Mi esposa Cinthya y mi viejo jefe (8)

15
19741
T. Lectura: 12 min.

El siguiente día paso tan rápido que no nos dimos cuenta, Cinthya estaba emocionada por la cena que había propuesto. Podía notar que estaba muy animada quería que fuera una noche especial, así que eligió un vestido que resaltaba su figura de manera espectacular. Era un vestido negro ajustado que se ceñía a sus curvas con un escote pronunciado que resaltaba perfectamente sus perfectas tetas mostrándolos con sensualidad y provocativa, algo sorpresivo para mí porque no llevaba sujetador.

El vestido era largo, pero tenía aberturas en las piernas mostrándolas perfectamente definidas, el vestido estaba cerrado por su delicado cuello con un nudo. Cuando se miró en el espejo, sonrió satisfecha, todo hacía indicar que quería destacar y mostrarse audazmente lo cual obviamente lograría.

Sin duda quería que la cena terminara rápidamente, no tenía ganas de compartir ni un momento más con mi jefe y claro por obvias razones renunciaría al trabajo, estas vacaciones resultaron ser una prueba de mi amor por Cinthya, a pesar de lo que ella había hecho no podía odiarla, “no fue su culpa” me repetía, pero cada vez era más difícil creerme eso.

¿Qué estaba pasando con mi esposa? sin duda era ella, su sonrisa y sus ojos me seguían mirando con amor, pero había algo más, tenía un brillo desconocido que surgió después que don Ernesto la poseyera aquella noche de juegos. A pesar de que me traiciono no se veía para nada en conflicto, incluso la amenaza a los viejos no funciono ya que ella era quien los buscaba.

Finalmente, Cinthya con su delicada voz me saco de mis pensamientos.

-¿Amor estás listo?

Mientras me terminaba de acomodar la camisa la mire a los ojos como buscando una respuesta dentro de ella, intente por última vez tratar de detenerla con miedo a su respuesta.

-¿Quieres ir? ¿Y si mejor nos quedamos?

-Noo vamos, es el último día aquí.

Con esa respuesta me quede, muy en el fondo sabía que esa sería su respuesta, pero igual lo intente. Salimos de nuestra habitación, Cinthya me tomo de la mano como siempre lo hacía, el trayecto fue largo o solo me parecía largo, como era obvio durante el trayecto Cinthya fue objeto de miradas y murmullos tanto de hombres como de mujeres, sin duda su vestido logro el objetivo de destacar. Llegamos al lugar sin duda el ambiente era elegante y las luces lo hacían ver aún más destacable.

Mi cuerpo se tensó al divisar la mesa donde estaban los viejos, pero también pude ver a Laura y Lina, me pregunté si los viejos las invitaron o también fue obra de Cinthya. Nos acercamos y Cinthya estaba alegre ni siquiera llegábamos a la mesa y ya estaba sonriendo de emoción.

Los viejos al notar nuestra presencia dirigieron la mirada hacia nosotros, pero era obvio que a quien veían era a mi esposa con ese vestido espectacular que dejaba a todos sin palabras. La mesa era amplia y circular con copas de vino en cada lugar, de inmediato las damas se saludaron de forma amigable, yo tuve que hacer lo mismo con los viejos que me desagradaban estrechándoles la mano rápidamente, Lina y Laura también me saludaron con beso en la mejilla y Cinthya hizo lo propio con mi jefe y don Mario quien de inmediato la halago “¡te ves hermosa!” mientras seguidamente se daban un abrazo que duro más de lo necesario.

Para sorpresa de nadie las mujeres fueron al tocador dejándonos en un silencio incomodo, ni quería ver a los viejos así que la espera fue larga.

Al fin las damas volvían, ya era hora me dije, pero para mi sorpresa Lina y Laura se sentaron a cada lado mío dejando libre solo el lugar entre don Ernesto y don Mario que estaban frente a mí, las mire sorprendido, pero para ellas al parecer no había ningún problema, de inmediato don Mario se levantó y jalo el asiento que quedaba para Cinthya al cual ella agradeció con una sonrisa.

-Gracias don Mario, que caballero jeje.

-De nada Cinthya es un placer.

Mi esposa quedo en medio de ambos viejos claro que no me hacía gracia eso, pero ya estaba hecho, durante la cena don Ernesto era el centro de atención con sus anécdotas y bromas, Cinthya lo veía de forma animada y otra vez podía ver ese brillo en los ojos, Laura me preguntaba algunas cosas de mi lo cuales yo respondía con tranquilidad, seguimos cenando y por momentos don Mario le decía cosas al oído a Cinthya quien sonreía y contestaba.

Estaba atento a lo que pasaba, pero no podía escuchar por alejado que estaba de ellos. En un momento de la cena Cinthya se acercó al oído de don Ernesto quien escucho atento lo que decía mi esposa y luego respondió haciendo que ella sonriera divertida y le apretara el brazo.

Cinthya conto algunos anécdotas y logros que tuvo todo eso a pedido de don Mario, claro al hacerlo todos en la mesa aplaudieron y la felicitaron. Al hacerlo pude notar movimientos bajo la mesa al parecer don Ernesto puso la mano sobre el muslo de Cinthya o eso me parecía, lo cual ella sorprendida dio un vistazo hacia abajo y sonrió encantada. En mi mente otra vez volvía lo inestable. En un momento Laura se puso a conversar con todos en la mesa y animada le hizo una pregunta a Cinthya.

-Cinthya, cuéntanos, ¿qué hacías antes de conocer a Héctor? —preguntó Laura, con curiosidad.

Cinthya sonriente, como si la pregunta la llevara a un lugar nostálgico.

-Bueno, antes de conocer a Héctor, estaba estudiando Trabajo Social en la universidad -respondió, su voz llena de entusiasmo-. Siempre me ha gustado ayudar a los demás, y pensé que esa carrera era perfecta para mí.

-¡Eso suena maravilloso! —exclamó Lina—. Siempre he admirado a las personas que se dedican a ayudar a otros. ¿y como lo elegiste?

Cinthya se iluminó al hablar de su pasión.

-Desde pequeña, siempre quise hacer una diferencia en la vida de las personas. Me encanta trabajar con comunidades y ayudar a quienes más lo necesitan. Creo que todos merecen una oportunidad —dijo, con sinceridad.

Don Mario, escuchando atentamente, no pudo evitar intervenir.

-Eso es admirable, Cinthya. La gente como tú es la que realmente cambia el mundo —dijo, su tono un poco más serio, pero con un destello de interés en sus ojos.- eres perfecta -dijo mirándola.

Mientras Cinthya continuaba hablando sobre sus experiencias en la universidad, yo no podía evitar sentir que don Mario estaba aprovechando cada oportunidad para acercarse a ella. La forma en que la miraba, como si estuviera evaluando su bondad, me llenaba de ira. Al parecer don Ernesto no participaba para nada y le había cedido la posta a su amigazo. La cena ya estaba llegando a su fin y finalmente me sentía que estaba liberándome de una gran carga, el fin de la cena significaba que no vería mas a los viejos, y ellos no estarían más cerca de Cinthya. Pero claro que no sería fácil.

La cena llegó a su fin, y el ambiente se llenó de risas y charlas animadas. Lina, con su energía vivas casi despilfarrada, miró a todos y dijo:

-¿Qué les parece si vamos a la habitación de don Ernesto? ¡tendremos buena música y un poco de alcohol para seguir la fiesta!

De inmediato don Mario apoyo tal propuesta. Claro, no hay que quedarnos con las ganas- dijo riendo y mostrando sus defectuosos dientes.

Cinthya, con una sonrisa brillante, también apoyo lo dicho por ambos.

-¡Sí, suena genial! Me encantaría, además es la última noche aquí jeje.

Sin embargo, yo me quedé en silencio, sintiendo una mezcla de emoción y preocupación. La idea de que Cinthya estuviera en un ambiente más relajado con los viejos me hacía temblar recordando la última vez que estuvimos en un lugar así y como resulto todo. Todos estaban animados y entonces dirigí la vista a la figura que más odiaba en ese momento, don Ernesto.

-Pos no es mala idea jaja -dijo mientras todos esperaban mi respuesta.

No quería que pasara otra vez, en ese momento caí en cuenta que prácticamente estaba dando por hecho que ir al cuarto de don Ernesto, los viejos le darían algo a Cinthya otra vez y harían con ella lo que quisieran y no estaba dispuesto a aceptarlo. Rápidamente busque la forma de liberarme y liberar a Cinthya de aquel momento.

-Yo creo em, creo que deberíamos dejarlo para otro momento. Mañana tenemos que salir a primera hora, y estoy bastante cansado —dije, tratando de sonar firme.

Sin embargo, la respuesta de Cinthya me fulminó.

-¿Cansado? —replicó, con una chispa de desafío en sus ojos-. Yo no estoy cansada en absoluto jeje. De hecho, me siento llena de energía. ¡vamos!

Su determinación me tomó por sorpresa. La forma en que lo dijo, con tanta seguridad y entusiasmo, me hizo sentir como si estuviera perdiendo el control de la situación.

-Cinthya, espera —intenté razonar-. No creo que sea una buena idea. Bueno prefiero que vayamos a nuestra habitación que te quedes conmigo. Prácticamente le estaba rogando a mi esposa que me elija.

Justo en ese momento, Lina intervino con una sonrisa.

-Héctor, Cinthya solo quiere divertirse. Si tú quieres descansar, lo entendemos.

Cinthya se acercó con entusiasmo.

-Es verdad cariño. ¡Hoy es el último día!

Su determinación me dejó sin palabras. La esposa con quien vine a este desgraciado lugar se había ido, o siempre fue así y no lo note hasta este momento. Yo tratando de alejarla de ellos, pero ella era quien quería estar con ellos. Mientras se alejaban hacia la habitación de don Ernesto, comprendí que nada de lo que haga podría convencer a Cinthya de quedarse conmigo. Veía a Cinthya alejarse junto a ese grupo tan incoherente en tema de belleza. Sentí mi cuerpo sin fuerzas aceptando el trágico final y me dirigí a mi habitación, mi mente estaba perdida en celos e ira pensando en lo mi esposa y los viejos, aunque me consolaba el hecho de que sus “amigas “estarían con ella.

Estaba en la habitación recostado cuando, escuche la puerta abrirse, y Cinthya entro. Pensé que estaba soñando, que me había quedado dormido e imaginaba que ella volvía a mí.

-Amor volviste- mientras me puse de pie y le di un abrazo como si no la hubiera visto en mucho tiempo

-Jeje que pasa cariño

-Solo estoy feliz

Estaba feliz porque Cinthya me había elegido, y estaría conmigo sin importar nada, empezaríamos en otro lugar lejos de todo y olvidaríamos todo lo pasado en ese club. Mientras seguía abrazándola escuche la voz de Lina.

-¡Vamos Cinthya nos esperan, apúrate! –con esa voz que ya había empezado a odiar.

-Si espérame, cariño ya jeje –mientras se separaba de mí.

-¿Qué pasa? –pregunte incrédulo.

-Nada cariño había olvidado algo jeje -mientras tomaba una de las bolsas, que había comprado cuando fuimos a las tiendas. Y salió rápidamente de la habitación.

-¿Lo tienes? –pregunto Lina

-Si jeje vamos -dijo mi esposa, apurando a Lina

-¡Cinthya! ¿Que llevas? -pregunte

-Nada cariño es un presente para don Ernesto solo eso jeje -mientras sonreía y tenía ese brillo en los ojos.

-Ya Héctor tranquilo, no está llevando nada malo jajaja -mientras me guiñaba con esas pestañas postizas dignas de una mujer-amante.

Dicho eso se fueron rápidamente, yo estaba más confundido ¿qué fue lo que Cinthya había llevado?, ¿por qué lo había llevado?, quería llorar de colera contenida y sobre todo sentía que me estaba traicionando. Pero no, si Cinthya quería engañarme tendría que pagar las consecuencias de sus actos, debí enfrentarla desde el momento en que se encamo con el viejo, no debió importarme que estuviera bajo efectos de algo. Decidí ir al lugar donde estaban, la habitación de don Ernesto. Acabaría con todo de una vez ya no importaba el escándalo le diría a Cinthya que los viejos que consideraba amigos la drogaron para que le metan la verga.

Sali de la habitación, ya había pasado casi 1 hora desde que Cinthya tomo el “regalo” y se fue, yo sabía cuál era la habitación del viejo porque había visto la reservación que hicieron, la habitación de don Ernesto estaba alejado de todos los demás con ventanas amplias y ambiente rustico, me pare en la puerta y se podía escuchar las risas de las mujeres estaba a punto de tocar pero decidí que si quería que el viejo pague las consecuencias de sus actos tenía que tener pruebas, si hacia ruido y escandalo no lograría nada, solo que me echen.

Busqué una forma de entrar sin ser detectado, por suerte las ventanas corredizas no estaban con seguro así que me metí por ahí, me asegure de no hacer ruido, encendí el teléfono por suerte tenía toda la carga.

