El congreso de fotografía

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Llegamos con la gente del club de foto al hotel del congreso, nos acreditamos y yo fui directa a preparar con los técnicos las fotos y power points de mi exposición. Llegó mi momento. Por fin exponía. Y allí estaba yo, de pie con un auditorio lleno, explicando la foto de estudio. Mi explicación fue un éxito. Como el congreso era en el mismo hotel, subimos a ducharnos y cambiarnos antes de ir al cóctel-cena de fin de congreso.

Me puse mona, con un jersey violeta de manga larga con una sola manga, falda pantalón negra, medias de punto blancas, y botas negras.

En el cóctel se me acercó un chico y me felicitó por mi exposición.

Era un chico de pelo negro, con gafas, estatura media, de unos cuarenta años, muy normal.

Empezó a preguntarme cosas sobre mi exposición, me dijo que también le encantaba la foto de estudio y que le gustaría profundizar mas sobre el tema, porque mi enfoque le pareció muy interesante. A medida que avanzaba la conversación, cada vez me parecía mas interesante y atractivo.

Me parece que era recíproco por su forma de mirarme, sus gestos nerviosos, y sus miradas furtivas y mal disimuladas, que yo veía por el espejo, recorriendo mi cuerpo de arriba abajo, y de vez en cuando, miradita con descaro hacia mi pecho, bien marcado gracias al jersey ajustado. Después de muchas palabras y algún que otro mojito, me dijo:

Él: “Me voy a ir, no estoy acostumbrado a trasnochar”.

Yo: “Yo tampoco, pero es pronto aún…

Él: “No de verdad, estoy muy a gusto, pero estoy cansado de todo el día”. Se acercó a mí, me dio dos besos y se fue… De repente se giró y volvió hacia mí…

Él: “Disculpa pero te importa darme tu número y tu correo, así podemos estar en contacto y profundizar sobre tu conferencia…”

La noche era joven, y en un arranque le dije:

Yo: “Este es mi número y este mi correo, pero ya profundizaremos otro día, ven…”. Lo cogí de la mano y me lo llevé hacia los ascensores.

Yo: ”¿Seguro que quieres irte a dormir?…”

Él: ”¿Que me propones?…”

Se abrió la puerta del ascensor, entramos, estábamos solos, marcamos el piso, y cuando las puertas se cerraron.

Yo: ”Improvisemos, dejémonos llevar…”.

Lo empujé contra las puertas y empezamos a besarnos apasionadamente.

Sus manos fueron bajando de mi cintura, hasta mi culo en el que se entretuvo palpándolo bien.

Mis manos fueron directas al suyo, que estaba bien duro, y no era lo único, a juzgar por lo que notaba en mi muslo.

Me puso de espaldas a él, pegó su miembro contra mí, y empezó a frotarse contra mi culo.

Sus manos fueron subiendo por debajo de mi jersey, era el turno de jugar con mis tetas ahora.

“Ding dong cuarta planta”, anunció la voz del ascensor.

Yo: “Es tu planta…”

Él: “Sigamos improvisando”…. -Esta vez fue él el que me cogió de la mano, llevándome a su habitación.

Él: “¿Quieres pasar?, o prefieres irte…”

Yo: “Lo dudas…”. Entré sin pensarlo. Se cerró la puerta tras de mi, y de camino a la cama, nuestras ropas fueron desapareciendo poco a poco…

Y allí estábamos, frente a la cama. Él, con un bóxer ajustado que pensaba que le iba a reventar, debido al bulto que se veía. Y yo, con unas bragas brasileñas negras de blonda, que me cubría la mitad del culo, y con sujetador negro.

Nos abrazamos, y nos dejamos caer sobre la cama.

Nos besamos, y nos revolcamos acariciándonos nuestros cuerpos.

Me puse boca arriba, me quité el sujetador, y lo invité a tumbarse sobre mí.

Nuestros sexos se frotaban ,aun con la ropa interior, y la excitación subía por momentos. Se puso de rodillas, me quitó las bragas, y empezó a comerme.

Su lengua lamía mi clítoris, al mismo tiempo que uno de sus dedos se introducía y salía de mi a muy buen ritmo.

Estaba muy excitada, me encantaba lo que me hacía, sino paraba, me iba acorrer.

Lo coloqué boca arriba, le quité el bóxer y allí estaba esperándome su polla, dura y bien erecta.

Me metí la punta en la boca, la succioné y pajeé, y poco a poco fui introduciéndomela más y más. Lo sentía estremecerse.

Paré en seco, me puse sobre él, me la introduje entera y lo cabalgué frotándome contra él.

Estaba disfrutando muchísimo, y empecé a follarlo más intensa y profundamente como si estuviera montando a caballo.

Él me cogió del culo ayudando en las embestidas, y en una de ellas me corrí.

Estaba muy cachonda, me puse a 4 patas y lo guie hacia mi. Se colocó detrás de mí, me la metió lentamente, y empezó a follarme, primero suave pero no tardó nada en acelerar el ritmo y a hacer penetraciones mas profundas, ayudándose cogiéndome de la cadera.

Me follaba cada vez mas rápido. Pasó sus manos de mi cadera a mis tetas.

Y mientras me las masajeaba, hizo una penetración muy profunda, y noté el calor de su descarga dentro de mí.

Estaba a punto otra vez…

Yo: “Sigue sigue, no pares, fóllame, tócame las tetas , sigue sigue… oh“… Me volví a correr, esta vez fue mas intenso… caí rendida…

Cuando me recuperé un poco, me vestí, me despedí de él y me fui a mi habitación.

Me duché y me fui a dormir muy relajada.

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