¡Hola a todos!
Toca relatarles, mientras los detalles están frescos, nuestro viaje a Paris con Ricardo.
En los primeros relatos de mi historia “Economista y prosti (1) y (2)”; les relaté como una simple pregunta juguetona de Tommy, mi marido, desencadenó una serie de sucesos que han cambiado nuestra vida.
Lo primero fue que me autorizó a estar con otro hombre, cosa que nunca en mi vida había hecho, hasta ese momento él era mi único hombre.
Lo segundo fue que me autorizó a cumplir la fantasía de cobrar por sexo, y tuve éxito y hoy tengo casi 20 clientes, y ninguno paga menos de 2500 dólares. Desde luego atención es de primera y tiempo de “diversión” ilimitado, incluyendo si pueden y lo desean, fin de semana entero en nuestra casa de campo. Siempre o casi siempre acompañada de Tommy, que disfruta verme con otros y a veces participa.
Volviendo al “primer hombre” fue Ricardo, un cliente de la asesoría económico financiera donde trabajo, señor 60+ viudo, con excelentes rentas.
Lo sucedido ya lo saben si leyeron mis primeros relatos. Y saben que suspendió un viaje a París para estar conmigo y que nos prometió invitarnos al Caribe.
Un año después de la promesa, llegó la concreción, sería París y no Caribe, frío de fin de enero en vez de calor. Y Ricardo amplió su generosa invitación, no solamente pagaría el pasaje de Tom, sino también el hotel.
Se daba por sobreentendido que alternadamente, pero sin llevar una cuenta estricta, pagaríamos las cuentas de restaurantes y de taxis.
Disfrutamos horas planificándolo, hotel, fechas, transportes…y por supuesto las reglas de sexo:
-Ric invita, y es mi “novio fuera del matrimonio”, por ello, estaríamos como pareja en una habitación y Tommy en otra.
-Desde luego Tommy al igual que en la casa de campo, tiene acceso libre a mí o haríamos tríos.
-En general, haríamos compras y paseos de mañana y hasta media tarde, luego pequeño descanso y ducha, y al atardecer y de noche, conocer el sexo en Paris. No solamente en el hotel sino también abiertos “a lo que pudiera surgir”. En caso de sexo con desconocidos, se usaría protección en todo momento.
Y se acercó el momento de hacerlo. Les comunicamos a nuestras familias de un pequeño viaje, un gusto que queríamos darnos (y mi suegro y papá siempre supieron la verdad completa, lo cual los excitaba sobremanera).
Tommy obtuvo su permiso en el trabajo sin problemas, además siempre podrían ubicarlo en una llamada.
Pero fue más dificultoso lo mío. Mi gerente resistió, argumentaba escasez de personal, época de vacaciones de verano en el hemisferio sur, etc. Insistí, insistí, y al final me dijo que sí, que me fuera, “y no sé si al regreso tendrás trabajo”.
Yo, sin problemas económicos gracias a mi putez, le dije “está bien, ya veremos”. Después supe que consultó el tema con nuestro Gerente General y Director, (el que seduje en playa Chihuahua), y que me coge…quien le dijo que yo era excelente funcionaria y asesora (realmente lo soy), y que olvidara el tema.
Y llegó el ansiado momento, diez días después de haber intimado con Mary y apenas cuatro días de un segundo encuentro con ellos, de lo cual les daré noticias más adelante.
En los días previos, rogué a mis clientes que redujéramos los encuentros a dos horas, con importante descuento, para poder dejarlos a todos bien deslechados. Fue agotador y gratificante, la mayoría me transfirieron el pago íntegro, y (¿acaso alguien lo duda?) me llenaron de semen.
Por supuesto, previendo que mi cliente de la industria farmacéutica argentina, el “Tiburón Blanco” o “Tib”, viniera a Montevideo esa semana, en una de nuestras habituales largas conversaciones telefónicas, le contenté del cómo y del cuándo del viaje.
Al saber que iríamos a Paris, me preguntó algo que cambiaría la economía del viaje radicalmente, y también nos ayudaría a conocer a qué nivel se mueven ciertas personas: “¿Y piensan hacer algo con gente de Paris? “Claro que sí” le respondí. “Quizás pueda recomendarte a alguien muy especial”. “Síí, por favor”.
“Recuerda el nombre de Monsieur Paul”, (nombre ficticio por supuesto), puede que los llame. Es un señor de casi 70, retirado del más alto cargo de una farmacéutica Francesa. Él y su señora gustan del voyerismo, a veces juntos y a veces individualmente. Ahora se inclinan exclusivamente al voyerismo, pero han practicado swinger, y candaulismo. Son amigos íntimos míos y gente refinadísima y de alto poder económico. Por supuesto no garantizo que te llame, pero le hablaré de ti y de ustedes. No te preocupes de plantearle condiciones, el sabrá todo. Además, le gusta recompensar de acuerdo a su nivel y al nivel de la gente que incita a visitarlo o visitarlos”.