Ya dentro del lugar se escuchaba claramente las voces de los presentes, me fui acercando y busque una ubicación perfecta donde no sería visto. No quería asomarme, pero ya podía oírlos.

-Ya creo que estas perdiendo a propósito Cinthya jajaja- vociferaba Laura

-No para nada jeje solo eh tenido mala suerte jeje – escuche decir a mi esposa mientras todos reían.

-Ya vamos a seguir- dijo Lina.

-Ya, pero me toco repartir jeje- dijo Cinthya

-Lo que tú quieras, Cinthya jeje- al fin escuche a uno de los viejos, era don Mario.

Lo siguiente que escuche fueron risas nuevamente y Lina dándose como ganadora.

-Jajaja otra vez, Cinthya hoy estas perdiendo cada juego jaja.

-Si lo se jeje bueno yo se perder, cual va ser mi castigo ahora jaja.

-Mm haber como estoy celosa de tu trasero, enserio como haces para que este así jajaja- dicho esto todos rieron- bueno como decía el castigo será que todos te van a dar de nalgadas jajaja.

Las risas no se hicieron esperar nuevamente. Y yo me asomé un poco para ver lo que pasaba y al fin los vi, todos sentados en los muebles los viejos con copas en las manos y Cinthya con su ajustado vestido negro y sus nuevas amigas riendo.

-Jajaja ya bueno es un castigo y cumpliré- dijo mi esposa sonriendo. —quien va a empezar jeje- mientras miraba a don Ernesto.

Primero yo claro porque gane- dijo Lina al momento que le daba una suave pero sonoro “plaf” que hizo temblar sus carnosas nalgas. Así mismo lo hizo Laura, pero con más delicadeza casi imperceptible. Ahora Cinthya se acomodó delante de don Mario quien no perdería la oportunidad de gozar de mi mujer.

-Lo siento Cinthya jeje, sabes que no me gustaría lastimarte- decía el viejo Mario mientras miraba la voluptuosa figura de mi esposa.

-No se preocupes don Mario jeje ya sabe es un castigo.

-Bueno entonces con tu permiso jeje- enseguida el viejo les dio un suave y lento manotazo a las nalgas de Cinthya casi acariciando y tomando su tiempo, Cinthya solo sonreía al igual que todos lo que participaban en ese juego que se tornaba de a pocos en un juego de seducción.

-Ya ahora le toca a don Ernesto- dijo Cinthya emocionada y feliz por cumplir con su castigo.

-Pos yo feliz Cinthya, ¿podrás aguantar jaja? – dijo el viejo Ernesto riendo.

-Ay claro que si jeje

-A ver damita échate un poquito más pa’ delante

-¿Así? – dijo mi esposa haciendo caso a las órdenes del viejo, al hacer eso empino más su trasero. Era claro que se conocían bien.

-Así misma damita jeje- enseguida el viejo le dio un fuerte plaf en el culo de mi esposa quien hizo una mueca de dolor, pero igual sonrió, pero no fue todo el viejo otra vez aterrizo su mano en las nalgas Cinthya quien se recompuso para intentar recriminarle.

-Ahí don Ernesto, solo era uno- decía eso, pero su sonrisa decía otra cosa.

-Jajaja ya está damita no te enojes

-Jeje bueno- decía mi esposa mientras se miraban con complicidad.

-No haga trampa don Ernesto- agrego Lina, pero igual todos sonreían.

Después de ese cachondeo el juego siguió, era simple en verdad solo eran cartas y el que sacaba el número mayor mandaba al que tenía el número menor, claro todos eran “castigos”. Cinthya gano y ordeno lo mismo a Lina quien cumplió el castigo de manera simple. Seguían los castigos algunos mas simples que la anterior, pero podía ver que los ojos de Cinthya y don Ernesto se cruzaban había química. Hasta que una de las partidas que la gano Laura y Cinthya era la perdedora.

-Bueno vamos a subir el nivel de juego jaja. – dijo Laura mientras los veía a todos con una sonrisa misteriosa- A y sobre todo no se vale negarse jeje.

-Yo acepto cualquier reto jeje- dijo Cinthya

-Perfecto, entonces Cinthya quiero que beses a don Ernesto.

