La enfermedad de mi hijo

0
50200
Tiempo de lectura: 4 minutos

Hola soy Manuela, he de decir que vivo sola con él en nuestro piso, tengo 46 años y trabajo como médico en un centro de salud. Mi trabajo consiste sobre todo en hacer revisiones médicas laborales. Las empresas o fabricas hacen pasar a sus empleados revisiones médicas anuales y yo me ocupo de hacerlas en el gabinete.

Una mañana mi hijo me llamó desde su cama: —¡Mama!!! ¡¿Puedes venir?!

—¿Qué pasa hijo?

—Mamá me duele mucho ahí abajo y creo que está hinchado, —dijo mi hijo señalándose su entrepierna.

—Déjame ver, —dije yo apartando las sábanas.

Sus testículos estaban muy hinchados, él ya los tiene grandes de por sí, pero esta vez bastante más de lo normal, se veían rojos.

—Pues sí que están hinchados, ¿desde cuando te duelen?

—No sé, llevo ya unos días aguantando el dolor.

—¿Y por qué no lo has dicho antes?

—No sé, no quería asustarte.

—Bueno pues, después de desayunar te vienes conmigo al hospital y pasas por la consulta de mi amiga Marta que es uróloga y sabe de esto mucho más que yo.

—Vale.

Después de desayunar fuimos a mi trabajo, al hospital y lo llevé a la uróloga del hospital, Marta. Marta tiene 57 años y bastante experiencia en el tema por lo que estaba segura de que ella lo podría solucionar.

—Hola Marta

—Hola guapa ¿qué tal?

—Bien, veras mi hijo dice que le duelen mucho los testículos y se los he visto y los tiene muy hinchados.

—Vale, bueno pues si quieres déjamelo y le haré unas pruebas y cuando acabe lo llevaré a tu cabina.

—No hace falta, él ya sabe el camino. Muchas gracias y por favor cuando acabes avísame y dime que es lo que tiene vale

—De acuerdo.

Me fui a mi puesto de trabajo y le hice el chequeo médico a toda una fabrica.

Cuando acabé entró mi hijo.

—¿Y bien? ¿te sientes mejor?

—Un poco mejor, dice la doctora Marta que la vayas a ver.

Fui a la seccion de urología y entré en el despacho de Marta.

—¿Ya sabes lo que tiene mi hijo?

—Si, lo primero es que tiene un pene descomunal.

—Si eso ya lo sé, al principio tuvo problemas con eso, pero ahora ya está todo solucionado. ¿Cuál es el problema?

—Tu hijo tiene hyperspermia. Sus testículos producen unas grandes cantidades de semen y si no se evacuan producen que los testículos se hinchen hasta el punto de doler. Es como si llenas demasiado un globo, al mínimo golpe puede explotar. Tranquilízate porque los testículos de tu hijo no van a explotar, pero sí que necesitan ser evacuados de ese semen. Lo único que puedo darle a tu hijo son unos calmantes para que el dolor de los testículos disminuya, pero el semen se tiene que evacuar manualmente. Lo puede hacer él, pero lo más seguro es que con tanto dolor no tenga muchas ganas ni fuerzas. Si consigue hacerlo él solo, cosa poco probable por culpa del dolor, perfecto y si no lo consigue hacer solo puedes traerlo aquí y yo se lo evacuaré sin problemas.

—Vaya… ¿Pero la hyperspermia es hereditaria o algo? Además, antes no la tenía.

—Es normal, es algo que puede pasar a una cierta edad. Tiene que evacuar el semen cada vez que sienta el más mínimo dolor así ataca el problema desde la base, si mantiene el tratamiento durante 3 o 4 semanas aproximadamente se le irá definitivamente. No es hereditaria, son cosas que pasan y no es nada grave pues se irá en unas semanas.

—Menos mal, estoy mucho más tranquila ahora que me has explicado todo, gracias Marta eres la mejor.

—De nada guapa, bueno, como ya te he dicho, si no consigue hacerlo solo lo puedo hacer yo sin problemas.

