No podía quedarme tranquilo después de lo que presencie, las imágenes y los gemidos de Cinthya aún se escuchaban en mi mente, así que me levante y salí de la habitación dejando a Cinthya dormida plácidamente esbozando una sonrisa, me preguntaba cómo podía ella dormía tranquilamente después de lo que hizo hace unas horas con ese viejo. Camine tratando de enfriar mis pensamientos, por momentos quería encarar a Cinthya y decirle todas sus verdades, pero primero tenía que enfrentar a mi jefe.
Me dirigí hacia el departamento de don Ernesto quería enfrentarlo y estaba decidido a terminar este asunto de una vez por todas y largarme con Cinthya. Llegué a su habitación y no estaba, intuía que podía estar en el departamento de don Mario y me dirigí ahí. La puerta estaba abierta y pude escuchar que los viejos estaban adentro riéndose, solo entre para enfrentarlos, no se habían dado cuenta que había entrado, cuando iba a hacer notar mi presencia.
-esas madres si funcionan jajaja hubieras visto a la culona como la tenía-escuche a mi viejo jefe decirle a su amigo.
-Ta’ que te pasas Ernesto yo también quería gozarme a esa diosa
-¡y dale con eso! Que culpa tengo yo que seas un pendejo como te vas a dormir jajaja
-y si le ponemos otra vez la pastillita si afloja otra vez, anda no seas cagon.
Con lo que hablaron los dos viejos entonces era obvio que habían puesto algo en la bebida de Cinthya, por eso estaba tan receptiva con los viejos. Todo fue obvio en ese momento no fue culpa de mi esposa, ella fue “obligada” a actuar de esa forma y entregarse a mi jefe, yo estaba hirviendo en ira y no aguante más y lo enfrente.
-son unos miserables! -entre iracundo. ¡Como pudieron hacerle eso a Cinthya desgraciados! -directo me lancé a don Ernesto. El de inmediato me detuvo y me redujo el viejo tenía demasiada fuerza.
-cálmate pendejito
-¡suéltame!
-si no te calmas no te voy a soltar.
-¡que le dieron a Cinthya! -grite con odio
-cálmate Héctor, y hablemos -el viejo trataba de tranquilizarme
Estuve tratando de liberarme, pero era imposible hasta que mis fuerzas se terminaron.
-así tranquilito muchacho jaja
-porque le hicieron eso a Cinthya -pregunte
-pos somos hombres y tu esposa esta bien rica -dijo con descaro don Ernesto.
-¡los voy a denunciar malditos!
-¿y que vas a denunciar? ¿Que tu esposa te hizo cornudo? Jajaja, ¿serias capaz de hacerle eso a Cinthya?
-¡ustedes la obligaron!
-yo no hice nada -dijo don Mario
-cállate Mario -dijo don Ernesto con autoridad. Mira muchacho no hay nada que puedas hacer ya me cogí a tu esposa y punto.
-¡cállate asqueroso!
-¡te dije que te calmes pendejo!
-¡la obligaron!
-nadie la obligo a nada muchacho simplemente paso y ya jaja.
-¡aléjate de ella!
-hagamos una cosa Héctor para que no hagas un escandalo que pueda perjudicar a tu esposita.
Quede viendo al viejo con odio y el comenzó a hablar.
-sabes que si haces un escandalo de esto me vas a perjudicar a mí, pero saldré bien librado tengo mis contactos, pero Cinthya va a quedar como una mujer infiel y tu quedaras como un cornudo mas del montón. Te propongo que no digas nada y no hagas nada que sigas con tu vida con tu esposa, y yo no me acercare a ella, es mas la voy a evitar para que estés tranquilo, “yo no la voy a buscar” ¿escuchaste?
Me quede en silencio unos momentos pensando en las palabras del viejo, aunque era un desgraciado tenía bastante razón, Cinthya saldrías perjudicada por esto y ella no tuvo “mucha” culpa.
-¿de verdad no se acercará a ella?
-tienes mi palabra muchacho jeje.
-si no lo cumple le diré a ella que la drogo para que se acueste con usted y no me importara nada.
-ya jaja yo no me acuesto yo follo muchacho jajaja -se reía como un desgraciado. Pero está bien.
-esta bien solo lo hare por ella.
Sali del departamento furioso, pero al menos el viejo ya no se acercaría a mi esposa, solo lo hacía por ella.
