-Dai, querido -. Dice Takeru de improvisto
Daisuke suspira. Está lloviendo y Takeru está aburrido. Un Takeru aburrido es un Takeru irritable, uno que interrumpe cada tres minutos cuando Daisuke intenta ignorar las normas y/o órdenes de su amante/novio. Levanta la mirada, las palabras impacientes se amontonan en sus labios. Luego observa bien lo que hace Takeru y se inmoviliza, con una mano sobre el teclado de la computadora portátil en la que está poniendo toda su atención
En un rincón de la habitación, en penunbra y de forma espontánea, Takeru desliza su mano lenta y deliberadamente sobre su polla endurecida, con el pulgar rodeando la suave y húmeda cabeza. Sus ojos son oscuros, intencionados, enfocados completamente en Daisuke, él se lame los labios, dejando su boca brillante y rosada.
Daisuke traga. Su garganta está repentinamente seca, Es injusto que Takeru pueda hacerle esto, llevarlo de amable con él a follable en un abrir y cerrar de ojos, con la polla dura detrás de sus pantalones.
– Bueno, ¿por qué no lo dijiste?-. Contesta Daisuke adivinando lo que quería hacer Takeru, su voz sale profunda y medio estrangulada. Empuja la silla hacia atrás y se dirige hacia él
-No, no te levantes, quédate allí -. Dice Takeru justo antes de que Daisuke levante su trasero de la silla, su cabeza se inclina un poco hacia atrás mientras su mano hace otro deslizamiento lento deslizándose arriba y abajo de la línea suave de su eje. Sus ojos no son más que medialunas brillantes bajo largas pestañas de arena.
-Mira, solo quiero eso, que me mires-. Vuelve a mojarse los labios y Daisuke gime suavemente
-Takeru… -. Su nombre raspa en la garganta de este último
-Pon tus ojos en mi, solamente, ha pasado mucho tiempo y extrañaba muchisimo tu presencia, no me puedes tener tan desatendido
-Mi novio me reclama
-Chss… Él no existe, si quiero que hoy estes aquí conmigo es para olvidar todo lo que hiciste anteriormente
-No puedo olvidar cada momento que paso con él, han sido unos dias-. Takeru le corta bruscamente
-No-. Dice, jadeando, tiene los ojos tan calientes que Daisuke piensa que podría prender fuego.
– Abre tus pantalones. Úsala. Vamos, juega conmigo
– Oh, mierda… Takeru-. El aliento de Daisuke sisea
– No tenemos nada que hacer hasta esta noche -. Takeru extiende sus piernas más, moviendo una sobre el brazo de la silla mientras sus dedos nunca dejan de moverse. La punta de su pene se ha hinchado justo en el momento en que Daisuke ha estado observando, oscureciéndose y brillando con pre-semen. Daisuke puede escuchar el sonido resbaladizo de la fricción, húmedo y sedoso.
– Todavía hay horas por delante. Mira lo que me estás haciendo. Qué duro estoy. Es tu culpa. Vamos, Dai…-. Takeru rueda sus caderas, mordiéndose el labio.
– Solo déjame vertela. Solo sácala.
Daisuke ni siquiera puede pronunciar las palabras. Le encanta ver a Takeru de esa manera, la expresión de Takeru masturbandose es demasiado sexy,incluso él mismo lo sabe, cuando se ve así de necesitado, hambriento, salvaje, y Daisuke sabe que él es el único que lo ve. Porque él es el único que puede ponerlo allí. Peleando.
Daisuke aparta el botón del pantalon, se desabrocha los vaqueros, empujándolos hacia afuera y hacia abajo.
– Sí, sí, vamos, estás duro Dai? Mi Dai? -. Contesta Takeru con con voz ronca, mirandole a los ojos.
-Estoy llegando… Daisuke no puede decidir entre mirar los impotentes saltos a borbotones de la polla de Takeru o los dientes de este último preocupados por la línea suave y llena de su labio. Cualquiera de los dos es suficiente para levantar su polla del nido de su vello púbico, arqueándose para encontrar su mano.
– ¿Ya estás duro? ¿Por mí? Ah… Ahh por mi culpa? Querido? -. Sus caderas tiemblan
Daisuke traga de nuevo. A una parte de él le gustaría simplemente… Cerrar los ojos y dejar que la voz de Takeru; herrumbrada, raspada y, sin embargo, algo aterciopelada; lo cubra mientras se acaricia, metiéndose los dedos callosos. El resto de él apoyaría sus párpados con palillos para mirar esto; Ver el rostro de Takeru derretirse y suavizarse incluso cuando el resto de su cuerpo se pone rígido y se pone rígido por la tensión.
-Sabes quién soy?. -.El pulgar de Daisuke se desliza alrededor de la cabeza, una deliciosa combinación de suave y áspera mientras oye la voz de su contrincante
– Dime.
Pero Takeru se mantiene en silencio, disfrutando, se siente como si no hubiera suficiente aire en la habitación, como qué hay aire grueso y sobrecalentado, inadecuado para respirar.
– Joder, Takeru…
– Te ves tan malditamente bonito, te echaba de menos -. Takeru toma un respiro que suena como un rasgado de papel.
-Eres adorable, pero cuando eres así, con la polla dura y curvada hacia tu vientre… -. Vuelve a decir ansioso
-Cuando estás todo mojado y resbaladizo y haces ese ruido…-. Daisuke dice en voz baja
– Sí, eso, o como cuando haces ese ruido en la parte de atrás de tu garganta y te estás tocando así, eso es todo lo que puedo hacer para no volver a mí, porque todo lo que puedo pensar es lo guapo que eres.
-Takeru -. La voz de Daisuke es débil. Su polla duele, es tan duro y se retuerce en la carrera ascendente, la combinación de placer / dolor como la danza burlona del soliloquio jodido de Takeru sobre sus terminaciones nerviosas.
-Mas duro -. Susurra Takeru. Hay sangre en el labio, carmesí, contra el algodón de azúcar y sus muslos tiemblan un poco al extender más las piernas. Daisuke lo obliga, cerrando los dedos con más fuerza, alargando el golpe.
Se da cuenta de que él y Daisuke han caído en el mismo patrón, sincrónicos, solo que el giro al final es un poco diferente. A Takeru le gusta jugar con la cabeza, con la raja acariciada, o mejor, con la lengua, mientras a Daisuke le gusta el pulgar o la lengua, impulsada contra el paquete de nervios en la parte inferior… Mierda. Mierda. Él tiene que correrse. Él tiene que correrse ahora mismo.
– Más rápido -. Jadea Takeru a cambio. Puede sentir el sudor deslizándose por los costados de su rostro, la parte posterior de su cuello, uniéndose a su espina dorsal.
– Háblame, dime… Mierda, dime lo que quieres -. Responde de nuevo.
El calor aumenta en la garganta de Daisuke, su rostro, su vientre inferior. Takeru es mucho mejor en esto que él.
Este gime y el sonido… Ese puto sonido. Ese sonido…
-Vamos Dai, Llévame allí. Por favor, solo háblame. Déjame oírte. Déjame escuchar cómo te rompes.
Oh diablos. Las caderas de Daisuke tiemblan, se mueven hacia arriba y dentro de su puño.
-Estás loco, ¿lo sabías?-. Dice croando más allá del desierto de su boca.
– Me vuelves loco-. Contesta Takeru, hace un ruido en algún lugar entre gemidos y jadeos y su mano se mueve más rápido.
Su polla se ve enojada, roja como la sangre y gotea antes de venire en un flujo casi constante. El sonido de su mano contra la piel cálida y firme es húmedo y toda la habitación huele a sexo.
– Estoy tratando de trabajar y quién mierda puede trabajar contigo jugando con tu pluma todo el tiempo, lamiendo la punta como si fuera mi polla o sonriendo esa estúpida sonrisa y todo lo que puedo pensar es estar en tu garganta, te odio, maricón te odio por hacerme esto, por convertir mi cerebro en papilla y por hacerme tan jodidamente duro que no puedo respirar y me galopas desde el otro lado de la habitación, bastardo, cuando prefiero tu mano sobre mí…
Todo el cuerpo de Takeru se arquea hacia arriba y hacia atrás mientras grita, echando salpicaduras lechosas y sucias sobre él mismo: pecho, vientre, manos, piernas, su ropa, la silla, incluso la alfombra. Daisuke está tan ocupado mirando a Takeru, que no lo espera cuando su propio orgasmo golpea desde la parte inferior de sus dedos, hacia abajo y por todo su cuerpo hasta que queda ciego, sordo y estúpido, su mano libre en el borde de la mesa en un apretón de muerte. Se siente como si continuara para siempre y Takeru desea que nunca se detenga, justo contra la línea entre el placer y el dolor a medida que alcanza su punto máximo.
Está bajando la erección de Daisuke volviendo a sí mismo cuando siente que el peso de Takeru se asienta sobre sus muslos. Daisuke abre los ojos justo cuando Takeru lo besa, una mano agarrando su hombro y el otro bajando al pecho y la entrepierna de Daisuke, manchando todo su ropa y su piel. Takeru empuja sus dedos en el beso, hasta que comparten el sabor entre ellos. Daisuke gime, agarrando el culo de Takeru y arrastrándolo más cerca.
-Vas a ser mi muerte, quiero matarte, follarte o que me folles…en un minuto, cuando pueda moverme otra vez-. Daisuke jadea finalmente hablando en su tono altivo, el que siempre usa con él, como siempre
La sonrisa de Takeru es arrogante, rayando en exasperante mientras le dice
– Sí, pero de cualquier forma, incluso tienes que admitir que es un gran camino por recorrer, no es facil follarme, así que… Intentalo
-¿Es un desafío?
-Exacto
-Solo dame minutos
Y tras esos minutos… Daisuke perdió, como siempre en estos casos, dejandose amar.