Me dejé abusar por una huésped

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T. Lectura: 4 min.

En mi época de universidad, para poder ganar algo de dinero, trabajaba por turnos en un hotel que administraba un conocido. Casi siempre me daban los reemplazos o los turnos que nadie más quería, pero como necesitaba el dinero no me podía quejar, está experiencia fue de uno de esos turnos que, sin duda, fueron de los mejores para mí.

Era un sábado, hacía poco habían pagado así que pensaba salir con una amiguita a la que le llevaba ganas, y que por trabajos de la U no habíamos podido vernos, más o menos a las 6 de la tarde me llama mi jefe.

Jefe: Oye Loco, necesito que cubras el turno de noche de hoy y mañana, porque se enfermó la recepcionista.

Yo: a como así, es que yo ya tenía planes para hoy, no podés llamar a nadie más, en serio, si querés el domingo trabajo derecho, pero déjame libre el sábado.

Jefe: no nea, no se puede, tienes que ser vos porque ya todos me dijeron que no podían, así que tú verás, decime si vas a venir, sino para ver qué hago porque yo lo hago es para colaborarte.

Yo: No dale todo bien, yo llego entonces a las 8 pues, para hacer el turno.

Después de cortar la llamada, quedé más aburrido, pues habían dañado mi plan de follada y la verdad andaba algo urgido pues, como tenía muchos trabajos de la U, hacía rato no descargaba como debía.

La cuestión es que llegue aburrido a mi turno a las 8 como siempre, saludé a mi compañera, vi las habitaciones disponibles y los huéspedes que había, afortunadamente el hotel estaba poco ocupado, así que no tendría que estar habiendo la puerta constantemente.

Cerca de la media noche, ya habían entrado los últimos huéspedes, cerré todo y me puse a ver una serie en el PC, una serie algo explicita, era tal las escenas que me había excitado y al andar en una licra deportiva, se me notaba un poco la erección.

De pronto sonó el intercomunicador, atendí la llamada y me pedían unas cervezas y unas papas fritas de una habitación, empaque todo y subí a entregarla. Cuál fue mi sorpresa que al tocar la puerta de la habitación, me recibió una mujer de unos 30 años, en una bata semitransparente, de la cual se le podía ver completamente todo, usaba una tanga de encaje negra y no tenía sostén por lo que se le veía perfectamente las auroras de los pezones y los pezones duros.

Yo quedé totalmente embobado, con semejante escena y no pude articular palabra.

Mi verga estaba ya tan dura que empezaba a doler, así que como pude entregué las cosas y me fui al baño de recepción para masturbarme, estaba tan metido en mi labor, que deje la puerta del baño abierta, con tan mala o buena suerte, que la huésped llegó un momento después y yo estaba con la verga en la mano, y me dice, si quieres te ayudo o vuelvo más tarde.

Por Dios, quedé en blanco, la mujer, entro al baño y se fue acercando a mí en cámara lenta según mi mente, y toma mi verga y me dice al oído, deja te ayudo con eso, y empezó a masturbarme, mientras me decía al oído.

Huésped: espero que sea por mí.

Acto seguido se agachó y empezó a devorar completamente mi verga.

Se la tragaba completa, me mordía levemente la cabeza, estaba encarnizada en su labor, cuando de un momento a otro se detuvo y se paró y salió del cuarto de baño.

Huésped: no piensas seguirme (al verme parada sin dar crédito a lo que vivía).

Inmediatamente la seguí hasta la habitación donde se hospedaba, nomás entrar al cuarto y cerrar la puerta me tiró a la cama desabrochó mi pantalón y bajo completamente, mi verga seguía como hasta de bandera, y ella siguió su labor gutural, intercambiando entre mi glande, el tronco y los testículos que los chupaba mientras me masturbaba, poco pude hacer ante semejante trabajo y terminé por vaciar mis bolas, mientras ella se tragaba todo mi pene, alguna hilillo de semen le salía por los labios.

Huésped: espero tengas más para mí porque vas a tener que darme duro toda la noche.

Yo: haré todo lo posible por atender todas tus necesidades como dice el hotel.

Ellas sola se subió sobre mí, y empezó a cabalgarme como si no hubiese un mañana, era insaciable, y le gustaba controlar a ella el ritmo y la labor.

Llevábamos por ahí una hora ella encima de mí, yo solo podía besarle los pechos, cuando ella me dijo.

Huésped: ven, reventarme el culo con esa verga tan rica que tienes.

Se puso en cuatro abriéndose las nalgas con las manos, y pude ver ese pequeño asterisco oscuro, no me resistí y pasé mi lengua por él, tratando de penetrarlo con ella.

No paraba de gemir y de tomarme del pelo como para que me enterrará más entre sus nalgas.

Cuando ya estaba totalmente listo, apunte mi verga sobre su culo y fui empujando hasta que entró la cabeza, dio un pequeño gemido de dolor mientras terminaba de enterrarle toda la verga, espere a que se acoplara su culo a mi verga, y la tome fuerte de las caderas, y le di con toda, como si la vida se me fuera en ello, mientras le decía obscenidades y lo rica que estaba.

Yo: así es que te gusta cierto, esto es lo que querías no perrita.

Huésped: ahí si cabrón que rico, así dame duro, no pares así, demuestra que eres un macho, párteme en dos, que rico. Sigue, sigue que estoy por venir.

Sentí como apretaba más mi verga, producto del orgasmo que estaba teniendo, y con mis últimas fuerzas la penetré un par de veces más hasta vaciar mis testículos en su recto.

Cayendo rendido sobre ella.

Huésped: que rico, por Dios, me dejaste adolorida, pero muy satisfecha.

Dijo esto mientras procedía a limpiarme la verga con su boca, hasta que perdí toda la erección.

Con la tarea cumplida y mis huevas totalmente vaciadas, me pare y vestí, saliendo de la habitación para ir a mi puesto de trabajo y evitar problemas.

En la mañana entregué mi turno como siempre y me fui a descansar a mi casa.

Por la noche supe que había preguntado por mí, con la excusa de agradecerme por haberle ayudado con algo, nadie sospecho nada y todo siguió normal, lastimosamente no volví a verla mientras trabajé en el hotel.

Pero sin duda fue una de los mejores turnos que he tenido en un trabajo.

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1 COMENTARIO

  1. Hermoso relato.!.
    Me encanta tu buena disposición y atención con las huéspedes.
    Es una pena que ya no trabajes en el hotel, se me antoja conocer tus turnos; para hospedarse ahí.

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