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Somos una familia incestuosa
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Tiempo de lectura: 8 minutos

La clase de inglés de hoy, es un poco más larga de lo habitual. Me la da Blanca, una chica de unos 20 años, muy guapa y con un buen par de tetas.

-El presente perfecto es así y tal… me explica.

Yo apenas le hago caso, solo le miro las tetas que sobresalen a través de su escote. Me hago el tonto, diciéndole que no entiendo bien lo que pone en el libro, para que ella se acerque y poderle ver mejor las tetas.

En eso estoy, cuando se abre la puerta de casa y entra mi hermana.

-Hola hermanito. ¿Qué tal la clase?

-Bien, estamos acabando.

Unos diez minutos después terminamos y le pago a Blanca por la clase. Cada vez avanzamos más, pero yo siento que no aprendo nada. Solo estoy pendiente de ella y sus tetas.

Al poco rato terminamos.

-Hasta la semana que viene, me dice. Se marcha y cierra la puerta.

Mi hermana se sienta junto a mi.

-Veo que no le quitas ojo de encima a Blanca, ¿eh?

-Si, esta buena.

-Pero nunca te tirarás a una mujer así. Me dice. Es mucho para ti.

Se gira y se va a la cocina. Mi hermana tiene un año menos que yo. Hoy lleva puesto un pantaloncito corto y una camiseta. No lleva sujetador.

Saca un zumo de la nevera y se pone a bebérselo. Se le derrama un poco por encima.

-¿Me ayudas hermanito? Me he puesto perdida.

Levanta la camiseta justo hasta la línea de sus tetas. Me estoy poniendo palote.

Cojo un trapo de la cocina y le limpio la camiseta. Mi polla está creciendo. Ella deja caer el trapo y nos besamos en la boca.

De un manotazo, mi hermana ha tirado casi todo el zumo al suelo. La cojo y la subo al fregadero mientras seguimos besándonos. Si. Somos hermanos incestuosos y no nos importa.

-Cómemelo, me dice.

Bajo su pantalón hasta el suelo y le quito las braguitas. Esas braguitas rosas que lleva hoy mi hermanita y que tanto me gustan.

-Hoy no te has depilado mucho el chocho, le digo.

-No tenía tiempo para depilármelo del todo. Llegaba tarde a clase.

-No me importa. Te lo voy a comer igual.

Separo sus labios y empiezo a comérselos. En ese momento veo como un poco de zumo se derrama por su chocho. Mi hermana está tirando un poco que ha quedado sobre ellos.

-¿Te gusta con sabor a naranja, hermanito?

-Tu coño ya es suficientemente dulce. Pero así es todavía mejor.

Después de un rato de comérselo, paso a su clítoris. El botoncito de mi hermana es muy rico, redondito y muy suave.

Mientras se lo lamo, me agarra la cabeza. Se está muriendo de placer. Sus gemidos van en aumento. Para que no nos oigan los vecinos, pongo en marcha una pequeña radio que tenemos en la cocina y que suele poner mi padre cuando prepara nuestra comida el fin de semana.

-Joder hermanito. La clase de inglés te ha sentado genial.

Yo no digo nada porque tengo mi boca en su coño. Sus fluidos empapan mi boca, pero no me importa para nada.

En poco rato mi hermana llega al orgasmo. Mi polla está babeando semen. Es el líquido pre-seminal, pero necesito descargar ya.

Mi hermana mira mi polla que babea el semen y me pide que follemos.

Joder, tengo que ir a la habitación de mis padres, pienso. Le robaré un condón a mi padre.

-Ahora vuelvo hermanita.

Regreso desnudo y con el condón ya puesto para no perder tiempo. Apoyo a mi hermana contra la nevera y la penetro sin más.

-Ugh, gime ella.

Empiezo a bombear. Lento al principio, saboreando como mi pene entra y sale de ella y como el condón roza sus labios al entrar y salir.

La humedad de mi hermana y el condón hacen un ruido como de ¡blugh! al follar.

Pum, pum, pum, resuena el culo de ella al empujarla contra la nevera.

Nuestros gemidos van en aumento.

-¡Ah, ah, ah! hermanito, que bien me follas…

-¿Te gusta pequeña?

-Si, si, si, mucho. Sigue así, así, asíii…

Yo me agarro a la puerta de la nevera por arriba, mientras sigo bombeándola con ardor. La nevera tiembla y me hermana se corre por segunda vez.

-¡Aaahhh! ¡Me corrooo! ¡Hermanito, me voy!

Estoy durando mucho y no sé si mis padres llegaran pronto y nos pillaran. Aun así, disfruto mucho porque casi siempre me corro antes que mi hermana.

Unos minutos más tarde estoy a punto.

-Hermanita, agh, agh, me voy a correr.

-Córrete hermanito. Suéltamelo todo dentro.

Doy unos empujones más y me corro.

-¡Aaah, aaah! ¡Me corrooo!

Suelto en mi hermana unos chorros de semen que adivino enormes. Cuando termino, me salgo de ella y me quito el condón. Voy a limpiarme. Mi hermana se lava el chocho y cuando hemos acabado, mis padres vuelven del trabajo.

Nos hemos sentado en la mesa del comedor simulando que estudiamos y que nuestros padres no sospechen nada.

-¿Qué tal chicos? Pregunta mi padre. ¿Habéis comido ya?

-Si Papá. Le respondo. Si tú supieras lo bien que hemos comido, pienso.

Mi hermana me mira picara y seguro que ha adivinado mis pensamientos.

Después de comer y recoger todo, mis padres se despiden. Van a echarse la siesta como todos los días. Solo que muchas veces la siesta se convertía en echar un polvo. Y este sería uno de esos días.

Estoy en mi cuarto, tumbado boca arriba en la cama, cuando oigo como la cama de mis padres empieza a moverse. La habitación de ellos está junto a la mía y es lógico oírles.

Ñi, ñi, ñi. Suena la cama. No sé si mi hermana puede oírles, porque su habitación es la siguiente a la mía y tampoco sé si estará durmiendo.

Pego el oído a la pared y les oigo haciéndolo.

-Ah, ah, ah, cariño, sigue así, así, más fuerte.

-Querida, los chicos pueden oírnos.

-No, no, tu sigue… sigue… no nos oirán.

Parece que mi padre obedece porque la cama comienza a moverse más rápido.

Pam, pam, pam. La cama se acelera y mi madre no puede evitar gemir más alto aún.

-¡Ah, ah, ah! ¡Cariño! ¡Me corro!

-Nos van a oír. Oigo que le dice mi padre. Pero parece que este tampoco puede parar, porque sigue empujando más y más fuerte y los dos terminan corriéndose con un grito.

Todo se queda en silencio después de que acaben.

No sé si mi hermana los habrá escuchado al llegar al clímax.

La puerta de mi cuarto está entreabierta, y veo como mi madre pasa desnuda por delante de mi habitación.

Entra en el baño y la oigo lavarse en el bidé. Así que imagino que lo han hecho sin condón.

Algo se despierta en mí, porque decido levantarme y salir fuera de mi cuarto. Al salir oigo que mi padre está roncando.

Camino de puntillas hasta el baño y veo que mi madre no ha cerrado la puerta. Está sentada en el bidé, lavándose el chocho. Ella no puede verme. Me quedo mirando sus tetas. Las tiene muy bonitas, algo caídas, pero muy excitantes.

Estoy en calzoncillos delante del baño, cuando mi pene empieza a empinarse. Mi hermana esta también dormida en su cuarto.

Me bajo un poco los calzoncillos y empiezo a masturbarme delante de mi madre. Sé que es una locura lo que estoy haciendo, pero no puedo evitarlo.

Mi madre termina de lavarse y coge un paño y se seca su chocho. El hecho de verla así medio levantada y secándose sus partes me ponen a cien y termino corriéndome. Un primer chorro de semen salta a la pared y otros dos caen al suelo.

Me sale un pequeño gemido y mi madre se da cuenta de que estoy ahí, enfrente de ella y con mi polla goteando semen.

-Hijo, ¿qué haces?

-Lo siento mamá, es que no pude evitar oíros hacerlo y me he excitado.

Sale del baño y no me dice más que: Lo has puesto todo perdido.

Coge el paño con el que acaba de secarse y se pone a limpiar las manchas de semen.

Imaginaros la escena, yo con la polla medio tiesa y mi madre desnuda limpiando todo el semen que he dejado.

Ver su culo al agacharse me pone bruto otra vez.

-Mamá no puedo más. Le digo.

-¿De que no puedes más? Me pregunta.

-De verte así. Joder, que buena estas.

Cojo el paño y lo tiro al suelo y le como la boca. Mi madre no me lo impide, es más, me coge el culo y me aprieta con fuerza. Estamos un rato besándonos y luego me arrastra al baño y cierra la puerta con el pestillo.

Baja mi calzoncillo y se agacha a chupar mi pene, que enseguida recupera su erección.

Justo antes de entrar al baño me he dado cuenta de que mi padre y mi hermana siguen durmiendo por lo que no tenemos que preocuparnos.

Mi madre mi sienta en la taza del váter y se dispone a follarme.

-Deberíamos usar un preservativo, le digo.

-Si con tu padre no usamos goma, contigo tampoco. Me contesta.

Se sube encima de mí y me agarra la polla. Muy despacio se la clava y termina deslizándose muy despacio, hasta que la tiene toda dentro.

-Ahora vamos a follar. Me dice. Parece que no haya tenido bastante con el polvo que acaba de echarle papá.

Comenzamos a movernos a un ritmo lento, aunque acompasado. Mi madre se muerde el labio mientras me folla, y yo le cojo las tetas que suben y bajan con cada movimiento.

Para tener 45 años mi madre esta buenísima. Ya sé que esto es incesto, pero si follo con mi hermana, ¿cómo no voy a follar con mi madre, que está más buena todavía?

-Hijo, que bien lo haces.

-Me gusta que te guste, mamá.

-Sí, mucho. Sigue, sigue, más, más, más.

Yo siento que no voy a durar mucho, aunque acabe de correrme.

-Mamá. No aguantaré mucho más.

