Me desperté y me quede contemplando a mi sobrina aun dormida en la cama, me levante y me fui hacia el cuarto de baño, me duche, me afeite y salí a vestirme, mientras me anudaba la corbata, Sandra se despertó, me acerque a ella y la bese con dulzura, le dije que se duchara y vistiera para bajar a desayunar, ella me respondió que no le apetecía, entonces le propuse que si quería mientras se arreglaba yo bajaría a tomarme un café y así saldríamos antes hacia la feria, me dijo que le parecía bien.
La cafetería del hotel disponía de terraza y me senté allí para tomarme el café y fumar un cigarro, aproveche para llamar a mi mujer, que todavía se encontraba de vacaciones con sus padres en la playa. Ella sabía, porque se lo había dicho por teléfono, que su sobrina se encontraba conmigo, ya que le había contado la misma mentira que a su hermana, diciéndole que ella dormía en otra habitación, cuyo pago lo hacia los organizadores y proveedores de la feria. Le estuve contando que le tuve que comprar un traje por culpa de que su ropa era demasiado informal, no le dije que también le había comprado una para la noche, ella se reía y me decía "¿qué esperas de una niña?" yo le daba la razón e intentaba convencerla de que me tenía que haber callado y no haberla invitado, mi mujer me consolaba diciéndome "pobrecilla, le hace ilusión ir de viaje y ver sitios nuevos", en aquel momento empecé a tener un poco de remordimientos, ya que mi mujer no podía ni imaginar lo que Sandra y yo hacíamos, pero se pasaron de seguida ya que mi sobrina apareció por la puerta, estaba increíble, no parecía ni ella, aquel traje de chaqueta le sentaba de fábula, sus piernas perfectas cubiertas por unas medias que brillaban, su culo realzado por la falda ajustada, esa chaqueta abrochada que hacía que se le viera el canalillo, por donde se podía ver unos pocos milímetros del sujetador negro, que la tarde antes le había comprado, su pelo rubio alisado, perfectamente maquillada, cualquier persona que no la conociera podría pensar perfectamente que tenía unos 20 años.
Me despedí de mi mujer, cogimos un taxi y nos fuimos hacia la feria. Pasemos toda la mañana visitando stands de proveedores y clientes, como dije anteriormente, la visita a este tipo de eventos era más por compromiso que por otra cosa. Lo que más me estaba gustando era ver como todos los hombres miraban a mi sobrina, yo no la presentaba como tal, sino como una estudiante que había empezado en mi empresa como representante en prácticas. Llego la hora de comer y nos dirigimos a un restaurante que se encuentra dentro del recinto, durante el almuerzo le pregunte que le parecía la visita, ella me contesto que le estaba gustando pero que no se enteraba de nada de lo que hablábamos o nos enseñaban, le dije que era normal y le propuse que si quería nos podíamos ir, ya que tampoco me estaba siendo productiva esa visita y estaba harto de dar vueltas, ella acepto diciendo que haríamos lo que yo quisiera.
No me lo pensé y volvimos al hotel, lleguemos a la habitación, ella me dijo de desnudarse para darse una buena ducha, le pedí que esperara, me acerque a ella y comencé a besarla. Verla vestida tan formalita y pareciendo una mujercita de negocios, me ponía muy cachondo. No tarde mucho en desabrocharle la chaqueta, le baje el sujetador sin tirantes y deje sus tetitas al aire, comencé a acariciarlas, luego fui bajando mi mano, le subí la falda y la metí entre su tanga, empecé a pajearla mientras nuestras lenguas seguían retorciéndose. Conseguí que su coño se humedeciera bastante, mi mano estaba completamente mojada debido a la paja que le estaba haciendo, paremos y me desnude completamente, ella se quitó las medias y el tanga, cuando se disponía a desabrochar la falda le dije que parara, ya que me excitaba mucho el poder follármela vestida con aquel atuendo, no dijo nada respecto a aquella petición, me senté en una silla y ella se colocó encima de mí, con su mano llevo mi polla hasta su coño y se la metió, pronuncio un "uhhmmm" que me encanto, antes de empezar a cabalgarme, me pidió que le quitara el sujetador, metí mis manos por dentro de su chaqueta y lo desbroche, luego empezó a subir y a bajar lentamente, para ir subiendo el ritmo. Aparte del placer de poder follarme aquella belleza se le sumaba el morbo que me estaba dando, verla con la falda hasta la cintura y la chaqueta desabrochada, pudiendo lamer sus pezones a la vez que ella saltaba encima de mí. No tardó mucho en empezar a gemir más fuerte y yo a sentir las contracciones de su coño que anunciaban la corrida que estaba teniendo. Deje que disfrutara del orgasmo, cuando note que ya había terminado, me levante sin sacar mi polla de dentro de su coño, ella se abrazó a mi cuello y llevándola en volandas me fui hasta la cama, allí la tumbe, quedándome yo encima de ella, continúe bombeando su coño, estaba a punto de correrme, pero quería que ella volviera a tener otro orgasmo, metí mi lengua en su boca y comencemos a besarnos intensamente, no pude aguantar más y comencé a correrme dentro de su coño, ella al recibir mi leche le vino el orgasmo, nos corrimos juntos sin parar de comernos la boca. Tras deleitarme un momento de la sensación de su coño inundado, la saque y nos quedemos tumbados, con nuestras respiraciones al máximo, como si hubiéramos corrido una maratón, ella solo pudo emitir un "guau", le di un pequeño beso en los labios.
