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RELATO DESTACADO

Hetero - Pág. 3

Anatolia, flor de orgasmos

Si su coño era estrecho, su culo lo era aún más y esa sensación me provocó que me viniera en un río de semen, la sensación de ese chorro caliente hizo que Anatolía en una furia de placer tuviera su segundo orgasmo sus contracciones eran continuas y hacían que siguiera con mi lujuria de placer, tenía mis ojos cerrados y

Pelirroja… peligrosa (1ª parte)

Bajé la cabeza a sus tetas. Eran pequeñas, pero duritas, carnosas y finas, muy blancas, con unos pezones grandes muy rosas, con una aureola enorme pero que casi no se notaba de lo rosa que era, y unos pezones duros y pequeños, que mordí y chupé sin parar, metiéndome un buen trozo de carne de su teta en mi boca

La picazón oportuna

Quería saber qué tenía, y sólo recibía como respuesta un silencio que a esa altura me resultaba incómodo. Ella siguió tocándome y tocándome, y justo en el momento en que le iba a decir que se detuviera, la doctora curiosa me bajó mi ropa interior quedando mi enhiesto miembro al descubierto. "¿Y acá también te pica?" —me preguntó con picardía

Buscando mi placer

Se abalanzó sobre mí, me dio vuelta dejándome boca abajo y empezó a pasarme la lengua por el cuello, yo no tenía fuerzas ni para formular una palabra, bajó por mi espalda con su lengua hasta mi cola donde se detuvo, abrió mis cachetes con sus manos y hundió su cabeza llegando con su lengua a lo más íntimo de

Solos en la sala de juntas

Su boca llego hasta mi sexo, su lengua comenzó a lamer mi polla húmeda y ya no tan dura como había estado, sus labios la aprisionaron mientras sentía sus manos acariciar mis huevos, con suavidad, con dulzura. Poco a poco mi polla, comenzaba a ponerse nuevamente dura, sentía como el deseo renacía en mí, mientras su cabeza subía y bajaba

La chica de la residencia

Empecé a pasar mi lengua por su rajita, despacito, apoyando mi dedo índice en el clítoris, separando sus labios y empezando a lamer en su interior. Noté como ella temblaba, así que intensifiqué las lamidas, más fuertes y más rápidas. Empecé a hacer un torbellino con la lengua sobre su clítoris, metiendo dos dedos dentro de ella, y ahí empezó

Chofer privado

Al salir nos subimos al auto, pero está vez me siento al lado de él, seguimos con la charla y risas van y vienen cuando sin darme cuenta se estaciona en un lugar alejado que no se ve ni un alma por ahí. Se desabrocha el cinturón y va directo sobre mi para robarme un beso muy apasionado yo solo

Sexo con mi esposa

Con una de mis manos acariciaba su espalda hasta bajar a su trasero (el cual me encantaba acariciar en todo momento) como pude metí suavemente mi mano entre sus nalgas hasta que algunos de mis dedos se deslizaron hacia abajo y pude tocar su húmeda y caliente vagina, a lo que ella dijo “Así está para ti”, eso me hizo

El parador

Te agachas, te metes debajo del vestido, me bajas y me quitas las bragas, me inclino para dejarte más fácil el acceso, empiezas a lamerme el coño, tu lengua pasa por los pliegues de los labios vaginales, me mordisqueas el clítoris, entre gemido y gemido me agarro más fuerte a la almena, tu lengua penetra por mi vagina, ¡qué placer!

No se admiten romances en la oficina (1)

En ese estado cerré los ojos para concentrarme lo máximo posible en la mamada y no pude evitar que la imagen de su culo volviera a mi mente, haciéndome al principio más pendiente de mirar que disfrutar, pero pensar que la que me la estaba comiendo mi pene era la mujer que deseaba hace días me devolvió la excitación al

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