Hola nuevamente.
En mi relato anterior, les conté de Samuel, la forma como lo conocí y lo que fue pasando después. En contexto, Samuel vivió un tiempo en condición de calle. Y de tanto hablar y fumar juntos se dio entre nosotros una relación que se convirtió hasta hoy en lo mejor que nos pasó a los dos.
Ya llevamos como pareja varios meses, vivimos juntos, una relación que es solo para nosotros, ya que nadie conoce nuestra relación, incluso nuestras familias. Esta es la continuación de esa historia.
Ahora, hace unos días Samuel recibió una llamada, que obviamente no iba a recibir si estuviera en las condiciones de antes, ahora que está trabajando y tiene un buen sueldo, su familia se acordó de él, cuando su papá, estaba agonizando para que lo viera en sus últimos momentos, además, de pedirle plata para los arreglos del funeral. Fuimos los dos, obviamente solo somos amigos para todos los presentes, más considerando como miraban todos a Samuel, de manera despectiva, imaginando si nos llegábamos a presentar como pareja.
La cosa es que, estuvimos en la despedida, falleció el caballero, dos días larguísimos entre que velaban y el entierro, y debo decirles que aún no bajaba en féretro al hoyo; y los dos ya estábamos de regreso a nuestra ciudad y a nuestra casa. Obviamente él se quedaba en la casa de su mamá y yo en una residencial en el centro de la ciudad, y el pasó a buscarme y antes de irnos nos pusimos al día, no lo había tocado para nada en dos días. Ni un beso; nada. Entró a mi habitación, y en el primer beso y en lo que duró, nos desnudamos, nos metimos a la ducha, y tuvimos sexo, tranquilo haciéndonos de todo los dos para los dos.
El arrodillado frente a mí en el habitáculo de la ducha, mentía y sacaba mi pene de su boca, lo lamía y chupaba con deleite. Después era mi turno, yo quería chupa su pene idealmente hasta que acabara, se paró frente a mí y mientras caía el agua sobre nosotros, saboreaba su pene metiéndolo y sacándolo despacio disfrutando cada envestida. Ninguno acabó la meta era otra, me levanté, el volteó como adivinando, y entregó su culo mojado, mis dedos dilataron lo justo su ano, y posicionando mi pene justo en la entrada de su culo, fue abriendo sus nalgas para para entrar en su culo, mientras gemía de placer, de una manera tan rica que más me excita.
Estuvimos entre pausas, 15 minutos, para que mi pene llenara ese culo tan rico de mi semen caliente en un final épico que él lo coronó eyaculando su leche caliente en mi boca, dándome chorros de lecha caliente que quedaron parte en mi boca, y chorrearon por mi pecho. Terminamos la ducha y dejando la habitación, salimos rumbo a nuestra casa.
Salimos en la tarde. Medio almorzamos y partimos. En el camino hablábamos de lo extenuante del velorio y que durante esos dos días y medio no habíamos podido darnos siquiera un beso ni mucho menos sexo y eso nos fue calentando.
Veníamos solos casi cayendo la noche… y decidimos para un rato para descansar (habíamos dormido poco con los del velorio y funeral) en el camino, están las ruinas de una vieja estación, lo que queda de los muros de casa de hace mucho tiempo virtualmente abandonadas, entramos al sector y nos estacionamos detrás de uno de esos muros, bajamos yo encendí un cigarrillo mientras mirábamos lo que quedaba de ese pueblo y Samuel me toma me abraza y me un beso, que obviamente correspondí con agarrarlo de las nalgas como poniéndonos en ese momento al día con nosotros.
Aprovechamos que está cayendo ya la noche, seguíamos besándonos, le quité la camiseta, y él a mí, pero, yo quería hacerlo mío -de nuevo- fueron dos días y medio que ni siquiera le di un beso; dos días y medio que quería tenerlo en mi cama, para hacerle el amor y no podía. Fuimos de a poco quitándonos la ropa para quedar desnudos, total ya caía la noche, estábamos lejos de la carretera y se supone nadie andaría por ahí.
Debo decirles que recuperamos en parte el tiempo que perdimos estos días, sentir el sabor de su pene erecto en mi boca, y el mi pene en su boca, rozarnos desnudos al intemperie, tenerlo en cuatro para lamer su culo y prepararlo para mi pene, era y excitaba más. Estábamos tan metidos en lo nuestro que descuidamos cualquier cosa que pudiera ser o pasar cerca de nosotros, solo oíamos vehículos en la distancia que iban y venían por el mismo camino en que nosotros íbamos antes de entrar a lo que quedaba de la estación.
Totalmente despreocupados del entorno y lo que pasaba. Cuando estábamos tan calientes, el apoyo a una de las paredes poco inclinado hacia atrás, y mi pene entraba y salía de su culo mientras gemía, y yo le daba despacio pero con ganas, para aprovechar el momento. Estuvimos mucho rato, cuando un ruido cerca que (según nosotros) no debía ser, nos alertó en una abrupta y desagradable interrupción.
No nos dimos cuenta que una patrulla de la “policía” (aquí se llama de otra manera) había aparcado al lado o cerca de donde habíamos dejado nosotros nuestro auto. Y hay lo de “totalmente despreocupados”, porque estaban con faro busca caminos, y con baliza. Solo le faltó la sirena y el cuadro estaba completo.
Los policías apagaron el busca caminos y la baliza y estuvieron -no sabemos cuánto tiempo- mirando lo que hacíamos. Cuando nos dimos cuenta que estaban ahí dos personas, mirándonos que al verlos mi pene salió de Samuel, y caímos al suelo buscando algo para cubrirnos. Los dos observantes estaban -mirándoles- la cara, totalmente deleitados y más que calientes, y entre las disculpas que balbuceamos Samuel y yo, se acercaron y nos pidieron tranquilidad.
No sé cómo, en ese momento, estando desnudos, en medio del sexo, en un lugar público y con prohibición de acercarse o entrar al recinto. Mas con el culo de mi novio dilatado, y mi pene durísimo, No sé cómo, podríamos estar “tranquilos”.
Nosotros tratando de vestirnos, y ojalá poder salir ilesos de ahí. En ese entre tanto, el “policía” mayor, se puso en el lugar del policía malo (aunque era el que tenía más cara de caliente) se acercó y empezó a dar catedra de lo que habíamos hecho, y donde. Que era un lugar protegido (cayéndose a pedazos desde hace años) pero, protegido como patrimonio y otras cosas más y se acercó, para terminar de preguntando “Como íbamos a arreglar esto, para que nadie salga perjudicado” por en sus palabras “un momento de calentura, lo tiene cualquiera” y agarrando con fuerza la nalga de Samuel y la mía nos preguntaron, como lo resolvíamos.
Reconozco que nos tiramos al suelo, cuando nos preguntó. Por imagen ante familia y trabajo, que por cierto nadie conoce lo nuestro, íbamos a hacer cualquier cosa, para evitar una sanción mayor, y esperábamos que fuera de la mejor manera.
Cuando los dos policías, nos dicen a modo de consulta “como íbamos a resolver esto” se me vino a la mente el pago de algo, pasando por alto ir a la prefectura. Pero, eso puso en duda cuando la mano del “policía”, nos levantó por las nalgas, y buscó en particular el ano dilatado de Samuel. Lo que vino después no fue más alentador, quitándose parte del uniforme, nos pregunta por nosotros, y le contamos como iba lo de nosotros y el mismo planteó la forma de resolver el entuerto.
Samuel estaba atónito, asustado, yo sudaba de miedo, ya nos veíamos en un calabozo. Imaginando incluso que por el ingreso, todos tendrían que saber el motivo de por que llegamos ahí. Mi pene ya no estaba duro, estaba tan asustado como yo creo. Y no fue mejor cuando entró al juego el segundo “policía”.
A partir de este momento, se volvió todo muy sombrío, casi siniestro. Más cuando ya había caído la noche y solo nos veíamos la cara con la tenue luz que da la luna en uno de sus menguantes. Después del tiempo que da fumarse un cigarro, se puso detrás de Samuel y agarrando su pene, empezó a sobajear sus nalgas, y abrirlas hasta encontrarse con su ano. Samuel casi lloraba, lo propio hizo el segundo “policía” conmigo. Llevando mi mano hasta su pene que estaba duro debajo del pantalón de uniforme, bajó el cierre de su pantalón y ordenó que sacara su pene.
De donde estaba Samuel escuchaba lo mismo y cuando descubrimos sus penes -por cierto, enormes- nos dieron a elegir, como “arreglábamos esto”. Un mamón que significaba ir a la prefectura, con cargos de atentado contra la moral, por tener sexo entre dos hombres en un lugar protegido, patrimonio cultural o “en cuatro para que nos metieran su verga y con eso todo quedaba hasta ahí, no ha pasado nada, y cada pareja a su casa.
Mi corazón y el de Samuel latían a mil por hora, ambos sabíamos que estábamos a nada de ser violados prácticamente, por dos policías calientes que se iban a aprovechar de lo que habíamos hecho, para abusar de nosotros.
Para los dos, primordial era quedar sin antecedentes, o lo que fuera que judicialmente pudiera acontecer igual que para Samuel y decidimos entregarnos. Solo le pedimos hacerlo en el maletero de mi auto que tenía los asientos abatidos y daba espacio para hacerlo tranquilos y talvez algo más cómodos, además, la empezaba a enfriar la noche. Los dos accedieron. Se terminaron de desvestir, mientras yo abría el portalón de auto y ordenan que subamos primero, ya los cuatro dentro los dos “policías” vestidos solo con sus botas desatadas se dan un beso, mientras se toman el pene cada uno.