Encendí el televisor y nos quedemos encima de la cama, viendo un programa que echaban, yo seguía desnudo y lo que me sorprendió, además de gustarme mucho, fue que mi sobrina se terminó de quitar la ropa y se quedó desnuda completamente tumbada junto a mí, como si fuera la cosa más normal del mundo.
Pasaron un par de horas, yo había dado una pequeña cabezada, Sandra en cambio había estado despierta viendo la televisión. Allí seguía ese ángel desnudo delante de mí, aunque sabía que aquello no estaba bien, a mí me encantaba, por la sonrisa de ella al ver que me había despertado, sabía que ella estaba igual que yo. Empecé de nuevo a acariciar su cuerpo, ya que la suavidad de la piel me electrizaba, ella no tardo en corresponderme, pero sus manos se fueron bajando rápidamente hacia mi entrepierna, quería más sexo, pensaba que solo los hombres éramos insaciables a esa edad, pero no, las chicas de 18 también lo son, mi polla reaccionaba lentamente a sus caricias, aunque solo tuviera 30 años, ya no podía seguir el ritmo que llevaba con mi sobrina desde final de la anterior semana. Se fue bajando sin decir nada, empezó a recorrer mi polla con su lengua, eso hizo que hay si empezara a aumentar su tamaño considerablemente, después de ensalivarla bien, la metió en su boca, nuevamente comprobó que no podía chuparla como ella quería, pero salió airosa, lamiendo y chupando el capullo, mientras me pajeaba. Aunque no fuera una buena mamada, me daba un placer inmenso, al estar de rodillas junto a mí, mientras no soltaba mi polla, le cogí las piernas y me fui llevando su culo hacia mi cabeza, la situé bien y comencemos un 69 glorioso, su coño ya estaba babeando por su excitación, ayude a lubricarlo comiéndoselo con ahincó. De repente escuche "Dios, que comida de coño", aquello me animo a esmerarme y lamérselo como nunca, no tardo en correrse, mientras yo intentaba introducir mi lengua todo lo que podía dentro de ella. Pese a que era el tercer orgasmo aquella tarde y el quinto en menos de 24 horas, ella quería más, sin cambiar de postura, se deslizo hacia adelante y metió mi polla dentro de su coño, inclinada hacia delante, tenía una vista esplendida de ese culo que me estaba volviendo loco, además de ver mi polla entrando y saliendo del interior de su vagina, entre esa vista y la postura que tenía que hacía que se apretara más mi polla dentro, no tarde en correrme, ella al sentir la leche exclamo un "ooooohhh" como de decepción, por no poder haber llegado nuevamente al orgasmo. Le dije que no se enfadara que todavía nos quedaba toda la noche, ella se rio, se levantó de la cama y dijo que iba a ducharse para arreglarse, ya que quería estar radiante y por lo cual tardaría un par de horas, yo le dije que mientras aprovecharía para salir a dar una vuelta.
Me vestí, baje al restaurante del hotel y me tome una copa en la terraza, mientras fumaba un cigarrillo, aproveche también para llamar a mi mujer nuevamente, le dije que acabábamos de llegar de la feria y que cenaríamos y nos acostaríamos temprano, me pidió que no tardara mucho ya que la semana anterior le prometí que cuando volviera, me iría directamente hacia la playa para poder estar el viernes por la noche con ella, le dije que sí y me despedí. Después de tomarme la copa, salí a dar un paseo, compre un regalo para mi mujer y entre en una farmacia para comprar un bote de gel lubricante, tenía que aprovechar mi última noche con Sandra.
Al volver mi sobrina estaba terminando de arreglarse, estaba radiante, llevaba el vestido que le había comprado, corto por debajo de su culo, súper-apretado, con ese único tirante en su hombro, se había recogido el pelo en un moño, ese peinado realzaba el vestido e incluso sus tetas parecían algo más grandes, se me olvidaba deciros que gracias a la compra del conjunto de lencería pude adivinar que tenía una 80 de pecho, aunque tiempo después me confesó que tenía un poco menos, ya que los sujetadores se le quedaban anchos. Me duche y me arregle yo también.
