Mi novia y mi padrastro (1)

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T. Lectura: 10 min.

Mi nombre es Javier y esta anécdota es de cuando tenía 19 años. Yo estaba cursando la universidad, estaba comenzando los primeros semestres, cuando en una salida a la plaza conocí a Mariana. La primera vez que la vi me enamoré, tenía el cabello corto y café, medía aproximadamente 1.60 de altura, era delgada, las piernas se veían bonitas pero flaquitas, tenía muy poco trasero pero lo que me impresionó de ella fue el tamaño de sus pechos, solía vestir con suéteres de esos que son de cuello de tortuga, sin escote ni nada, pero aun así se notaba que tenía un buen par de tetas ahí dentro.

Ella trabajaba en uno de esos locales de belleza femenina, donde te muestran secadoras o planchas o cosas de ese estilo, no sabía cómo hablarle, no soy bueno con las mujeres y soy la verdad un chico promedio, no soy feo, pero tampoco soy de los que voltean a ver. Pensé en diferentes estrategias, como fingir que buscaba algo para una amiga o preguntar por algún artículo para el cabello. Me decidí por lo último. La conversación fue más o menos así:

J: ¡Hola! Buenas tardes, disculpa, ¿de casualidad venderán espray para el cabello?

M: ¡Hola!, ¡Claro!, vendemos en dos presentaciones, fijado normal y extra fijo.

J: Me gustaría el extra fijo por favor.

No podía evitar bajar mi mirada a sus pechos de vez en cuando.

M: Claro, en un momento te lo traigo.

Una vez fue a buscar, me comenzó a invadir la adrenalina, me decidí a pedirle su teléfono terminando la compra.

M: ¡Aquí está!

J: Gracias, este me parece perfecto.

M: Vale, te cobraría 50 pesos por favor

J: Si, aquí tiene.

M: Muy bien, perfecto, pues aquí tienes, ¡que tengas un bonito día!

J: ¡Gracias! ¡Tú también!, Por cierto, ¿habrá posibilidad de que me regales tu número de teléfono?

En ese momento sentí que me sonrojé, ella solo sonrió y contestó:

M: No se supone que haga esto en mi trabajo, ¡pero claro!, te lo paso jaja.

Anotó su celular en uno de los tickets de basura que tenía ahí amontonados, y me lo dio.

J: ¡Gracias!

En ese momento fui camino a mi casa, estaba emocionado, no había hecho algo así nunca en mi vida. No sabía en qué momento le mandaría mensaje, pero decidí esperar al día siguiente para no verme muy exagerado. No me detendré en detalles triviales, le mandé mensaje y afortunadamente me contestó, resultó que teníamos muchos gustos en común, nunca había platicado así con alguien. Hablamos sobre libros, películas, música, etc. Así pues, las cosas evolucionaron y terminamos siendo novios, no podía verla todos los días ya que yo estudiaba y ella trabajaba, por lo que reservábamos los fines de semana para vernos.

Hago aquí un paréntesis para mencionar la relación con mi padrastro. Se llama Gustavo y me llevaba muy bien con él, lo conocí a la edad de 6 años y vivió con nosotros mucho tiempo, hasta que mi madre descubrió que le era infiel y se divorciaron. No dejé de verlo, lo veía todos los fines de semana, exceptuando cuando tenía mucha tarea o tenía otros planes. Mi padrastro sí que era atractivo, y hacía ejercicio, por lo que tenía el cuerpo en buena forma, las mujeres si lo volteaban a ver, era alto y se vestía con playeras tipo de las que usan en el gimnasio para resaltar sus atributos.

Iba a su casa los sábados y muchas veces me quedaba a dormir. Pasábamos muy buenos ratos juntos, jugábamos y veíamos películas. Sin embargo, yo conocía algo de él que nadie más conocía, y es que era un mujeriego en todo el sentido de la palabra. Tenía de esas aplicaciones para buscar pareja. Y cuando él dormía luego espiaba en su celular, tanto WhatsApp como Messenger, y veía conversaciones subidas de tono con chicas desde los 18 hasta los 40 años (él tenía 42). La verdad me daba mucho morbo, ya que en casi todas las conversaciones se pasaban fotos, por lo que ahí veía el miembro de mi padrastro, que la verdad era más del doble del mío.