—¿Y no podría hacerlo él solo?

—Poder puede, pero querer es diferente, como tendrá el dolor no creo que tenga muchas ganas de tocarse ahí, es normal.

—¿Y si le quiero ayudar yo tendría que hacerlo de alguna forma especial o seguir algunas pautas?

—Para nada, solo lo tienes que hacer normal, como si masturbaras a cualquier persona solo que no hagas movimientos muy fuertes o bruscos porque le pueden lastimar. Si ves que te da corte o algo ya sabes que puedes contar conmigo.

—Lo intentaré y si no funciona te lo traigo.

—Perfecto.

—Muchas gracias Marta hasta mañana.

—Hasta mañana Manuela.

Sali de su cabina mucho más tranquila sabiendo que mi hijo pronto irá bien y que tenemos suficiente confianza como para hablar de este tema sin problemas. Cuando llegué a mi cabina mi hijo estaba estudiando y a mí me quedaban solo 15 pacientes por revisar ese día y habré acabado mi jornada y podré irme a casa. Le dije a mi hijo que se fuera al despacho de al lado así podía hacer mis chequeos sin que estuviera presente y él podría estudiar más tranquilo.

Cuando acabé fui a buscar a mi hijo, pasé por el despacho de Marta para recoger los medicamentos que tenía que tomar mi hijo y nos fuimos a casa. Al llegar a casa le expliqué a mi hijo todo lo que Marta me había explicado horas antes.

—Así que para que ya no te duela tendrás que masturbarte cada vez que te duela y en unas semanas ya no habrá ningún dolor. También tienes que tomarte estas pastillas para que te duela menos. Cuando quieras puedes empezar y si ves que no puedes o te duele mucho o algo me llamas y tú decides si te ayudo yo o te ayuda Marta si quieres.

—Vale si me duele te lo diré.

Sali de la habitación de mi hijo, me quité la ropa y me dispuse a ir a la ducha. Estaba duchándome cuando oí a mi hijo hablar por la puerta.

—¡Mamá! me duele mucho y no consigo hacerlo.

—Ven hijo entra ¡entra!

Entró mi hijo a la ducha le dije de quitarse la ropa y de meterse a la ducha conmigo. El agua caliente le ayudó a calmar el dolor entonces fue cuando cogí la gran polla de mi hijo que media unos 21 cm en ese momento y empecé a masajearla poco a poco, cuando la sentí bien dura me arrodillé y le masturbé lentamente, aun no recuerdo como, pero me metí la polla de mi hijo en la boca, bueno hasta donde me entraba pues además de larga es bastante gruesa y empecé una mamada lenta y sabrosa, mi hijo cerraba los ojos y disfrutaba de aquel placer exquisito.

Sentí a mi hijo muy cercano al clímax así que la saqué de mi boca y con unos meneos rápidos empecé a sentir como se arqueaba y empezó a soltar semen sin parar, nunca había visto algo así, con tanta fuerza ni tanta cantidad, me llenó la cara entera y parte de mis operados pechos. Cuando acabó me ayudó a limpiarme y acabamos la ducha entre risas.

—¿Te sientes mejor?

—¡Mucho mejor! Creo incluso que se me ha curado completamente.

—Jajaja no seas iluso cielo es solamente ahora, desgraciadamente más tarde te dolerá también y tendrás que volver a hacerlo y así unas semanas como ya te dije antes.

—Bueno pues cuando me duela lo volveré a intentar y si no lo consigo te aviso.

—Vale muy bien. El problema es que tengo un viaje la semana que viene y tendré que estar fuera de casa 2 días así que estoy pensando en cómo vamos a hacer para ayudarte si no estoy. Me gustaría quedarme para estar tranquila, pero este viaje es muy muy importante.

—No te preocupes mamá ya encontraremos alguna solución.

Eso mismo fue lo que pasó, encontramos una solución. ¿Cual? Eso ya os lo contaré en el próximo relato.

Loading

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí