La profesora dominante (4)

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Después de dejarlo solo me fui a mi casa, él comenzó a llamarme y dejarme mensajes pero quería darle una lección, debía saber que él solo debía hacer lo que yo quisiera, tenía que seguirlo dominando, conforme pasaba la noche pensaba más y más en la situación, no quería tampoco que él se echará para atrás pero no podía demostrarle que me estaba doblegando, así que abrí los mensajes y sin ver qué me escribió le envié una foto en mis medias más sexys, una falda y sin ropa interior dejando ver mi vagina bien depilada y mojada, junto con un mensaje al pie de la foto “te espero en el cruce de tu casa en 15 minutos en mi auto”.

Salí así a como envíe la foto y me dirigí rápidamente a un lote cerca de su casa, ni siquiera abrí sus mensajes, ni atendí dos de sus llamadas, llegué y aún faltaban unos minutos para que se cumpliera el tiempo que le dije, pasaban los minutos y se me hacían eternos, juraba que no llegaría y estaba muy mojada, con mucha ansiedad casi temblaba deseosa de poder cumplir con mi plan. Al cabo de unos minutos ya a punto de rendirme lo divisé a lo lejos, venía con ropa casual.

-¿Acaso estás loca?

Preguntó con cara de estar enojado, me le quedé mirando seriamente, abrí mi saco, mostrando como no llevaba nada debajo, sacando unos de mis pechos y pellizcando mi pezón poniendo cara de “quiero que me cojas”, su rostro cambio mientras veía mis pechos, abrí mis piernas mostrando mi vagina mojada, me miraba como dudosa esperando una orden, ahí supe que seguía siendo mío y que haría lo que yo quisiera, abrí levante más mi pierna.

-Chúpamela.

Sin dudarlo se agachó y comenzó a chuparme el clítoris, yo sentía la como me bajaban más fluidos de mi vagina, mis piernas temblaban, tomé su cabeza y lo empujaba más y más.

-¿Harás lo que te pida?

-Ujum

-¿Lo que sea?

Lo separé de mi vagina y viéndome a los ojos me dijo:

-Haré todo lo que me pidas.

Sonreí malévolamente y empujé de nuevo su cabeza para que siguiera chupando. Estaba a punto de tener un orgasmo, gemía fuerte, le estaba mojando toda su barba y la cara, me sentía en el éxtasis, quería que me penetrara, pero debía contenerme, le grité que no se detuviera y aparentando con mis manos y mis muslos tuve un orgasmo extenso que mojó todo su rostro y su boca, me quedé exhausta, pero quería seguir con mi juego

-Mastúrbate.

-¿Qué?

-Sí, que te masturbes, es una orden.

Tímidamente sacó su pene y claramente se veía mojado y que estaba a reventar, empezó a masturbarse frente a mí, yo me abría y me tocaba mi vagina empapada mientras él no me quitaba los ojos de encima, después de unos minutos me coloqué encima de él como si me fuera a sentar en su pene, pero solo puse mi pelvis encima, tenía una cara de tonto indeciso, mientras yo tenía una risa malvada le dije al oído.

-Métemela, pero debes prometerme que cuando cruces la puerta de tu casa lo primero que harás será tomar tu celular, buscar a tu esposa, besarla fuertemente, luego la pondrás de rodillas y la pondrás a mamar, que pruebe mis jugos, tienes que grabar todo nuevamente y luego te la cogerás como una perra, graba todo y me lo envías, te prometo que tendrás una buena recompensa.

Él solo decía que si con la cabeza.

-¿Entendiste?

-Sí, lo haré.

Me senté en su pene y entró con mucha facilidad, me sentía en la gloria después de aguantar tanto, él tenía los ojos en blanco, mientras yo me movía sin control y ponía uno de mis pechos en boca, lo tomaba del pelo y lo jalaba hacia mí, no sé qué me pasaba, pero deseaba que se regara dentro de mí, pero debía dejarlo con ganas para su esposa y que mi perversión fuera saciada, solo de imaginar toda la situación tuve otro orgasmo y mojé todo su abdomen, le dije al oído:

-Ahora sí, quiero que le des leche a tu esposa, desquítate con ella.

Me bajé, me acomodé y me puse sería, se bajó y se fue casi corriendo, yo seguía empapada así que me fui rápidamente a mi casa, deseaba tocarme, pero tenía que esperar el vídeo y así mastúrbame a gusto. Pasó una hora y nada, me estaba desesperando, veía el chat y hace rato no se conectaba, no había señal de nada, decepcionada me alisté para dormir, cuando volví del baño me dispuse a poner la alarma y para mi sorpresa ahí estaba, un vídeo largo, mis ojos se iluminaron y mi vagina se puso a mil.

El vídeo empezaba con él entrando a la casa, su esposa le preguntó:

-¿Qué pasó cielo? ¿Dónde estabas?

La tomó de su nuca y empezó a besarla apasionadamente, cuando se separaron le ordenó.

-Arrodíllate y bájame el pantalón.

-Cielo ¿qué pasa? ¿porque estás así? Tu boca sabe extraño.

-Solo bájame el pantalón y empieza a chupármela.

-¿Está bien cielo?

Ella se empezó a meter el pene en su boca lentamente, luego él tomó su cabeza y aceleró la penetración al punto que ella casi no podía respirar.

Mientras tanto, yo me masturbaba ya inconscientemente en el piso.

-Quítate el calzón

Sin decir ni una palabra así lo hizo mientras seguía chupando, él seguía grabando su carita mientras chupaba luego bajo la cámara hasta ver cómo su vagina goteaba, el bufaba como un toro y ella chupaba con más ganas, luego él la tomó del pelo, la puso en la mesa y de cuatro se la empezó a meter de golpe mientras le jalaba el pelo y ella gemía con fuerza y yo por mi parte estaba a nada de mojar todo mi piso.

La nalgueaba, la llamaba perra y ella solo gemía como loca y sonaba bastante mojada.

-¿Eres mi perra?

-Sí, lo soy

-¿Harás lo que te diga?

Ella guardo silencio un segundo.

-Si mi amor haré lo que me pidas

Empezó a penetrarla con más fuerza, la jaló, la puso de rodillas y se rego en su boca, en ese momento mientras ella tragaba todo yo tenía otro orgasmo y dejaba todo el piso mojado.

Al otro día me desperté desnuda, relajada por tanta “acción” de la noche anterior, cuando me repuse revisé mi celular y tenía un mensaje:

-¿Te gustó?

-Hoy sabrás si me gustó o no.

Después de todo lo ocurrido la verdad es que ya ni siquiera parecía la yo de hace unos meses, pasaba constantemente caliente, pensaba mucho en sexo y en cómo podía seguir dominado al director, estaba cada vez más sumergida en esos pensamientos y más ahora que hice que hiciera todo eso con su esposa, hacia que mi cabeza volara más y más, nunca había tenido nada con ninguna mujer, ni había pensado en tenerlo, pero después de ver ese video, por mi mente pasaban constantemente imágenes mías disfrutando de una buena chupada de su esposa mientras él nos observaba.

Ese día camino al trabajo no paraba de pensar en que le haría ahora al director y como podría aprovecharme de toda la situación o si debería detenerme acá, ya que cada vez que pensaba en algo se me venía a la mente involucrar a su esposa y no sabía cómo podría terminar eso. Por más que pensé en todo llegué a la conclusión de que debía dejar que las cosas se dieran ya que no podía pensar con mi vagina empapada y así estaba cuando me bajé del auto y dejé el asiento del auto mojado, ya que no llevaba ropa interior y tenía puesto un vestido holgado.

El día transcurrió con normalidad, vi al director en un par de ocasiones, pero actuó con normalidad, eso me tenía pensativa y con un poco de ansiedad ¿que estaría pasando por su cabeza? ¿por qué no me buscara como siempre? La verdad estaba con muchos nervios, no sabía cómo actuar, pero para mi sorpresa una hora antes de salir recibí un mensaje suyo:

-¡Hola! Profesora, me gustaría poder hablar en privado con usted en mi oficina a la hora de salida.

-Claro señor director, ahí estaré.

Estaba muy nerviosa, por su comportamiento temía que se cansara de toda la situación o que tendría miedo al ver como yo estaba involucrando a su esposa.

Al llegar la hora de salida me fui con rapidez a su oficina, mi cuerpo temblaba, pero no debía aparentar nerviosismo, debía mantener todo bajo mi control.

Al entrar a su oficina, estaba de espaldas en su escritorio, muy misterioso:

-Cierra la puerta.

Así lo hice.

Se dio la vuelta y se estaba masturbando.

-Profesora, no puedo más he pasado todo el día pensando en usted, en todo lo que hemos hecho, en…

Pensó por un momento lo que diría.

-… mi esposa

Mis ojos se pusieron brillosos mientras veía su pene erecto y lubricado, ver su rostro sumiso y toda mi perversión volvió a despertar con más fuerza.

-¡Ah! ¿sí? Dime ¿qué has pensado?

Pregunté mientras me acercaba y ponía un pie ya descalzo encima de su pene.

-En todo lo que me hiciste hacer con mi esposa, fue muy excitante, poder dominarla, poder sentir que tengo el control, pero a la vez me excita poder ser sometido por ti.

-¿Así que te gustó que involucrara a tu esposa?

Mantuvo silencio por un momento mientras no paraba de verme y temblar sintiendo mi pie en su pene cada vez más duro.

-Sssi, si me gustó mucho y ella lo disfrutó también, por primera vez siento que sus orgasmos son genuinos, que de verdad disfruta el sexo conmigo.

-¿Quieres que esto continue?

-Si, lo deseo, quiero que ser capaz de dominarla como me dominas a mí.

-Así será.

Dije esto con una sonrisa malvada en mi boca y con mis pupilas dilatadas como si estuviera en el éxtasis, ahora si mi mente volaría sin miedo alguno, él estaba dispuesto a arriesgar su matrimonio a cambio de recibir más placer y yo podría cumplir cada una de mis perversiones.

Habiendo acabado de hablar lo tomé fuerte del pelo y lo obligué a arrodillarse.

-Quiero que me la chupes, mira cómo me has puesto.

Tenía jugos bajando por mis piernas, sin pensarlo y sin decir nada, empezó a hacerme un oral, comencé a gemir sin disimulo, mientras sacaba uno de mis pechos y apretaba mi pezón fuerte hasta soltar un pequeño grito, no soltaba su cabeza y estaba a punto del orgasmo mi mente dando vueltas, pero no era momento para eso, debía plantar la siguiente semilla, mi plan que por fin haría que su esposa también sea sometida por mí.

Así que separándolo de mi lo empujé y le hice sentarse, el me miraba con ojos expectantes mientras me arrodillaba y gateaba como una perrita ante él, tomé su pene y sin pensarlo mucho lo empecé a chuparlo si se me fuera la vida en ello, podía sentirlo palpitar, él gemía como nunca, tenía sus ojos cerrados y con su boca abierta, solté su pene y le dije:

-Quiero que mañana por la tarde me cojas, que me penetres aquí en tu oficina, pero eso sí, quiero que tu esposa este aquí diez minutos después de que lo hayas hecho, quiero que ella te la limpie con su boquita, quiero que ella me vuelva a saborear, pero eso sí, no cierres la puerta con seguro.

-¡Pero!…

-¿Pero? o ¿no es qué harías todo lo que te pidiera?

-Si, si claro, es solo que aquí me arriesgo mucho, no sé qué decirle a mi esposa.

-Pues dile que la quieres llevar de compras, pero que venga qui mientras cierras todo (le decía todo esto mientras no paraba de chupar)

-Eeestá bien, lo haré.

-También quiero que te la cojas, quiero que la desnudes por completo y la sometas aquí.

Él solo decía que sí a todo, tomé su pene erecto y lo introduje de golpe en mi vagina sentándome sobre él, su rostro era un poema, empecé a moverme con rapidez mientras le susurraba al oído.

-Quiero que tu esposa sea mía.

Él no decía nada, solo gemía, así que me detuve, se me quedo viendo asombrado.

-¿Por qué te detienes?

-Quiero que me prometas que harás que tu esposa también sea mía.

Dije todo esto viéndolo a los ojos, fingiendo estar molesta.

-Si, si lo prometo, la traeré mañana.

Tomé su pene y comencé a masturbarlo y a chuparlo hasta hacerlo venirse, termino en mis pechos, me levanté y le dije:

-Quiero que hoy la sometas en la sala, quiero que la hagas chupártela apenas llegues, quiero que te la cojas duro y que grabes todo.

-Si, lo haré.

Me fui con mi vagina muy mojada, iba con la cara roja y temblando, estaba tan emocionada pensando en mi plan, que olvidé tener un orgasmo, estaba empapada y necesitaba quitarme el calor.

Entre al auto corriendo, respiraba muy rápido aun excitada, sentía ansiedad, emoción, de todo al saber que mañana haría algo tan loco, además de sentir un orgasmo tan cerca pero sin poder hacer nada en el parqueo, comencé a pensar en todo, en tener a la esposa del director de rodillas frente a mí haciéndome un oral, estando dispuesta a todo lo que yo ordenara, sin darme cuenta ya tenía un dedo en mi vagina y un pecho afuera, estaba como poseída masturbándome en mi auto con la puerta abierta y una pierna apoyada en ella.

Gemía levemente mientras imaginaba de todo y cada vez salían más jugos de mi vagina y apretaba cada vez más mis pezones, mis mejillas estaban rojas y tenía la boca abierta, la escena era espectacular digna de una porno, después de tener ya tres dedos dentro no pude contenerme más y tuve uno de los mejores orgasmos de mi vida mojando parte del interior del auto y soltando un grito ahogado, todo muy rico hasta que ya relajándome miré a mi derecha y estaba la conserje con su bolso aparentemente lista para irse observándome con una sonrisa tímida y yo con la cara de todos los colores posibles.

Cerré la puerta mientras soltaba un “lo siento” al aire y aceleraba, mi corazón estaba a mil.

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