Seduje a mi vecino

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Sucedió, Hace varios años, en un condominio de la Col. Nápoles de la ciudad de México, donde viví varios años. Era la administradora de este, lo que me permitía interactuar con los 11 condominios restantes, algunos de los propietarios rentaban sus departamentos y me pedían que me encargará de ese trámite.

Así conocí a este extranjero qué rento por 6 meses la propiedad.

Me había llamado la atención su estatura, pero solo eso.

Una ocasión que una hermana me visitaba, paso a dejarme el cheque de la renta y del mantenimiento, lo invite a pasar en lo que le realizaba el comprobante respectivo. Cuándo se marchó me pregunta mi hermana, ¿viste el tamaño de sus zapatos? A lo que respondí, claro, corresponden a su estatura, se carcajeo y me dice, no sabes que su miembro corresponde al tamaño de su pie, me sorprendió porque inmediatamente mi cerebro se imaginó el monstruo que tendría que tener el vecino

Desde ese día, ya no lo vi igual. Habitualmente el me llamaba telefónicamente para avisarme que pasaría a dejarme la renta, después de colgar la llamada, lo primero que pensé fue en esmerar mi arreglo para llamar su atención. Procedí a elegir un vestido suelto con un escote provocativo, sin caer en la exageración, arriba de las rodillas color hueso, y me puse unas zapatillas de tiras del mismo color con 10 cm de tacón.

Lucía muy bien y me puse un poco de perfume y maquillé mis parpados y cejas.

Mi esposo llegaría más tarde, ya que le comenté que le había puesto la mira al vecino del 402, mi esposo es cómplice de mis locuras.

Sonó el timbre de la puerta, abrí y lo invite a pasar y le ofrecí agua, hacia calor y sabía que el llegando de la calle, traería sed.

Tuve el tiempo suficiente de que me observará, me senté frente a él y empecé a llenar el recibo, argumente que la pluma no servía y me incorpore para buscar otra, pase frente a él y gracias a la alfombra exagere el contoneo de las caderas, hablamos de varias cosas, entre esas, mi estado civil. Guardé silencio un momento y le respondí que felizmente casada con un hombre que me quería mucho y yo a él, somos un matrimonio, pero sabemos que existen momentos que uno quiere probar algo diferente y vivimos en armonía.

Se sorprendió con mi respuesta y en voz casi imperceptible dijo “muy bien” me extendió su mano para despedirse, sentí un apretón de manos muy afectuoso y no pude resistir acercarme y darle un beso en la mejilla, bajo el rostro para que lo alcanzará, después supe que medía 1.95 yo 1.65 aun con los tacones me quedaba lejos.

Salió del departamento, sentí como escurría de lo caliente que estaba, no podía retirar la mirada de su entrepierna, el nivel del sillón donde se sentó me dio la altura perfecta.

Ansiaba recibir la llamada de mi vecino, pasaron varios días, hasta que por fin llamo.

Después del saludo, me comento que había cambios en relación con su estancia en el país, por lo que deseaba platicar conmigo al respecto, para esto me invitaba a comer cerca de su oficina, ya que probablemente nos llevaría tiempo y no quería levantar rumores si algún condómino se percatara de la duración de su paso por mi departamento. Accedí, nos veríamos a las 2 pm, colgué y de inmediato hablé con mi esposo para enterarlo.

Vestida para seducir, me vestí con un conjunto de color rojo, pantalón tubo y un saco qué no requiere llevar blusa.

Cuando llegue al restaurante que acordamos, el ya esperaba, se levantó al verme y fue a mi encuentro, nos saludamos con beso en la mejilla, pidió un vino tinto, charlamos sobre el asunto de su anticipada partida y de otras cosas sin importancia, de pronto nos quedamos en silencio y el tomo mi mano, diciendo que había sido un placer conocerme y que le hubiese gustado tratarme más tiempo, yo solo sonreí y agregue, podemos despedirnos de una forma especial.

De inmediato él preguntó si yo podía llegar un poco más tarde a casa, asentí al momento que le daba el último sorbo a mi copa, pidió la cuenta y llevamos mi auto al estacionamiento de la empresa donde trabajaba, subimos a su auto y nos dirigimos a un motel en periférico sur.

Tan pronto entramos me disculpe y pase al tocador, me quite el pantalón y el saco, para quedar con una tanga y sostén color rojo pasional y mis zapatillas. Retoqué mi maquillaje y puse un toque sutil de perfume en las zonas especiales. Escuché que tocaban a la puerta principal de la habitación, esperé unos segundos antes de salir.

Cuando salí, él se encontraba de espaldas sirviendo unas copas del vino que había solicitado, me acerque y tape sus ojos, le pedí que diera la vuelta sin abrir los ojos hasta que yo se lo pidiera. Se encontraba justo frente a mí, me retiré unos pasos y le dije “ábrelos”.

Abrió sus ojos y enmudeció al verme “Que maravilla” fueron sus palabras y de inmediato se abalanzo sobre mí, me abrazo y me levanto para besarnos mientras sentía como su miembro crecía rápidamente bajo su pantalón.

Me llevo hasta la cama, me acaricio suavemente, sentía sus caricias en cada centímetro de mi piel, desbotone su camisa y afloje la corbata, se levantó y fue por las copas, me dijo “Quiero brindar por la mujer más hermosa que conocí en México” chocamos las copas y bebimos.

Terminó de desnudarse y es cierto que el tamaño del pie es igual al de su miembro, era muy largo con un grosor que temí me doliera al intentar tenerlo dentro de mí, empecé a sobarlo con ambas manos, mi calentura me incendiaba, me recostó boca arriba en la cama, retiro la tanga abrió mis piernas y acerco su boca a mi vagina, sentí inmediatamente descargas de placer, el movimiento de su lengua dentro de mí, me hacía vibrar y en momentos brincar por las sensaciones que me producía, eran pequeñas descargas eléctricas, sentía su respiración en mi vulva, lo que incrementaba mi excitación.

Con ambas manos acariciaba mis senos y pellizcaba sutilmente los pezones, llevo su mano derecha a mi boca e introdujo uno de sus dedos, lo chupe imaginándome que pronto tendría ese gran pedazo de carne dentro de mí. Retiro su mano y sentí como me introducía el dedo lentamente en mi ano, ya no pude más y exploté con el primer orgasmo, jadeaba del placer que estaba viviendo.

El advirtió que había logrado lo que quería, se incorporó y me extendió sus brazos para ayudarme a levantar, se sentó a la orilla de la cama, alcanzo el condón para colocárselo y me acomodo para que me uniera a el de frente con mis piernas rodeando su cuerpo, la vagina la tenía lo suficientemente lubricada, acomode el principio de la verga en mis labios vaginales, poco a poco sentía como me abría, un poco de dolor, sin embargo, el placer era mayor.

Empecé a moverme clavada en ese gran falo, queriendo comérmelo todo, con el brazo izquierdo el me abrazaba y con la mano derecha seguía jugando su dedo en mi ano. Vinieron mas orgasmos, puedo recordar al menos 3 en esa posición, su pene tenía la firmeza que me conducía a avivar el incendio que tenía en mis entrañas. Después de unos minutos me desvanecí, ya no podía más, me cargo y me recostó en la cama, diciéndome “Vamos a descansar un poco”.

Sirvió otras copas, la bebi de un solo trago, la boca me había quedado seca, se sentó junto a mí, coloque mi cabeza en su pierna a unos centímetros de ese gran pedazo de carne, le quite el condón y acaricie su glande sintiendo el líquido preseminal, me gusta jugar sentirlo en mis dedos. Me levanté y empecé a pasar mi lengua por todo el pene, con mis manos acariciaba sus testículos y masturbaba.

Mi cuerpo me exigía meterme nuevamente ese portentoso falo, me puse en 4 a la orilla de la cama, le quedaba muy abajo, por lo que pusimos unas almohadas para elevar mis caderas, la vagina seguía lubricada mis labios vaginales se habían hinchado, se colocó otro condón y me la fue metiendo despacio, la metía y sacaba con cuidado, ya que sintió que el camino estaba abierto, arremetió con mucha fuerza, me tomo de la cadera y sentí que me entro “TODA” es indescriptible la sensación, sabia moverse bastante bien, yo no me quise quedar a atrás y empecé a moverme como se, en momentos apretando con mis músculos internos la verga, me pregunta ¿Qué haces, siento riquísimo?

Ambos nos enajenamos de placer, con una mano me tomaba de la cadera y con la otra me nalgueaba, vinieron varios orgasmos míos, cuando el ya estaba a punto de hacerlo, me levanto sin sacármela, busco mi boca y nos dimos un gran beso, me grita ya lo voy a hacer, saque fuerzas como pude para darle los movimientos y apretones que se merecía.

Sentí como me tomo del cabello, me jalo como si fuera una yegua y con la otra mano me nalgueaba, una última acometida a mi vagina y exploto dentro de mí, yo no dejaba de apretar para sacarle hasta la última gota de semen. caímos hacia un lado de la cama sin separarnos, me acariciaba los senos, las piernas y susurraba, que hermosa y especial eres.

Mientras conducía me decía que esperaba regresar pronto a México, que haría todo lo posible, yo solo respondí, ya sabes donde vivo.

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