-No te preocupes, tú córrete.

-Vale, está bien.

Unos cuantos botes más de mi madre y termino corriéndome dentro de ella, aunque un poco menos que antes.

-Tú sigue, le digo. Sigue follándome y córrete tú también Mamá. Quiero que te corras con tu hijo.

Me sonríe y sigue botando sobre mí. En eso estamos cuando suenan unos golpes en la puerta.

-Hermano, sal de baño, necesito mear.

-Ahora no puedo, estoy ocupado.

-Deja de meneártela y sal ya.

-¿Qué hacemos? le pregunto a mi madre en voz baja.

-Nada, tranquilo, yo me salgo de ti y que entre tu hermana.

-¿Pero qué va a pensar si nos ve juntos?

-Nada cariño. Sé que follas con tu hermana.

-¿Que dices mamá?

-Sí, lo sé. Bueno, lo sabemos tu padre y yo.

Me quedo a cuadros con la revelación, pero lo peor viene ahora.

-Tu padre también se folla a tu hermana.

-¿Cómo dices? Me quedo casi sin voz.

-Somos una familia incestuosa. Así que no pasa nada porque tu hermana nos vea.

Mi madre abre la puerta y deja entrar a mi hermana. Yo me quedo sin palabras.

-Veo que ya habéis follado por primera vez. Dice mi hermana bajándose las bragas y sentándose en el váter a mear.

-Pues si cariño. Le responde mi madre.

-Está bien. Pero si papá no estuviera durmiendo, podríamos hacer un cuarteto genial.

Yo me quedo paralizado por la idea. Solo pienso en que quieran que folle con mi padre y yo por ahí no paso.

Mi hermana me mira fijamente. Parece que me haya leído el pensamiento porque me mira y me dice:

-Tranquilo hermanito. Solo tendrás que follar con las mujeres de la casa.

Justo en ese momento se abrió la puerta del baño. Era mi padre desnudo y con la polla morcillona. La tenía casi más grande que yo en erección y me sentí un poco acomplejado.

-Vamos a ver qué hace toda la familia aquí reunida dijo y sonreía.

-Estamos descubriendo a tu hijo un mundo que no conocía. Dijo mi madre.

-Pues eso está muy bien.

En eso mi hermana, que se había quedado mirando su polla, se agacho y sin decir nada comenzó a mamársela a mi padre, que echó la cabeza hacía atrás. Y siguió hasta que alcanzó una erección plena.

Se levantó y cogió a mi padre de la mano y lo llevo a su habitación. Mi madre y yo les seguimos.

Mi hermana se tumbó boca arriba y abrió sus piernas y las elevó sobre ella.

Mi padre se colocó sobre ella y se giró a mí y me dijo:

-Así es como le gusta a tu hermana. Fíjate bien

Coloco su polla en la entrada de la vagina y se la metió de un golpe. Mi hermana hizo uff.

Y entonces mi padre comenzó a bombearla con movimientos fuertes y constantes.

Mi madre y yo seguíamos de pie desnudos contemplando como follaban los dos.

Los gemidos de mi hermana iban en aumento, pero mi padre no se detenía. Seguía con si ritmo constante.

Como 5 minutos después mi hermana tuvo su primer orgasmo. Mi padre entonces frenó el ritmo y saco su polla de ella y me dijo que me acercara.

Su polla babeaba líquido pre-seminal y el coño de mi hermana rezumaba sus fluidos. Mi padre frotó su polla contra el clítoris de mi hermana mientras estaba casi se desmaya de gusto.

Yo asentí con la cabeza cuando el paró, como diciendo que había entendido lo que tenía que hacer la próxima vez que me tirara a mi hermana.

Luego mi padre volvió penetrar a mi hermana y así siguieron follando un rato más. Mientras pasaba esto, mi madre agarró mi rabo que estaba tieso y empezó a masturbarme.

Cuando veía que llegaba al orgasmo me acercó a mi hermana me corrí en su cara mientras mi padre estaba terminando de tirarse a su hija.

Solo salpiqué un par de gotas a mi hermana por mis corridas anteriores.

Por aquel entonces mi padre estaba rojo y congestionado. Estaba a punto de correrse por lo que notaba en sus jadeos y mi hermana parecía que iba a morirse de gusto.

En ese instante mi madre encendió la mini cadena dela habitación de mi hermana y subió el volumen al máximo, para que no los oyeran, justo cuando ambos se volvían a correr, mi hermana por segunda vez.

-Ughhh Aaahhhh ¡me corroooo! Gimió mi padre.

Y a la vez mi hermana.

-¡Aaaah! ¡Papaaaa!

Terminó de bombearla y se paró, quedándose un rato dentro de ella.

Cuando recuperaron la respiración, se salió de dentro de ella y se tumbó a su lado.

Mi hermana me dijo:

-¿Has visto hermanito? Tú me follas bien, pero papi me folla todavía mejor. Mañana espero que hayas aprendido bien y lo hagamos también como hoy.

Me quedé pensando y supe que mañana sería un buen día. Ahora sabía cómo satisfacerla.

Y también tendría que satisfacer a mi madre…

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