Economista y prosti: Mi comienzo Bi (2 – final)

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Por suerte nuestros maridos demoraban, y tuvimos tiempo de conversar un poco más.

Le fui sincera, no fue una declaración de amor, que hubiera sido falsa, pero le dije a Mary la verdad, que me encantaba estar con ella, probar cosas que nunca había probado (tampoco ella), y que si ella aceptaba la ayudaría con sus fantasías, aún con esa tan secreta que no me había contado. Y le prometí que si continuábamos, sabría quiénes eran mis dos hombres secretos que no le mencioné.

Me miró largamente, seguro que pensó si creerme o no; y en secreto, directo a mi oído me dijo que le encantaba experimentar conmigo, y como prueba de confianza me dijo su fantasía secreta.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente, pero razoné, pensé en cómo facilitárselo, y le dije: “Cuando quieras lo harás”. Estaba en un compromiso, y me sentí en el deber de confiarle mi secreto ya mismo, y le dije, sin eufemismos, directamente: “ Debes saber que me cogen mi suegro y mi padre”. Así, directo.

Asombrada, me dijo: “No te creo”.

-Créeme, ya te lo confirmará Tommy en algún momento.

-Y dime, ¿te animas a que después de la cena juguemos con nuestros maridos? Podemos conversar, contarles lo que hemos hecho hoy, sacar a relucir tus fantasías y quizás hasta concretar algo.

-Quiero saber algo, dijo mimosa… y allí supe que había logrado tenerla conmigo.

-Dime, ¿qué quieres saber?

-Supongamos, solamente supongamos, que algún día quisiera vender mi cuerpo, no a tu nivel, pero tan alto como pueda llegar… ¿ Me ayudarías? ¿O me dejarías en evidencia socialmente? Me has sembrado esa inquietud, y te veo tan feliz…

-Una sola cosa te diré, Mary, cuenta con mi ayuda para lo que sea, para divertirnos solas, para tu fantasía secreta, que desde ya quiero compartir, para estar con dos machos como sueñas, o para emputecerte; y te digo más, serías mi compañera para tríos que algunos clientes me piden y no puedo complacerlos.

Un largo beso selló ese pacto, y convinimos que esa noche sería de sexo y planes con los chicos, y yo le dejé saber que seguramente mientras pescaban Tommy habría hecho algunas confidencias a Víctor.

Pero faltaba aclarar algo, y se lo pregunté: ¿ Me aceptas pese a lo de mi suegro y mi papá?

-Siento que no puedo juzgarte, si tú lo haces, ellos lo hacen y tu marido lo sabe, no puedo ni debo oponerme. Y te digo, se me acelera el corazón pensando en algún día verte con ellos.

Finalmente aparecieron los caballeros, los invitamos a una ronda de Spritz, e hicimos una cena tempranera y liviana de ensaladas.

Corrían las bromas sobre la falta de pescado acompañando la ensalada, y fuimos deslizando algunos comentarios acerca del día, nosotras, de a poco fuimos revelando cómo tomamos sol primero el topless, aplauso de los caballeros a Mary y luego desnudas, lo cual llevó a que Vic besara a Mary como muestra de admiración por haberse animado a hacerlo.

Los maridos dijeron haber intercambiado confesiones y gustos. Tommy le contó a Víctor todo, o casi todo mi proceso, y entonces le dije:

-Tom, confírmale a Mary sobre mis gustos familiares…

-Sí, inicialmente ella se propuso seducir a mi padre y yo acepté, una vez concretado eso, yo mismo la impulsé hacia su padre, y finalmente se dio y todos felices, muy felices, es increíble realmente como hacen el amor Sofi y su papá.

-¿Alguna vez han estado con ellos y otra gente presente? Preguntó Vic.

-No aún dijo Tommy… y divertido agregó ¿acaso te interesa?

Una risa un poco nerviosa asaltó a Víctor y Mary, señal de que la semilla había sido sembrada también en este caso.

Tommy interpretó que era el momento adecuado para profundizar la conversación, e inquirió sobre las fantasías y deseos de Mary, “porque ustedes ya saben todo acerca de mi bella putita, y cuanto me gusta motivarla, verla entregarse o compartirla”.

Mary lo refirió muy brevemente, tanto que yo misma a veces complementaba sus palabras, y como por casualidad, agregaba detalles de todo lo que hicimos en el día.