El silencio fue absoluto durante unos segundos, pero Cinthya sin decir nada se levantó de su lugar y fue directamente a don Ernesto quien estaba sonriendo, Cinthya lo vio y ante la expectativa de todos se fundieron en un beso que empezó lento y suave con sus labios encontrándose, pero no paso mucho para que empezaran a subir la intensidad el sonido de sus besos empezaron a llenar el lugar, no podía mas con el descaro de Cinthya, así que empecé con mi plan de hacerlos pagar, puse mi teléfono en un lugar donde pueda grabar todo y lo deje ahí, con eso captaría las pruebas suficientes para hacerlos pagar, aunque me dolía no podía salir de mi escondite.

Don Ernesto y Cinthya seguían en su momento, pero Laura los sacos de su trance.

-Ey ya jajaja, basta. – mientras los separaba animadamente.

-Ay Laura los molestas jaja- dijo Lina animando más el ambiente. Mientras Cinthya y don Ernesto se separaban se notaba que ambos lo habían disfrutado, Cinthya volvió a sentarse y respiraba entrecortadamente.

-Cinthya tu si eres de temer jaja- dijo Laura abanicándola.

-Es que ella me hizo caso, es su ultimo día así que debe hacer que sea memorable, ya luego volverá a ser una señora jaja. – acoto Lina.

-Yo no huyo a los retos jeje- dijo Cinthya aun respirando fuerte.

-Bueno entonces seguimos- menciono Lina y de nuevo empezaron a jugar, Laura y Lina ya estaban mas movidas y metidas en su juego morboso, los retos eran mas candentes, en un momento Lina y Laura se dieron un beso, algo que Cinthya no esperaba, y se impresiono. Don Ernesto con mucho ímpetu ordeno a Cinthya a besar a su amigazo don Mario, Cinthya en primer momento estaba dudando, pero sus amigas la animaron.

-Que pasa Cinthya jaja-dijo Laura mientras la empujaba

-Esperen jeje ya lo hago, perdón don Mario- poniendo una cara de inocente.

-No te preocupes Cinthya yo feliz jeje- Mientras esperaba Cinthya. Cinthya estaba dudando, pero don Mario la atrajo y fue el quien empezó a comerle la boca, ella se sorprendió, pero fue cediendo ante él, ya no se oponía solo disfrutaba cosa que don Mario noto y con astucia empezó a acariciar sus piernas, el vestido de Cinthya ayudaba a don Mario, poco a poco fue subiendo y prácticamente ya estaba tocándola donde el quería, Cinthya movía sus manos como tratando de quitar las de don Mario pero sin tanta convicción. Mientras eso pasaba don Ernesto miraba complacido lo que su amigazo hacia con mi esposa, pero todo estaba siendo grabado y seria su perdición.

-Ya don Mario jaja, suéltela- dijo Lina mientras don Mario haciendo señas negaba. Después de casi 70 segundos se separaron.

-Que ricos labios Cinthya jeje

-Jaja se pasa don Mario- dijo Cinthya acomodándose el cabello.

-Podemos seguir jajaja- se reía don Mario

-Espera Mario, que se recupere la damita jeje- dijo don Ernesto mientras se sentaba al lado de Cinthya.

-Bueno Cinthya nosotras nos vamos, para que puedas darles su regalo jeje- dijo Lina

-No espera no se vayan- dijo Cinthya tratando de detenerlas.

-Ay no Cinthya tu encárgate de los anfitriones jeje- mientras les giñaba el ojo.

-Así tanto Lina y Laura se fueron del lugar dejando a Cinthya con los dos viejos.

-¿Escuche un regalo? – dijo don Ernesto.

-Emm si jeje- respondía Cinthya con cierta timidez.

-Y qué tipo de regalo es damita. -mientras la miraba con deseo.

-Em bueno compré algo, se me ocurrió cuando fui de compras con Héctor jeje. -mientras decía eso don Mario se acerco y se sentó al otro lado de Cinthya

-Y que es el regalo Cinthya- mientras se pegaba más a ella.

-Bueno emm no sé cómo decirlo jeje.

-Pos solo dilo damita jeje- decía don Ernesto mientras tomaba las delicadas manos de Cinthya.

-Jeje bueno ya lo verán

-Pos claro damita lo que tu quieras pero que tal si te pones cómoda- don Ernesto jalo un poco el vestido de Cinthya, pero esta vez ella lo detuvo.

-Noo jaja espere don Ernesto, no se apure.

-Cinthya anda solo es ponerte cómoda- dijo don Mario tratando de convencerla.

-Tranquilícense jeje me pondré cómoda, pero esperen.

