Mi novia y mi padre (2)

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T. Lectura: 12 min.

Nos acostamos en la cama, platicando bajito porque mi padre también se había acostado, en la habitación de al lado. Cuando ya callamos, no se escuchaba nada en la habitación, más que los cláxones de los carros afuera. Mientras más nos adaptábamos al silencio y a la oscuridad, se comenzaron a escuchar ruidos extraños, Mariana me miró y los dos aguzamos el oído. Se escucharon leves gemidos de hombre y un como aplauso muy ligero, cuando nos dimos cuenta no cabía duda. Gustavo se estaba masturbando.

Inmediatamente me di cuenta de ello, mi corazón comenzó a latir más rápido y más fuerte, no sé qué emoción fue la que más me afectó, si el hecho de que mi novia también lo estaba escuchando, o el hecho de que era bastante seguro que lo hacía a propósito. A pesar de mi estado fingí dormir, quería saber si Mariana lo ignoraría y también dormiría o me diría algo. Al yo estar acostado de lado hacia ella, me era fácil adaptar mi vista a la oscuridad para ver o que hacía. En un principio solo vi que estaba concentrada escuchando, lo que hizo que se me calentara la cabeza, comencé a sentir algo de náuseas, pero lo que hizo a continuación, terminó con la poca paz que esperaba sentir.

Al estar inmersa en lo que se escuchaba en el cuarto de Gustavo, vi que bajó su mano a la altura de su vagina, y comenzó a frotarse. Me dieron ganas de vomitar, era una mezcla de celos y enojo hacia ella que no sabía cómo podría volver a verla de la manera en que lo hacía, y cuando presté más atención vi que ni siquiera se frotaba directamente, lo hacía por encima de la tela de la ropa que le prestó mi padre. Apreté las palmas de mis manos para no volver el estómago por lo que estaba presenciando, y logré tranquilizarme un poco.

Al estar más tranquilo decidí solo ver a donde llegaba, vi que ahora se tapaba la boca, evitando gemir para que yo no descubriera lo que estaba haciendo. De vez en cuando quitaba la mano de su boca para apretarse un pecho por debajo de la blusa, y para estar más cómoda, decidió subirla lo suficiente para exponer sus grandes tetas y acariciar su pezón. Para bien o para mal, eso comenzó a excitarme, muchas veces había visto cómo se masturbaba, pero en esa ocasión el motivo era imaginar lo que estaba haciendo Gustavo en ese mismo momento.

Poco a poco dejaba de ser discreta, ya tenía el pantalón a la altura de las rodillas, las piernas flexionadas y estaba metiéndose los dedos algo más brusco de lo que suele hacerlo. Apretaba su teta derecha fuerte, y comenzó a apretar su pezón, levantar la teta con el pezón agarrado y dejando que cayera por su propio peso. Comenzó a gemir ella también, tenía los ojos cerrados y la boca muy abierta, y sin que yo lo esperara, saco sus dedos húmedos de su vagina, y los llevó a su pecho. Esparció sus propios líquidos por sus tetas, jamás imaginé que llegaría a hacer ese tipo de cosas, regresaba a la vagina para mojarlos más y seguir untando todo por su pecho.

Yo no pude evitar una erección, la tenía durísima, y me odiaba por el hecho de excitarme sabiendo que el motivo de su placer era imaginar a mi padre. La cabeza me daba vueltas, quería saber qué es lo que pasaba por su mente, si solo pensaba en la imagen del miembro de Gustavo, en cómo se masturbaba, o peor, escenas más explícitas de ellos dos involucrados. Froté la cabeza de mi pene por encima de mi pantalón, quería eyacular, pero no había forma de hacerlo sin evidenciarme, por lo que decidí esperar. Mariana siguió por unos minutos más, hasta que vi que comenzaban a temblarle las piernas, se corrió pensando en mi padre.

