La vecina (2)

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Continuando, antes de que llegase el domingo que nos veríamos de noche en su casa toda la semana pasó vistiéndose más sexy con mini shorts, minifaldas y sus ajustadas leggins, siempre trataba salir a la hora que yo llegaba de trabajar para que yo la viese.

Eso me provocaba y me ponía más ansioso de querer estar a solas con ella y tenerla desnuda, bien pasó la semana y llegó el día, me fui a trabajar y ya entrada la noche le escribí para confirmar si siempre estaba dispuesta o si se había arrepentido a lo cual ella me dijo “a las 10 pm abriré la puerta principal” a lo que le dije “le aviso al salir de casa pues ya a esa hora estaría de regreso de mi trabajo”.

Salí a escondidas pendiente de que nadie me viese acercarme a la casa, empujé la puerta y estaba todo oscuro, sentí que una mano me tocó y era ella, cerró la puerta y me guio hacia el dormitorio, todo fue en la oscuridad porque tenía sus 2 hijos pequeños durmiendo en otra habitación y pues no se podía hacer mucho ruido tampoco.

Portaba un mini camisón con un hilo super chiquito lo que pude ver con la luz del teléfono, ya me tenía excitado, comencé a apretar sus anchas caderas, después deslicé mis manos por sus nalgas, quité su camisón luego nos hundimos en besos hasta acostarnos en su cama dónde la haría mía.

Ella quiso iniciar cabalgándome, aunque le costó un poco pues me confesó que ya llevaba 3 meses sin tener sexo con nadie, aparte que mi pene era más grande que al que ella estaba acostumbrada, pero después de unos minutos ya la tenía toda adentro y su respiración agitada confirmaba que los estaba gozando sin gemir porque se podían despertar los peques. Luego cambiamos de posición y seguí penetrándola, yo en el clásico misionero con sus piernas bien abiertas, ella estaba super mojada, no aguanté más y expulsé un chorro de semen como nunca, nos quedamos sin aliento ambos recostados uno a uno a la par.

Se levantó por papel higiénico para limpiarnos, luego de unos 25 minutos volví a tomar energía para continuar con el segundo round, ya ni me importaba si el marido regresaría temprano y nos encontrase cogiendo en su cama, se puso en 4 y le di como nunca, ella quería “gritar”, pero no podíamos hacer ruido, ni encender luces todo fue a oscuras, quise comerle la raja, pero no lo permitió ni tampoco tocársela así que no sabía ni como la tenía, dijo que apenas me conocía.

Lo que si que la tenía super apretada, era notorio que no tenía mucho uso, seguí agarrándole firmemente de su cadera y acariciando por momento ese culo que le ponía más firme el pene hasta que no aguante más y le llene toda la concha de mi leche caliente.

Pasó el tiempo y llegó la madrugada, ella me dijo que ya era hora de irme antes que llegara su marido de trabajar, ella salió a abrir la puerta, nos despedimos con un beso y pues yo caminé hacia la casa de mi mamá asegurando de que nadie me viese salir de dónde ella y sin hacer ruido entré a mi casa, entré mi cuarto, limpié el restante del semen que aún había entre mi pene y el bóxer, me acosté y me quedé pensando en lo sucedido, no podía creer que me había comido a la mujer de mi medio amigo y vecino.

Continuará…

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