Año 2001, tenía 22 años y trabajaba en el departamento de finanzas de una multinacional de tecnología.
Había entrado en la empresa trabajando de pinche en un proyecto y al año había hecho méritos para que me ascendieran y entrar en lo que estaba estudiando.
Mi jefa tenía unos 50 años, divorciada, sin hijos, fumaba como un murciélago y según dicen tomaba como obrero recién cobrado y la llamaremos Carmencita.
La gerenta una amargada, soltera 2 títulos universitarios, no se la conocía novio ni novia ni nada, más de 40 años y vivía con sus padres más allá de ganar cerca de 6000 dólares por mes a la que llamaremos Sandy.
En el área éramos cerca de 30 personas y se destacaban el gordo Julio, bonachón, hombre de familia y putañero perdido, pero nunca se había metido con nadie del trabajo. “Donde se come no se caga mijo, para eso están las señoritas que fuman” (como les decía a las prostitutas).
Bruno, mano derecha de la gerenta y que le gustaba más la pija que el dulce de leche. Muy reservado, pero un par de cadetes le habían limado el buje en el cuartito de archivos algún día fuera de hora.
En los 7 pisos de la empresa, había un pink power, grupo de 5 o 6 gays que se daban soporte y cubrían entre ellos más allá de ser profesionalmente muy buenos.
Y Martita… morocha, ojos verdes, sonrisa que enamora, un poco tímida y un cuerpo que hacía que todos la miraran, a pesar de que no era la típica que anduviera mostrando todo el tiempo.
Ella había tenido mi posición hasta que la ascendieron a la división de control financiero de proyectos y ahí entré yo en el departamento, por lo que me había mentoreado durante los primeros 2 meses y habíamos generado una buena relación y complicidad.
Una vez cada 2 años, había un cleaning day, día en el que se sacaban las cosas que estaban guardadas de manera innecesaria, como ser artículos de marketing que se habían utilizado para algún evento, papeles que ya habían cumplido su tiempo legal de archivo, etc. En ese tiempo íbamos aún de camisa, saco y corbata, pero ese día íbamos con ropa informal.
Martita se calzó unos jeans ajustados que hacía que se resalte más el culo y una remera un poco justa, que le marcaba bien las tetas. Estuvimos casi todo el día trabajando y sobre última hora, todos se marchaban y Martita me pidió que la ayude con una parte del archivo que nadie había tocado en los últimos 4 años, por lo que había bastante para sacar.
Con tal de mirar ese culo más de cerca, fui raudo y veloz a ayudarla, tomamos unas cajas y nos fuimos al subsuelo.
Al llegar veo que son cosas que correspondían a Bruno, ante lo que le digo,
Y: ¿No debería hacer Bruno?
M: Debería…
Y: Tan aplicado para muchas cosas jeje
M: Si, pero acá abajo se aplica a otras cosas.
Y: ¿Así que este es el lugar donde Bruno viene a desaplicarse?
M: Jeje, algo así.
Y: ¿y por qué venís vos a hacer esto?
M: Es una larga historia, pero en un momento que me mandé una macana muy grande, él me salvó, si no Sandy me hubiera puesto de patitas en la calle, justo cuando mi novio estaba sin trabajo, así que me siento en deuda con él.
Nos pusimos a ordenar todo y en una hora teníamos casi todo listo, yo veía que de a ratos me miraba y se sonreía, a lo que yo le devolvía la sonrisa.
Un par de veces me capturó mirándole el culo, que me hacía perder la concentración y había puesto papeles que iban en una caja dentro en otra.
M: Estás medio disperso, ¿puede ser?
Y: De a ratos pierdo la concentración.
M: ¿y por qué? me dijo acercándose.
Y: Hay un motivo muy grande.
M: ¿Mucho? me preguntó quedando muy cerca de mí.
Y: Muchísimo le respondí, plantándole un beso que ella respondió.
Se separó y me dijo… -ahora soy una mujer casada… -a lo que me quedé helado.
M: Estas cosas con una mujer casada no se hacen con la puerta abierta.
Cerró la puerta y cuando se giró, veo que se le marcaban los pezones a lo que le espeté. “tenés frío o estás contenta de verme?”
M: Vení y no te hagas más el pelotudo.
Ahora fue ella la que me plantó un señor beso y mi mano derecha fue directo a su culo, por dios, era imposible agarrar toda la nalga con una mano.
Ella me había pasado las manos por detrás de mi cuello, como noviecita del liceo y yo estaba desacatado queriendo ir a fondo, metí mi mano izquierda por debajo de su remera y fui directo a una de sus tetas que estaban contenidas por un soutien, levanté mi mano derecha y con un simple movimiento de mis dedos pulgar e índice lo desabroché por detrás, liberando esas mazas de carne, le saqué la remera, ella me sacó la mía y seguimos besándonos pero con contacto pecho con pecho. me fui directo a sus tetas y empecé a lamer esos pezones rosaditos, los chupé y mordía suavemente, ella me abrió el jean y metió la mano agarrando mi verga por encima de mis boxers, masturbándome.
Terminó de volar la ropa, quedándonos en tanga y bóxer, la agarré por la espalda refregándole el pene entre sus nalgas, besándole el cuello y amasando sus tetas.
M: ¿Te gusta mi culito? Veo como me lo mirás desde que venías al edificio, antes de trabajar con Carmencita.
Y: ¿Culito? ¡Culazo que tenés mi amor! es el sueño de todos los hombres en la oficina y hoy va a ser mío.
Acto seguido le bajé la tanga y me sumergí entre esas dos montañas de carne a lamerle el hoyito, ella se dobló hacia adelante, dándome mejor acceso y yo iba de abajo a arriba, saboreando el culo y la conchita que estaba muy mojadita y bien sabrosa.
Me bajé los calzones y apunté la cabeza directo a la concha, ella se aguantaba con las manos contra un archivador y yo le daba bomba y plena, hasta ese momento Martita era algo inalcanzable, porque había visto como un par de veces unos de los vendedores le habían insinuado algo y ella los había cortado en seco, pero conmigo se había desatado y estábamos disfrutando de una buena cogida.
Y: Dame el chiquito le dije al oído.
M: ¿La primera vez y ya querés hacerme la colita?
Y: Mañana te vas a arrepentir, no me vas a dar pelota nunca más y no me quiero quedar con las ganas.
M: Ay, dale, pero mojame bien el hoyito, si no va a estar muy difícil.
Ni lerdo ni perezoso me agaché y estaba lamiéndole el culo de nuevo.
M: Escupime y dejamelo lleno de baba, dale que se me hace tarde.
A mi juego me llamaron, junté saliva, escupí directo en el hoyo y enfilé la cabeza hacia el objetivo, fui presionando y fue más difícil de lo que pensaba, nalgas muy grandes, pero el agujero más estrecho de lo que pensaba.
M: Despacio, despacio, que hace tiempo que no lo entrego.
Y: Como vos quieras preciosa, pero no la saco ni que venga un tanque ruso.
Seguí presionando hasta que entró todo, cuando suena su celular, nos quedamos quietos, ella hizo la seña de hacer silencio con su dedo índice cruzando sus labios, atendió y era el marido que en 15 minutos la pasaba a buscar, mientras hablaba, yo empecé a moverme despacio, ella aguantaba pero me agarraba fuerte del brazo para que me quedara quieto.
M: Amor, te dejo así acabo en lo que estoy y en 20 pasame a buscar.
Cortó y fue como la campana de largada, me afirmé en esas nalgas con un mete saca furioso, ya no me importaba nada, quería disfrutar de ese culo y en 20 minutos ya no lo iba a tener.
M: ¡Ay animal Ay animal, te estás sacando las ganas hijo de puta!
Yo no hablaba, era como estar poseído por ese culo de campeonato que estaba penetrando. Ella ya había perdido la compostura y gritaba, “más rompemelo más, dame verga, llenamelo de leche, quiero irme a mi casa con tu leche en mi culo”.
Me afirmé aún más y a los 5 minutos estaba largando la leche adentro de ese culo, aguantando las ganas de gritar.
Ella se la sacó del culo, estaba limpita, así que me la chupó, extendiendo el placer.
M: No me iba a ir sin chupártela bebé.
Nos vestimos, yo fui a buscar un carrito, cargué las cajas y las llevé al garaje donde se estaba juntando todo para que se lo llevaran.
Cuando subíamos hacia el quinto piso, nos mirábamos sonriendo, a lo que me dice, ese cuartito está maldito, o bendecido le respondí.
Le di otro beso, ella me agarró la verga por encima del pantalón y me dijo, “quedaron un par de carpetas sin acomodar, capaz que podemos venir el sábado a hacer un par de horas extras y acabamos con todo”.
Agarró su cartera y bajó sola porque el cornudo la estaba esperando en el auto.
Yo esperé unos minutos y salí chiflando bajito rumbo a mi casa y la sonrisa no me la iban a sacar ni refregándome un limón en la cara.
Muy buen relato, que bueno que le pudiste dar con todo a ese culito. Saludos, esperaré más relatos.
Acabo de subir una continuación, espero que sea de su agrado.