A los maridos les encantó saber que habíamos intimado y nos había gustado a ambas. Y Tom me preguntó si las tetas de Mary habían quedado tan hermosas como nos había parecido al vernos en el restaurante.

Mi respuesta fue categórica: -“Son mucho más lindas, no te lo imaginas”.

-“Si pudiera verlas” dijo Tommy.

-“Querida, creo que hoy es tu día” acotó Víctor.

Y Mary , indecisa y propensa a ser guiada, como ya les dije, simplemente respondió “¿Si? ¿Hoy? ¿Y si me arrepiento?

-Amor, estoy en todo contigo, y sé que si te arrepientes nuestros amigos te comprenderán. ¡Además, habrá reciprocidad si me lo permites! Tommy me ha dicho que Sofi siempre atiende bien a los invitados.

Con Tommy asentimos, y para nuestra sorpresa, Mary se levantó de la mesa, pasó al sofá de más tamaño y se sentó allí. Una vez en el sofá dijo: “Estoy esperando”, mientras me miraba y me hacía señas de que me acercara.

Se imaginan, casi corriendo fui a su lado, me senté cuidando que buena parte de mis piernas quedaran expuestas.

Miré a Tommy y le dije a Mary que se parara, sentada, le desaté la bata, me puse de pie y la desnudé… “¡Que tetas!” Exclamó Tom. “Y que hermosos pelitos”.

-Víctor, ¿querés ver las mías? (pregunta retórica si las hay) y sin esperar respuesta, me desnudé, acercándome a él para que me viera bien de cerca.

Luego, fui hacia Mary, que estaba parada cubriéndose el sexo con una mano, un poco vergonzosa, y tomando su mano y acariciándole las tetas le dije: “Querida, si nos dejan tú y tu marido, hoy empiezas una nueva vida”. “Con gusto” dijo Vic, mientras ella simplemente sonrió y yo tapé la sonrisa con un beso en los labios y más caricias en sus duras tetas hechas.

La guié al dormitorio, y los hombres nos siguieron. La llevé a la cama y le dije que estuviera tranquila, y que solamente iríamos hasta donde ella quisiera.

De cuando estuvimos solas, ya sabía lo que le gustaba, “ustedes miren”, dije a nuestros maridos, y me puse lado a lado con ella en la cama.

Me dediqué a acariciar sus tetas y sus nalgas (tiene un lindo culo), y ella solamente gemía… bajé hasta sus pies a besarlos, le chupé los deditos, y fui abriendo sus piernas y subí entre ellas lamiéndolas. Vi que se masturbaba, y delicadamente le llevé su mano a las tetas y comencé a lamerle la concha.

Mirando hacia el costado vi que los hombres se desnudaban.

Aproveché para blanquear el hecho de que la verga de Vic ya me era conocida, y le dije a Tommy: “amor, ¡mira que pedazo de verga tiene Vic!

Uds ya lo saben, y yo lo sabía desde el comienzo cuando Vic me contrató, tiene una verga hermosa, grande, venosa, un lujo de verga.

Dicho eso seguí dedicada a lamer la concha y ano de Mary, que de a poco comenzó a atraerme más arriba, hacia su boca.

Pasé por sus tetas, las chupė y lamí, le ofrecí las mías para acariciar y chupar, y nos pasamos a 69 conmigo arriba un largo rato de 69 nos puso como fuego. Cosa rara, Mary tomó la iniciativa: “quiero verte coger con Sofía, Vic”.

-¿Segura? ¿Quieres verme? Dijo él. Y preguntó si Tom y yo estábamos de acuerdo.

La respuesta fue obvia, me incorporé, me puse en cuatro al borde de la cama, mis piernas un poco abiertas para que pudieran lamerme concha y culo, y le hice a Vic seña de que se acercara.

Parado al lado de la cama, mi boca estaba al frente de su verga.

Sin usar las manos, fui rodeando con mis labios su glande hermoso, introduje media verga en mi boca casi hasta la garganta, mientras sentía la lengua de Mary en mi esfínter y concha.

Tommy comenzó a acariciarle la concha, pero ella le tomó las manos y las llevó hasta sus tetas.

