El aliento de Ken se enganchó con cada empuje dentro de él; lo embriagaba con una embriagadora mezcla de filo de dolor mezclado con avivamiento del fuego de su excitación. Esperó a que Daisuke cambiara de posición, rodara sobre él y lo empujara con su típica actitud impulsiva tambien a la hora de hacer el amor, pero no lo hizo, eso a Ken lo sorprendió.
-Levanta la pierna. Debajo de tu muslo-. Respondió Daisuke con suavidad rompiendo el beso que ambos estaban teniendo mientras se estaba produciendo la penetración por detrás, como si Ken fuese de cristal y con algún movimiento brusco le haría romper, Ken de todas formas lo hizo, tambien esperaba que Daisuke siguiera empujando. Sus labios se separaron y él gimió.
Un jadeo ronco vino de Ken a la misma vez que apretaba los puños en las sábanas
-¿Te sientes bien?-. Daisuke le susurró al oído.
Ken no estaba seguro de qué palabra responder a eso, llevaba AÑOS haciendo el amor con Daisuke, lo habian hecho de muchas maneras, siempre respetando el ritmo que uno de los dos marcase, cuando le tocaba a Ken ser el pasivo, a veces le costaba mantener el ritmo que tenía Daisuke, pero al estar con él y la seguridad que le transmitía se mantuvo abierto por detrás mientras Daisuke le hacía el amor, sin control, pero se lo estaba haciendo.
Todo esto le hizo sentir femenino y más sumiso, deseaba hablar, decirle que parase, que el movimiento era nuevo y le costaba ajustarse a este nuevo ritmo, pero se mantuvo callado, por él, por su chico, por ellos, queria adaptarse a Daisuke, deseaba hacerlo con él, porque con él empezó todo
-No pares-. finalmente dijo. Porque una cosa era cierta: Ken no quería que esto terminara. Este era el sexo de sus sueños, el sexo con Daisuke era diferente, alocado, cada vez era un movimiento nuevo, podía ir rápido, podia ir a un ritmo intermedio, y a veces demasiado lento, y era precisamente esto lo que Ken quería, no importaba los intervalos de tiempo si al fin y al cabo podia sentir a Daisuke dentro y fuera de él, para él no habia nada mas bonito que sentir el aliento de su chico, su respiración, en su cuello, el sentir los besos de los dos, sentirse ambos apretados, haciendo el amor como dos seres que no podian dejar de amarse, diferente y siempre nuevo, no le importaba para nada porque esto significaba adaptarse una y otra vez a Daisuke, buscaba el eliquilibrio, el yin y el yang, diferente, como ellos eran.
-Si esto te desespera, nos detenemos ¿quieres?
-No, sigue, no quiero que detengas el ritmo con el que te adentras en mi carne
– Me sigue costando un poco adaptarme a ti
– Es nuestra rutina de vida ¿no? adaptarnos y ajustarnos, deseo esto tanto como tú. -. Dijo buscando su mirada con una sonrisa de lo más bonita, Daisuke sonrió, dandose cuenta que a pesar de su torpeza, estaba haciendo bien las cosas a pesar de que pensase que en todo momento estaba perjudicando a Ken
-Entonces seguiré buscando el punto exacto para sentirnos unidos
-Intentalo, pero creo que nunca lo lograrás -. Volvió a decir con una sonrisa pura y muy blanca
Le encantaba sentir a Daisuke entrar y salir de él o sentir como sus pezones rozaban su columna vertebral, sentir las manos temblorosas pero seguras de Daisuke aferrandose a sus caderas y no quería que nada lo distrajera del orgasmo que se desarrollaba en su interior. Solo quería estar cerca de Daisuke así todo el tiempo que pudiera.