Acabo de bañarme y asearme a conciencia.
El día de ayer fue intenso.
Estuvimos todo el día recorriendo Puerto Vallarta y por la tarde noche, al regresar al hotel mis amigos se emborracharon a conciencia ¿El motivo?, el cumpleaños de El Herrero y la partida a España de Vicente.
La noche fue fenomenal, hubo ambiente y fiesta a raudales, muchos chistes, bromas y anécdotas, baile y sexo… mucho sexo.
Si bien tomé muy poco, mis amigos saben que no me gusta, me siento con una leve resaca, por la desvelada y la tarea de complacerlos a todos.
Hay partes de mi cuerpo que resienten la tarea, por ejemplo, mi boca… todavía siento algo de irritación, el paladar necesita descanso… y mi culo… Tanto placer, tantas veces… Dirijo mi mano derecha y lo acaricio poco a poco… No siento mucha molestia, ayer se portó a la altura, dio batalla y no se rindió, mi curiosidad no aguanta e introduzco el dedo medio, poco a poco, entra fácil, lo retiro y con suavidad, chupo la punta, la lleno de saliva y la vuelvo a meter, este día será sin duda de reto, y estará listo…
Con calma y sin abrir los ojos, me acaricio, con suavidad, poco a poco, disfruto mi piel, dicen que es muy suavecita.
A mis 18 años y 56 kilos, parezco de 15 o 16, mi figura delgada atrae la atención.
Son las 10 de la mañana, mis amigos estarán dormidos en la sala donde fue la borrachera, mientras aprovecho, para tomar un descanso, cuando estén al 100, el ambiente va a empezar de nuevo y con ello la exigencia.
Así que trato de dormir y descansar.
De pronto siento que se abre la puerta… sigo como estoy, no me muevo y trato de adivinar quién es.
Poco a poco, se acerca a la cama y se sienta a mi lado.
Me descubre poco a poco y al percatarse que estoy desnudo y dispuesto, resopla.
Con sus manos empieza a acariciarme la espalda y poco a poco baja hasta las nalgas.
Es El Herrero.
De los 4 es el que mejor acaricia, todavía no comprendo, como sus manos tan rudas y fuertes, tan rasposas, son capaces de acariciar tan hermoso, suave… Electriza, a sus 20 años, es un gran amante.
Vicente, cuando dedica atención a mis nalgas, las aprieta y las muerde.
Chuy, las amasa, las lame y chupa…
El Fierros, las jala y las separa… Como que quisiera arrancarlas, a veces pellizca.
El Herrero, las acaricia.
Con la punta de la lengua me recorre la espalda, desde el cuello y se detiene justo donde comienzan mis nalgas, la recorre dos… tres veces, mientras resopla con suavidad.
Sus caricias son suavecitas, apenas tocan mi piel, circulares… Son tan electrizantes, me encienden.
-Buenos días, me dice.
Sin abrir los ojos, le digo.
-Feliz Cumpleaños.
Y entonces me besa, en los labios, suavecito, despacio, empieza a introducir su lengua… lo dejo y entonces me volteo y quedamos frente a frente, el encima de mí, me abraza con pasión y nos besamos, me entrego, total.
Sus manos no se quedan quietas, me acarician, me someten.
Sus 85 kilos se notan, me cubren por completo.
Acostado como estoy trato de levantar mis piernas, trato de acomodarme en misionero, para que el disponga de mi cuerpo.
Tarea compleja, él es físicamente muy grande.
Toma mis piernas y las separa… me puntea con su verga…
Se levanta de la cama y tan simple… no puedo evitarlo, ese cilindro hermoso de su verga me impresiona… largo, grueso, recto.
-Hagámoslo como me gusta.
Lo complazco y me volteo boca abajo, tomo el cojín más duro y lo coloco a la altura de mi abdomen, así mis nalgas quedan un poco altas.
El busca y encuentra una crema y me empieza a acariciar las nalgas, las besa, siento los bellos de su barba y bigote, duros, me excitan.
Poco a poco sus dedos encuentran mi culo, lo acarician, lo tantean… un dedo trata de introducirse, gimo… Él se detiene, pero al momento continua.
Se unta un poco de crema y empieza, siento frio… Me relajo.
Poco a poco, introduce el dedo medio, despacio… Me presiona la próstata… La acaricia, siento que el deseo me corre, no puedo evitarlo, comienzo a gemir… Espero no despertar a los demás… La presión se vuelve insistente…
Retira el dedo y vuelve a recorrer mi espalda.
Continua por breves momentos, introduciendo un dedo, da masaje circular a mi ano, me presiona cada vez más profundo, todo sin dejar de besarme.
Se monta sobre mí, uff, se nota que pesa.
Separa mis piernas y se acomoda justo en medio.
Separa con suavidad mis nalgas y dirige su verga, acomoda su glande justo en la entrada de mi ano y presiona.
Se unta un poco de crema y vuelve a presionar.
Cedo.
Todavía no logro comprender como ese enorme trozo (y todos los medianos y enormes trozos, en general) entra con tanta facilidad en mi ano.
Siento como empieza a entrar cada centímetro… El Herrero, es muy tranquilo.
El no mete su verga de un jalón o en etapas.
La mete poco a poco, lo disfruta… y con él, yo… Siento como cada centímetro entra en mi culo y poco a poco me va llenando el recto.
Cuando no puede meter más, se queda quieto, unos instantes que parecen largos, no deja de acariciarme y de pronto sus gemidos, empiezan a ser más fuertes, yo respiro con suavidad, me gusta sentirme lleno, y empieza a moverse.
Entra y sale, en movimientos rítmicos, ya no gime… grita y con el yo, imposible no despertar a los demás.
1, 2, 50, 100, no sé cuantas veces, el mete y saca.
Poco a poco sus movimientos se hacen más bruscos, de pronto me abraza y me sofoca, suda, me grita.
-Bebééé
Y se queda quieto.
A El Herrero, no le gustan los condones, así que su semen me llenará por completo y se derramará.
Sus trallazos, inundan.
Queda quieto, respira agitado y le digo.
-Feliz Cumpleaños, mi querido Herrero.
El solo jadea, después de un tiempo, sale poco a poco y se recuesta junto a mí, sonríe.
…
Y recuerdo como llegó a mi vida…