Esperé un poco y la escuché roncar, ya se había dormido, dejando sus tetas y vagina al aire. Me puse de rodillas en la cama y me masturbé ahora yo, viendo su pecho y sus piernas mojadas, vi cómo le escurría la entrepierna. Me la jalé con más violencia, y justo cuando sentía que iba a eyacular, por alguna razón imaginé la boca de mi novia chupándosela a Gustavo. Imaginaba esos labios que ya estoy acostumbrado a besar, abrazando su glande, su lengua recorriendo el tronco, el cómo usaría su boca para satisfacerlo. Eyaculé en su estómago, busqué papel y la limpié para que no quedara evidencia de lo que hice. Decidí dejarla así, con el cuerpo expuesto, por puro morbo, me acosté y me quedé dormido.

Al despertar, no vi a Mariana en la cama, comencé el día sintiendo adrenalina. Sin cambiarme bajé para ver si ahí estaba y encontré a los dos desayunando en la pequeña mesa de la cocina. Ella seguía con la ropa de mi padre, estaban platicando de cómo podía mi novia comenzar a hacer ejercicio, ya que no acostumbraba a mejorar esas cosas en su vida. Interrumpieron la plática solo para saludarme y continuaron.

G: Entonces lo que debes hacer son ejercicios de pierna y de glúteo, si combinas eso con una buena alimentación, podrás notar resultados satisfactorios.

M: Ojalá así sea, ya me cansé de que solo se fijen en mis tetas jajaja.

J: ¿Qué? ¿Por qué dices esas cosas? ¿Quién quieres que te vea?

M: Es solo un decir amor, nadie me ve, solo tú, pero ya sabes cómo somos las mujeres.

G: No pasa nada, a todos nos gusta imaginarnos con un cuerpo de televisión.

M: Tú ya no debes imaginarlo, tú ya lo tienes.

Mariana le dijo esto a mi padre con una sonrisa en el rostro. Gustavo recibió el comentario guiñándole un ojo.

G: Tú también deberías hacer ejercicio Javi, deberías comenzar al mismo tiempo que Mariana, así los dos avanzan juntos.

J: Si, ya pensaré en eso, la escuela me tiene más ocupado.

M: Bastante.

Ella puso cara de disgusto al decir esto último. Me senté también a desayunar, vi que Mariana no tenía calcetines ni zapatos, sus pies estaban desnudos. Seguimos platicando de temas irrelevantes en lo que acabábamos y nos dirigimos a la sala. Gustavo se sentó en un sillón individual y mi novia en el que estaba justo al lado, acomodado a 90 grados del primero. Se acomodaron de tal forma que se veían el uno al otro directamente, yo me senté en el sillón frente a Mariana, estaba muy enojado con ella.

Mi padre le preguntaba cosas de su trabajo, si le iba bien y si no se cansaba demasiado. Mariana contestaba muy activa, tratando de explicar con detalle lo que hacía día con día. Avanzada la plática Mariana se acercaba más a Gustavo, ya hasta estaba jugando con sus pies, ella tenía las piernas cruzadas, con el pie derecho colgando, y cada vez que mi padre decía algo gracioso o con ingenio, ella le daba un golpecito con el pie.

No podía creer que ella me estuviera haciendo eso, una cosa es platicar con alguien más sin hacerme caso, pero eso ya era coqueteo. Llegó un punto en el que ya acariciaba con su pie la pierna de Gustavo, y hasta subió las dos piernas en las de él, mi padre puso sus manos encima como acariciándolas.

Yo me quería ir ya de ahí, y se los mencioné. Afortunadamente Gustavo estaba de acuerdo, ya que tenía que ir con un conocido a atender un papeleo. Mariana no se alegró con eso, dijo que no había que ser tan estrictos con el tiempo, pero mi padre la convenció de que ya nos invitaría de nuevo. Ella le sonrió y dijo que iría a bañarse, yo la seguí hacia el piso de arriba.

J: ¿Oye, como que te vas a bañar? Solo están los jabones y zacates que utiliza Gustavo.

M: ¿Ay, y que tiene? De todos modos, se limpian solitos.

J: ¿No crees que estás actuando con demasiada confianza?

M: ¿Ya vas a empezar? Es de tu familia, no estoy haciendo nada malo.

J: No me gusta cómo se llevan ustedes dos.

M: Ya para con eso, vístete para que acabe de bañarme y nos vayamos.

Mariana se metió en el baño y cerró la puerta. Bajé con mi padre y vi que estaba muy concentrado en su teléfono, y al verme lo bloqueó rapidísimo. Me dijo que si le podía hacer el favor de ir al mercado por unos post-it, ya que se le habían acabado. Yo accedí y me encaminé por ellos. Tenía mucho estrés en el cuerpo, no podía dejar de sobre pensar, mi novia coqueteaba con Gustavo frente a mí. Muchas veces le mencioné mis celos y ella me pedía perdón si hizo algo que no me gustara, pero ahora lo que hacía era justificarse, me sentía inseguro, quería evitar a toda costa la idea de que mi novia viera a mi padre como hombre más que a mí.

Ya comprados los post-it regresé a su casa, y me di cuenta del error que cometí. Dejé a mi novia bañándose mientras estaba sola en la casa con mi padre. Me tranquilicé al llegar y ver que Gustavo seguía abajo, ahora estaba viendo la tele. Le di lo que me pidió y subí a buscar a Mariana. Estaba en la cama donde dormimos completamente desnuda, secándose el cabello.

J: ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Qué pasa si mi padre sube?

M: Pues no tendría nada de malo, soy tu novia, se taparía los ojos y se iría.

J: ¿Y lo dices así de fácil?

M: Deja tus celos ya amor, ven.

Se paró de la cama, y desnuda me abrazó, inevitablemente tuve una erección. Ella se dio cuenta y me sobó por encima del pantalón.

M: Ya, tranquilo, ya nos vamos a ir.

J: Está bien, solo estoy algo estresado.

Terminó de secar su cabello y se vistió. Bajamos y ella le agradeció a Gustavo la hospitalidad y que le prestara la ropa y la regadera. Él dijo que no era nada, que para mí y mi novia lo que sea. Ella sonrió y se acercó a él para despedirse, lo hizo de beso, pero sus labios se acercaron demasiado a los de mi padre. En lo que lo hacía, Gustavo le acarició levemente la cintura, se abrazaron y él le dio un pequeño beso en el cabello. Me volví a enojar, pero después de despedirme pensé que ya por fin nos íbamos de ahí.

El camino a la casa de Mariana fue incómodo, apenas y abrimos la boca, ni siquiera nos besamos. Al dejarla en su casa solo nos abrazamos y nos dijimos el rutinario “te amo”, pero sin ningún significado para nadie, por razones diferentes. Me fui a mi casa, pensando en lo que pasó el fin de semana, sobre todo lo de la noche del sábado.

Una parte de mí quería aferrarse a la idea de que nada tuvo importancia, que solamente fue algo de una vez, pero la otra, además de saber que nuestra relación había sufrido un cambio inesperado, deseaba que algo más pasara. Llegué a mi casa y le mandé un mensaje a mi novia de que ya llegué, se tardó en responderme y platicamos solo un poco, dijo que iba a aprovechar para lavar su ropa.

Ese día lo único que hice fue comer y hacer unas tareas pendientes, pero en lo que las hacía, no podía evitar recordar a Mariana masturbándose, pensando en mi padre, y cada vez que lo hacía, me tocaba un poco.

Al acabar la tarea, sentí como adrenalina al imaginar la escena del sábado en la noche, y me metí al baño, busqué porno de padre e hija primero y me masturbé con él. Ya había visto ese tipo de porno antes, pero ahora me enfoqué más en la diferencia de edades de los actores, eso me excitó más en esta ocasión. Después ya que lo tenía más duro y con mayor líquido preseminal, aumentando mi morbo, busqué videos de novias o esposas cogiendo con sus suegros. No es necesario decir que acabé con el primer video que vi.