Salimos a cenar, lleguemos a un restaurante que tenía muy buen pinta y no se encontraba muy alejado del hotel, cenemos estupendamente y antes de terminar nos tomemos la primera copa allí, le pregunte al camarero que nos había atendido, que me recomendara algún sitio para divertirnos un poco, me indico por donde se encontraba un disco-pub que en esa época del año se encontraba todas las noches lleno y que había muy buen rollo. Nos dirigimos hacia allí, al llegar vimos estaba muy bien, gente muy sana, buena música y buen ambiente. Comencemos a beber y a bailar, poco a poco nos fuimos calentando nosotros, sobre todo cuando me fije que las medias que Sandra llevaba no eran pantys, como las que llevaba por la mañana, sino medias que acababan en una costura negra, que al subir su vestido por el baile, se dejaba ver. Me acerque a su oído y le dije que me volvía loco al ver esa costura de sus medias, ella sonrió y me susurro "pues veras como te pones cuando te dijo que no llevo bragas" y para demostrarlo cogió mi mano y disimuladamente, mientras bailábamos un tema latino bastante pegados, la llevo por debajo del vestido, pude sentir su coño ya chorreando.
Pese a que me moría por volver a follarla, seguimos en la discoteca unas pocas horas más, cosa que hizo que nos calentáramos aún más, los morreos y los tocamientos disimulados no cesaron, incluso volviendo al hotel.
Al llegar a la habitación, no podía aguantar más el dolor de polla que llevaba, ya que toda la noche había estado dura, justo cerré la puerta y empuje a mi sobrina contra la pared, me baje el pantalón y subí su vestido para poder ver ese culo, abrí sus piernas y le metí mi polla de un solo empujón, su coño acepto la visita de buen agrado, debido a lo cachonda que también estaba Sandra. Follándola de pie contra la pared, no tardemos en corrernos, ella apenas un minuto antes que yo. Tras sacársela y ya tranquilizarnos un poco, nos desnudemos, pero cuál fue mi sorpresa al ver que mi polla seguía estando en pie de guerra, desde mi adolescencia que me era casi imposible echar 2 polvos seguidos sin un mínimo de descanso. Mi sobrina se dio cuenta también y no quiso perder la oportunidad, comenzó a besarme mientras nos tumbábamos en la cama, primero en la postura del misionero y luego ella cabalgando encima de mí, se corrió otra vez. Me levante para coger el lubricante que había comprado por la tarde, le pedí que se pusiera a cuatro patas, ella me obedecía como una autentica zorra, me situé detrás de ella y empecé a follar su coño, mientras lubricaba bien su ano, no tarde mucho en poder introducirle 3 dedos hasta el fondo, por lo que saque mi polla de su coño y empecé a meterla en su culo, por el lubricante y que varios días antes ya se lo había follado, mi polla no tardo en desaparecer dentro, esta vez ella no dio muestras de dolor o malestar, mientras embestía su culo con fuertes pollazos, sin darme cuenta le di un azote, ella dio un respingo y un gemido más fuerte que los anteriores, le había gustado, al ver su reacción empecé a darle más azotes, al ritmo que arremetía más fuerte mi polla contra ella, no tarde en ver sus nalgas ya rojas, ella en cambio estaba desatada y comenzó a gritar "me corro", al correrse, su ano se contrajo de tal manera que estrujo mi polla, dándome una corrida maravillosa. Tras unos minutos relajándonos, me dijo que el último orgasmo había sido increíble y que nunca se había corrido de esa manera, la bese y le prometí que tendría más como ese, cuando coincidieran días cómo los anteriores.
Mire el reloj y eran casi las 4 de la madrugada, puse el despertador a las 7, me esperaba un madrugón de cojones, pero tenía que ser así para no romper la promesa que le había hecho a mi mujer, ya que ella se pensaba que a las 10 o por ahí nos habríamos ido a dormir.
Volvimos a dormir abrazados, no tardo en sonar el despertador, nos duchemos, nos vestimos y volvimos a nuestra provincia, por el camino la conversación seguía caliente, eso me animo bastante ya que tenía muchísimo sueño. Antes de dejarla en su casa, se despidió diciéndome "espero que no tardemos mucho en poder estar solos algún día", le dije que lo intentaría, pero que iba a ser mucho más difícil ya que mi mujer volvía la semana siguiente de vacaciones, pero que no se preocupara todo llegaría. Si algo he aprendido en lo que llevo vivido, es que las cosas llegan por si solas.