Este pasado verano, fui invitado al cumpleaños de mi abuela, se lo comenté a Gregory. Estaríamos cuatro días sin vernos. Me parecía una eternidad y además debía viajar solo, hasta un pueblo santafecino distante 500 kilómetros.
Él pensó en la posibilidad de acompañar mi viaje. Pero surgía el inconveniente de como lo presentaría a mi abuela y demás familiares; Incluida mi madre que viajaría también, en otro horario.
Decidimos con Gregory que él iría conmigo hasta una localidad próxima. Allí nos alojamos y luego yo llegaría solo a la casa de mi abuela… Celebramos la buena idea con caricias mutuas. Besos en lugares muy íntimos y completamos el encuentro, yo abrazado fuertemente a él. Luego tomándome por la espalda con su verga clavada entera en mis entrañas, me mordisqueaba el cuello. Llegamos al clímax, sin cambiar de posición.
Continuamos hablando sobre el viaje. Gregory me dijo al oído: -Ro, me encantaría que viajemos juntitos. Tú, vestida como la mujercita que te sientes. Así puedo poner mis manos sobre ti y apoyarme en tu cola. Son siete horas de viaje para disfrutar. Podremos acariciarnos y besarnos durante el viaje.
Su idea me calentó mucho. Inmediatamente pensé que ropa llevar en el viaje. Tengo el cabello con un corte unisex.
Y mis facciones con un poco de maquillaje pueden ser las de una chica. ¡Debía atreverme!
Luego de asearme, comencé a probarme ropa ante los atentos ojos de Gregory, que daba su opinión.
El resultado final de las pruebas fue decidirme por un pantalón corto de licra bien ajustado que resaltaba la redondez de mi cola.
Debajo del shorts una tanga muy elastizada para alisar la pequeña protuberancia de mi pene.
Una remera musculosa sin mangas. Debajo de ella un sujetador pequeño con un poco de relleno.
Aritos en las orejas. Algo de rímel en los ojos.Tenue color rosa en los labios. En los pies, zapatillas y una pulserita en el tobillo izquierdo.
Al momento de viajar, así fui vestido, pero lleno de dudas. Me sentía observado, no era real que estuvieran pendiente de mí. A mi lado, Gregory me tranquilizaba.
-Estás hermosa mi reina. -Decía mirándome a los ojos.
Esa noche luego de viajar en taxi hasta la terminal de buses. Ascendimos al bus a las 0.45. Ocupé la butaca junto a la ventanilla. Me sentí más tranquilo y protegido por Gregory junto a mí. Él sentado en la butaca del lado pasillo.
Tomándome por el mentón me beso en los labios. Me volteé hacia la ventanilla por temor a ser reconocido por alguien. Gregory apoyó una mano sobre mi cadera acariciándome.
Al cabo de unos minutos de viaje. Se apagaron las luces internas. Él aprovecho para deslizar su mano y acariciar mis nalgas. Me dijo al oído: – ¡Me encanta tu culo de nena!
No respondí, continúe en la misma posición. Se volteó hacia mi espalda he hizo apoyar su sexo en mi trasero.
Dormí unos minutos imaginando ser una chica acompañada por su novio.
Después de tres horas de viaje. Se encendieron las luces. Nos indicaron que paraban por 30 minutos en una terminal intermedia. Gregory me pidió que bajemos para ir al servicio de toilette.
Luego, tomaríamos café. Nos dirigimos juntos al toilette. Él, cruzando su brazo frente a mi estómago dijo: -¡Amor, tú vas al de damas!…
Hice fila, entre las chicas. La tardanza es mucho mayor ahí para ingresar. Yo estaba muy nervioso. Una señora parada delante de mí, se volvió para preguntarme: -¿Tu viajas a Paraná?
Yo, señalándome el cuello y expresando casi sin emitir sonido respondí: – ¡No llego ahí! Perdón estoy disfónica.
Ella sonrió y agregó: -Cuídate linda. ¡Que recuperes tu voz!
Mis pensamientos eran contradictorios… En el toilette de damas. Estaba encantado, pero si era descubierto podía ser horrible el desenlace.
Compartimos el café con Gregory en una mesa alejada del bullicio de la gente. Cuál si fuéramos una parejita de novios.
Luego la vuelta al bus. Nuevamente cobijado por sus brazos y dormir hasta llegar a destino. Gregory aprovechando la oscuridad acariciaba literalmente mi ano por sobre la elástica tela.
Esa caricia me encendió mucho hizo que mi pequeño pene comience a levantarse. Babeando y provocándome dolor en la zona íntima al tenerlo muy aprisionado por la bombacha super elastizada…
A las 7 de la mañana, arribamos a nuestro destino. Gregory quiso tomarme fotos siendo una chica. Le pedí que las reservara para él. Tomó dos y acató mi pedido. Él inmediatamente se dirigió al hall del hotel junto a la terminal de buses y pidió alojamiento. El señor mayor que nos recibió, le solicitó el documento para registrarnos.
Dijo. -Señor Gregory y señora. ¿Ambos venezolanos?
Gregory asintió con un: -Si, nos alojaremos por dos días.
Suspiré al no presentar mi identidad.
Subimos al primer piso por escalera y nos alojamos en la habitación número 3. De ese pueblo tranquilo. Casi sin ruidos. Antes de cerrar la puerta de nuestra habitación. Gregory le dijo al señor que nos acompañó:
-Vamos a dormir. Hemos viajado toda la noche sin pegar un ojo.
-Que tengan buen descanso… Dijo el hombre mayor.
