Que mi esposa Elizabeth me es infiel, eso lo es desde que nos casamos, de echo desde antes de casarnos ella me era infiel, que si me gusta, si y bastante, me considero un cornudote tremendo, y lo disfruto tanto como ella o hasta más, al grado que le permito recibir a sus amantes en nuestra casa, claro siempre y cuando este yo presente o escuchando, y comenzaré con un breve relato, que sucedió hace poco,
Ese día se organizó una fiesta en el fraccionamiento donde vivimos, yo la verdad solo comí y tome un poco y me fui a casa, dejando a Elizabeth con una de las vecinas, me sentía algo cansado y no tenía humor, así que estando en casa, destape una cerveza y me senté a ver la tele, las horas pasaban y ya casi a la media noche, decidí bajar a buscar a Elizabeth, salí del apartamento y baje al patio, aún estaban las mesas y había varios vecinos, pero no vi a mi esposa por ningún lado, comencé a caminar por el enorme patio del fraccionamiento y llegue hasta donde estaba el camión de los que habían llevado la comida, era un camión grande y se veía que dentro estaba adaptada una especie de cocina y fue en ese momento que escuche su voz.
– jajaja… espérense muchachos… noooo… jajajaja
No creía que Elizabeth estuviera dentro de aquel camión, así que me acerque más y me escabullí entre la pared y la parte trasera del camión y trate de ver por las hendiduras de la puerta y lo primero que vi fue a Elizabeth, empinada sobre una mesa de madera, y desnuda de la cintura para abajo y eso no era todo, detrás de ella, había un tipo bastante fornido penetrándola, me quede algo asombrado, ya que Elizabeth a pesar de todo, siempre había sido discreta con sus amoríos, pero como buen cornudo, me quede viendo aquel espectáculo, aquel tipo la estaba cogiendo de una forma bastante brusca, sus caderas se movían de atrás hacia adelante rápidamente, y ella solo se sujetaba de la mesa,
– mmhhhh… que rica vagina tienes mamacita…
Aquel tipo se estaba dando un buen agasajo, y Elizabeth lo estaba gozando
– teee… gusta… comoo… mememe… cogeeesss…
Elizabeth no dejaba de gemir y su voz se escucha entrecortada, y eso quería decir que la muy puta lo estaba gozando.
– siiii… tienes tu vagina bien cerradita… jajajaja… tu marido no te da verga… jajajaja
Elizabeth apoyaba sus manos en el filo de la mesa tratando de soportar las fuertes embestidas, pero le era imposible, la pelvis de aquel tipo se impactaba contra sus nalgas rápida y bruscamente y no solo eso, sus nalgas también eran blanco de fuertes nalgadas, lo que hacía más morboso todo aquel espectáculo, pero de un momento a otro, escuche como la puerta de enfrente del camión se habría, rápidamente me separe y me di cuenta que había entrado otro tipo, eran dos cabrones, los que la estaban cogiendo hay dentro.
– ya mero terminas, déjame cogerla de nuevo.
– si espérate, ya mero termino.
Aquellos dos cabrones se la estaba turnando, cuanto tiempo llevaría hay dentro mi esposa…?? El cabrón que la estaba penetrando la sujeto fuertemente de las caderas, se quedó quieto unos instantes y comenzó a gemir, había terminado y lo había hecho dentro de ella, lentamente se separó y después escuche a Elizabeth decir.
– rápido, que mi esposo me está esperando…!!
El otro tipo se acomodó tras de ella, se bajó el cierre saco su verga y de un empujón se la metió por completo, Elizabeth al sentirse de nuevo penetrada, lanzo un fuerte grito, pero eso no detuvo a su amante en turno, ya que este comenzó a mover sus caderas aún más rápido que su amigo, pero aunado a eso, aquel tipo tomo los brazos de Elizabeth y se los jalo hacia atrás, provocando que ella se empinara más y quedara completamente inmóvil.
– así hay que cogerse a estas putas, duro y sin piedad… jajajaja
Aquel tipo comenzó a moverse más y más rápido y Elizabeth no dejaba de gemir.
– yaaa… yaaa… detenteee… porfavorr… detente…
Pero aquel tipo parecía que disfrutaba con los gritos de Elizabeth, su pelvis chocaba tan fuerte contra las nalgas de mi esposa que hasta la levantaba un poco de la mesa, sin duda la verga de aquel tipo le estaba llegando hasta el fondo y la estaba haciendo sufrir.
– haayyyy… haayyy… yaaaaa… detenteeee…
Aquel tipo parecía desquiciado, y eso me estaba gustando bastante, pero lamentablemente aquel tipo termino demasiado rápido ya que a los pocos minutos de estarla penetrando de esa forma, comenzó a gemir y después se quedó quieto, por segunda vez habían terminado dentro de la vagina de mi esposa, lentamente aquel tipo se retiró de ella y Elizabeth al sentirse liberada se enderezo y les comenzó a decir.
– chicos son unos salvajes, pero me gusto bastante.
Me quise quedar más tiempo pero no me quería poner en evidencia, así que me volví a escabullir, rápidamente atravesé el patio y llegue a casa, destape un cerveza y me senté a esperarla, estaba acostumbrado a las aventuras de mi esposa, pero esta fue bastante caliente.
Continuara…