Bajé a la piscina y allí estaba mi madre tomando el sol en una hamaca.
–Hola mama
–Hola Raúl que ya habéis limpiado todo
–Está Juan en ello, mamá te quiero pedir perdón no sé cómo se nos ha ido la cabeza, eres una mujer guapísima y hasta hoy no me había dado cuenta, todo ha empezado con Juan como una broma y se nos ha ido de las manos.
–No te preocupes vamos a dejar las cosas como están, sé cómo tenéis las hormonas los chicos de tu edad, estamos de vacaciones ya hablaremos de esto más adelante, olvídate de lo que ha pasado, ven acompáñame nos vamos a dar un baño.
Se levanto me cogió de la mano, nos dirigimos a la piscina y me tiró al agua.
–¿Mamá, que haces?
–Para que te refresques, cógeme que voy.
Empecemos a tirarnos agua y a jugar en el agua hasta que mi madre se puso delante de mí, se subió encima rodeándome con sus piernas, podía sentir su coño en mi estómago, apretando sus piernas a mi cintura, no quería pensar en ella de forma sexual, pero estaba confundido después de todo lo que había pasado, me estaba poniendo cachondo otra vez con mi madre. Mi sorpresa fue cuando noté que aflojaba sus piernas y se dejaba caer hasta la altura de mi polla notando como su coño se restregaba contra ella y sintiendo sus preciosas tetas en mi pecho, me atreví a bajar muy lentamente mis manos por su espalda hasta llegar a su culo.
–Raúl llévame hacia las escaleras
Dejé de apretar su culo sin quitar las manos, y me dirigí hacia las escaleras, pero mamá seguía presionando su coño contra mi polla. Sin soltar sus piernas se dejó caer hacia atrás y se agarró a la escalera moviéndose como si estuviéramos follando con los ojos cerrados mordiéndose levemente los labios…
En ese momento tenía la polla que me iba estallar podía ver como sus pezones se marcaban a través del bikini, apreté mis manos contra su culo y empecé a moverla frenéticamente, dejó sus piernas muertas y era yo él que hacía que me la follaba. Mi madre suspiraba y se le escapaba algún gemido. Me atreví a más y empecé a introducir mis manos por dentro de su bikini apretando y abriendo su culo hasta legar a tocar su ano con mis dedos.
–Ahhh siii –pude oír gritar a mi madre, hasta que se soltó de la escalera, se abrazó a mi cuello, me miró, sonrió y me dio un largo beso en los labios.
–Voy a salir cariño tengo mucha sed, te traigo algo
–Si mamá una coca cola
Estaba alucinado, no sabía si mi madre se había corrido restregándose con mi polla, le había tocado el culo por dentro del bikini y me había besado en los labios, saliendo del agua como si no pasara nada. Salía del agua con la polla a punto de reventar mientras mi madre se acercaba con los refresco.
–Toma Raúl, yo voy aprovechar un poco más el sol para ponerme morena.
Subí a la habitación a reunirme con Juan, muy excitado y con mi mente hecha un lio, pero con la seguridad de no decirle nada a Juan de lo que había pasado, subí a la planta de arriba y me encontré a Juan en la habitación de mi madre.
–¿Todavía estas aquí?
–Si, te tengo que enseñar una cosa
–¿El qué?
Abrió un cajón donde estaba la ropa interior de mi madre y me la empezó a enseñar.
–Mira que lencería tiene tu madre más guarra
Yo todavía estaba cachondo por lo de la piscina y viendo esa ropa me la imaginaba puesta en el cuerpo de mi madre.
–Pero eso no es todo Raúl.
Metió la mano al fondo del cajón y saco su neceser.
–Ábrelo Raúl
Lo abrí y dentro había lubricante y tres consoladores de distintos tamaños, me quedé helado.
–Joder Juan con mi madre, nunca lo hubiera imaginado, pero es normal se tendrá que desahogar de alguna manera.
–Pues estando nosotros aquí podía usarnos así no gasta pilas
Estábamos los dos como locos, mirando las bragas y tangas de mi madre, cogí uno rojo me saqué la polla lo puse encima y me hice una paja pensando en ella dejándolo todo lleno de leche, Juan cogió otro y me imito.
–¿Raúl, ahora que hacemos?
–Lo dejamos todo como estaba
–Pero ahora tu eres el que está loco, está nuestra leche ahí, los va a ver manchados se va a dar cuenta.
