Nunca me imaginé que terminaría siéndole infiel a mi marido y menos con al amigo de mi hijo. Mi nombre es Isabel y tengo 37 años, desde que me case hace ya 18 años solo me he dedicado a las tareas del hogar y del cuidado de Juan mi único hijo.
Un día mi hijo Juan llego de la escuela acompañado de un amigo, su nombre era Adrián y tenía 18 años, mi hijo me dijo que se acaba de mudar y que era nuevo en la Preparatoria, desde ese día era muy común ver a Adrián en mi casa después de la escuela al menos 2 o 3 días por semana, llegaban comían y rápidamente se iban a su recamara a jugar video juegos.
Una tarde después de comer mí hijo y Adrián se fueron a jugar videojuegos como siempre, por mi parte me puse a lavar la ropa sucia que tenía acumulada, termine por lavar todo y ya solo me faltaban unas cuantas prendas que se encontraban en un cesto en el fondo del baño.
Al llegar al baño abro la puerta y me encuentro a Adrián con mí brasier oliéndolo y masturbándose con el, me quede sorprendida con lo que estaba viendo, Adrián y yo nos vimos a los ojos y sin saber que decir cerré la puerta y me fui a la cocina, a los pocos minutos llego Adrián con la cara toda roja tratando de darme una explicación le dije que no era necesario y pretendiera que no pasó nada.
Pero Adrián insistió y me dijo que desde la primera vez que me vio quedo fascinado por mí, sus palabras me dejaron impresionada, yo soy delgada pero no tenía un cuerpo tonificado y aun que tenía los pechos grandes y estaba nalgona la verdad es que yo no me sentía nada atractiva.
Adrián continua diciéndome lo hermosa que era y me dijo que lo que más les gustaba eran mis grandes pechos y que se moría de ganas por verlos, me quede asombrada por su confesión me dijo “disculpe señora Isabel pero ya no soporto más, usted me vuelve loco, déjeme ver sus pechos por favor”, le dije que no y que se fuera pero Adrián siguió suplicándome que le enseñara mis pechos.
No sé por qué, pero hubo algo en su forma de implorar que me ablandó y accedí a su petición pero le dije que solo sería una vez y que nunca le dijera a nadie, coloco mis manos en mi blusa levantándola y baje mi brasier mostrándole mis pechos, Adrián se quedó impresionado me dijo que eran mucho más grandes de lo que había fantaseado y que siempre las había querido ver.
Me sentía bastante excitada por los comentarios de Adrián, nos tardó en pedirme que lo dejara tocar mis pechos, en ese momento me sentí tan deseada que sin explicarme aun ahora accedí a su petición. Coloco sus manos en mis pechos y gentilmente los fue apretando y masajeando, sus manos recorrieron cada parte de mis pechos.
Mis pezones se pusieron duros por las caricias de Adrián y sin darme cuenta coloco su boca sobre ellos chupándolos, di un pequeño gemido que rápidamente ahogue por temor que me escuchara mi hijo, llevaba mucho tiempo desde que lo hice por última vez con mi marido, Adrián seguía chupando y piñizcando mis pezones, de repente se detuvo para sacar su miembro duro del pantalón “Ya no aguanto más señora Isabel -dijo sacando su miembro del pantalón- por favor déjeme masturbarme viéndola”.
Su miembro estaba totalmente rígido, no puedo creer que estuviera así de duro por mis pechos, estaba tan caliente que accedí nuevamente, Adrián chupaba y masajeaba mis pechos al mismo tiempo que se masturbaba, tenía que terminar esto rápido antes que me hijo nos pudiera descubrir. Intentando hacerlo acabar rápido coloque mi mano sobre su miembro y comencé a masturbarlo.
Movía mi mano con rapidez pero Adrián no parecía eyacular, me sorprendió la resistencia que tenía, mi marido jamás hubiera aguantado tanto, Adrián me dijo que su máximo sueño era meter su miembro entre mis pechos y que se lo frotara con ellos. Estando excitada y con temor a que mi hijo se fuera a dar cuenta acepte.
Me puse de rodillas y acomodo su pene entre mis pechos, junte mis manos apretando su pene, comencé a moverme de arriba abajo recorriendo todo su miembro con mis pechos a un ritmo lento “Me voy a correr señora Isabel, esto es un sueño hecho realidad –dijo mirándome a los ojos– no sabes todos las veces que me masturbe imaginado esto”.
Al sentir su respiración agitándose acelere el movimiento de mis pechos, Adrián no aguanto más y termino eyaculando sobre mis pechos cubriéndolos con su semen, su pene seguía pulsando y soltando hasta la última gota de semen. Nunca pensé que fuera a eyacular tanto, algunas gotas de su semen llegaron hasta mi cara, sentía lo caliente de su semen en mis pechos “Gracias por cumplir mi fantasía señora Isabel dijo recuperado su aliento”.
Me sentía orgullosa de haber despertado tanto desea en un jovencito y tenía un sentimiento de satisfacción que había olvidado hace mucho tiempo, me levante y le dije que mantuviera esto en secreto, en especial de mi hijo y le ordene que regresara con mi hijo.
Me sentí aliviada de que mi hijo no se dio cuenta de nada, me dirijo al baño para tomar una ducha y quitarme el olor del semen de Adrián, estaba algo sudorosa y aun sentía mis pezones duros, me puse bajo el agua lavando mi cuerpo y pude sentir que mi vagina estaba mojada, nunca pensé que un jovencito fuera a excitarme tanto.