Tras cerrar la puerta. Gregory me desvistió completamente. Me devoró la boca. Yo abrí su cinturón dejando caer su pantalón y bajando su slip. Su verga morena dio un brinco. El glande muy hinchado dejaba escurrir una gota viscosa. Me arrodillé frente a él y tragué hasta donde pude ese trozo de carne dura y palpitante. Él terminaba de quitarse la ropa.
Me ayudó a ponerme de pie y me llevó de una mano hasta la ducha. Bajo la regadera los dos abrazados dejamos correr el agua, desde la cabeza a los pies. Gregory dejó caer un chorro de champú sobre mi cabeza. Debí cerrar los ojos. Él desparramó toda la espuma en mi cuerpo, usando sus manos y no dejó un centímetro de piel sin explorar.
Luego yo apliqué champú sobre sus hombros y lo distribuí con mis dedos en todo su cuerpo. Incluido su fruncido ano. Haciendo que suspire y se le ponga más dura la verga. Después de secarnos mutuamente. Me cargó en brazos y me dejó sobre la cama. Luego se volvió hacia mi bolso para tomar el pomo de lubricante anal y los condones..
Los dejó sobre su mesa de noche. Colocó dos almohadas bajo mi vientre. Quedé con el culo elevado. Separó mis nalgas he introdujo su lengua hasta abrir el ano. Comencé a suspirar por tanto placer.
Gregory dijo: -Aquí no podrás llorar ni gritar. Hay demasiado silencio.
Me retorcía y giré mi cuerpo para mirarlo… pero no encontré sus ojos, sino su verga a dos centímetros de mi boca. Estaba crecida en plenitud… llenaba por completo mi cavidad bucal y aplastaba mi lengua. El respiraba pesadamente. Yo me babeaba por las comisuras La quitó de mi boca chorreante de saliva. Acomodó mi cuerpo para poder hacer centro en el agujero y apoyó el glande.
Hizo presión con su pelvis. Mi esfínter cedió un poco pero me dolió y di un brinco instintivo intentando zafar. Gregory. Me acarició la cabeza y la espalda. Me palmeó suavemente las nalgas. Recurriendo al lubricante. Untó mucho mi ano y toda su verga sin condón. Apoyó su grueso glande en mi hoyito. Movió su pelvis. Cruzó un brazo frente a mi pecho para sostenerse. Creo que usando una mano dirigía su instrumento.
Entrelacé mis dedos en sus dedos y mordí las sábanas cuando me entró despacio pero sin pausa… sus pelos pélvicos se apoyaron fuertemente en mi ano, comenzó a moverse entrando a fondo y saliendo un poco. El roce de su verga en mi próstata me provocó un delicioso orgasmo anal aunque mi pene estuviera flácido. Contuve mis ganas de gritar. Mi cuerpo temblaba. Mi respiración se hizo acelerada y entre cortada
Gregory luego de jugar unos minutos en mi ano. Se puso rígido. Gemía y me apretaba fuertemente cuando descargó chorros de semen caliente en mis entrañas .Quería llorar de gozo. Me contuve gimiendo. Cuando salió de mí. Llevé una mano a mi ano. Estaba muy dilatado y chorreante de semen.
Nos besamos y descansamos reponiendo la energía del desgaste. Hasta que su verga estuvo nuevamente casi lista para otra ronda. Comencé a besarla en todo su largo y a chupar la cabeza bordo. Cuando estuvo al palo. Gregory me indicó montarlo mirando sus pies… -Deseaba tener la visión de mi ano cuando se abre para dejarlo entrar. Dijo
Gregory disfrutaba cada vez que se hundía en mí. Y dejaba un hoyo vacío al salir. Subía y bajaba mi culo sobre su verga tiesa. Él me sostenía con dedos pinzados en los pezones; yo disfrutaba cada embestida pero también me causaba ardor tanto roce en la delicada piel del recto. Me indicó acostarme de espaldas sobre su pecho, sin sacar su verga de mis entrañas, apoyé mis pantorrillas sobre sus rodillas. Él tenía las piernas plegadas.
Gregory comenzó un mete y saca frenético. Sentí que me orinaba. De mi pene a medio crecer brotó semen y pis. Él me llenó el culo por segunda vez con su semen. Ya lo sentía inflamado y palpitante, como si el corazón hubiese bajado a mi ano.
Después de asearme. También Gregory. Me vestí con un pantalón amplio de lino color crudo. La musculosa azul con corpiño negro. Zapatillas. Anteojos para sol… y gorra con visera. Bajamos al comedor para almorzar… Sentía molestia para estar sentado sobre la dura silla de madera. Luego de una hora subimos a la habitación nuevamente.
A las 18 horas debía viajar el tramo faltante de 59 kilómetros hasta el pueblo donde vive mi abuela.
Las dos últimas horas con Gregory en ese hotel. Disfrutamos un hermoso 69. El chupó mi pequeño pene y lamió suavemente mi ano rojo e inflamado. Yo logré hacer llegar su verga hasta mi garganta. Aunque sentí náuseas y me provocó arcadas. Con mi lengua acaricié su fruncido ano lleno de pelos que mojé mucho con mi saliva. Y nos despedimos.
Gregory esperó en el hotel mi regreso del cumpleaños. Al día siguiente sobre el medio día regresé junto a él. A la tarde luego de ducharnos juntos lo chupé hasta dejar su verga con dureza de madera… luego Gregory me enculo duramente mientras me pajeaba y apretaba mis testículos. A la noche regresamos a Buenos Aires. Yo pretendiendo ser una chica. En el regreso no descendí del bus en ningún momento del viaje. Estaba exhausto y aún me latía el ano.
Muy buen relato !!. Me encantan los viajes con sexo de por medio. Se disfruta mucho.
Hermosa experiencia!! Soplaste la vela antes y después del cumpleaños…volviste a tu casa con el ano feliz!! Que suerte tienes!!