–Pues mejor, a ver que nos dice, he hablado con ella y no le ha dado importancia a lo que ha pasado, si nos dice algo le echamos la culpa a las hormonas como dice ella.
–Tu veras Raúl, por mi vale el problema si se cabrea eres tú su hijo.
Bajamos a la piscina y nos metimos al agua mientras mi madre tomaba el sol, todo transcurría como si nada hubiera pasado, hablábamos, pusimos música y nos bebimos los tres unas cervecitas tomando el sol.
–Bueno chicos, os dejo aquí me voy a duchar y descansar un poco en la cama
–Sandra, si necesitas ayuda nos llamas.
–Tranquilo que si necesito ayuda ya sé que estáis aquí –dijo sonriendo– a las nueve para hacer la cena os espero en la cocina
–Joder Raúl, tu madre parece más simpática desde que has hablado con ella ¿qué le has dicho?
–Nada, que nos vanos a portar bien.
Estuvimos un rato más en la piscina y subimos a la habitación, al pasar por la habitación de mi madre tenía la puerta entreabierta cosa que nunca solía hacer, se oía caer el agua, nos asomamos y la puerta del baño la tenía totalmente abierta. Yo ya no tenía ninguna duda, mi madre quería guerra y estaba entrando en nuestro juego, pero no le dije nada a Juan.
Juan señaló la cama y allí estaba el tanga rojo con el que me había hecho la paja y una camisa blanca de botones y justo debajo una falda muy corta negra, si quería jugar era nuestra oportunidad. Fui muy despacio al cajón, saqué un consolador y lo dejé metido dentro del tanga, Juan me miraba atónito. Me dirigí a la puerta del baño agarrando a Juan y allí estaba la silueta de mi madre tras las cortinas, se acariciaba todo el cuerpo con sus manos, estoy seguro de que sabía que la estábamos espiando, hasta que apagó el agua del baño y salimos rápidamente.
Ya en nuestra habitación.
–Raúl, ¿cómo le has dejado el consolador en el tanga? sabrá que hemos sido nosotros, nos va a matar, en dos minutos está aquí.
–No Juan, mi madre jamás deja la puerta abierta, es la primera vez en mi vida que he visto que la deja así. Y ya la conoces, ha dejado el tanga todo manchado justo ahí con la puerta abierta eso es porque quiere jugar, no sé hasta donde quiere llegar, pero tenemos que comprobarlo, ya verás como no nos dice nada.
Nos dimos una ducha, nos cambiamos y bajamos a la cocina, mi madre todavía no había bajado y empecemos a sacar la comida de la nevera para hacer la cena, como seguía si venir empecemos a hacer una ensalada.
–Raúl estoy nervioso
–Y yo, no sé por qué no ha bajado todavía a lo mejor sí que me he pasado, la voy a buscar.
–Suerte Raúl, a mí me va a dar algo, sube a ver
Llame a la puerta.
–Mamá, te estamos esperando
–En un minuto bajo.
–¿Te ha dicho algo, Raúl?
–Si, que ahora baja, nada más.
–Hola chicos, ya está la cena echa
Nos quedamos de piedra, bajaba con la camisa blanca transparentándosele los pezones y con los botones abiertos, con el más mínimo movimiento se le escapaban de la camisa, el pelo recogido y una falda negra corta la cual dejaba ver el liguero que llevaba puesto con unos taconazos de infarto, no era exactamente la ropa que se pondría una mujer para estar en el campo. Conociendo a mi madre estaba seguro que esa noche no la íbamos a olvidar.
–Estas guapísima Sandra
–Gracias, y tu que dices Raúl.
–Que si mama, estas guapísima,
–Gracias a los dos, por cierto creo que esto lo tendríais que lavar vosotros, porque yo los traje limpios.
Y dejo los dos tangas en la mesa.
–¿No los vais a recoger?, no se van a quedar en la mesa así que cada uno recoja el suyo y mañana los quiero limpios.
Sin decir palabra recogimos cada uno el nuestro
–Raúl ya veo que te gusta el rojo
A mí no me salían las palabras y Juan con lo echado pa lante que es tampoco, estaba guapísima y provocativa, pero sin enseñar nada, lo dejaba todo para la imaginación, todos sabíamos a esas alturas después de todos los acontecimientos creados por Juan y yo, que algo iba a pasar, pero no sabíamos si bueno o malo conociendo a mi madre y con su experiencia con adolescentes lo más seguro es que no fuera muy bueno, cogimos los tangas y los llevemos al lavadero
–De que va tu madre, vaya corte he pasado, y no veas como va de provocativa no puedo dejar de mirarle las tetas lleva la camisa de una manera abrochada que me vuelve loco.
–Si, yo tampoco sé que pensar, vamos hacer una cosa Juan, le seguimos la corriente, pero no la provocamos y en cuanto podamos nos vamos a la cama, cuanto menos tiempo pasemos con ella mejor a ver si se enfría un poco la cosa.
–Si que habéis tardado.
–No mamá.
–Veo que habéis hecho la ensalada, yo no tengo mucha hambre con la ensalada tengo bastante, vosotros coger lo que queráis de la nevera. Que os parece si hago una sangría bien fresquita
–Como quieras mamá.
–Pon música Raúl, que estáis muy apagados. Y tú Juan ayúdame con la fruta mientras.
Puse la música y mi madre mientras hacia la sangría bailaba, no quitábamos la vista de su cuerpo, cada vez que con sus movimientos habría un poco las piernas le podíamos ver las tiras negras del liguero que llevaba, servimos la ensalada.
–Raúl esto ya está, solo le falta el hielo puedes ir a la otra nevera que en esta no hay
–Si mamá
Me fui al garaje que es donde está el congelador y cogí una bolsa de hielo mientras volvía hacia la cocina oí que la música estaba mucho mas alta, y al entrar me encontré a Juan y mi madre bailando una bachata mi madre muy sensual y Juan detrás de ella intentándose restregar con todo lo que podía.
–Mama, ya está.
Se acercaron a mi bailando, mi madre cogió las manos de Juan que estaban en su cintura y los dos se acercaron a mí, cogió la bolsa de hielo de mis manos y sin parar de bailar la dejó en el fregadero, se dirigieron otra vez hacia mi y mamá soltó las manos de Juan rodeando mi cuello, bailando los tres muy sensualmente, bajé la mirada y podía ver las tetas de mi madre como se movían a través de la fina camisa y las manos de Juan moviéndose por debajo de ellas como intentándolas coger.
Me estaba poniendo cachondisimo, en mi mente solo estaban las tetas de mi madre, deseaba que de un momento a otro Juan se las cogiera y las sacara de la fina tela y por fin ver sus pezones que tanto deseaba. Dejé caer muy suavemente mis manos hacia su culo acariciándoselo descaradamente, cuando sentí en mis manos la polla de Juan, no me lo podía creer aquella enorme polla estaba en el culo de mi madre presionándolo con fuerza.
Quité mis manos y las coloqué debajo de sus pechos rodeándolos con mis manos, pero sin tocarlos, y con los movimientos del baile dejando que mi dedo pulgar fuera poco a poco ganado terreno, cuando estaba a punto de llegar a rozarle el pezón, se acabó la canción.
–Ufff me encanta esta canción, ya está bien de baile, vamos a cenar, Raúl saca el hielo de la bolsa.
Juan y yo estábamos acelerados, y sofocados cogimos el hielo y lo echemos a la sangría.
–¿Que Sandra, otro baile mientras se enfría la sangría?
–Me parece que tú eres el que te tienes que enfriar Juan, la sangría se enfría enseguida, Raúl llena las copas.
Llené las copas, y brindemos sentándonos a cenar, durante esta y con la sangría, los tres íbamos subiendo la conversión de tono. Acabada la cena se levantó mi madre la primera. Y de nuevo bailando al ritmo que sonaba en la cadena de música, se dirigió a hacer café, nosotros no dejábamos de observarla ni un segundo, mientras subía el café se dirigió a un armario y sacó una baraja de cartas, las puso en la mesa y sirvió el café en la mesita del sofá.
–Aquí estaremos más cómodos, ¿os apetece una partida de cartas?
–Vale Sandra, quien pierda se quita una prenda.
–Eso vosotros, yo no me voy a quitar nada.
–Si hombre, mamá, entonces no tiene gracia.
–¿Es que te gustaría verme desnuda?
–Mamá, nos encantaría verte desnuda, ya sabes que es lo que estamos intentando desde que hemos llegado.