Mi concha hervía, y me di vuelta, ofreciendo la concha a Víctor. “Quiero ver, susurró Mary”. Se bajó de la cama y se arrodilló al lado de la misma, para mirar desde pocos centímetros de distancia como su marido metía su verga en mi concha empapada de la saliva de ella.

Desde siempre me encanta cuando Vic me la mete, no tuve que fingir, sentí placer real cuando la metió hasta los huevos (nunca mejor dicho) y empezó a bombearme. Entraba y salía sin dificultad por mis jugos y la saliva de la esposa.

De nuevo Tommy intentó pasar a mayores con Mary, pero ella esquivaba el contacto.

Me di cuenta y le dije a Tom: “Ayuda a Mary a que se posicione para recibir leche cuando se escurra”. Me pasé al centro de la cama, Vic se subió y de rodillas me siguió dando en 4 , y abrió un poco las piernas.

Tom la guio a ponerse boca arriba , con la cara debajo de mi concha y viendo a poca distancia, desde abajo como su marido me cogía. Y no menos importante, ella estaba casi indefensa ante los lengüetazos que comenzó a aplicarle Tom a su concha.

Cuando Víctor acabó, con casi una semana de abstinencia, fue inevitable que desde mi concha empezara a caer leche y flujo a la cara de ella. Solamente dijo “mmm” y cuando Vic sacó de mí la verga, cayó más líquido sobre su boca.

-¿Te gusta amor? Le preguntó, ¡me encanta! Dijo ella, desentendida de que Tommy le chupaba la concha y dedicada a recoger toda la leche que le caía de mi concha.

Me puse a limpiarle la verga a Víctor, a pura lengua, mientras él le decía “Mira amor, así se hace, me encanta”. “¿Te gusta? Prometo hacértelo siempre en adelante”.

Pero estoy agotada, quisiera dormir un rato, porque igual tenemos el día de mañana ¿verdad? Pero está decidido, me entregaré a quien digas amor, a ti delante de ellos, a Tommy o a ese tal Roque que me mencionó Sofi. Y quiero volver a verlos coger a ustedes, me encantó.

Era más de medianoche, le puse un mensaje a don Roque que seguramente el domingo cogería con alguien… el pobre llevaba más de tres semana sin coger a causa de nuestras vacaciones en Punta del Este y de mis compromisos con clientes.

Nos dispusimos a dormir, aunque jugamos un rato con nuestros varones, que se dedicaron a chupar y lamer tetas, sin importarles de quién fueran. Pero a la hora de dormirnos, Mary se pegó a mí, con caricias y mimos. Agotados, nos fuimos despertando entre las 8 y las 9 de la mañana, salvo Mary a las 10. Duchas, desayunos, ¡y a tomar sol nuevamente! Obvio, nosotros en topless y con diminutas tangas.

Los varones nos acompañaron, nos untaron protector solar acariciando generosamente nuestros cuerpos.

Estuvimos hasta casi el mediodía al sol, disfrutando, y no lo voy a negar, a veces nos acariciaban las tetas o nos besamos.

Decidimos hacer un almuerzo tan liviano como la cena anterior, solamente ensaladas, pues la verdad sea dicha, sabríamos que habría sexo y queríamos estar livianos.

Invitamos a Roque a almorzar (acostumbrado a la carne, con sólo ensalada debe haberse sentido ambiento aún después de comer ja ja).

Mientras preparábamos todo, Tommy le pidió ayuda a Vic y juntos colocaron en la pared del living nuestro nuevo juguete, un televisor 75 pulgadas, ¡sí! 75 pulgadas. Lo vimos en el súper con Tom y fue amor a primera vista, Ultra HD, led. Tanto que compramos dos, uno al campo y uno para mi nueva “oficina” de cuya inauguración les contaré próximamente.

Lo instalaron y Tommy lo encendió y verificó que recibía perfectamente desde nuestros celulares.

Mientras tanto, en la cocina, preparábamos las ensaladas y conversábamos.

Le comenté a Mary que había dormido mucho, y ella dijo que sí, por el día anterior tan excitante y lleno de novedades, pero que la última hora, estuvo sola, despierta pensando.

-¿Acaso te arrepentiste?