Regresé a la habitación con Cinthya, ella fue una víctima de don Ernesto, aunque estaba decepcionado no podía culparla, supuse que a mí también a mí me habían dado algo por eso estaba como zombi. Con todo esto en mente llegue a la puerta de la habitación me quede unos segundos frente a la puerta dándome valor para poder verla y entre. Ella estaba en la ducha y espere a que saliera. Estaba perdido en mis pensamientos hasta que Cinthya salió de la ducha.
-¡Cariño! Donde estabas -decía ella mientras me abrazaba
-solo sali a caminar, estabas dormida y no quería despertarte.
-mm bueno llegamos tarde ayer así que dormí un poquito más jeje -dijo nerviosa
-si no me acuerdo ni como llegue.
-don Ernesto me ayudo a traerte jeje.
-entiendo y al final quien gano.
-emm bueno no terminamos el juego jeje.
-lo siento por ti cariño.
Cinthya se vistió y me pregunto que quiera hacer hoy.
-¿cariño que quieres hacer hoy?
-¿que tal si nos vamos de este lugar? -le dije mirándola seriamente
-¿que? ¿Por que quieres irte? Todavía nos quedan 2 días
-solo decía, pensé que querías irte también.
-em bueno yo quiero quedarme jeje -decía ella con su sonrisa alegre y tierna.
-bueno entonces tu decide que quieres hacer hoy cariño -esperando su respuesta.
-emm bueno vamos a desayunar y ahí pensamos sí.
Salimos de la habitación y nos dirigimos a desayunar, podía notar que Cinthya estaba bastante alegre y tranquila, pareciera que lo de ayer no la había perturbado ni un poco, por el contrario, se veía radiante, aunque por momentos la veía distraída. Durante el trayecto ella volteaba a todos lados como buscando algo o a alguien. Estábamos desayunando, pero ella estaba en silencio obviamente era raro ya que ella siempre hablaba de cualquier cosa durante las comidas.
-¿pasa algo Cinthya?
-emm no cariño jeje -mientras salía de sus pensamientos y se acomodaba el mechón de cabello que caía sobre su bello rostro.
-¿bueno ya pensaste que podemos hacer hoy?
-si vamos de compras, a 15 minutos hay muchas tiendas jeje
-si esta bien como gustes cariño.
-y podemos decirle a don Ernesto que nos acompañe -dijo convencida
-¡no! -dije exaltándome.
-¿por que no cariño?
-pues este digo, no creo que pueda no vamos a molestarlo, Cinthya.
-claro que no, seguro el va estar feliz de ir con nosotros.
Yo estaba cada vez más molesto, aunque ella fuera inducida a revolcarse con don Ernesto como podía querer compartir más momentos con él, y lo peor podía ver en ella un destello de emoción por la idea.
Terminamos de desayunar y estuvimos caminando por los alrededores, estábamos conversando de lo que quería comprar, pero de pronto pudimos ver a don Ernesto que estaba caminando, de inmediato Cinthya trato de llamar su atención alzo sus delicados brazos y lo llamo, pero al parecer el no escucho, así que en un acto de desesperación empezó a brincar deseando que el viejo la note, mientras hacía eso sus perfectas tetas revoloteaban dentro de su camiseta que la hacían ver sensual. Logro que el viejo nos viera, pero de inmediato la mirada de don Ernesto se desvió y siguió su rumbo, pero Cinthya en un acto desesperado apuro el paso para alcanzarlo.
-¡don Ernesto! -llamo mi esposa emocionada
-ah hola Cinthya jeje -dijo viéndome como dudando.
-lo estábamos llamando hace rato ¿no nos vio? Jeje -se comportaba como una adolescente
-este no pos no me había dado cuenta jeje
-jaja bueno que distraído -mi esposa lo toma del brazo.
-pos para que soy bueno Cinthya.
-ah si mi esposo y yo vamos a ir de compras y nos preguntábamos si quisiera acompañarnos jeje.
En todo momento veía a don Ernesto como quien diciendo que cumpla lo acordado.
-pos es que yo eh… Tengo que hacer algunas cosas damita, no voy a poder jaja.
-¿de verdad? ¿Está seguro? -Cinthya estaba rogando.
-si lo siento damita, mm bueno pos mejor me voy jeje -dijo el viejo alejándose presurosamente
Cinthya estaba desanimada por la negativa de mi jefe, pero igual quiso seguir con el plan de las compras. Salimos del club y fuimos al centro comercial que me hablo Cinthya, estaba bastante cerca así que no demoramos mucho en llegar. Visitamos muchas tiendas y de diferentes tipos. A ella le fascinaba hacer compras.
