Visita de mantenimiento

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Hoy he realizado una visita de mantenimiento a una clienta, que días antes cuando la programo el corazón se acelera y cuando estoy con ella prueba a salirse. Es toda una Señora, rubia natural de cincuenta y algo de años, con mucho estilo, siempre con ropa y calzado de marca.

Tras realizar la revisión pertinente a los equipos. Me comenta que en la cubierta que cubre la piscina tiene unas escamas blancas y pregunta que puede ser.

Partiendo del sistema que tiene, electrolisis salina, le respondo que es sal. Y aprovecho la ocasión para echar rodillas en el suelo y comenzar a tocar la cubierta, mostrándole como al rascar con la uña desaparece. Acercándose ella, para verlo.

Muchas veces he soñado con estar en esa posición. Así que comentándole el origen de las escamas y en la posición de rodillas ante ella, no he podido resistir besar sus botas de estar en casa que aunque no son lo eróticas que pueden ser una botas de tacón, el estilo que tiene, hace que cualquier cosa incluso unas botas de agua, den ganas de echarse al suelo y sacar la lengua para lamerlas.

Ella ha debido notar algo o me ha visto, diciéndome si ha sido un beso lo que le he dado.

Yo desde esa posición y armándome de valor, le he contestado que sí. Que desde el día que la conocí cuando vino a mi empresa por primera vez, me quedé prendado de su estilo y forma de ser y es el motivo por el cual continúo haciéndole visitas de mantenimiento a los equipos que le instalé.

Ella contesta que efectivamente algo veía en mí que sospechaba que era un poco sumiso, pues cuando me invitaba a sentarme prefería estar de pie, siempre andaba con la cabeza baja y fijándome en sus pies.

Así que, dirigiéndose a la silla dónde estaba sentada indica que me desnude y comience a besar sus botas. Cuando llevo un rato, me ordena quitárselas, ocasión que aprovecho para introducir completamente la cara en ellas e inspirar, llenando completamente mis pulmones de ese bendito olor. Obteniendo una sonrisa y bofetada como consentimiento. A lo cual contesto con un beso en sus pies y un gracias mi Señora.

Me manda quitar sus calcetines y tumbarme con la cabeza a sus pies, por lo que comienza a introducir su pie dentro de mi boca, llenándola completamente. Cuando lo saca, comienzo con mi lengua a jugar entre sus dedos e ir chupando indistintamente uno u otro. Mientras con el otro pie, está tocando mi pene y testículos y con su mano comienza a masturbarse por encima del pantalón, hasta que consigue correrse. Poniéndose de pie y bajándose el pantalón y bragas, ordenándome limpiar sus jugos, respondiendo como un rayo lamiendo su delicioso clítoris hasta que se corre otra vez, saboreando su delicioso néctar.

Ordena que me vista y que a partir de ahora la visita que antes era bimensual se va a modificar siendo ella la que lo va a programar por lo que ahora el servicio va a ser 24 horas.

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