-Todo lo contrario, verte poseída y como gozabas con mi Víctor fue algo impensado, inesperado, y me llevó a decidirme… Quiero el combo full, quiero que me guíes, quiero hacer de todo, quiero dar rienda suelta a mis nuevos impulsos. Y quiero que me enseñes a venderme, ¿me ayudas? Quiero gozar todo antes de hacerme mayor, ya paso los 40…

-Que divina, cuenta conmigo para lo que sea, de verdad… y para esas fantasías secretas que me hablaste ayer, también. Y si te atrae, pienso regalarte algo muy especial, aunque será en nuestro próximo encuentro, no hoy… ¿te gustaría ver cómo me coge mi papá?

-Puedo volverme loca de felicidad si veo eso, y más si llegan a estar Tommy y Víctor…

-Obvio que sí, y también Tomás, el padre de Tommy.

-¿Te parece que me adaptaré a cobrar? Quiero hacerlo, pero por momentos dudaba antes de decidirme, quizás no encuentre clientes, quizás no me vean atractiva, o puede que no me adapte a que me paguen y estar con desconocidos, ¡eres tanto más linda que yo! Aunque está claro que pediré mucho menos que tú.

-Tengo ideas, después te las diré, quiero que hablemos por teléfono todos los días, siento que voy a extrañarte mucho. Quizás te convenga emputecerte en Montevideo, Piriápolis es pequeño, y podría reconocerte gente que no tiene por qué enterarse de lo que hagas. Y no te preocupes, eres preciosa, y tengo una idea para que pierdas la timidez frente a extraños. Y la comí a besos.

-Que bueno que me ayudes en todo, y ese regalo de verte con tu papá me enloquece, ya solamente pienso en eso. ¿Nos cambiamos de ropa para almorzar?

Nos cambiamos (ya les contaré) y Tom llamó a Roque para almorzar.

Transcurrió el almuerzo sin mayores alternativas, aunque Tommy deslizó que “con nuestras vacaciones y las suyas, casi no nos hemos visto en tres semanas Roque”.

-Cierto Sr. Tommy, ya los extrañaba, solamente los vi de lejos un domingo con un amigo, bueno, y ayer que vi a la Sra…

-¡Je je… y bien que me vio!

Terminamos, y en el ambiente había tensión sexual. Pasamos a los sofás a conversar, respetuosamente don Roque dijo que nos dejaba, pero todos nos opusimos, y le pedimos que se quedara de sobremesa.

Me senté al lado de Mary, deliberadamente. Mientras se hablaba de cualquier cosa, quejándome del calor, levanté un poco mi largo vestido veraniego, a medio muslo, e hice lo mismo con el de Mary. “¿verdad que hace calor?” Le pregunté. “Desesperante” me respondió. “Deberíamos ponernos más frescas” dije y comencé a bajar el vestido de ella por sus hombros.

Aparecieron sus tetas desnudas, la guie a pararse, e hice caer el vestido al piso, lo cual siempre encanta a los hombres quedó solamente con un canchero plateado que le presté, su triángulo de pelito a la vista. Era su turno de desnudarme. Mientras su marido la acariciaba desde atrás, hizo lo mismo que yo, bajó mi vestido, primero mis tetas al aire, suspiros de Víctor y de Roque… y luego, vestido al piso y yo totalmente desnuda, nada de nada sobre mi concha, y mi landing strip, luciéndose.

Roque no soportó y se desnudó, ya la verga casi parada, luego Víctor y Tommy.

¿Sabés Víctor? Tu señora me confesó que desea estar con dos hombres, y yo quiero repetir contigo lo de anoche. ¿Los dejamos ir al dormitorio? Podríamos verlos en el televisor, dije ansiosa de verlos en pantalla gigante.

-¿Podré cogerme a la señora Mary? Dijo Roque.

-Sí, por favor dijo ella. Mientras yo susurraba algo a Tommy (que filmara en primer plano cuando Roque le acabara adentro).

Se fueron y Tommy comenzó a trasmitir, prueba perfecta y dejó su teléfono fijo en posición panorámica.

Con Vic no perdimos tiempo, besos, manoseos, y me metió casi toda la verga en la boca.

Desde el dormitorio, se veía a Mary, manoseada a cuatro manos, le tocaban todo, casi sin descanso, ella, definitivamente entregada, a veces dudaba sobre qué hacer, pero siempre uno de los dos machos experimentados la guiaba al camino del placer.