Fueron diferentes prendas que Cinthya y yo compramos, de tanto pasar por las tiendas me quede cansado y Cinthya propuso que la espere en unos asientos mientras ella compraba unas ultimas cosas y que no tardaría, así que acepte y de verdad no tardo mas de 20 minutos y volvió con unas bolsas le pregunte que había comprado y ella dijo que eran unas ropitas que le gustaron.
-hoy si compraste bastantes cosas Cinthya.
-sí, pero me gustaron todas así que no pude resistirme jeje.
-lo se cariño
-ven amor -me atrajo hacia ella y me dio un tierno beso. “Sabes que te eres el amor de mi vida”
-lo se cariño -y esta vez fui yo quien busqué su boca.
Volvimos al club repleto de bolsas y fuimos a la habitación a dejarlas, durante el trayecto Cinthya propuso ir al disco-bar, pero yo me negué, y ella por primera vez me insistió en hacer algo que no quería, pero después de tanto me convenció, total podía confiar que mi viejo jefe cumpliría su palabra y por eso no estaría en el bar.
Pasaron las horas y nos alistábamos para ir al disco-bar, a pesar de lo acontecido en esas vacaciones no podía permitir que Cinthya sea catalogada de formas soeces, la amaba y eso me consolaba, su hermosa sonrisa iluminaba mis días y no podía permitir que se apague.
Fuimos al disco-bar yo me había puesto un pantalón azul simple y una camisa blanca, Cinthya por su parte llevaba puesto algunas cosas que había comprado en las tiendas, como es su top negro corto y ajustado dejando sus hombros y su abdomen plano descubiertos, una faldita negra de cuero que se ajustaba a su cintura y a sus nalgas que llegaba hasta un poco más debajo de la mitad de sus tonificados muslos, esto le daba un toque llamativo, sus sandalias de tacón transparente que visualmente alargaban sus piernas, y para acompañar su chaqueta de mezclilla de un tono claro esto le daba un contrate fresco a su estilo, ella estaba hecho toda una belleza y derrochaba sensualidad con su caminar.
Con tan solo entrar todas las miradas fueron directamente a Cinthya, yo pasaba a segundo plano, la música era variada y decidí disfrutar nuestro momento así que la saque a bailar, estábamos bailando entretenidos, pero podía ver que Cinthya buscaba a alguien de manera disimulada, pero volvía a verme y sonreía animadamente.
Bailamos un buen rato y fuimos a una mesa al sentarnos pude ver que la falda de Cinthya se subía aun mas y dejaba muy descubierta sus piernas. Fui por unas bebidas y cuando estaba en la barra un sujeto se acerco a ella, “otra vez” me dije, pero no tuve que interferir porque Cinthya le dijo algo y el sujeto se retiro raudamente. Volví a la mesa con las bebidas.
-¿y ese tipo que estaba acá?
-buenos cariño quería sacarme a bailar, pero le dije que no porque estaba con mi esposo -me dijo sonriendo
-muy bien cariño jeje -dije orgulloso.
Seguimos bailando y ya estaba cansado, por primera vez le seguía el ritmo a Cinthya y eso me hacia sentir muy feliz. Pero mi felicidad se apago cuando vi a don Mario entrar acompañado de unas féminas bastante jóvenes (no tanto como Cinthya) y atrás de todos estaba don Ernesto. Ellos se sentaron en una mesa alejados de nosotros y empezaron a charlar. Pude ver que Cinthya tenia la mirada puesta en ellos, y apenas termino la música me tomo la mano y fue hacia donde se encontraban.
-buenas noches señores -dijo mi esposa
-Cinthya jeje estaban aquí no los había visto.
-si mi esposo y yo quisimos bailar un poco -se notaba que Cinthya estaba algo enojada
-me alegro por ustedes -acoto don Ernesto.
-buenos no los interrumpimos más diviértanse -dije tratando de alejarme con Cinthya.
Prácticamente aleje a Cinthya de la mesa de ellos.
-con razón don Ernesto no quiso acompañarnos.
-mm no lo sé -la mire incómodo.
La música empezó nuevamente y Cinthya me llevo a bailar, ya no estaba divirtiéndose o al menos no me parecía que lo hiciera. Pude ver que ella observaba disimuladamente la mesa de don Ernesto quien no daba muestras de interés en mi esposa, lo cual me dejo tranquilo, pensaba que ya era tiempo de salir del disco-bar. Termino la música y volvimos a la mesa.
-cariño creo que ya deberíamos irnos.
