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Paro nacional (III): Consumación final con el maduro
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Anteriormente, fui a buscar el celular en la casa del maduro donde me lo había olvidado. Al retirarme comienzan a llegarme mensajes sugestivos, las fotos de mi culo desnudo que había tomado llenos de halagos.

A solo unas cuadras de allí el maduro me seguía y me busca para que vuelva a su casa, con una invitación a una nueva sesión de fotos para su mente perversa.

Allí él juega con mi cola todo lo que quiere, llega a meterle lengua durante decenas de minutos.

Me doy vuelta apoyado en mis codos con mi cola hacia arriba tomo su miembro y lo miro a los ojos desde mi posición hacia arriba.

Abro mi boca, estoy por probar por primera vez una pija, en este caso una madura, ancha, de un largo normal tal vez unos 18 centímetros, tiene pendejos colorados y algunos son canosos.

Su glande sobresale, brilla por su liquido preseminal, la previa chupando mi culo lo excitó.

Mis labios hacen contacto con su glande, mi lengua toca la punta, sigo deslizándome hacia abajo, siento el sabor salado de su transparente líquido preseminal.

Un olor profundo de sus genitales me embriaga, es fuerte, pero quiero seguir allí. Mi lengua serpentea por el tronco maduro y viril que tengo en mi boca.

Cierro mis ojos y trato de no pensar que estoy haciendo, escucho gemidos del maduro, eso me calienta más, y quiero seguir buscando la manera de que disfrute.

Llego hasta el límite de mi garganta, el roce del glande con mi campanilla me hace dar arcadas, tomo aire y sigo chupando. Me deslizo por el tronco, ahora de costado. Mi lengua va de arriba hacia abajo. No quiero dejar ninguna parte sin probar, sin que tenga mi saliva.

Huelo sus huevos, mi boca los prueba, son grandes, tienen pendejos, los puedo sentir en mi lengua, no me importa. Los humedezco bien.

Comienzo a besar su abdomen también con vello, mi boca succiona como queriendo dejarle marcas. Subo hasta sus pectorales ya con caída. No me detengo, sigo hasta su cuello y hago que se le erice la piel con mi lengua.

Sus manos se ubican en mi cintura y mientras sigo en su cuello las desliza hasta mi cola. Sus manos cubren mis nalgas, sus dedos hacen presión.

Llego hasta su boca, y lo beso, apasionadamente, mi lengua se confunde con su caliente y experimentada lengua. Mis manos se apoyan en su pecho, las de él están en mi cola, un dedo comienza a juguetear en la entrada de mi ano.

Sigo besándolo, y su dedo mayor ya pudo ingresar sin problemas a mi agujero. Lo mete y lo saca con delicadeza y dedicación. Mi lengua sigue perdida jugando con la lengua de él.

Casi coordinadamente decido darme vuelta y el me acompaña dejando libre el agujero donde estuvo jugando.

En ese erótico giro mi cadera tiene contacte con su pija, que lentamente va pincelando con su liquido mi nalga hasta llegar a destino, la raya de mi culo.

Todo su pene se asienta en esa línea que pareciera ser creada para que descanse.

Su gran mano comienza a subir por mi pecho hasta mi cuello y luego a mi cara, y ese dedo que estuvo en mi culo toca mis labios.

Desde atrás miro sus ojos, sin decir nada era obvio el pedido. Su dedo recorre mis labios, se mete hasta tocar mis dientes,

Mirándolo ardiente abro mi boca como si no quisiera hacerlo, jugando inocentemente mis dientes permiten pasar rozando su dedo a mi boca.

Mi lengua le da la bienvenida al gran dedo maduro, siento ese gusto agridulce característico del culo, chupo ese dedo y eso enciende más al maduro que me mira con lujuria.

Siento que se acomoda desde atrás, su pija deja ese lugar privilegiado entre mis nalgas para ubicarse en forma perpendicular, se lo que viene.

Había mucha humedad en mi cola, su pija ya tenía el lubricante de mi salía y el de sus líquidos. Mi agujero ya estaba dilatado con maestría de quien sabe hacer las cosas.

Siento la presión de su glande en mi agujerito, intento ayudar abriéndome las nalgas con mis manos sin soltar su dedo de mi boca.

Segundos después siento como entra la cabeza, el dolor es terrible, me arde, pero no quiero decepcionarlo. Mi boca aprieta su dedo, mis ojos se cierran mi respiración se hace fuerte.

Él sigue empujando muy suavemente, casi no me doy cuenta que está entrando cada vez más.

Por primera vez estoy siendo cogido y me gusta. Su mano libre me abraza por el abdomen se ayuda para meterla más al fondo. Siento que estoy lleno de carne.

El sigue bombeando y lo hace de una manera agradable, ya el ardor que siento no me molesta, disfruto más del placer del momento.

Por el movimiento nos dejamos caer en la cama, yo boca abajo y él arriba mío con su pija incrustada en mi culo.

Su peso me tiene preso,

Sus manos toman mis muñecas y me deja inmóvil, su boca me muerde el cuello. Y comienza a bombear más fuerte. Esta fuera de sí.

Siento el cacheteo de su panza con mi cola, el rozar de sus vellos con mi piel me gusta.

Se escucha el ruido liquido de la fricción entrando y saliendo, mi jadeo de puta y el bufar del maduro.

Minutos más tarde siento la explosión de leche en mis entrañas. Siento como esa herramienta va perdiendo su vigor dentro de mí. Como mi esfínter va ganándole en fuerza a lo que entro con prepotencia abriéndose espacio.

Sale delicadamente de mí, toma el celular y mientras siento que va cayendo la leche por mi dilatado ano se escuchan los flashes. El maduro estaba tomando fotos de lo que consiguió. Una colita pequeña virgen que ahora estaba goteando su leche.

Me quede esa noche en su casa, y el mismo me llevo al trabajo al otro día.

Al auto mío luego de arreglado lo vendí, ahora tengo quien me lleve a casa o me encuentre cuando voy caminando por los bosques de Palermo.

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