La subyugación de Luisa (2)

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Habían pasado varios días después del encuentro con Luisa, quedé con Manolito en la misma cafetería, cuando llegué, él ya estaba esperando, me senté y le di un USB, contenía todas las imágenes que tenía de su madre, incluida una grabación en el chalet, se lo guardo en el bolsillo, a grosso modo le conté lo que paso, pude observar como sus ojos mostraban un grado de excitación traviesa.

Paso a contarme que su madre había sufrido un cambio en su comportamiento y tras un tiempo en que no se arreglaba demasiado, había ido a la peluquería y vestía de manera más sexy, yo conocía bien a que venía esa conducta.

Le pregunte si quería seguir con sus intenciones y su respuesta fue contundente y paso a explicarme que el próximo fin de semana su madre se quedaba sola, eso encendió mi juguetona bombilla, estaba ofreciéndome en bandeja a su madre para que la usase a mi antojo.

Le pedí un momento y salí a hacer una llamada, Kaya me debía un favor y había llegado la hora de cobrármelo, volví a sentarme y le pregunte si quería espiar a su madre cuando la volviera a someter, se le encendieron los ojos como luces incandescentes, su sonrisa me asombro hasta a mí, era un perfecto degenerado.

El fin de semana, prepare el chalet, había sido diseñado como una ratonera, podía hacer grabaciones, enviar imágenes en tiempo real, audio y una pequeña sorpresa, la habitación estaba separada de una sala pequeña por un simple biombo que permitía ver y oír todo lo que pasaba en la habitación y se podía entrar y salir sin ser visto.

Manolito llegó y le enseñe donde tendría que ponerse, más tarde llego Kaya, la acomode en otra habitación y tan solo era cuestión de esperar.

Ya oscureciendo el ruido de un motor y las luces me anunciaron que llegaba Luisa, la había vuelto a convocar, pero ella no sospechaba que esta vez tendría compañía y público.

Luisa entró en el chalet, vestía de forma más provocativa y su peinado había cambiado, cómo la otra vez le quite el bolso y le apague el móvil, la hice pasar a la habitación, ella caminaba delante de mí, la guarra se aseguraba de balancear bien las nalgas, obsequiándome con la sensualidad de su culo en movimiento girando su cara y lanzándome una mirada enredadora, la mama recatada estaba deseosa de ser follada.

-¿te ha follado tú marido esta semana? –pregunto sin ningún tapujo.

-Una vez –contesta Luisa con voz pícara sin saber que su hijo la estaba escuchando– ¡pero no me ha dejado satisfecha!

Empiezo a manosearle las nalgas, ella se deja y levanta los brazos y los cruza por mi cuello en actitud provocativa.

-¿Vas a follarme? –me susurra con voz incitadora y anunciándome algo que ya sabía– hoy si quieres me puedes abrir las piernas toda la noche y ya tomó anticonceptivos.

Manolito asistía atónito al espectáculo, reconocía la voz de su madre, pero esa actitud no, ofreciéndose para que la follaran.

-¡Tranquila que hoy vas a follar por donde nunca te han follado! –le susurró de forma retorcida.

Solté a Luisa y salí de la estancia un segundo, cuando volví lo hice acompañado, Luisa suelta un gritito de sorpresa cuando vio a kaya que se acerca y pasando una mano por la nuca de Luisa intenta besarla en los labios.

Se inicia un pequeño forcejeo entre las dos, tengo que intervenir y me pongo detrás de Luisa, la sujeto por los brazos y se los levanto.

-¡Que hacéis! –Chilla Luisa- ¡No! –sigue gritando.

-¿Qué te pasa? –Le murmura Kaya mientras vuelve a buscar su boca- ¡No te gustan las negritas!

Luisa se revuelve y patalea inútilmente mientras nos lanza una mirada mezcla de confusión e indignación.

Kaya la sujeta sin compasión, las quejas de Luisa la calientan más aún y poco a poco logra imponer su fuerza mientras yo también la inmovilizo por detrás.

Manolito busco un buen ángulo de visión los tres tan juntos no le dejaban ver bien la escena, escuchaba a su madre sollozar y lloriquear pidiendo que la soltaran en vano.

Kaya impone su contundencia, es una mujer negra un poco más bajita que Luisa, pero su aspecto intimida, corpulenta con el pelo muy corto y una fuerza descomunal, portera de seguridad de un club de lesbianas, aparte de follarse a las clientas, un puto clon de Grace Jones en miniatura.

Luisa sigue chillando y forcejeando, Kaya ya ha pasado sus manos por debajo del jersey y lleva sus dedos a desabrocharle el sujetador, me hace un gesto y arrastramos a Luisa hasta la cama, pierde las chanclas que lleva y la soltamos encima de las sábanas, patalea intentando huir, pero le empiezan a fallar las fuerzas.