-emm no porque cariño es temprano -respondió mi esposa mientras bebía.
-¿segura?
-si jeje nos quedamos siii.
Mientras hablábamos la música empezó nuevamente y una de las acompañantes salía a bailar con don Ernesto, la música era tropical y movida, ambos lo bailaban bastante bien el viejo la tomaba como quería y le decía cosas, aunque ella era bastante atractiva no podía compararse con mi esposa. Ellos seguían bailando y Cinthya estaba bastante atenta a lo que pasaba en la pista de baile. La mujer se movía candemente al compás de la música y sobre todo al ritmo que quería don Ernesto.
No sé en qué momento Cinthya me tomo de la mano y ya estábamos bailando cerca a don Ernesto y su compañera, ciertamente el viejo no estaba incumpliendo su palabra. Mientras bailábamos Cinthya seguía viendo de manera disimulada lo que hacía don Ernesto. La música termino y don Ernesto se fue a su mesa tomado de la mano de su compañera, lo mismo hicimos nosotros, Cinthya estaba bastante confundida se notaba, pero lo disimulaba.
-cariño ya vuelvo jeje -mientras se dirigía al tocador.
Espere a que ella volviera y decirle que ya era momento de irnos, no espere mucho y ella ya estaba de vuelta esta vez con una sonrisa en sus labios.
-¿nos vamos? -le dije
-no cariño vamos a bailar más jeje.
-es que ya estoy cansado cariño -esperaba su respuesta afirmativa para irnos.
-no te preocupes jeje descansamos un momento -dijo sonriendo.
La música comenzó nuevamente y seguíamos en la mesa, Cinthya estaba atenta a lo que pasaba en la mesa de los viejos.
-em cariño mientras descansas iré a sacar a bailar a don Ernesto jeje.
-¿cómo? -pregunte incrédulo.
-si amor voy a provechar que esta sentado jeje, ya vuelvo sí.
No me dejo decir nada, Cinthya se levantó de inmediato y fue hacia la mesa de don Ernesto, desde mi ubicación apreciaba que don Ernesto ponía peros a lo que Cinthya decía, pero ella fiel a su persona lo tomo de la mano y prácticamente lo jalo hacia la pista. Cinthya se veía tan hermosa y sexi con su diminuto vestido llevando de la mano a ese viejo tras ella era una imagen increíble.
La música seguía sonando y Cinthya ahora si se veía animada en compañía de mi jefe, bailaban en sincronía y excelencia, Cinthya y don Ernesto hablaban mientras bailaban, ambos se reían animadamente. La música cambio ahora las parejas bailaban sensualmente. Cinthya junto su voluptuoso cuerpo al de don Ernesto, él poso su mano en la cintura de Cinthya quien sonrió con ese toque, y la otra mano sostenía la de ella. Se podía ver que don Ernesto movía su mano palpando la cintura de Cinthya y bajando lentamente cerca a sus portentosas nalgas. Ella sonrió y le dio un pequeño golpecito a su mano como regañándolo.
Esta vez Cinthya no estaba bajo ningún efecto extraño, era imposible que pudieran darle algo ni siquiera se acercaron a ella y no le invitaron ningún trago ni nada.
Otra vez la música cambio y esta vez era una especie de movida moderna. Extrañamente Cinthya volvía a mi mesa de manera apurada, pero solo era para dejar su chaqueta que ya le estorbaba.
-cariño te dejo mi chaqueta jeje -dijo sonriéndome
-espera am… -no pude decirle nada por que dejo su chaqueta y se fue con el mismo apuro.
De inmediato ya estaba con don Ernesto, la música seguía golpeando fuerte en la pista, los cuerpos se movían al ritmo de la melodía, y Cinthya no tardó en volver a encajar perfectamente con don Ernesto. Él viejo jefe parecía rejuvenecer con cada paso que daba junto a ella, como si la energía de su voluptuoso cuerpo lo electrizara. Sus manos exploraban con descaro la curva de su cintura, deslizándose con una lentitud maliciosa hacia sus caderas.
Cinthya sonreía con picardía, mordiéndose el labio inferior, dejando que sus movimientos fueran más provocativos. Ella se pegó más al cuerpo de don Ernesto, su trasero rozando la entrepierna del hombre con cada movimiento. Sus manos viajaron hasta su cuello, sujetándolo con sutileza, inclinando el rostro con una expresión de diversión. El viejo parecía embelesado, con la respiración agitada y una mano que se aferraba con más seguridad a su cintura.