Cada que tenía oportunidad me metía a esas conversaciones, donde jovencitas le pasaban fotos de su culo o de sus tetas, a veces veía que tenían videollamadas, pero pues esas no se pueden ver. Sinceramente me masturbaba leyendo esas conversaciones, era muy excitante leerlas. No sé si lo han sentido, pero a mí se me calentaba la cabeza a las 3 de la mañana al verlas y era mucho mejor que ver porno, ya que esto era real.

Regresando a las pláticas con Mariana, la verdad es que avanzó todo muy bien, nos dimos nuestro primer beso en un parque, y yo la verdad quería avanzar más, pero no sabía cómo, no me quería ver muy pervertido. Lo fui escalando poco a poco, empezando a apretar su trasero en lo que nos besábamos, recorrer su pierna, y ese tipo de cuestiones, pero yo la verdad estaba loco por poder ver sus tetas desnudas.

Aproveché la oportunidad una vez que estábamos platicando y me dijo que iría a bañarse, le mande el típico “a ver” jaja, para ver si funcionaba, y efectivamente funcionó. Tardó en responder y pensé que se había enojado, me comencé a sentir mal conmigo mismo, pero a los 20 minutos me mando mensaje pidiéndome perdón porque ya se había metido, entonces recibí una selfie de ella tapándose las tetas mojadas con una mano. Dios mío, se me puso dura rapidísimo, comencé a masturbarme viendo esa foto, le dije que se veía muy hermosa y terminé eyaculando, viendo la foto.

Desde esa vez tuvimos más confianza en el chat, nos pedíamos fotos el uno al otro, ella a veces me mandaba en la bañera o acostada y yo igual o en la taza del baño, me daba muchísimo morbo saber que estaba sucediendo algo así conmigo, ya no solo veía mujeres desnudas en páginas porno, ahora yo tenía a alguien que me enseñaba y yo le enseñaba. Después de eso al vernos todo subió de nivel, desde abrazarla en el metro de tal manera que podía meter mi mano en su pantalón y dedearla, hasta ir al bosque y que me la chupara, casi siempre terminaba en su mano o en su pierna, yo quería que se lo tragara, pero me daba miedo preguntar si podía.

Mi morbo no hacía más que subir, teníamos mucho sexting diciendo todo lo que queríamos hacernos, llegamos a tener videollamadas masturbándonos también, ella mostrándome sus tetas y escupiéndoles y yo mojando mi pene para que lo viera. Pero yo quería tener sexo con ella, por lo que un día se lo mencioné.

Fue una vez que estábamos solos en su casa y nos masturbamos mutuamente, le dije que ya quería dar el siguiente paso, pero ella me dijo que debía esperar, que quería que fuera especial. Yo acepté, esperé hasta que ella lo propusiera y al final lo hizo, que quería hacerlo en uno de esos hoteles para eso, con jacuzzi y ese tipo de cuestiones. Yo investigué y encontré uno muy bonito, se lo enseñé y acordamos ir a ese el siguiente fin de semana.

Los dos nos encontrábamos muy nerviosos, yo sinceramente no sabía que haría, pensé que podría imitar lo que he visto en videos porno, por lo que fui con esa idea, compré condones y me dejé de masturbar durante una semana porque quería que si yo eyaculaba sería en gran cantidad. Reservé el dinero de mi beca para poder pagar el hotel y además comprar comida ese día, ya que la vería desde las 12 de la tarde hasta la noche.

Ese día ella iba vestida con una falda y una blusa roja, se veían los tirantes de su sostén e iba bastante escotada, se veía el principio de sus tetas con mucha claridad y al caminar rebotaban un poco, eso me excitó mucho, llevaba también unas botas negras y sus piernas se veían bonitas, su piel es como morenita. Yo iba normal, con una playera y pantalón de mezclilla. Nos fuimos en metro y no parábamos de besarnos y tocarnos un poco, la emoción se sentía de las dos partes.

Llegando al hotel pedí la habitación, una con jacuzzi, y en lo que subimos las escaleras yo iba apretando su pequeño trasero y dándole una que otra nalgada. Cuando llegamos a la habitación y cerramos la puerta, nos despojamos de nuestras cosas y las pusimos en un mueble que había ahí, ya solo teníamos la ropa encima. Había una cama matrimonial, un baño con regadera y tina, y además el jacuzzi, estaba muy bien iluminado, se veía todo muy bonito.

Nos sentamos en la cama, ella se quitó sus botas, yo me quité mis zapatos para estar a la par, no sabía cómo comenzar, por lo que decidí besarla, traté te hacerlo lo más sensual que pude, usando mucho la lengua, después de unos minutos apreté su pecho, empecé a amasarlo, ya tenía muy duro el pene. Me quité mi camisa y ella se quitó la blusa, nos seguimos besando y sentí la suavidad de su teta, estábamos muy excitados. Las cosas avanzaron y ya estábamos los dos desnudos, yo estaba chupando sus pezones, con la mano derecha masturbándola.

La acosté en la cama y lo que hice fue apretar mi pene contra su estómago, mientras apretaba sus tetas, necesitaba presionarme contra ella, nos seguíamos besando, a mí me salía mucho líquido preseminal, ella también estaba muy mojada, me puse de rodillas para que me lo chupara y lo hizo, sentí que estaba en el cielo, aunque sus dientes chocaban con mi tronco. Sacó mi pene de su boca y comenzó a masturbarme mientras me veía a los ojos con una mirada que jamás había visto en ella, era una mirada de deseo, de seducción, sentí que podía eyacular en ese instante, por lo que le ofrecí hacerle un oral a ella.

Se acostó boca arriba y yo separé sus piernas, besé primero sus pies, luego sus piernas, por dentro de los muslos, subiendo hasta alrededor de su vagina, no quería aún meter mi lengua, quería que esperara, mientras sobaba sus pechos y sus piernas. Por fin comencé a lamer su vagina, por alrededor y por dentro, dándole besos, hundía mi cara completamente ahí, subí sus piernas para que las tuviera dobladas en el aire, para empujarlas y lamer del clítoris hasta abajo, vi cómo le temblaban un poco las piernas, entonces comencé a subir mis besos por su estómago y froté mi pene en su vagina.

Estaba desesperado por meterla, pero mientras más frotaba más me daba cuenta de que se estaba bajando mi erección, no comprendí porqué y me desesperé, trataba de empujar, pero se doblaba y ya estaba muy chiquita, no lo logré. Ella me preguntó por qué ya no estaba parado, pero no le supe responder, ella comenzó a sentirse mal, pensó que no me gustaba, lo negué y nos abrazamos, lloró un poco, pero al final se tranquilizó, volvimos a intentarlo, esta vez sí permaneció parada, pero al intentar entrar ella experimentó mucho dolor. Intenté un poco más pero no lo logramos, le dolía mucho.

Nos quedamos acostados un rato, tristes por la decepción de nuestra primera vez, sin embargo, yo comencé a masturbarla para volver a prender la situación, pero ya no fue lo mismo, ella me la chupó ya sin tantas ganas, y cuando me iba ya a venir le pregunté dónde lo quería, y me dijo que en la pierna. Terminé entonces, y fue de hecho bastante poco, me sorprendió, puesto que no había eyaculado en una semana, pero lo atribuí a la decepción que sentía. Ella se limpió y nos acostamos desnudos a descansar.

