preguntar algo, otro cliente la llamo. Manuel aprovecho el momento me empujo y cerro tras de sí la puerta del probador. Me coloco frente al espejo y sin ningún preámbulo empezó a besuquearme y meterme mano a su completo antojo; sentí sus labios recorriendo despacio mi cuello y su mano deslizándose en mis nalgas sobre mis bragas. Estaba aterrorizada, pero sabía que si gritaba o hacia algún movimiento muy brusco nos descubrirían y allí acabaría todo, a fin de cuentas éramos un par de menores de edad y para salir de cualquier problema llamarían a nuestros padres. Sentí al erección de Manuel sobre mi vientre a la altura del ombligo, ya estaba excitado y mucho, me giro y termine espaldas a él, me subió el vestido, mientras me metía mano y recorría con su lengua mi cuello y parte de mis hombros comenzó a meter mano bajo las bragas, sentí como su pantalones cayeron rozándome las piernas y sentí de inmediato su palpitante verga sobre mis nalgas, sentí como la movía y como me rozaba las nalgas, se estaba preparando para penetrarme sin contemplaciones. Trate de resistirme, estaba llena de miedo, con brutalidad Manuel me empujo sobre el espejo y me doblo el brazo tras la espalda, un gemido se me escapo, pero fue ahogado cuando me coloco la mano sobre la boca. Una lágrima corrió por mi mejilla. Sentí su boca acercándose a mi oído y cuando pensé que me lamería el lóbulo me susurro muy despacio y de manera apenas audible
—¡ahora te quedaras calladita o te rompo el brazo! ¿Entendiste?
Asentí con la cabeza, despacio Manuel separo su mano sin dejar de torcerme el brazo, lo sentí doblarse y antes de darme cuenta me estaba quitando las bragas. Al levantarse volví a sentir una punzada de dolor pues me levanto un poco más el brazo, me empujo un poco más contra el espejo y en el instante que abrí la boca me metió mis bragas en ella. Manuel aflojo un poco más su presa, me abrió las piernas y con la mano que le quedaba libre guio su excitada verga a mi entrada, sentí la punta y comencé a temblar ¡Manuel iba violarme rodeados de toda esa gente! Lo empujo, la punta entro. La tela de la braga y el hecho de que estaba con la cara contra la pared evito que el grito se escuchara, y termino solo siendo un pequeño gemido; lo empujo un poco, sentía como poco a poco ese enorme pedazo de carne iba entrando en mi poco a poco pero con fuerza, Manuel me soltó el brazo que por la posición me hormigueaba. Me coloco las manos en la cadera y tras arrancarme el vestido me metió su verga por completo y sin contemplación alguna, levante mis manos y me sostuve de la pared para no caer. Manuel comenzó el consabido mete saca y a cada embate me penetraba con más fuerza. Una vez dentro de mí él se detenía, lo sacaba muy despacio para luego penetrarme hasta el fondo de golpe. Sentí como mi corazón palpitaba rápidamente, las piernas me temblaban por el miedo, la vergüenza y el dolor. Mi cabeza daba vueltas. Temía que nos descubrieran, en lo que pasaría… Manuel detuvo mis divagaciones al penetrarme con más brutalidad. Cerré los ojos aguantando las ganas de llorar por la impotencia, como siempre era solo una muñeca en manos de Manuel quien me usaba a su antojo. Se paró y al soltarme caí al suelo, pensé que era el fin, que había reconsiderado lo peligroso de la situación, no fue así; me tomo de los brazos, me giro y, Me sujeto con fuerza de las nalgas para comenzar a besarme; me levantando en vilo y coloco mi culo sobre su verga, antes de que pudiera decir o hacer algo, me clavo sobre su verga de golpe. Mi cuerpo se abrió en su totalidad al ser ensartada de esa manera, para evitar lastimarme rodee el cuerpo de Manuel con mis piernas y su cuello con mis brazos. En esa posición podía sentir en su totalidad el grosor y tamaño del miembro de Manuel, aumento mi dolor y mi miedo, no gritaba en parte porque el pedazo de tela en mi boca me lo impedía y me ahogaba y en parte porque no quería ser descubierta en esa situación. Manuel volvió a bajarme y separarse de mí, yo jadeaba y respiraba agitadamente. Volvió a colocarme contra la pared y esta vez me penetro más despacio, me tomo por la cintura apretándome un poco y empezó el bombeo final, con más fuerza e ímpetu, en cada embestida me apretaba más y más.
Unos golpes en la puerta hicieron que mi corazón casi se parara del susto
—¿necesita algo más señorita?
La dependienta venía a ver qué pasaba. Como siempre Manuel conservo la sangre fría y sin dejar de penetrarme me susurro al oído.
—dile que no pasa nada que ya vas a salir que la ves en la caja
Obedecí y tras tragar saliva y tratar de calmarme lo más posible respondí con voz entrecortada y semi jadeante lo que Manuel quería, Manuel para hacer más cruel mi tortura me embistió con más brutalidad mientras le contestaba a la dependienta. La otra chica contesto afablemente y escuchamos como se retiraba. Esa situación excito sobremanera a Manuel quien unos segundos después y tras penetrarme con fuerza se descargó en mi de manera violenta y abundante.
—fue delicioso princesa estar a punto de que nos atraparan me excito muchísimo deberíamos repetirlo otro día. Ahora, en cuanto te la saque, apúrate y ponte rápido las bragas, no queremos que cuando escurras mi leche ensucies todo.
Obedecí pero aun así por lo abundante de su leche algunos grumitos cayeron a la alfombra, aunque la mayoría resbalo por mis muslos, iba a limpiarlos cuando Manuel evito que lo hiciera
—déjalo así princesa
—pero…
Manuel pareció reconsiderarlo y me dejo seguir aun así una sonrisa se dibujó en su rostro. Manuel abrió la puerta y me ayudo a cargar todo, en la caja la dependienta me vio de manera recriminatoria, ella sabía muy bien lo que estábamos haciendo en el probador y porque había tardado tanto, a mí se me caí la cara de vergüenza y supongo que lo único que evito que nos delatara fue la compra que hicimos.
Salimos de allí rápidamente, estaba totalmente sonrojada y no sabía ni dónde meterme. Subimos al segundo piso y tras que Manuel se compró un par de camisas terminamos en lencería, no tardamos mucho allí y la señorita que me ayudo creo que convenció a Manuel de que comprara demás. En zapatería fue más rápida la visita y termine con un par de bolsas más
Salimos de la tienda y vagamos un rato por el centro comercial, visitamos tres o cuatro tiendas mas de las cuales salí con mas bolsas por lo que Manuel decidió regresar al auto para dejar todo eso y poder seguir comprando sin problemas. Tras esa pequeña pausa volvimos de compras, anduvimos de tienda en tienda, comprando aquí y allá, regresamos un par de veces más al auto y tras acomodar todo nos dirigimos a buscar lo único que faltaba, la lencería, había 5 tiendas exclusivas de lencería en el lugar y las visitamos una por una, en la última que era la más exclusiva, Manuel se detuvo en la puerta.
—toma, esta tarjeta es solo para que te gastes todo el crédito aquí, así que compra todo lo que quieras no debe de quedar nada en ella, este es el número de cliente para que te facturen todo. Voy por algo de beber, no creo tardar así que tomate tú tiempo.
Manuel tomo todas las bolsas que portaba, me dio una nalgadita al entrar y lo vi irse. Al fijarme en el lugar era enorme, las tiendas anteriores eran pequeñas y sin variedad ante lo que veía. De inmediato una señora se acercó a mí para preguntarme que deseaba. Invente la historia de un cambio total de guardarropa y que me mi papa me dio la tarjeta del lugar y el número de cliente, y se las tendí a la dependienta, al revisarla me menciono que la cuenta expiraba ese día y que tenía que consumir todo el dinero en ese momento. Asentí y ella me vio maternalmente, me acompaño a checar de cuanto disponíamos y al ver la cantidad casi me da un desmayo. 45 minutos después salía con una cantidad enorme de bolsas, al verme salir Manuel se apresuró y me ayudo a llevar todo al auto.
—es hora de ir a comer, vamos
Seguí como borreguito a Manuel hasta el sitio donde comeríamos, antes de entrar vi a Ricardo acercarse, la mala suerte aumentaba. Nos dieron mesa y en lo que nos traían lo que habíamos ordenado empezaron con sus condiciones.
—no puedo creer que Manuel tenía razón, cada día te vez más guapa. Pero dejemos esto vamos a los negocios. En primer lugar eres nuestra de aquí a que acabe el año escolar. Una vez que termine, la grabación será tuya; para ganártela seguirás las reglas, si las rompes se acaba el trato y todo mundo tendrá una copia incluidos tus papas. Las cosas son muy sencillas; en primer lugar siempre llevaras ropa interior de mujer; en segundo lugar, cuando salgas con nosotros siempre será de niña; la tercer condición es que te venderemos en el colegio, no pongas esa cara, como siempre el único que puede darte hasta cansarse es Manuel, para el resto solo serán desfogues orales, y para ello te tenemos ya listo tu uniforme de chica.
—además es mejor que lo vistas cuando se nos ocurra salir después de clases
—eso es cierto, no queremos que nadie se entere de quien eres, acuérdate de ser sumisa y dócil nena y no tendrás problemas
—¿eso es todo?
—si, por el momento, espero que hayas entendido todo no es difícil de seguir, mientras te acostumbras Manuel ira por ti y te regresara a tu casa ¿de acuerdo nena?
Tragándome mi orgullo y mi dignidad conteste que sí.
La comida fue tranquila y cada quien estaba en sus asuntos platicando de tontería y media, yo seguía toda apesadumbrada, no sabía aun en lo que me había metido, mi cabeza daba vueltas tratando de buscar una solución a mi problema. Al terminar la comida Ricardo nos dejó en a la entrada del cine y se dirigió a casa de su novia. Manuel compro boletos para una película, una comedia romántica insulsa que estaba de moda en ese momento, me dejo viendo carteles mientras iba al baño. Estaba divagando frente a uno cuando me vi rodeada por un grupito de chicos
—¿que haces solita linda?
—¿te dejaron plantada o tus amigas andan dando vueltas con sus novios?
—¿Qué te parece si nos acompañas a dar una vuelta para des aburrirte?
Intente girarme hacia un lado pero uno de ellos me corto el paso, estaba totalmente rodeada y a su merced, sin quererlo me vi nuevamente en una situación complicada y al parecer no me dejarían ir indemne. Uno de ellos me tomo suavemente por el brazo para jalarme y llevarme con ellos cuando apareció Manuel
—¿algún problema princesa?
Inmediatamente me pegue a él y me abrazo, los otros chicos mencionaron que no pasaba nada y haciendo aspavientos se alejaron, comencé a respirar con más calma al verlos irse acababan de darme un tremendo susto, y allí estaba yo de nuevo, pese al asco, lo incomodo, lo molesto y lo humillante de la situación, comportándome nuevamente como una chica mas. Manuel no dejo de ver la grupito hasta que desaparecieron de nuestra vista
—vamos princesa por algo de tomar para que se te pase el susto
Me deje llevar como corderito hasta la dulcería donde me compro una soda de limón y chocolates, no me separe de Manuel, sentía un poco mas de seguridad, y es que pese a su edad, su porte y estatura lo hacían ver mayor. 15 minutos después estábamos entrando a la sala para aburrirnos mortalmente con la película. Estábamos casi a la mitad de ella cuando Manuel empezó a utilizar mi mano para masturbarse, lo vi a los ojos y sonrió continuo un momento apretando mi mano y cuando vio que no me resistiría y lo haría sola me soltó, Manuel se estiro un poco para disfrutar las caricias, yo volteaba a todos lados presa del miedo de que nos atraparan, sentí el grosor de su carne crecer entre mis dedos, las palpitaciones de sus venas… Manuel cerro los ojos, el sin duda estaba disfrutándolo; un rato después Manuel se acercó a mí y me susurro al oído
—anda princesa mámamelo solo como tú sabes, anda que me falta poco para llegar. Además me lo merezco después de rescatarte de esa banda de idiotas
Me empujo suavemente y me vi con la cara frente a su miembro, sabía que no tenía opción, así que empecé a lamerlo como gatita, de la base a la cabeza, despacio y muy lentamente, luego lo metí con cuidado a mi boca tratando de tragar lo más posible chupeteaba y besuqueaba la cabeza mientras lo lamia, era mejor que meterlo todo en mi boca, Manuel me sujeto de la cabeza y no me dejo separarme más, estaba a punto de llegar, se contuvo para no gritar y me regalo una tremenda venida que casi me ahoga, chorro tras chorro los trague en su totalidad, me incorpore y con una servilleta limpie el semen que se me escapo por las comisuras de los labios, Manuel me dio un beso en la frente y vimos el final de la película.
Salimos a las 7 y cuarto del cine por lo que iba en tiempo perfecto para llegar a casa, le dije a Manuel que tenía que volver ya y de inmediato me llevo al auto, allí entre las bolsas y demás nos acomodamos y nos dirigimos a mi casa
30 minutos duro el viaje, al llegar Manuel se ofreció ayudarme y así de manera más rápida metimos todas las cosas a mi cuarto.
—¿así que aquí es donde pasa la mayor parte del tiempo mi princesa? No es muy femenino que digamos pero es acogedor y tranquilo, y creo que tendremos que comprarte un closet mucho más grande, toda esa ropa, no entrara aquí
Manuel revisaba atentamente todo y veía con detenimiento las cosas que más le llamaban la atención
—¿y tus padres princesa?
—en una reunión regresaran entre las doce y las doce y media
—perfecto
Puse mi cara de sorpresa y antes de poder hacer algo Manuel me tenía ya sobre la cama besándome el cuello, sentí como sus manos me recorrían por arriba y por debajo de la ropa
—ya extrañaba esto princesa, lo del vestidor estuvo bien… pero la verdad necesitamos espacio para jugar como nos gusta, necesito oír tus gemidos y decirme lo putita que eres.
Manuel volvió a callar y a besarme todo el cuerpo mientras me quitaba el vestido.
—Manuel detente mis padres pueden encontrarnos y…
—son las ocho y cuarto y si como dices regresaran cerca de las doce, tenemos alrededor de tres horas para hacerte mía sin problemas.
Se separó de mí y se levantó quedando parado al pie de la cama. Me vio. Allí estaba yo, tendida boca arriba solo vistiendo el sujetador y las bragas. Lo vi directo a los ojos, Manuel sonrió y me guiño el ojo, comencé a temblar un poco, tenía mucho miedo, ya todo estaba totalmente fuera de control y no podía detenerlo
—tranquila princesa, note pasara nada, no mientras yo esté aquí para cuidarte, tengo todo controlado así que no tengas miedo.
Su seguridad me tranquilizo un poco, aun así las sirenitas de alerta y peligro resonaban en mi cabeza. Lo vi me dirigió una sonrisa que le conteste tímidamente.
—así me gusta princesa
Manuel se despojó de su camisa y del resto de su ropa, inmediatamente después subió a la cama conmigo, cerré los ojos mientras llevaba mis brazos por sobre mi cabeza y me acariciaba todo el cuerpo, sentí sus dientes mordisqueándome el cuello y respingue, me sujeto por el vientre para detenerme y bajo a mi pecho; Manuel se colocó sobre mí me abrió las piernas lentamente, se medio incorporo y colocando sus manos a cada lado de mi cuerpo, comenzó a quitarme las bragas, mientras lo hacía me lamia las piernas y me besuqueaba los pies, al terminar las lanzo a una esquina del cuarto, lo mismo hizo con mi sujetador. Suavemente coloco mis piernas sobre sus hombros y sentí como su erecta verga buscaba entrar en mi, se acomodó un poco y con su mano guio la cabeza de su verga a mi entrada.
—ahora no necesitas contenerte princesa
De un empujón me enterró la mitad de su falo. Grite, eso enardeció mas a Manuel que tras sacarlo un poco me la enterró de lleno de un solo golpe. Me tomo de las muñecas y me apretó un poco, fue cuando empezó el mete saca, primero muy despacio, pero a medida que avanzaba lo empezó a hacer más fuerte, un par de gotas de sudor corrieron por la frente de Manuel. El jadeo, y de la embestida grite, se detuvo un instante, separándose lentamente, quería retrasar lo más posible el llegar, se colocó a un lado de cama y me jalo con él, me paro sobre la cama y comenzó nuevamente a besarme el cuerpo, coloco su manos en mis nalgas y t ras jalarme volvió a penetrarme, esta vez de pie, me pegue a su cuerpo mientras con sus manos llevaba el ritmo de sube y baja, a cada embestida yo gemía, mi cabello ondulaba por el movimiento, eche la cabeza hacia atrás y arquee el cuerpo, Manuel interpreto eso como aceptación y aumento la velocidad y fuerza. Pocos minutos después volvió a detenerse, se separó rápidamente y me dejo caer en la cama. Respiraba agitado cuando se colocó a un lado de mí.
—ahora muñeca hazme llegar ponte ese vestidito tuyo y ven sobre mí, sabes cuánto me gusta así
Obedecí, tome el vestido que había usado ese día y me vestí solo con él, subí a la cama y me coloque a horcajadas sobre Manuel, tome un poco de iniciativa y con mi mano guie el grueso miembro a mi culito, al sentir la cabeza en mi ojete, de un sentón me ensarte yo sola, gemí y Manuel también, comencé a moverme despacio, de inmediato Manuel coloco sus manos en mi cintura y me vio, moví mis caderas de atrás a adelante y de arriba abajo, para darle el placer que necesitaba y terminara rápido. Manuel comenzó a perderse y si seguía así llegaría pronto.
—¡vamos puta! ¡Así! ¡Así muévete! ¡No te detengas puta! ¡No te detengas!
Manuel como siempre comenzó a llenarme de improperios y a decirme lo puta que era, le encantaba decirme puta barata, aumente un poco la velocidad de mis movimientos y gimió de placer, Manuel cerro los ojos y se dejó llevar por completo
—¡dime lo puta que eres! ¡Quiero escucharlo mientras llego! ¡Vamos puta! ¡Dilo! ¡Dime que eres una puta!
Manuel estaba excitadísimo ya faltaba muy poco para que llegara, me tomo más fuerte de la cintura y empujo a un más su miembro dentro de mí.
—¡dilo puta! ¡Dime que eres una puta!
—¡soy una puta!
—¡otra vez puta! ¡No dejes de decirlo hasta que llegue!
—¡soy una puta! ¡Soy una puta! ¡Soy una puta! ¡Soy una puta!
—¡mas! ¡Mas! ¡No te detengas!
—¡soy una puta! ¡Soy una puta! ¡Soyunaputasoyunaputasoyunaputa!
Manuel no pudo aguantar más y me lleno de leche, uno, dos, tres chorros de leche se dispararon dentro de mí. Caí sobre el pecho de Manuel mientras el continuaba llegando. Al terminar y relajarse se separó de mi. Me sonrió y me indico que era hora de separarnos. Se vistió mientras yo me recuperaba un poco tendida en la cama, luego lo acompañe hasta la puerta de la casa él se despidió de mi dándome un beso en los labios. Cerré con llave la puerta y volví a mi cuarto. Me tumbe rendida en la cama. Estaba exhausta, mire a mi alrededor ¿dónde metería todo eso? Ya tenía problemas escondiendo las cosas del viaje y ahora Manuel acababa de regalarme un guardarropa completo, por lo pronto lo dejaría como estaba, si cerraba mi cuarto con llave nadie entraría y por lo menos mis padres no encontrarían toda la ropa, me metí en la cama y cerré los ojos, era mejor dormir, tenía que descansar las nuevas humillaciones comenzarían al despertar.
Continuará.
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