Desde mi asiento, estaba iracundo viendo cómo mi mujer se entregaba al juego de la provocación sin reservas. Su diminuto vestido se ceñía más a su cuerpo, dejando ver con cada giro un atisbo más de su piel tersa y caliente. Don Ernesto murmuraba algo en su oído y Cinthya soltó una carcajada traviesa antes de apoyar su frente en la de él por un segundo fugaz, dejando que sus labios quedaran a milímetros de los suyos.
Don Ernesto deslizó su mano con descaro, bajando hasta el límite de su trasero, apretando con suavidad. Ella reaccionó con una leve inclinación de caderas, restregándose contra él, haciéndolo jadear. Sus manos se deslizaron hasta su pecho, rozándolo apenas con las puntas de sus dedos mientras mantenían el ritmo de la música. Don Ernesto, con una mirada hambrienta, acercó su rostro al cuello de Cinthya, respirando su aroma, dejando que sus labios apenas rozaran su piel caliente.
Ella cerró los ojos por un instante, disfrutando del momento, de la sensación de ser el centro de la atención, de la tensión en el aire. Luego, con una sonrisa traviesa, giró lentamente sobre sus talones, dándole la espalda al viejo mientras seguía bailando, frotando su carnoso culo contra él quien de inmediato la tomo e hizo movimientos como si la estuviera cogiendo en ese mismo instante. Cinthya abrió la boca disfrutando de lo acontecido y volteo a ver a don Ernesto quien la vio a los ojos. Ambos cruzaron miradas como recordando lo que habían hecho en aquella habitación.
La tensión entre ellos era palpable, una mezcla de deseo y recuerdos que encendían aún más el fuego entre sus cuerpos. Don Ernesto se inclinó levemente, susurrándole algo al oído que la hizo estremecer. Mi esposa sonrió con malicia y deslizó sus dedos por el pecho del viejo, provocándolo aún más. El juego entre ambos estaba lejos de terminar, y la noche prometía ser más intensa de lo que imaginaban.
Sin previo aviso, la mano de don Ernesto descendió con más atrevimiento, delineando cada curva de Cinthya con descaro. Ella dejó escapar un suspiro entrecortado, sin apartarse, dejándolo explorar su piel ardiente. Sus cuerpos seguían balanceándose con la música, aunque la danza ya no era lo único que los unía. El viejo levanto levemente el diminuto vestido de Cinthya a lo que ella sonrió.
De repente, Cinthya tomó la mano del viejo y la llevó hacia el borde de su top, deslizándola ligeramente hacia adentro. La respiración de ambos se volvió más densa, más pesada. La oscuridad de la pista, la vibración de la música y la tensión acumulada hacían de aquel momento un juego peligroso. Don Ernesto, con una sonrisa lobuna, no se hizo de rogar y sus dedos comenzaron a trazar un camino hacia las esferas de Cinthya quien estaba totalmente de acuerdo.
Vuelvo a repetir, si buscan un historia donde solo los personajes follen sin un trasfondo entonces están en el relato equivocado, agradezco su atención y participación en los capítulos, es l primera vez que escribo así que tendré que mejorar si quiero continuar. Sus comentarios siempre son bienvenidos sean buenos y malos porque me ayudan a mejorar . Saludos a todos.
Esta muy bien contado, a tal punto que creería que es tu historia vivía, actualmente y esta genial. De echo creo que quien lo cuenta es Cinthya
Por fin el capítulo 6!! Una decepción para mi Héctor es un incauto y Don Ernesto hará lo que quiera con Cinthya. Está bien escrito pero nos lleva a un mundo de consentidor y no de un hombre que recupere a su esposa.
Insisto que Héctor debe ser serio y luchar por su mujer y no dejarla en manos de un vicioso que además la drogo!!!
Héctor se sigue engañando, Cinthya es bien puta ,,, y la historia de ella da para muchos relatos,,, pero llenos de acción,, éste no tuvo nada y no es justo para el lector
Espero tus relatos con una ansiedad intensa, todos los dias reviso para ver si hay una nueva actualización.
Saludos elpaisa, entiendo tu postura y como recalcas no se puede tener a todos contentos, los gustos son diversos, espero que llegues al final de la historia y lo guardes como algo bueno y rescatable.
Amigo primero que nada felicitarte muy buenos relato. a mi en especial me gusto mucho el 1,2 y 3 capitulo. Pienso que el final de relato 3 daba para mucho morbo, en el relato 4, pero tomaste una trama que a mi no me gusto (es imposible tener a todos felices).