Mariana y yo mensajeamos un poco más, y nos despedimos para dormir. Esa noche no pude dormir bien, a cada rato imaginaba cosas sexuales entre mi novia y mi padre, terminé soñando nuevamente que se la chupaba. Al despertar del lunes mi día fue como todos los demás, y así con toda la semana hasta el viernes. Con Mariana las conversaciones regresaron a lo habitual, solo que ahora la note algo reservada, respondía rápido y todo, pero lo hacía menos efusiva. Cuando decidí preguntarle el por qué, se excusó diciendo que su trabajo era más pesado que de costumbre.

Acordamos vernos el sábado, como todos los fines de semana, decidimos ir a una plaza a comer y a pasear un rato. Fui por ella y nos dirigimos a nuestro destino, todo estaba relativamente bien, nos fuimos besando y tocando en el camino. Al llegar a la plaza fuimos a una pizzería y platicamos riéndonos, eso me tranquilizó el estrés que sentí en la semana. Ni siquiera cambió su vestimenta, llevaba una blusa roja y una chamarra de piel, junto con un pantalón de mezclilla y unos tenis blancos. Nada se veía revelador, bueno, solo si se fijaba uno con atención claro, ya que sus tetas siempre sobresalían independientemente de lo que usara.

Caminamos entre los locales y compramos unas crepas de postre, nos besamos sentados en unas banquitas. Al irnos ya de la plaza, ella me ofreció ir a su casa a quedarme a dormir, aprovechando que tenía casa sola, sus padres fueron a una convención en otra ciudad y regresarían hasta el lunes por la mañana. Yo accedí, si tenía ganas de coger con ella, o al menos intentarlo, pero mínimo podía hacer que me la chupara y dedearla un rato, también chupando sus tetas. Me emocioné entonces y fuimos para su casa.

Llegamos y primero fue a acomodar un poco su cuarto, yo le dije que no importaba, el orden en la casa no era algo en lo que me enfocaba cuando visitaba a alguien, pero de todos modos lo hizo. Fuimos a su cuarto entonces, y prendió la tele para ver una película, eligió una de romance, de las que siempre veía. No creo ser el único que estando en la misma cama con su pareja, sienta excitación sin razón, sin estar haciendo nada, es por el mero hecho de poder hacerlo lo que me ponía caliente.

Estábamos abrazados, yo medio acostado boca arriba, y ella como que de cucharita hacia mí. Aproveché la posición para comenzar con lo que planeaba, primero con mi mano derecha le acaricié el hombro, acercándome cada vez más a su teta. Ella entendió el mensaje y me apretó y acarició el bulto de mi pantalón. Por una fracción de segundo recordé que, al entrar en la casa de Gustavo, vimos que el tenía un buen paquete bajo su short, ¿lo habrá recordado ella también?

Comenzamos a sentir más calor y nos besamos, ella se despojó de todo lo que tenía de la cintura para arriba, dejando caer sus ricas tetas. Me abalancé sobre ellas lamiendo todo lo que podía, ella me sacó el pene del pantalón y me masturbó. La acosé en la cama y le quité lo que le quedaba de ropa y me quité también la mía, para que nuestras pieles sintieran más contacto. Los dos estábamos muy mojados, decidimos hacer un 69, me la empezó a chupar muy rico, con más soltura que antes, sus labios llegaban hasta la base de mi pene.

Yo lamía todo lo que tenía a la vista, sus labios y su trasero, dándole nalgadas cada que podía. Se sacó mi pene de la boca y lamió la base, el tronco y un poco de mis huevos, yo sentía que me venía. Se lo hice saber para que parara, pero me la mamó con más ímpetu, para después masturbarme violentamente, provocando mi eyaculación.

Le pregunté porque hizo eso, y respondió que quería hacerlo, que necesitaba verme eyacular. Me quejé de que yo quería hacer más cosas, y ella trató de tranquilizarme diciendo que ya tendríamos más tiempo para eso. Me dijo que se iría a bañar, y me apunté para bañarme con ella, “no, mi baño es muy pequeño tu espérame aquí, si quieres pon algo en la tele”, me dijo. Si bien es cierto que el baño que tenía no permitía dos personas con mucha comodidad, hubiéramos podido intentarlo, pero bueno, me resigné a esperarla.