-Ya culona, no nos pidas que nos tranquilicemos si hace rato nos tienes como estufa- don Ernesto empezaba a mostrarse como en verdad era, pero Cinthya lejos de cohibirse sonrió y siguió retándolo.

-Espere don Ernesto tendrán su recompensa jeje.

-Pos entonces que estas esperando, muéstranos el regalo.

-Jajaja que impacientes, está bien espérenme aquí enseguida vuelvo. – levantándose de su asiento, y esto fue aprovechado por ambos viejos que le manosearon el culo a mi esposa que salió más rápido alejándose de sus garras y volteo a verlos como regañándolos, pero con una sonrisa.

-Anda culona no te quejaste en el bar cuando las luces se apagaron y te vas a quejar ahora jajaja.- ambos viejos se carcajearon y Cinthya siguió su camino.

Todo se estaba confirmando los viejos ya le habían metido mano en el bar y Cinthya cuando me dijo que debía comprar algo seguro que compro lo que les iba a mostrar a los viejos. Mientras Cinthya estaba en otro ambiente los viejos conversaban.

-Así como quedamos Ernesto la mamacita ya sabe a lo que vino.

-Ya sabes Mario culo que me gusta culo que abro jajaja- vociferaba Ernesto.

-Quien la viera a esa mamacita, tan delicada y parecía inocentona

-Inocentona jajaja esta culona desde que la vi tan modosita al lado del pendejo de su esposo, sabía que tenía una putita dentro de ella jajaja.

Siguieron hablando de Cinthya mientras no volvía, me quede pensativo con la palabra del viejo Ernesto, desde el primer momento ya sabía que terminaría en la cama con Cinthya. Imagine que siempre hacia caer así a las mujeres, pero todo se terminaría una vez que confiese mientras mi teléfono grababa.

-¡Listo ya les mostrare su regalo! -grito Cinthya.

-Ya culona estamos esperando ya sales o voy pa’ allá jaja.

-No no ya salgo jeje.

Ambos viejos, curtidos por los años, esperaron con la expectación de quienes saben que lo prohibido siempre sabe mejor. No sabían exactamente qué iba a pasar, la sonrisa juguetona de ella había dejado claro que sería algo inolvidable.

Cuando la puerta se abrió, el silencio fue total. Allí estaba ella, de pie, con una seguridad que cortaba el aliento. Su cabello castaño caía en ondas suaves sobre sus hombros, enmarcando un rostro de deseo. Pero fue su cuerpo lo que los dejó sin habla curvilíneo, sensual, cubierto apenas por un conjunto de lencería negra. El sujetador dejaba entrever la plenitud de sus tetas, apenas contenidos por el encaje floral que se aferraba a su piel como una segunda capa.

El panty, mínimo y travieso, realzaba las caderas que se movían con un vaivén hipnótico mientras caminaba hacia ellos. El liguero marcaba su cintura y descendía en finos tirantes hasta abrazar sus muslos, donde las ligas se aferraban deliciosamente.

Ella se detuvo frente a ellos, dejando que la mirada de ambos descendiera lentamente, devorando cada detalle.

-Este es su regalo -dijo con voz suave, con mezcla de dulzura y deseo. se giró lentamente, dejando ver la curva perfecta de su culazo envuelta en encaje.

Loading

15 COMENTARIOS

  1. Excelente el relato desde es primer capítulo quede encendido aquí esperando el final si Héctor asesta a Cinthya tan como es y participa en el juego saludos

  2. Excelente relato, con una historia perfectamente estructurada que te va llevando a los momentos más intensos de una manera muy erótica, resaltando por supuesto la creatividad. Espero con ansias la otra parte, tardaste lo que te tengas que tardar manteniendo la calidad y si se tiene que alargar por mi mejor, me está gustando mucho.

  3. He peleado mucho contigo pero me ha gustado mucho este relato solo no dudes tanto ya quiero ver ese relato cargado de porno del más alto nivel

  4. El siguiente capítulo será el más completo de todos, a quienes les gustó espero sus comentarios, no soy escritor pero intento transmitirles lo mejor, saludos

    • Gracias por continuar la historia, por favor no tardes tanto en esa parte tan completa y un ruego que Héctor no acabe siendo un consentidor y que recupere a su esposa.
      Excelente

    • Saludos amigo desde que leí la primera parte me dejó intrigado he estado pendiente de los relatos que subes son exelentes banda más te voy hacer un reclamo no te tardes mucho en la siguiente parte

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí