Todo comenzó en septiembre con el inicio del curso escolar, en la bienvenida al alumnado nos juntamos con varias clases para hacer un tour por la universidad y así conocer los lugares donde daríamos clases durante los próximos años.
Soy una chica rubia, 1.70, pecho mediano y culo redondo y de buen tamaño, ese día fui vestida con una falda negra y un top blanco y una chaqueta abierta que dejaba ver mis pechos medianos. Durante el tour un profesor llamado Sergio nos explicaba cada parte de la universidad, mientras atendía notaba que su mirada iba bajando hacia mi escote y se quedaba un buen rato observando.
Él es un hombre de unos 47 años, cabeza rapada, barba corta con algunas canas, no muy alto. No era el tipo de hombre en el que me fijaría eso sin duda, pero tenía algo que me llamaba la atención, o quizá solo me estaba poniendo cachonda. La ruta por la universidad terminó temprano y me fui a casa recordando la mirada de Sergio en mis pechos.
Varios días después tuve mi primera clase con él, yo aproveché y me senté en primera fila, no es algo que suela hacer normalmente, pero quería ponerle nervioso y así fue. Sergio entró y saludó a toda la clase, nos explicó el funcionamiento de su asignatura y más cosas aburridas, sino hubiese sido por las miradas que notaba en mis piernas y en el escote probablemente me hubiese ido, pero menos mal que no lo hice. Al terminar la clase Sergio me pidió que me quedase unos minutos a hablar de la asignatura a lo que yo accedí y me quedé.
Cuando todos los alumnos se marcharon, cerró la puerta y se sentó en mi mesa, yo seguía en mi silla y él desde la posición en la que estaba tenía enfoque directo a mis tetas. Aunque notaba que su mirada se desviaba de vez en cuando no dije nada, me estaba poniendo, Sergio tenía algo que me intrigaba.
–Mery sería un problema si el próximo día viene con ropa un poco… distinta… –dijo mientras volvía a mirar mis tetas.
–¿Distinta, por qué?
–Creo que tus compañeros pueden hacerse ideas equivocadas y bueno, distraerles.
–¿Distraer, como le ha pasado a usted? Lo he visto mirando varias veces mis tetas y no creo que sea muy apropiado para un profesor.
–Creo que te equivocas, solo la miraba porque estaba pensando en que debería decirte lo del cambio de ropa.
–No hace falta que me mienta, sé muy bien lo que he visto, y no me importa, puedes mirar todo lo que quieras. –Me retiré el pelo y junté mis brazos para que mis tetas estuviesen más apretadas. Su voz comenzó a entrecortarse y un bulto apareció en sus pantalones.– Ve, le pongo cachondo, y usted a mi también, no hay problema si los dos queremos, ¿verdad?
Entonces me levanté de mi silla y me puse a la altura de Sergio, me acerqué y nuestras bocas quedaron a escasos centímetros, su mirada bajó a mis labios después a mis tetas y entonces su mano fue directa al bulto de su pantalón intentando esconderlo.
–No lo esconda.
Cogí su mano y la puse sobre mi culo, cuando lo notó su mirada se oscureció y rápidamente me besó, fue un beso con urgencia y mucha pasión, no podía ni respirar, mientras nos seguíamos besando comenzamos a quitarnos las camisetas y yo que no llevaba sujetador dejé mis tetas al aire y el bajó a comerlas con ansia.
Me arqueé hacia atrás del placer, el tanga que llevaba comenzaba a estar muy mojado, el pareció leerme la mente y puso su mano en la ropa interior, empezó a tocarme por encima de la tela, y después la retiró hacia un lado para poder tocarme y empezó a introducir un dedo, pero yo necesitaba más, empecé a gemir más fuerte, y entonces introdujo otro dedo. Él sabía perfectamente como hacerlo y la velocidad que quería, entonces paró se puso de pie me agarró de los hombros y me puso de rodillas, sacó su pene que mediría aproximadamente unos 17 cm y empezó a darme golpes con su miembro en mi boca, yo le miraba a los ojos y comencé a meterla en mi boca y jugar con ella.
Notaba que no podía más, estaba haciendo un gran esfuerzo por no correrse y yo necesitaba que me la metiese y que me follase ahí mismo. Entonces me levante, me apoyé contra la mesa y el empezó a comerme el coño, lo hacía de una manera increíble, metía dos dedos y después chupaba, yo no podía más necesitaba que me follase ya, y así fue, la introdujo de un solo golpe y yo la sentí entera, como me llenaba, como se iba moviendo al principio lentamente y después aumentó, fue una follada salvaje, me tiraba del pelo, me ahorcaba, me llamaba puta, y me daba igual.
Me cambió de posición y me puso enfrente de él y comenzó a comerme el coño de nuevo y tuve el primer orgasmo, después la volvió a meter y ya no aguantábamos más.
–¿Dónde me puedo correr?
–En mi boca, en mi boca. –Repetí.
Sacó su polla y empecé a hacerle una mamada, jugando con la puntita, mientras con mi mano le acariciaba los huevos, y no duró ni dos minutos cuando ya tenía toda su corrida en mi boca, como debía ser la tragué y justo después me besó.
Esta fue la primera vez con Sergio, pero no la última.