Obviamente más cómodos, nos acomodaron en cuatro, el más joven tomó a Samuel y el mayor detrás de mí, la espera en esa posición mientras se ponían los preservativos, se hizo larguísima, sentía los sollozos de Samuel, y mi corazón estaba que se salía del pecho. Básicamente no fueron agresivos, mientras sus miembros apuntaban a nosotros, hubo una pausa en la que los dos solo esperábamos una envestida brutal, pero no, entre caricias en la espalda y nalgas, sentí el gemido de la penetración a Samuel, que encorvó su espalda casi quedando en vertical. En lo que a mí respecta, ese gemido fue literalmente un grito, a pesar que quien estaba detrás de mi, no entró tan fuerte.
No fue fuerte o agresiva la penetración del hombre, para nada. Fue lenta. Pero, a mí, esta era la segunda vez que me penetraban. La primera fue hace muchos años, cuando no debía aún haber sido penetrado, pero, de ese momento entendí que me gustaban los hombres.
Las embestidas, casi eran amables, cada vez que entraba era un grito de dolor, que trataba de hacerlo menor bajando más la intensidad de su penetración. Lo mismo hacia el otro con Samuel, que estando acostumbrado que mi penetración, era otro hombre que esta vez quien lo follaba. Podíamos vernos, la luna alumbraba lo suficiente para eso, nos habían puesta tan cerca que podíamos mirarnos y nos tomamos de la mano, así no sé cuánto rato, entrándonos hasta que intensificaron los dos y sus pene entraba más profundo y más duro pasta que en un grito, acabaron dentro de nosotros. Los dos casi a miso tiempo en una sincronía candente perfecta.
Se quedaron dentro de nosotros en una silencio que nos pareció extraño, cuando Samuel me dice que mire hacia atrás y están los dos dándose un beso, que se veía más hermoso el cuadro estando iluminado con la luna.
Se besaban mientras su penes se ponían ya flácidos, cuando me retiré para tratar de ajustar nuevamente mi esfínter, que pensé estaba destrozado, porque dolía mucho, después de ese beso, ente ellos se quitaron el preservativo que estaban llenos de semen, y sus penes ya flácidos, estaban empapados de semen también, en eso el poco más joven le tomó el pene al mayor y se lo lavó con la boca, se lo metió en la boca y se bebía la leche que pudiese haber quedado ahí. Y sin ser menos el mayor, también le chupó el pene a su compañero, para levantarse y volverse a besar.
Este par, se besaba como si no hubiera ya mañana, dio la sensación de que se olvidaron de nosotros, pero no. Dejaron el beso y el mamón que se dieron quitándose entre ellos el condón, se acercaron a nosotros extendieron la mano para ayudarnos a ponernos de pie, nos “dieron permiso” para vestirnos; ellos se vistieron también y antes de despedirse, nos preguntan si tenemos cigarrillos, y si les convidamos un par.
Mientras fumábamos los 4 esta vez, nos cuentan sus historia de cómo llegaron a quererse. Mas que como compañeros de trabajo, como pareja en procedimientos. Todos los años juntos, en que pasaban días enteros, hacían todos juntos incluso dormir en la misma habitación en ocasiones, los llevó a sentimientos diferentes, que solo habían expresado con masturbación los dos en la misma habitación.
Solo se habían animado a besarse, cuando nos estaban penetrando o follando a nosotros, que se querían entre ellos, independientemente de sus parejas mujeres y matrimonio. Con todo eso, se disculparon, y nos propusieron juntarnos ¡No para follarnos como hoy! Pero, porque no, hacer una buena amistad, considerando que estábamos “socialmente en lo mismo”.
Les reconozco que lo que nos pasó después de hacer el amor con Samuel en ese lugar, nos llevó a pensar en una denuncia, pero, cuál sería el título de eso. -Denuncia por presunta agresión sexual de dos “policías” a pareja de hombres homosexuales que tenían relaciones sexuales en ruta a la ciudad- o que se yo. No sé, nos habíamos ido con dos números de teléfono, llegaos a la casa nos metimos a la ducha, para quitarnos el bochorno de lo que nos pasó. En la noche recibimos un mensaje, era del mayor saludándonos, nuevamente “disculpándose” e invitándonos a reunirnos a beber algo, en algún momento.
Recibimos ese mensaje el mensaje fue hace tres días, en que también pasó lo del sexo, en la estación y todo. Después de ese mensaje, nos hemos escrito y hablado, como amigos, y quedamos hoy de juntarnos, vamos a ir a un pub a tomar algo los 4. A conversar y conocernos; -conversar y conocernos…
Supongo que esa será una tercera parte.
Hola, hermosa experiencia!! Pensé que nunca más escribirlas! Siempre entro a ver si hay reloj tuyos y por fin!! Esperamos que nos cuentes más historias, más relatos de lo que hacen con Samuel!! Obviamente si llegan a coger con los policías! Eso nos calienta mucho!!! ***No se admiten datos personales en los comentarios***