Estábamos abrazados de cucharita, yo apretándole una teta, cuando mi celular comenzó a sonar, sentí miedo puesto que ella era celosa, y podría ser una amiga de la escuela preguntando por alguna tarea o algo así. Cuando me levanté y tomé el celular, vi que era mi padrastro, puse el altavoz y volví a acostarme con ella, ella se puso en mi brazo.

G: ¡Hola Javi!, ¿cómo andas?

Tenía una voz bastante gruesa, de esos señores que ya están grandes. Mi novia lo notó y abrió los ojos sorprendida.

J: ¿Bien pa, y tú?

G: Bien, bien, aquí trabajando, solo quería hablarte para preguntarte porque ya no has venido acá, ¿pasa algo?

J: Ah no, no, es que lo que pasa es que recientemente conseguí novia, y solo la puedo ver los fines de semana, perdón por no avisarte.

G: ¡Ahhh! una novia, mi Javi no anda tan perdido, jaja. ¡Pues a ver cuándo la presentas!

Aquí mi novia sonrió, eso me molestó un poco.

J: Pues a ver cuándo vamos y nos vemos una película.

G: ¡Claro hijo!, cuando quieran los recibiré con gusto.

J: ¡Sale pa, ahí nos vemos!

G: ¡Bye hijo, te quiero!

J: Y yo a ti pa.

Al colgar, se vio la foto de WhatsApp de mi padrastro, mi novia la vio y mencionó sonriendo que se veía muy joven, eso también me molestó, me dieron muchos celos, pero no le dije nada, solo actué algo más reservado. Después de un rato hablando tonterías nos vestimos y la llevé a su casa, yo fui a la mía y llegué a masturbarme recordando lo que había pasado, aunque no fue la gran cosa, nunca había hecho algo así.

Pasaron los días y ninguno de los dos tocó el tema, hasta el jueves, que mi novia me dijo que sí le daban ganas de conocer a Gustavo, nuevamente me entraron celos, pero le dije que estaría bien. Platiqué con él y accedió muy rápido, se lo comenté a mi novia y se puso feliz por eso. No me gustaba su alegría, de ninguno de los dos, pero lo dejé pasar.

El sábado que fuimos a ver a Gustavo, ella me platicó en el camino que lo stalkeó y vio que sube muchas fotos sin playera. En ese momento si mostré mi enojo y le pregunté que por qué lo había stalkeado, y respondió que solamente quería conocerlo de antemano, y me abrazó para que no me sintiera mal, pero yo ya estaba imaginando muchas cosas en la cabeza.

Ella iba vestida con una blusa demasiado escotada, creo que nunca le había visto un escote tan grande, y además llevaba minifalda, con unas zapatillas, no usaba calcetas, desde la vestimenta yo me enojé con ella, pero no le dije nada.

Llegamos por fin a su casa, toqué el timbre y abrió Gustavo, el muy descarado no traía playera y estaba en short, se veía un bulto en él. Por supuesto que mi novia también lo vio, primero su abdomen marcado y se mordió el labio, luego su bulto y me apretó la mano, sentí mucho asco y enojo en ese momento.

G: Ay chicos, disculpen, no pensé que llegarían tan temprano.

M: ¡Hola!, no se preocupe jaja, está bien.

¿Cómo que bien? Le vio el bulto y se emocionó.

J: Hola pa, deberías ir a ponerte algo.

G: Si, si, ya mismo vuelvo.

Fue a cambiarse de ropa, yo estaba que no cabía en mí del enojo, solté la mano de Mariana, no quería ni verla. Ella se sorprendió y se enojó igual. Pasamos a la sala y nos sentamos, ella vio alrededor, había muchas estatuas pequeñas de arte, tipo el David y esas cosas. La habitación de Gustavo estaba en el piso de arriba. Cuando bajó, lo hizo con una de esas playeras de gym que mencioné y el mismo short, pero ya no se veía tanto porque la playera era muy grande. Nos ofreció disculpas nuevamente y se sentó a platicar con nosotros.

Observé que en toda la plática mi novia no quitaba la vista de Gustavo, y de vez en cuando veía sus brazos y piernas. Nunca lo ha hecho conmigo, casi nunca me ve a los ojos. Además, se reía de todo lo que decía de una forma bastante exagerada. Su escote permitía ver que las tetas rebotaban ligeramente cada vez que se reía, por si fuera poco, a cada ratito se acomodaba el zapato sin agachar la cabeza, pero su el cuerpo, dejando ver a mi padrastro sus tetas colgando, él por supuesto aprovechaba todas esas oportunidades.

Cuando era la hora de comer, decidimos comprar pizza para no hacer nada laborioso. Mientras comíamos la plática seguía igual, pero hizo algo que me hizo enojar como nunca me había enojado con ella. ¿Tiró un poco de cátsup a propósito en una de sus tetas, y en lugar de limpiarse inmediatamente dijo “Ay Gustavo, se me cayó un poco de cátsup en el pecho, ¿no tendrá una servilleta?”, esto mientras se señalaba la teta. Gustavo se dio un buen taco de ojo con esa imagen, y le pasó la servilleta. Yo me decidí a privarme en mis pensamientos y rogar porque el tiempo pasara más rápido para irnos.

Decidieron poner una película, yo me acosté en el sillón y Mariana en mí, Gustavo lo hizo en el sillón de enfrente, mi novia sacó su trasero hacia él y viendo la tele, eso no me hubiera molestado en cualquier otra ocasión, ya que como dije tenía muy poco trasero, pero el hacerlo así en la casa de mi padrastro no lo aceptaba.

Al avanzar la película mi novia comenzó a tocar mi pene discretamente y me comenzó a besar, Gustavo no tenía manera de alcanzar a ver, a mí se me paró. Siguió así y paso algo que no pude creer, eyaculé, ella también se sorprendió por ver una gotita blanca salir de mi pantalón. La tomó con el dedo y se la llevó a la boca, jamás había hecho algo así. Yo sentí mucho miedo, de que mi novia enserio se sintiera atraída por Gustavo, hasta me dieron ganas de vomitar de la ansiedad, pero no pasó nada más.

Al acabar la película, Gustavo nos ofreció quedarnos a dormir. Yo le dije que no era posible, que no había avisado a sus papás de Mariana, ella rápidamente dijo que podía marcarles para avisar, Gustavo lo vio muy conveniente. Ella marcó y en efecto le dieron permiso, siempre y cuando les compartiera su ubicación, lo que hizo a la brevedad. Yo les dije que Mariana no tenía ropa para dormir, Gustavo dijo que no había problema, que le presta ropa suya. Me sentí desfallecer, eso estaba llegando algo lejos. Aunque cualquier persona lo vería normal, yo tenía pensamientos inadecuados en la cabeza, pero ella aceptó sin dilación.

Al subir a la recámara, yo decidí hablar seriamente con ella y de todo lo que vi, ella se enojó y dijo que no podía creer que la tomara por una de esas mujeres, total que avanzando en la discusión ella ganó y terminé pidiéndole perdón. Nos contentamos y decidimos cambiarnos para dormir. Ella se desnudó completamente y se puso la ropa de Gustavo, no me gustó para nada eso, ya que ella siempre duerme con ropa interior, pero preferí ya no hacer que se enoje.

Nos acostamos en la cama, platicando bajito porque mi padrastro también se había acostado, en la habitación de al lado. Cuando ya callamos, no se escuchaba nada en la habitación, más que los cláxones de los carros afuera. Mientras más nos adaptábamos al silencio y a la oscuridad, se comenzaron a escuchar ruidos extraños, Mariana me miró y los dos aguzamos el oído. Se escucharon leves gemidos de hombre y un como aplauso muy ligero, cuando nos dimos cuenta no cabía duda. Gustavo se estaba masturbando.

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2 COMENTARIOS

  1. Excelente relato. Gustavo un macho de verdad que le dará a la novia de su hijastro lo que ese verdad necesita. Esperando la segunda parte

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