-¡Estate quieta putita! –le vocifera Kaya

Ya desfallecida Luisa solloza mientras va perdiendo fuerzas y es un juguete para Kaya que la mueve a su antojo quitando sus pantalones, en un instante Luisa ya está desnuda.

-¡Acércame eso! –me insinúa Kaya señalando con su mano las chanclas de Luisa.

Le acerco las chanclas y da la vuelta a Luisa en la cama, sus nalgas quedan a la altura de la cintura de Kaya, que levanta una chancla con la mano y la deja caer con fuerza sobre las nalgas de Luisa.

Se oye él ensordecedor ruido que hace la chancla al impactar en la nalga, Luisa suelta un grito de dolor escandaloso, Kaya deja caer la chancla varias veces más sobre Luisa que ya llora desconsolada chillando que para que pare.

-¡Dime que vas a ser muy putita y dejo de castigarte! –vocifera Kaya

-¡No quiero… dejadme! –suplica Luisa con voz cortada.

-¡No es lo que quiero escuchar!

La mano de Kaya empuja el cuello de Luisa contra las sábanas, yo me aparto y me deleito del espectáculo, veo algún movimiento imperceptible en el lugar donde esta Manolito, seguro que se está haciendo una paja.

La chancla fustiga las nalgas de Luisa sin parar, ya están muy enrojecidas por los azotes, ella ya solo solloza débilmente entre lloriqueos.

-Por favor –brama Luisa incapaz de recibir más castigo- ¡Haré lo que me pidas!

Kaya deja de fustigarla mientras me lanza una sonrisa y un gesto con la cara, ya tiene a Luisa obediente y preparada para ser sometida. Luisa se deja caer en las sábanas y queda lloriqueando desconsolada, Kaya le da un golpe y Luisa se gira, Kaya se acomoda al lado de la cintura de Luisa y la busca con los ojos.

-¡Ábrete de piernas! –Ordena Kaya con voz tajante– Quiero ver ese chocho de marrana que tienes.

Luisa se lleva las manos a la cara y abre sus piernas lentamente ofreciendo su coño, aparta la mirada avergonzada, una vez tiene las piernas abiertas Kaya pasa sus manos por los muslos pegándole golpes, Luisa obedece y se abre completamente.

-¡Pero cómo eres tan marrana y descuidada! –grita Kaya humillando a Luisa– Todo ese felpudo… ¡Mañana te rasuro el chocho!

Kaya le abre el coño con las manos, sus dedos frotan la raja de Luisa, levanta la cabeza y me mira complacida.

-¡Mira cómo le brilla el chochito! –Me enseña Kaya abriéndolo bien con los dedos- ¡Esta putita está muy mojada!… Voy a follarla para quitarle la calentura.

Kaya le frota el coño con la yema de los dedos, es una lesbiana experta y sabe como calentar los motores de otra mujer, Luisa arquea la espalda y suelta un gemido placentero.

-¿Te come tu marido el chochito?

-¡Muy poco y mal! –contesta Luisa desatada.

-¿Quieres que te coma el chochito? –Le susurra Kaya acercando su cara y acariciándola con las manos– Estas muy cachonda y necesitas correrte.

Kaya abre los labios del coño de Luisa y baja su cabeza y le da un lengüetazo en la raja, que provoca que Luisa tiemble, sus dedos acarician lenta y suavemente con movimientos circulares, Luisa arquea los dedos de los pies mientras sus piernas tiemblan descontroladas.

-¡Pídeme que te coma el chochito! -Insiste Kaya sabiendo que Luisa no va poder resistirse.

Kaya deja repentinamente de tocarla Y Luisa desconcertada y sus súplicas no tardan en llegar.

-Joder… ¡No pares! –grita Luisa en tono desesperado y abriendo sus labios vaginales con sus dedos- ¡Cómeme el coño!

Kaya se acomoda poniéndose de rodillas entre las piernas de Luisa, le separa los muslos con las manos y empieza a lamerle el coño, Luisa gime profundamente.

-¡Cómo te funciona el clítoris! –murmura Kaya levantando la cara y mirando Luisa fijamente- ¡Te vas a correr enseguida!

La lengua de Kaya hace movimientos rápidos y parpadeantes sobre el inflamado clítoris de Luisa y se corre salvajemente, cierra las piernas de manera violenta mientras convulsiona de forma agitada, Kaya le abre las piernas y le mete los dedos, los pelos del coño de Luisa están impregnados de un suave líquido blanquecino.

-¡Ahora te voy a follar con los dedos! –grita Kaya metiendo y sacando sus dedos de forma continua y fluida y girándolos cuando los saca, lo que provoca que Luisa chille intensamente.

Kaya y yo nos cruzamos las miradas, yo estoy empalmado como un burro y deseoso de unirme a ellas, supongo que Manolito debe haberse hecho más de una paja, el squirt provoca que Luisa se vuelva a correr otra vez, los orgasmos son cada vez más largos y continuos.