Entró a bañarse y yo me quedé ahí solamente, esperando mientras veía memes en mi teléfono, cuando una idea cruzó mi mente. ¿Y si le tomo una foto o un video? Algo en mí sabía que eso estaba mal, pero no tenía ninguna foto de cuerpo completo así mojada. Pensé que sería bueno primero ver si se veía bien desde la puerta entreabierta, puesto que no la cerró. Me levanté y con mucho observé entre la puerta y la pared, y me sorprendió mucho lo que vi, se estaba masturbando.

Se veía riquísima así, mojada, con sus tetas goteando del agua que tenía, ella estaba recargada en la pared, tenía los ojos cerrados y la boca abierta, así como la vi la noche del sábado pasado. ¿Por qué se estaba masturbando si estaba yo ahí?, podíamos hacerlo juntos. Seguí apreciando, ella estaba muy metida en lo suyo, se apretaba una teta y se acariciaba la cara de vez en cuando, pero no dejaba de dedearse, cada vez más violento. Tuvo que taparse la boca, aumentó la velocidad, sacó sus dedos de la vagina y frotó el clítoris muy fuerte, y vi con deleite que se corrió, tuvo un squirt hermoso.

Se quedó solo respirando agachada un rato, con sus manos en sus piernas, flexionada hacia abajo, como si hubiera corrido un maratón. Me fui a la cama, con una mezcla entre excitación y confusión, la verdad esa imagen la tendría en la cabeza mucho tiempo. Ella salió del baño, se acostó conmigo y platicamos de lo que hicimos en la semana, nada del otro mundo. Bajamos a cenar, hicimos unos sándwiches y leche con chocolate, que comimos con tranquilidad. Platicamos un rato más mientras la tele ponía las noticias, no prestábamos mucha atención a lo que decíamos, pero estábamos a gusto.

Ya cuando era mas tarde, nos subimos a dormir, yo no tenía pijama, pero no había problema, hacía mucho calor y dormí en calzones. Nos acostamos y nos besamos un rato, yo me volví a excitar y le froté un poco la entrepierna, pero quitó mi mano y me pidió que mañana lo hiciéramos, que estaba cansada. No tenía mucho sentido, pero lo acepté, nos abrazamos y cerramos los ojos, aunque no podía conciliar el sueño, tenía muchas didas de lo que estaba pasando.

Mariana ya estaba roncando, ahora yo podía pensar con tranquilidad. ¿Por qué se masturbó en el baño ella sola?, ¿será que también le excitó lo que pasó en la casa de Gustavo y lo recordaba con placer? Podría ser que también veía porno, y justo con esa idea el corazón me latió más rápido, sería muy fácil comprobarlo, ella ya tenía el sueño muy profundo, y su celular no tenía contraseña.

Me levanté cuidado de la cama, estaba hasta temblando, tal vez no me gustaría lo que podría llegar a encontrar, pero mi duda era mayor. Fui por su celular y lo desbloqueé, entré al navegador y busqué en el historial, sin encontrar nada, era casi obvio, generalmente el porno se ve con una pestaña de incógnito. Me metí entonces a su Facebook, y todo estaba normal, no tenía conversaciones extrañas ni nada por el etilo. Su Instagram tampoco me dijo mucho, me metí a ver los seguidos (que lo hacía regularmente desde mi cuenta), y no tenía nada. Por último, decidí entrar a su WhatsApp, ahí fue donde casi me vomito.

En la pantalla de chats, yo estaba hasta arriba, seguido del chat de su familia y el de su mamá, pero tenía un chat archivado, y como ya se puede esperar, era con Gustavo. Lo abrí, no quise leer lo que decía inmediatamente, hice scroll hasta llegar al principio del chat. Lo que encontré fue lo siguiente (la conversación empezó el domingo pasado por la noche):

M: ¡Hola Gustavo!, ¿cómo estás?

