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Infidelidad en la disco
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Hola, esta es mi primera vez que relatare públicamente mis aventuritas sexuales. Como lo primero es lo primero, comenzare por presentarme. Soy una mujer de 33 años, cabello negro y largo, estatura promedio, color canela, con unas tetas pequeñas pero con un culo delicioso como dice mi marido, me gusta vestirme sexy y usar tangas de hilo dental, cuestión de gusto de andar algo rozándome mi culito. Soy un mujeron como me dicen por ahí.

Sucede que, en aquella ocasión tendría yo como 20 años, estaba de novia con tipo medio pendejo que realmente solo estaba con él para vaciar mis deseos de ser cogida con regularidad. Casi nunca salía con él, y como de costumbre me fui con una amiga a bailar y tomar a una disco de la ciudad. En esas estábamos cuando se acerca a nosotras un hombre joven de estatura baja y medianamente atractivo, que por cierto le conocía de cara pues era vecino de mi novio y mío. Resulta que el tipo (omitiré su nombre, principalmente porque no lo recuerdo jaja) me insistía de querer estar conmigo a solas, de que cogiéramos que me lo iba a gozar y bla bla, sin embargo a mí no me gustaba mucho el vecinito perooo tuvo la gran suerte de yo andaba con muchas ganas de que me cogieran como la putita que soy y de modo que accedí a sus ruegos.

Yo vestía una camisa caladita color purpura, un jeans blanco apretadísimo y un hilo dental pequeñísimo blanco también. Llegamos al motel y comenzó a besarme y meterme mano en mi culo, ya empezaba yo a mojarme, baje mi mano para sentir lo que dentro de no mucho iba a devorar y me quede sorprendida! El vecinito tenía un pene no tan largo pero gruesote como a mí me encantan. De manera que mientras el metía su lengua en mi boquita y sus manos en mi vagina y mi culo por sobre el pantalón, yo sobaba con fuera aquel rico pedazo de carne hasta que se puso tan duro y mojado que se me hacía agua la boca por chuparle esos juguitos pero el muy pendejo no me dejo.

Comenzó a quitarme mi camisa y mi bra para chuparme con desesperación mis pequeños pechos, continuo bajando besando mi vientre, me bajo el pantalón dejándome solo con mi hilo dental puesto, lo aparto un poco y puso suavemente su lengua en mí ya chorreada vagina, fue lamiendo y chupando con mayor velocidad, hasta que metió su lengua en mi agujero, pasando de vez en cuando su lengua por mi culo. Me dijo que me acomodara en cuatro patas como la perrita que soy y tuvo ante sí el mayor y mejor de mis atributos: mi culo. Aparto el pequeñísimo hilo y prosiguió dándome lengua ahora exclusivamente en mi culito. Yo estaba desesperada porque me metiera su grueso pene en mi vagina, pero me gusto más cuando metió un dedo en mi culo, luego dos, los sacaba y se los llevaba a la boca para echarle saliva y me los volvía a meter, ya no aguantaba, quería ya ese fierro dentro de mi culo, y así fue, lentamente me lo paso por mi vagina haciéndome temblar, para luego ubicarla en la entrada de mi culo y fue empujando poco a poco hasta tenerla toda adentro y comenzó a bombear mi culo como nadie lo había hecho, me encantaba hasta que se corrió dentro de mi culo.

Fue una experiencia muy morbosa pero confieso que no me hizo venir, me dejo con ganas de más.

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