Kaya la deja descansar un poco, se levanta de la cama y vuelve con un dildo pequeño y un bote de lubricante, le obliga a Luisa a chupar y ella misma lo impregno de su saliva.

Ya era un juguete en las manos de Kaya, le pasa el dildo por la raja del coño impregnándolo también de fluidos, Luisa se muerde el labio de abajo y le arden los labios del coño, pero ese no es el destino del dildo, kaya le abre las piernas e insinúa una penetración en otro lado.

-¡No! –Chilla Luisa- ¡Por el culo no!

En previsión de que se resista, me levanto y me uno a ellas sujeto a Luisa por los brazos y le inmovilizo las piernas, Kaya le unta lubricante y la penetra con el dildo.

Luisa suelta un grito desgarrador y doloroso, le están dilatando el culo con el dildo, entonces comprende lo que quieren hacerle, intenta levantarse, pero le fallan las fuerzas y esta inmovilizada.

-¡Por ahí no! –chilla inútilmente.

-¡Chilla lo que quieras te voy a romper el culo! –contesta Kaya aplacando los chillidos de Luisa

-¡Para te lo suplico! –Solloza- ¡Me haces daño!

-Tú esfínter se está dilatando –le susurra Kaya– lo estás haciendo muy bien, aguanta un poco.

Yo dejo de inmovilizar a Luisa y le acaricio la cara, su rostro esta desfigurado de dolor y suelta gritos dolorosos, por sus quejidos puedo notar cuando el dildo la penetra con profundidad, ella suplica que le hace daño, pero Kaya la sigue penetrando sin compasión, preparando su culito para que yo la desvirgue con mi rabo.

El dildo entra y sale fluidamente y los gritos dolorosos se convierten en tímidos gemidos placenteros, Kaya me hace una señal y me preparo poniéndome un condón e impregnándolo de lubricante.

Luisa empezó a jadear y gemir profundamente, me gire y vi como los dedos kaya le frotaban el coño y alternaba las penetraciones del dildo en el coño y en el culo.

-¡Tiene el chochito como una sopa! –Dice kaya con una sonrisa- ¡Que puta es esta tía!

Me preparo masturbándome, Kaya empieza a frotar los dedos de forma intensa mientras penetra el culo con el dildo profundamente, Luisa alterna gemidos con chillidos dolorosos, pero se vuelve a correr.

Kaya no la deja, la gira con fuerza y pone sus nalgas al borde de la cama, Luisa queda con las piernas suspendidas mientras Kaya la sujeta con fuerza por la espalda apretando el cuerpo de Luisa contra las sábanas, pongo la punta de mi rabo en su culo, ella se revuelve, pero Kaya logra contenerla inmovilizada, la penetro con fuerza, ella chilla y se agita violentamente, yo la sujeto por las caderas empujando su cuerpo contra las sábanas.

-¡No se deja encular la guarra! –Me quejo yo al sentir que solo le puedo meter menos de la mitad de mi rabo- ¡no colabora!

Kaya le sube la cara a Luisa y le vocifera fuertemente al oído y amenazó otra vez con la chancla en la mano.

-¡O te dejas follar el culo o te lo violamos y te lo rompemos de malas maneras!

Luisa lloraba desconsolada, pero hace un gesto con la cabeza, yo saco mi rabo e impregno el culo de Luisa con más lubricante, Kaya la flexiona y me la pone a estilo perrito, le da un azote en las nalgas y Luisa me abre las piernas.

La vuelvo a penetrar en dos golpes, consigo penetrarla más que la vez anterior, ella chilla mientras gimotea afligida, una sensación recorrió mi cuerpo, nunca había metido mi rabo en un culo tan apretado como ese y saber que la estaba sodomizando delante de su hijo hizo que mis ganas de romperlo fueran atroces, la penetre con furia sin importarme sus chillidos.

-¡Por favor ya me dejo! –Gimotea– pero no me hagas más daño.

Kaya le gira los brazos y los pone sobre su espalda, yo me apoyo en ellos y sigo sodomizándola, pienso en Manolito y me corro, saco mi rabo y me quito el condón, hago un nudo con él y lo dejo al lado de la cara de Luisa, ella llorando observa horrorizada como el condón atado está lleno de lefa e impregnado de sangre y heces.

La dejamos descansar un tiempo, ella se repuso dolorida, Kaya le limpio el culo con una gasa y le unto de lubricante para que ayudara a calmar su dolor.

Luisa ya era una puta en nuestras manos, había desaparecido la mujer decente que fue anteriormente, aquella noche le follé la boca y me corrí dentro de ella mientras Kaya le rasuraba el coño con unas tijeras.

Cuando me junté con Manolito pude ver su cara de perversión, el cabrón había disfrutado oyendo chillar a su madre.

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