G: ¡Mariana! Bien, bien, ¿y tú?

M: Bien también, nuevamente que pena por lo que pasó hace rato jaja.

G: ¡No te preocupes! Jaja, a todos nos puede pasar.

¿Qué fue lo que pasó? Ese día nadie me dijo nada.

M: Bueno eso sí jaja. ¿Andas llegando de hacer ejercicio?

G: Si, apenas, ¿tú ya no estás con Javi?

M: No, solo me trajo y se fue a su casa, los dos teníamos cosas que hacer jaja.

G: Ah, ya entiendo, mejor avanzar en los pendientes jaja.

M: Si, y oye, ¿entonces si me puedes ayudar con mis ejercicios?

G: ¡Claro!, te pedí primero que me pasaras una foto de tu composición corporal para saber que ejercicios recomendarte.

M: Pues ya me viste lo suficiente hace rato jajaja.

¿Qué? ¿De qué estaba hablando?

G: Jajaja si, pero no pude verlo con atención, te tapaste muy rápido.

M: ¡Oye! ¡Jajaja, pues no quería que me vieras las tetas mojadas!

G: ¿Y secas sí? Jajaja

M: Eres un tonto jajaja, pero bueno, te paso una foto más decente jaja.

Mariana después de ese mensaje le mandó una foto en ropa interior frente al espejo, se veía de pies a cabeza, y era prácticamente lencería. No aguantaba lo que estaba viendo, tuve que apagar la pantalla y respirar un poco. ¿Por qué se mensajeaban sin decirme?, deduje fácilmente que Gustavo la vio desnuda mientras se bañaba, ¿habrán hecho otra cosa?, decidí seguir viendo para descubrirlo. La foto era con una tanga negra, y un bra de esos que son entre transparentes y sólidos, permitieron dejar ver sus tetas sin contar los pezones, pero solo por el adorno que tenían justo ahí.

G: ¡Vaya!, pues no sé qué quieres mejorar la verdad, ¡estás muy bien! Jaja

M: ¡Jajaja, ya te dije que quiero tener más pierna y más trasero!

G: Pues yo, así como estás ya no te movería nada jajaja.

M: ¡Oye!, solo yo te enseñé, enséñame tu también a mí.

Gustavo mandó una foto en boxers, evidentemente para que viera su bulto, se marcaba mucho su abdomen, y el pene estaba acomodado hacia abajo, para que se le marcara en la pierna.

G: Así estoy jaja.

M: ¡Wow! Si tienes buen cuerpo jaja, te deben llover las mujeres.

G: No, no suelo ligar jajaja.

Mentiroso.

M: ¿Y eso que tienes ahí que es? Jajaja

G: ¿Tu qué crees? Jaja

M: Pues tendría que verlo mejor jajaja.

G: ¿Quieres? ¿Qué hay con Javi?

M: Pero solo quiero ver jajaja, no es como que estuviéramos haciendo algo más.

M: ¡Bueno jaja, ahí te va!

Y en efecto, le paso una foto, su pene estaba erecto y se veía muy grande, tenía una gota en la cabeza saliendo de él. Su mano derecha abrazaba la base del tronco.

M: ¡Ay dios!, que ganas de uno así! Jajaja no es cierto.

G: Jajaja pues cuando quieras aquí está jaja.

Y aquí, Mariana mandó su ubicación.

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2 COMENTARIOS

  1. En serio, está parte del texto es solo de la misma noche en que salieron de la casa del padre, que loco. Se ve lo calentura que tienen las que se tapan.

    Ya quiero la 3ra parte para saber el resto de la conversación.

    En su punto el revisaba el celular lo hot del padre, es justo que tenga su dosis de hot en su mujer

  2. Impresionante. Me encanta como se está llevando todo de manera progresiva. Felicidades al autor, súper morboso y en espera de ver cómo Mariano disfruta con el padrastro mientras el protagonista sufre y se muere de celos jeje

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