–Si ya lo sé, y por eso os vais a quedar con las ganas, yo si pierdo os contestaré una pregunta, y si perdéis vosotros haréis lo que yo diga.
–No es justo, Sandra.
–¿Que sugieres, Juan?
–Si tu pierdes dos preguntas cada uno, y si perdemos nosotros, nos haces una pregunta y hacemos lo que tu digas.
–Me parece bien, reparte cartas.
Repartimos las cartas y perdí yo.
–Bueno Raúl, primero la pregunta. ¿Eres virgen?
–Si mamá.
–Pues quítate la camiseta.
La siguiente ronda perdió mamá, y yo le hacia las dos primeras preguntas y luego Juan.
–¿Eres virgen mamá?
–Nooo, –riéndose
–¿Has estado alguna vez con dos hombres a la vez?
–Muchas veces ahora mismo estoy con dos, bueno si se os puede llamar hombres más bien chicos.
–No te he preguntado eso mamá, ya sabes a que me refería.
–Pues has perdido tu oportunidad, haber preguntado bien, te toca Juan.
–¿Has follado con dos hombres a la vez?
–No
–¿Te masturbas con consoladores?
–Sabéis que si, me lo habéis dejado bien claro esta tarde. Da cartas Raúl.
Tiré las cartas y volví a perder.
–Bueno Raúl, a ver que te pregunto, ¿desde cuando te pone verme y espiarme?
–Desde hoy mamá, nunca lo había hecho ni pensado.
–Quítate el pantalón.
–Solo llevo el pantalón, me quedaré en sin nada.
–Si queréis dejamos de jugar
–No, está bien me lo quito.
Me levanté, me quité el pantalón y dejé mi polla al aire como un mástil, mi madre me miró y me dijo riendo:
–Ya te puedes sentar Juan tira cartas.
Tiremos las cartas y perdió Juan.
–Bueno Juan, primero quédate igual que Raúl, sin ropa
Juan se levantó sin pensárselo, y en un segundo estaba totalmente desnudo con su polla apuntando hacia mi madre.
–Muy bien Juan, ahora la pregunta. ¿Qué es lo que más te gustaría hacerle a una mujer?
–Comerle el coño, nunca lo he hecho y creo que es lo que más me gustaría.
–Vale me toca repartir cartas.
Mi madre tiro las cartas y perdió, nos tocaba preguntar y ya íbamos a por todas, estábamos los dos, que sin darnos cuenta, contemplado a mi madre nos íbamos pajeando muy despacio.
–A ver mamá empiezo yo, quería saber lo que había pasado en la piscina. ¿Te has corrido hoy alguna vez?
–Si.
–¿Dónde?
–Me he corrido dos veces, cual quieres saber la primera o la segunda.
Oír a mi madre decir eso, me obligaba a tocarme la polla y pajearla muy despacio para no correrme.
–La primera
Me sonrió.
–En la piscina. Pregunta tu Juan y como no pares de tocártela te vas a correr.
Estábamos los dos pajeándonos como locos, y mi madre al vernos dijo:
–Vamos a cambiar de juego.
–No Sandra, que falta mis dos preguntas
–Vale di
–¿Te has puesto cachonda esta tarde en la habitación al vernos las pollas?
–Si.
–¿Y ahora estas cachonda?
Tardó un poco en contestar, mirando fijamente nuestras manos como subían y bajaban alrededor de nuestras pollas.
–Si y mucho, por eso os voy a proponer otro juego, de los dos el que primero se corra se va a su habitación y el otro se queda aquí y seguiremos jugando, pero no podéis dejar la paja podéis cambiar los ritmos, el que deje la paja pierde.
Al oír lo que decía mi madre estuve a punto de correrme y supongo que Juan también, los dos estábamos callados mientras mi madre empezó un juego que era imposible de ganar, se levantó del sofá y dejó de ser mi madre, era la tía más puta y cachonda que había visto en mi corta vida.
Se levanto la falda frente a Juan.
–¿Juan te comerías este coñito? míralo bien, ¿es lo que te gustaría? –mientras con su mano acariciaba su coño por encima del tanga sin dejar de mirar su polla, se arrodillo frente a él apoyando los codos en sus rodillas. Llevando sus manos a los botones de la camisa.– ¿Te gusta lo que ves, quieres que me la desabroche lentamente para ti?
–¡Siii Sandra siii!
Mi madre se iba desabrochando la camisa mientras me miraba con cara de zorra, porque sabía que era lo que yo más deseaba, frente a Juan. Por fin, la abrió dejando salir esas tetas tan deseadas y pude ver sus pezones rosados por primera vez, no podía más me iba a correr y no quería, solté mi polla casi sin poder respirar, cuando oí a Juan “¡ohhh siii!” soltando un chorro de leche en las tetas de mi madre.
–Nooo, yo no quería Sandra, no me quiero ir.
Entonces fue cuando me di cuenta lo guarra que podía ser mi madre.
–Si, pero te has corrido ya está.
–Sandra como ves no se baja, sigue igual.
–No sigue igual, esta mucha más pequeña, pero si te quieres quedar tendrás que limpiarme toda la leche que me has echado encima con tu lengua, –le decía mientras se quitaba la camisa por completo y sin que Juan le diera una respuesta mi madre se subió encima de él le cogió la cabeza y la dirigió a sus tetas.
Juan chupaba lamia y mordía como aceleradamente sin importarle que estuvieran llenas de su leche, mientras mi madre con una mano le dirigía la cabeza pude ver como la otra la tenía en la polla de Juan y la restregaba por su coño encima del tanga.
Ver ese espectáculo me estaba matando, de celos por no ser yo, y a la vez el morbo que me daba ver a mi madre sentada encima de Juan disfrutando como una zorra, y viendo cómo se restregaba la polla de Juan por su coño. Mi madre me miró, bajó su mirada a mi polla, que yo movía lentamente para no correrme, estiró su mano y yo la cogí acercándome justo al lado de ellos.
Se soltó de Juan y se arrodilló en el suelo en medio de los dos, entonces sentí el cielo, la mano de mi madre se acercaba a mi polla la cogió con suavidad iniciando una paja, estaba a punto de estallar y ella lo sabía. por lo que bajó el ritmo, sin soltarme la polla se incorporó y vi como su boca se dirigía a la polla de Juan y poco a poco iba desapareciendo.
Juan gemía como un loco y mi madre aumentaba la velocidad “¡oh sisisi no puedo masss siii!”. Y pude ver como le salía la leche a mi madre por la comisura de los labios que rodeaban su polla, pero si sacársela de la boca ni un solo instante, cuando notó que había terminado sacó su boca de la polla y con sus dedos se introdujo lo poco que quedaba y no se había tragado.
–Juan sube arriba, dúchate, prepara unos de tus cigarritos para ponerte a tono otra vez, y espéranos en mi habitación.
–Sandra lo que tu digas, es el día más feliz de mi vida.
Juan se fue a la habitación.
–Bueno Raúl madre e hijo solos no veas el morbo que me da, estaba padeciendo pensando que te ibas a correr, pero veo que eres un campeón. Ven cómele las tetas que tanto deseas a mamá.
Se tumbo en el sofá y comencé a comerle las tetas con desespero, mordiendo sus pezones duros como piedras, cogió mi mano y la deslizó por debajo de su tanga, podía sentir por primera vez el coño empapado de mi madre guiándome ella con su mano como enseñándome la forma de hacerlo, estaba tan mojada que sin darme cuenta tenía tres dedos metidos en su coño, más sus tres que me guiaban la mano.
–Ohhh si mi niño así así no pares muerde los pezones sin miedo así así ohhh siii deja las tetas y pon la polla en mi boca que la estoy desando desde esta tarde.
Le puse mi polla en la boca mientras movía mi mano dentro de su coño y ella se pellizcaba los pezones, se tragaba mi polla con mis embestidas no podía ni respirar, cogió mi mano y la apretó fuerte contra su coño, se estaba corriendo, su cuerpo daba espasmos mientras yo soltaba un chorro de leche dentro de su boca, gritaba de placer sintiendo como mi madre se tragaba toda mi leche hasta quedarme vacío dentro de su boca. Estuvimos un rato recuperándonos estirados en el sofá.
–Te ha gustado hijo
–Me ha encantado
–¿Alguna vez te habían comido la polla así?
–No mama ni así ni de otra forma, ha sido la primera vez.
Se acercó a mi lamiendo mi polla con su lengua muy despacio.
–Pues te digo lo mismo que a Juan, sube a ducharte, en media hora en mi habitación que la noche aun es larga.