El viaje es agotador en sí, 12 horas de avión de Montevideo a Madrid, unas tres horas de espera, y un vuelo corto de dos horas y diez minutos de Madrid a Paris (y lo mismo cuando regresamos).
Taxi al hotel, cerca de Madeleine y de Ópera, nos instalamos, breve descanso y ducha, y salimos a pasear y cenar.
A las 9 y 30 pm ya estábamos de regreso al hotel, muertos de frío ja ja.
En el hotel, pasábamos por ser un matrimonio de edades desparejas, que se había encontrado, al llegar y por casualidad, con un chico del mismo país.
Por ello no pedimos habitaciones colindantes ni nada en especial.
Como les dije, a la noche del domingo al lunes estábamos súper cansados, habíamos salido pasado el mediodía del sábado de Montevideo y llegamos al hotel de Paris sobre la 1 pm hora europea.
Pero, no puedo evitarlo, a la nueva Sofía, le gusta, le apasiona el sexo. Y ya en la habitación, con Ricardo, listos para ir a la cama, le pregunté si tenía mucho sueño. Captó el mensaje y me dijo: “si no quieres dormirte todavía, yo tampoco”.
Me desnudé, se desnudó, e inspirada, llamé por video llamada a Tommy.
-¡Hola amor! Queremos hacer una larga video llamada contigo dije, mostrando nuestros cuerpos desnudos, Ric con la verga en media erección.
-¡Eres un amor! ¡Adelante! ¡Quiero ver todo!
Con el brazo extendido a full para filmar, y lógicamente con micrófono abierto para oír todo, comencé a chuparle la pija a Ric, que tomó mi cabeza con sus manos y acompañaba mis vaivenes del oral.
A veces dejaba de chupársela y Ricardo jugaba con mis tetas y me las chupaba. Le pedí que me las dejara bien babeadas y le pasé un primer plano a Tom, que me dijo: ¡qué lindo verlas brillar así! ¡quiero que te acabe en la cara y me lo muestres! Y yo: ¡tus deseos son órdenes! A lo que Ricardo agregó: “vengo de dos semanas sin cogerla, le voy a hacer una máscara completa”.
Comencé a intensificar la mamada, siempre filmando, hasta que Ric retiró la pija y apuntó a mi cara. Se masturbó y en tres o cuatro enviones comenzó a tirarme leche a la cara. Cuatro o cinco chorros tibios que me cayeron en las mejillas, los labios y hasta algo a la nariz. Le pasé el teléfono a Ric para que filmara, y me comencé a pasar los dedos por la cara recogiendo semen y me lo llevé a la boca.
No quedó ni rastro. “Hermoso” dijo Tommy. “Ahora la voy a coger“ le dijo Ricardo.
Me puse a chupársela nuevamente mientras él me lamía la cuca y el chiquito. Ahora sin filmar.
Su verga, sucia de semen estaba deliciosa, y su lengua me desesperaba sobre todo en el clítoris y al puntearme en culo.
Se fue poniendo duro de nuevo. El propio Ricardo llamó a Tommy: “¿Querés ver cómo le entra?” “Claro que sí” contestó mi amor.
Me puso en 4, y le filmó en primer plano como me la metía lentamente, por etapas, para gozar más. Primero metió la cabeza, y la sacó, luego hasta la mitad y la sacó, me la refregó en los labios de la concha y la metió hasta las bolas. No pude contenerme…”Ahhh” y siempre calmado, me cogió un buen rato. Luego dijo, para Tommy: “Ahora vas a ver, pero con cámara fija”. Y Tommy: “Como sea”.
Se salió de mí y colocó el teléfono en el marco de la ventana, las luces de la habitación a full para que se viera bien.
Nos pusimos en cucharita, de frente a la cámara. Se puso por encima de mi pierna derecha, y yo pasé la izquierda por encima de las de él. Comenzó a buscar mi concha con la cabeza de la pija y al encontrarla la metió de una sola vez. Solté otro “Ahhh” y pedí desesperada que me hiciera acabar.
Su vaivén a ritmo variable y sus manos en mis tetas lo lograron rápidamente.
Me sentí en las nubes, ¡acabando en Paris!, temblé , gemí y le pedí en voz bien alta que me llenara de leche…”sííí” acotó Tommy.
En dos minutos sus chorros tibios llenaron mi concha de placer. Un minuto más dentro de mí, y Ric se salió. “Ahora vas a ver” dijo para Tommy.
Se levantó, recogió el teléfono y lo acercó a mi concha, palpitante, y que rezumaba leche y mis flujos.
“Le voy a limpiar la pija” dije, “Y mañana te compensaré a ti” con Ric filmándome en primer plano, llevé su verga a mi boca y se la limpié.
“Hasta mañana amor” le susurré luego de pasar la lengua por mis labios… y corté la comunicación.
Trataré de abreviar el relato de las mañanas siguientes y los almuerzos y compras.
Nos hicimos una rutina de bajar siempre a desayunar Ric y yo como pareja y luego se nos sumaba, o nos esperaba si llegaba antes, Tommy, nuestro supuesto amigo también salíamos separados del hotel y nos reuníamos luego a una o dos calles del mismo.
Visitamos los lugares emblemáticos, otros un poquito menos frecuentados, pero famosos, como museo Rodin o Marmottan Monet y el hermoso museo de arte medieval. Almorzábamos en restaurantes de la zona de la atracción que visitábamos, y la verdad lo pasábamos muy a gusto.
En general, las compras las hacía al regreso de media tarde hacia el hotel, para no someterlos a mucho “estrés de compras”, y la verdad, llené mis dos maletas medianas de ropa divina, alguna de la cual ya estrené durante el viaje.
Compré de todo, desde ropa normal y hermosa hasta lencería tradicional hermosísima y también lencería de putifina, de la cual la variedad es infinita.
Mi esposo me regaló un divino par de stilettos de suela roja (ya saben…). Y obviamente, también Ricardo cubrió varias de mis compras.
En eso estuvimos toda la semana.
Pero yo sé que quieren saber más acerca de nuestra actividad sexual.
El lunes de tarde, a la hora que nos tomamos un descanso a media tarde, me dediqué a compensar a Tommy por haberlo hecho ver como me cogía Ric la noche anterior. La verdad, creo que cumplí muy bien mi objetivo. Mas tarde salimos a cenar, a un pequeño restaurante cercano a Les Invalides, sensacional y de excelente precio, relativamente. Y luego, sobre las 11 pm nos fuimos a un club swinger, deseando algo de acción, con buenos comentarios, aunque no detallados, y en la zona de la Bourse, bastante cerca del hotel. Solamente dejaban entrar a parejas, por lo cual decidimos que entráramos Tommy y yo y luego rotaríamos, encontrando a Ricardo en un café cercano.
Decepción total, pagamos tickets, había varias parejas pero la acción no avanzaba al intercambio o al cuckold, sino que más bien las parejas se dedicaban a intimar entre ellas, contemplando a otras que también hacían lo mismo. Mientras otras parejas se dedicaban solamente a besarse y acariciarse mientras miraban.
Decepcionados, decidimos no dar por perdida la noche, pese al frío, y tomamos un taxi para un recorrido al Boris de Boulogne.
Vimos que es gigantesco, mayoritariamente oscuro, con muy poca gente y ambiente no agradable.
Nos fuimos al hotel y llegamos los tres juntos, conversando animadamente como amigos y compatriotas que se han encontrado haciendo turismo. Decidimos que el martes desayunaríamos por separado. Ric y yo por un lado y Tommy por otro. A nadie le hubiera importado lo que hacíamos, la verdad, pero siempre está la posibilidad de que aparezca alguien conocido y la situación pueda complicarse.
Y el martes a la mañana, ya de paseo rumbo al Museo de la Edad Media en Cluny, me llega la llamada de quien se identifica como Paul, amigo de Tib, tal como Tib me había anunciado.
Por suerte me defiendo bien en francés, y lo que no, pues en inglés, que tanto Monsieur Paul como yo, dominamos.
Pequeñas frases sociales de compromiso, y monsieur Paul, siempre al no haber confianza se debe utilizar el monsieur o madame, nos invita a aperitivo y cena en su manoir (palacete de campo, digamos) donde se encontraban en esos días. Enviaría a su chofer el miércoles de tarde relativamente temprano, para llevarnos y de camino, visitar alguno de los castillos del Loira (elegí Chenonceau y no me equivoqué). No fue necesario, obviamente hablar de la intención final de la invitación.
El miércoles, con un frío terrible, nos pasó a buscar su chofer, en un impresionante coche de esa marca que ya se imaginan. El chofer, un Adonis, seguramente africano, de piel muy oscura.
Pasamos por el castillo de Chenonceau que visitamos por más o menos una hora y media, y sobre las 6 pm estábamos en el manoir.
Visto que estábamos invitados a aperitivo y cena, fui preparada para un cambio de ropa. Salí con pantalón de lanilla gris oscuro, y un sweater un tanto atrevido, pero no mucho, de cuello alto, mangas largas, corto, arriba del ombligo, y debajo del cuello, un agujero ovalado que muestra la parte alta del pecho, pero nada más. Por supuesto llevé campera de piel sintética.
Llegamos, presentaciones de rigor, al ser temprano tomamos un café y conversamos animadamente (yo ayudaba a Ric traduciendo partes de la charla). Ni que decir, monsieur Paul y su esposa Jeanne, son encantadores, les sobra clase y charme y se mueven perfectamente en cualquier tema.
Ciertamente conocen Uruguay y en especial Punta del Este. Paul en sus casi 70 según me dijo Tib, y estimo Jeanne apenas pasando 60, con todos los tratamientos y cirugías del caso, lo cual le sentaba muy bien. Fue pasando el tiempo, y nos preguntaron si deseábamos pasar a los cocktails, y yo solicité poder cambiarme para estar vestida en forma acorde ( mis hombres estaban con elegantes camisas sin corbata y chaqueta obviamente).
Me preparé con esmero total, los stilettos negros de suela roja que ya me había regalado Tommy, y un conjunto de pantalón y chaqueta (tipo tuxedo, o smoking, como quieran llamarlo) negro con las solapas cubiertas de seda , todo en negro, obviamente. Debajo, aprovechando que la chaqueta estaría siempre con su botón prendido, me coloqué solamente solamente un marco de soutien sin copa (me encantan y resaltan mis tetas), pero con dos delgados hilos que se cruzan en X justo sobre el pezón.
Debajo, fui aún más minimalista… una tanga hilo con mínimos hilos también negros, y al frente un pequeño triángulo de seda, negro, que tenía base a mitad de mi landing strip y su vértice inferior justo debajo de mi concha.
Totalmente seria y elegante, y la verdad, me tenía fe para lo que se diera, en mi outfit íntimo, prácticamente nada en realidad. Dejé mi cabello rubio suelto.
Fui convenientemente halagada cuando me presenté así.
Llegaron las bebidas y pequeños bocaditos, basados en paté, foie, algo de embutidos y pickles, de bebida, kir Royal. Una mucama joven y muy francesa (cabello negro, delgada, elegante), y quien conocimos como chofer, pero en realidad una especie de mayordomo, eran quienes servían. Por supuesto, habría más personal en la cocina
La conversación se puso un poco más interesante, acerca de si conocía muy bien a Tib (Oh sí lo conozco muy bien y también Tommy). ¿”Y Tommy participa de tu amistad con Tib”?, por diferencia de edad se permitían tutearnos. “Algunas veces hacemos reuniones los tres en nuestra casa de campo, me encanta acompañarlos en su amistad” acotó Tony…generando amplias sonrisas.
Pasamos luego a la exquisita cena, a la vez liviana y plena de sabores, con ensalada de queso de cabra, plato de pescado y profiteroles como postre. Por supuesto, excelente vino blanco.
En la cena conversamos de varias cosas, entre otras, nuestras familias, nuestras profesiones, gustó mucho que yo fuera economista especializada en finanzas personales.
Y Madame Jeanne en determinado momento, preguntó por la familia de Tommy y la mía, “vuestros padres no deben tener edades muy diferentes de las nuestras, hubiera sido agradable que los acompañaran”. A lo cual sonreí y dije que “Nos hubiera gustado que vinieran nuestros padres”… y Madame Jeanne respondió que “los hubieran invitado, solamente eran cuatro pasajes adicionales”.
“Perdón Madame, quizás por mi pobre francés me expresé mal, nos hubiera encantado que nos acompañaran el padre de Tommy y mi padre” con nuestras madres hubiera sido muy aburrido”.
“Ohhh” dijo monsieur Paul, “qué aclaración tan interesante, si es que entendí bien”.
Sonreí como respuesta, y también ellos e sonrieron.
Comida finalizada, sorbetes de limón para limpieza final del paladar.
Solamente había una duda…¿quién tendría la iniciativa? Habíamos decidido en nuestro grupo, que siempre los dejaríamos liderar, por edad, respeto y por ser dueños de casa.
“Si gustan, podemos pasar a la sala de cine”, propuso Madame. La sala de cine, ubicada también en planta baja, era una sala grande, con una obvia pantalla de cine de las que abundan en los amenities de los edificios, ocho butacas muy grandes y cómodas. Y… delante de las butacas, entre ellas y la pared de la pantalla, una “cama”, enorme, seguramente 2.5 x 2.5 metros, implacablemente cubierta de sábanas blancas de raso. Monsieur Paul tomó la palabra: “Uds. saben seguramente acerca de nuestra afición por ciertos espectáculos, y en este caso no será cine”. Nos invitó a todos a sentarnos e hizo sonar una campanita de cristal.
Continúa.