Largo rato le chuparon la concha y las tetas, la besaban y se hacían chupar la pija alternadamente.

Preocupado por la larga abstinencia de Roque, Tom le hizo señas de penetrarla. Con Roque boca arriba, Tommy guio a Mary a que lo montara.

Mientras tanto, yo, con la concha chorreando de calentura le dije a Vic de hacerlo en vaquerita inversa para ver los dos como Mary era cogida.

Nos ubicamos en el sofá, Vic sentado y yo encima, de espaldas a él, ambos de frente a la tele. Sin prisa me senté sobre esa hermosa poronga hasta que me entró hasta el fondo. Mi comencé a mover lentamente.

Mientras, nos deleitábamos viendo cómo Tommy, celular en mano ahora, nos enviaba las imágenes de cómo Mary se subió sobre Roque y se metió la verga a fondo. Mary buscó la cámara, y de frente a ella dijo: “gracias amor de mi vida”, y comenzó casi que a saltar sobre la pija de Roque.

Yo seguí. En mi lento sube y baja mientras Víctor me manoseaba las tetas.

Tommy comenzó a filmar en primer plano como Mary subía y bajaba sobre la verga de Roque, mientras, Roque se deleitaba chupando las tetitas de Mary.

Y pasó lo esperado, ¡me acabo! Gritó Roque. Me salí de Víctor para mirar bien los dos, y Tommy filmó en primer plano las pulsaciones de la verga de Roque, de a poco comenzó a deslizar leche por el tronco de la pija, luego más y más pues Mary seguía subiendo y bajando frenética. Cuando la verga se salió, blanda al fin, una catarata de leche, producto de las tres semanas de abstinencia, cayó sobre las sábanas.

Tommy dejó de filmar, con Vic fuimos al dormitorio, y ya estaba Mary en 4 chupando a Roque y con Tommy dentro de ella. Me puse en cuatro a su lado, y le dije que iba a ver como a su vez Vic me clavaba y me acababa.

Y así lo hicimos, logré acabar yo también, Víctor me obsequió su licor de hombre, y Tommy acabó en la ya más que encharcada concha de Mary.

Era casi el final (Tommy y yo nos quedamos en el campo, dormí con Roque y Tommy, que se dedicaron a cogerme) y luego de limpiar las tres pijas a lengua, Mary y yo nos fuimos a ducharnos, luego los hombres fueron de a uno.

Mary y yo no cesábamos de besarnos y ella de agradecerme, ella se iba muy bien cogida según dijo, y deseando más.

Cuando se despidieron para volver a Piriápolis, los cuatro nos prometimos amistad y libre acceso sexual y yo prometí a Mary propuestas muy atrevidas para cuando volviéramos Tommy y yo de nuestro viaje a Paris con Ricardo, mi primer macho extraoficial, pero que antes de irnos, trataría que hiciéramos algo.

Por supuesto, para mayor seguridad, pregunté… ¿Víctor, estás seguro que autorizas a Mary a seguir mi camino? ¿Incluso si le pagan?

-Puede hacer lo que desee, y si le pagan mejor, ¡seguro aprenderá nuevas cosas y disfrutaremos!

Así se marcharon, más de dos horas y media de regreso, y todos quedamos con ganas de más. Y nuestras mentes (Tom y yo) pensando a mil revoluciones en cosas nuevas y en nuestro viaje con Ricardo.

Al otro día lunes, Tommy se fue temprano a su trabajo, yo iría más tarde al mío, directamente sin pasar por casa. Y mientras Roque lamía incansablemente mi concha, yo consulté mi puticuenta bancaria. Había un generosísimo depósito de Víctor. Y además un mensaje:

“Mary y yo estamos encantados, yo no sabía que ella podía ser así, y en gran parte es mérito de las tetas nuevas y de ti, que la emputeciste en dos días. Por favor, cuando salgamos tú y yo será rentado, los cuatro juntos, solamente diversión. Quiero que la emputezcas al máximo y te mando un beso”.

Le agradecí todo y me pareció justo lo propuesto.

Eufórica con el dinero recibido, consentí otro polvo a don Roque que apenas lo podía creer, ¡y llegué un poco tarde al trabajo!

Los espero para contarles, trataré de no hacer un relato tan extenso, nuestro viaje invitados a Paris.

Besos a todos.

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