El señor elotero. Entre elotes, dedos y más

1
9720
T. Lectura: 4 min.

Soy Many, ya con 23 añitos jiji. Después de mucho tiempo sin escribir, vuelvo de nuevo y con mucho más historias calientes y encuentros que he tenido.

Eran casi las 8:30 de la noche de un día “normal” cuando escucho que suena el clásico carrito de los elotes pasando por mi cuadra en mi colonia. Al escucharlo salí de mi departamento y corrí para complacer mi antojo, sin darme cuenta que salí solamente en playera y lycras blancas casi transparentes y una diminuta tanga de hilo negra que se escondía entre nalgas regordetas. Le empecé a hablar al señor para que se regresara para satisfacer mi antojo. Al acercarse no pudo despistar la mirada hacia mis muslos y nalgas. Les aseguro que no recordaba cómo andaba vestida en ese momento, ya que estaba acostada viendo un poco de xxx de chicas sissys y transexuales cómo yo.

Al darme cuenta que por qué el señor me miraba con esa mirada de sorprendido y de morbo. Solamente le dije que me disculpara ya que estaba acostada y salí de repente al escuchar su carrito de elotes. Al estar preparando mi elote no podía dejar de observar como me miraba, esa mirada de morbo y calentura que tenía, por supuesto mi hoyito empezó a humedecerse, algo que no puedo evitar.

Ya dejándome llevar por la calentura, empiezo a voltearme cómo mandando mensajes en mi celular, dándole una vista de mis piernas y mis nalgas gordas, redondas y paradas, enfundada en esa Lycra blanca y solamente cubriendo mi entrepierna con mi diminuto hilo dental, que se perdía y devoraban mis nalgas. Al estar a punto de pagarle, obviamente olvide también el dinero jaja, así que le dije que un momento volvía, me respondió que me apurara que tenía que seguir vendiendo, yo solamente asentí con mi cabeza.

Al regresar, le pagué y le agradecí que se devolviera una cuadra para cumplir mi antojo jaja. Le ofrecí una botella de agua a lo que aceptó, ya que lo miraba que había tenido una larga jornada. Pude notar que se mantenía bastante bien, a pesar de que su aspecto se veía casi de 60 años, volví al departamento y le di la botella de agua, todo agradecido y con pena me dijo que si le prestaba mi baño para hacer pipi, y por supuesto acepté, puso su carrito más pegado a mi departamento y le dije que pasara, lo dirijo al baño, pude notar que se le notaba un gran bulto en su pantalón.

Me senté en un sillón a esperarlo, noté que se tardaba mucho, de hecho casi 10 minutos. Sin hacer mucho ruido me dirijo a la puerta del baño y escucho como unos gemidos y unos golpeteos entre la tela de sus pantalones y las manos. Obviamente sabía que se estaba masturbando. No quise interrumpirlo, así que me dedique a escucharlo y poco a poco empiezo a tocar ya mi mojado hoyito, mientras uno de mis dedos entra y sale de mi dilatado ano, al escuchar a ese macho con ansias y calentura.

No sé en qué momento empezó sonar mi celular y fue cuando escucho que estaba a punto de abrir la puerta, así que corro al sillón a sentarme nerviosa de que descubriera que estaba intentando espiarlo. Al salir del baño, le pregunto si estaba bien, por la tardanza, me respondió que si, que lo disculpara por haberse tardado, yo sin pena, le dije que no importaba, que cuando quisiera un favor ya sabía dónde vivía. Al acompañarlo a la puerta, camino frente a él y en un momento escucho un tipo suspiro cómo de “uff” de parte de él.

Obviamente me imaginé que me estaba mirando todas las nalgas, Pero lo que yo no imaginaba es que me había dejado el hilo de la tanga a un lado, y cómo mis Lycras eran blancas y transparentes, se notaba exageradamente mucho. Solamente volteé a verme y le dije “perdón” acomodándome el hilo, cosa que más lo prendió, ya sin vergüenza traía su bulto demasiado parado y me lo ofrecía para admirarlo, al acompañarlo a la calle.

Al despedirme de él, le pregunto con mi mente depravada y sexosa que si cuánto me vendía un elote sin preparar, tomé uno de su carrito y empiezo a juguetear con él, al modo de masturbarlo, me respondía que me lo regalaba, no sin antes preguntarme que como lo prepararía, yo ya con toda la calentura del mundo, le dije que me lo iba a comer más noche en mi cama y me acordaría de el al hacerlo. En eso me responde, que le encantaría ver como me lo comía. Yo le respondí que con todo gusto, que si quisiera puede pasar a ayudarme a prepararlo y así comérmelo todo.

No pensó ni una vez lo que le dije y ya de nuevo estábamos en la sala del departamento, a punto de ir a la cocina, lo invité a pasar. Tomé el elote con toda la sensualidad y calentura que traía, le empecé a quitar las hojas y lavarlo muy bien. No sé en qué momento siento su respiración tan cerca de mí que no pude evitar meter el elote a mi boca y empezar a chuparlo, solamente volteándolo a ver, y el cada vez más cerca de mis nalgas, ya sintiendo ese trozo de verga que se le notaba demasiado, cómo rosaban mis nalgas, que sin ninguna vergüenza empiezo a tallárselas en ese trosote de carne que se notaba ya desesperado por salir.

El sentir sus manos rasposas en mi cadera, ufff. Fue la gota que derramó el vaso. El silencio se tornaba caliente, yo solamente estaba a punto de sacar la puta y depravada que siempre soy. Ya entregados en el jugueteo, empiezo a mamar con más fuerza el elote, mientras mi macho no paraba ya de tocarme, nalguearme y meterme mano todas mis gorditas piernas y culo, solamente pude sentir como poco a poco iba bajando mi lycra prácticamente con su cara enfrente de mis nalgas, yo de espaldas, entregada, solamente miraba de reojo esa cara de viejo pervertido, que está a punto de cumplir sus depravaciones, cosa que más me calentó.

Al descubrir y quitar toda mi lycra, observé de nuevo su cara de pervertido, admirando mis piernas y mis nalgas, solamente con el diminuto hilo. Esas lamidas que le daba a mis piernas y nalgas, eran la locura para mí, más cuando abrió con esas ricas manos rasposas, mi par de nalgas, sentí como se hundió su cara para darme una ración de lengüetazos en mi hoyito súper mojado y dilatado. Estuvo cerca de 5 minutos dándome placer, mientras yo solamente gemía y gemía, ansiosa de nunca parara. Pero mi sorpresa más grande y depravada, me quita el elote de mis manos, empieza a pasarlo por mis nalgas, por la raja de mi culo.

Cuando en el momento escuché de sus palabras. “Es hora de comerte lo que te regale”. Estaba a punto de ser penetrada con ese gran elote, mi ano estaba listo y mojado, empiezo a sentir como metía poco a poco ese trozo, no paraba de gemir, que ya no me importa si nos escuchaban, a lo pocos momentos ya tenía casi la mitad de ese trosote de elote abriendo mi hoyito, mientras el sacaba y metía el elote, no paraba de gritar de placer, teniéndome cerca de 10 minutos metiendo y sacando cada pedazo del elote.

No aguanté más le pedí que parara, como loca me arrodillé y empecé a bajar su pantalón y al descubrir tremendo trozo de verga, la llevé a mi boca y empecé a mamar desesperadamente. No me importaba solamente mi calentura, deseaba acabar y beber cada gota se semen de ese macho, que a lo pocos minutos suelta tremendo chorro de leche inundando mi boca, obviamente no deje desperdiciar ni una sola gota. Lo que parecían horas de placer, se habían vuelto solamente minutos.

Lo acompañe, nos despedimos con una gran beso. No niego que deseaba esa verga dentro de mí, pero mi elotero favorito prometió volver y darme más consejos para cocinar sus ricos elotes.

Soy Many. Besos.

Loading

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí