Una sesión de fotos inesperada. Sandy (9)

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Después de unos días, Diego me llama y me dice que quiere seguir viéndome, así no sea su novia oficialmente. Me dijo que le encantaba estar conmigo, le gustaba mucho y no quería dejar de verme. Me ofreció pagar por mis costos, y así dejar de trabajar. Soy consciente ahora de que vio la oportunidad de moldear a una mariquita de 1.82 m y 72 kilos para ser su mujer a cada una de sus expectativas, básicamente diseñar a su “mujer” perfecta, diseñada para cumplir con todos sus caprichos. Accedí y renuncié a mi trabajo.

Quedamos en ir de compras e invité a Claudia. Diego nos recogió y dijo que conocía un sitio muy bueno. En efecto cuando llegamos era una tienda de ropa bellísima, tallas que me entraban, ¡incluyendo los zapatos!, las dueñas trabajaban ahí y conocían todo muy bien. Las chicas se llamaban Luciana y Caro, bellísimas, especialmente Luciana, wow.

Entre todas seleccionamos unos vestidos, jeans, leggins, faldas, para todas las ocasiones. Fui a probarlos al vestidor, pero las chicas me llevaron a una sala privada pasando la oficina, este tenía un sofá y un sillón al lado opuesto, cada pared tenía un espejo, unas mesas y colgadores.

Diego se sentó en el sofá mientras le modelaba las prendas, Claudia me sugería poses y supervisaba mi caminata y coquetería. Había ido con una tanga cruzada de cintura baja, azul marino y con encaje de seda, era una delicia al contacto con mi piel, y claro, me mantenía excitaba en todo momento. Mi brasier seguía siendo el único que tenía con las siliconas que me daban un poco de busto. Claudia me enseñaba como quitarme la ropa de manera seductora, Diego se estaba volviendo loco teniendo a las dos en el vestidor, excitándolo con tanta seducción.

Iba donde él y le ponía una pierna en el sofá a su costado, me agachaba y lo besaba, me daba la vuelta para que me bese las nalgas mientras le meneaba bailando sensualmente, Diego aprovechaba y me daba palmazos que me daban escalofríos. Lo tenía muy excitado, sobre todo cuando me sentaba en sus piernas, le movía el culo en círculos, rozando su tronco mientras lo besaba. Los pantalones me daban una figura increíble, era consciente de que aún me faltaba desarrollar más caderas eso sí, los leggins eran ya de otro nivel de excitación para mí, rozar mis manos por mis piernas era delicioso y cuando Diego lo hacía, me excitaba aún más.

Tenía que apretar mi paquetito bien atrás al igual que con las falditas para que no se me vea el “detalle”, a Diego le gustaba como se me veía en calzones con mi paquetito a la vista, pero para salir si tenía que hacerme un “tucking”, sobre todo con faldas. Las chicas me ayudaron a elegir tangas, hilos, etc., ya no iba a tener un solo sostén. Habían de todo tipo, pero eso sí, “push up” todos. Lo que me llamó la atención era la variedad de zapatos y los tamaños, agarré de tacos 5 hasta 9 centímetros, abiertos, cerrados, botines, ya estaba un poco cansada pero muy contenta.

Las chicas me ayudaron con unos “body” de manga corta, larga, sin manga y ya con mi talla clara, me trajeron conjuntos de lencería. Le empecé a modelar un body negro de encaje y transparencias, tenía mangas largas y me quedaba atrás muy ajustado mostrando todo mi culo y con un hilo, su roce con mi piel me excitaba mucho. Mi macho estaba ya más de una hora con su cosota dura dentro del pantalón, lo miré con cariño y me puse de rodillas al borde del sofá y aproveché para darle una mamada rápida a mi hombre.

Diego tenía su verga al máximo cuando le bajé el pantalón, no desperdicié tiempo en tragármela toda, sabía muy rico. Mi macho me cogió de la cabeza y me empujaba para chupársela hasta el fondo, me encantaba ser sumisa para él. Quería que se viniera rápido antes de que regrese Claudia o las chicas de la tienda, pero era intoxicante el morbo de chuparle la verga a mi hombre en un vestidor público. Puse mi mano en la base de su tronco y empecé a chuparle del fresón hasta la mitad de su vergota, mirándolo con seducción y entrega, Diego se echó hacia atrás, disfrutando de esa mamada. Agarré su barra de carne y me empecé a dar de golpes en la cara y la lengua con él.

Mi macho se paró, se quitó la ropa muy rápido y me levantó para besarnos, me entró la sensatez por un momento

-no amor, no podemos, alguien va a entrar

-ven cariño, no te preocupes

Diego me empezó a besar el cuello y apretar mi culo, sentía su enorme pene apretando mi abdomen, me cogió de la cintura y me dio vuelta, yo retrocedí mi cara lo más que pude para besar su cuello, la colonia de Diego y sus caricias me estaban volviendo loca.

-no amor, no podemos, este conjunto es nuevo, se va a ensuciar

-me encanta como te queda, me excita mucho, lo vamos a llevar

Me puso en cuatro en el sofá, a lo largo del mueble, mientras que se paró en el borde y agachó su rostro por mi colita. Me empezó a pasar su lengua por mi coñito, con una mano acariciaba mi cola y con la otra sacó mi paquetito, Diego me empezó a masturbar en esa posición. A estas alturas ya se me olvidaba todo.

-penétrame amor, te necesito dentro de mí, ¡culéame por favor!

Mi coñito ya estaba mojadito, Diego lubricó su fierro con saliva y me la metió despacio, muy despacio. Empecé a gemir de dolor, mi macho sabía muy bien lo que hacía, dejó que su miembro se abriera campo dentro de mí de a pocos, centímetro tras centímetro, agghh, se sentía delicioso. Mis ruidos de dolor se convirtieron ahora en gemidos de placer, me encantaba que Diego me destrozara follándome, pero también me volvía loca cuando lo hacía despacio y profundo.

-Así mi vida, así amor, agghh, ¡así Diego!, oh cielo, que rico me haces el amor, uuhhmm

-toma cosita rica, siénteme todo dentro de ti, que rico culo tienes Sandy, me encantas amor.

Mis gemidos iban con cada embestida que me daba, lentos y largos, sentía como llenaba mis entrañas con su falo, cubriendo cada milímetro, ¡aghh!. El placer era intenso, seguía gimiendo, mi cabeza estaba contra el respaldar del brazo derecho del sofá, y mis manos se apoyaban para amortiguar los golpes de mi hombre que estaba acelerando el ritmo.

Claudia abrió la puerta y entró, la vi por el espejo, se detuvo un segundo mirándonos, apreciándonos, dejó la ropa en la mesa y se sentó en el sillón, disfrutando del show. Me miró por el reflejo del espejo, habrá visto mi cara atontada, hinchada de placer, y comenzó a disfrutar visualmente del cuerpo de mi hombre. Lo miraba con lascivia, se mordía los labios y se pasaba la lengua, ¡que perra!, delante de mí.

No podía quejarme, ella me había dado un show hace más de un mes y mostrado mucho, miré al espejo de frente, me veía preciosa, mi cabello ya me había crecido hasta debajo del cuello, totalmente planchada, hermosa, y detrás veía a mi macho, guapo, fuerte, musculoso, dándome una rica follada. Diego me estaba dando ahora ya rápido y fuerte, me alocaba que hiciera eso agarrándome con ambas manos de mi cintura, me hacía sentir tan sumisa, empecé a gemir más fuerte.

Mi macho salió de mí y me dio vuelta otra vez, echándome en el sofá, abrió mis piernas y me clavó su verga, ¡aagghhh!!

-¡sí! ¡sí! ¡sí! ¡así, que rico!, ¡aagghh!! ¡aaghh!! ¡aaghh!

Empecé a vociferar más alto, Claudia que se estaba sobando la panocha, se levantó y se arrodilló a mi costado, tapándome la boca con su mano para que no haga un escándalo en la tienda. La otra mano la metió en su coño húmedo, volteó y lo miró a mi hombre, era una visión de ensueño para cualquier mujer, él me estaba follando y con una mano me masturbaba, yo con las mías apretaba mis pezones.

-C: así Diego, dale a tu perra, fóllala, ¡fóllala!, dale como a la perra que es. La has convertido en toda una perrita golosa.

Diego bufaba como un toro, el sudor caía por su cuerpo, la excitación lo tenía muy concentrado, me cogió de la cintura para darme con más fuerza, Claudia retomó entonces la masturbación de mi paquetito.

C: así, dale, saca a la mujer que lleva adentro Diego, hazla mujer, ¡hazla mujer!

Volteó su cara, sacó su mano de mi boca y me empezó a besar mientras me seguía haciendo una paja increíble. Yo gritaba en la boca de Claudia, no podía más y me corrí en su mano y en mi estómago.

-¡agghh!! ¡agghh! ¡agghh!

Fue demasiado y Diego comenzó a llenarme con su leche que casi me da un segundo orgasmo. Se salió de mí y se sentó al costado, jadeando, respirando con dificultad. Claudia movió su cabeza y limpió mi paquetito con su lengua, de ahí se agachó y puso su lengua en mi orificio, esperando que cayera el jugo de hombre que Diego me propinó. Se lo tomó todo mientras que se masturbaba, no demoró en correrse y vimos como Claudia echaba un “squirt” por el piso.

C: les voy a hacer una buena sesión de fotos, son una pareja bella, y tienen una química increíble, se merecen unas fotos lindas como pareja y una sesión de sexo brutal capturado por mi lente. Diego y yo aceptamos, quedamos para el día siguiente.

Esa tarde comenzó con Claudia Y Franchie seleccionando prendas, lencería, vestidos, y accesorios para la sesión. Estábamos en nuestra suite en el hotel que Diego separó para nosotros, Franchie como siempre me maquilló muy bien, cada vez se me veía más pasable y femenina. Esta vez usé una peluca que compramos la noche anterior, muy real, el cabello era lacio de color negro, me llegaba hasta la mitad de la espalda y con un cerquillo recto y capas a los costados (me parecía a Dakota Johnson en “fifty shades freed”).

Mientras tanto, Claudia puso sus luces en ciertos puntos de la suite. A la mitad de la tarde comenzamos con fotos mías, la habitación era muy elegante y las ventanas daban una vista hermosa de la bahía. Empezamos con fotos en leggins, tops cortos mostrando mi ombliguito y mis hombros marcados, nunca pensé que se me vería bien en jeans de chicas, pero ahí estaba, llenándolos con mi colita y mis caderas que ya estaban empezando a verse más llenas producto de la dieta y ejercicio que estaba llevando.

Pasamos a vestidos, cortos de verano, de cuero, de tela elástica, muy apretados, vestidos de noche elegantes, y otros más calientes para ir a bailar. Mientras yo posaba, me hacían bailar y entre las tres bailábamos sensualmente para el lente, capturamos un par de las tres, muy “sexies”. Franchie aprovechó para tomar varias de mi rostro para su catálogo de maquillaje, no paraba de decirme lo bella que se me veía, y pensar que cuando empecé con mi transformación no lo procesó muy bien que digamos, ahora me daba halagos.

Diego aún no llegaba, si bien la idea de una sesión de fotos para su mujercita le encantaba, como típico hombre le aburría la idea de estar ahí todo el día sentado, así que se la pasó en el bar, igual con las chicas estábamos ya por la tercera botella de vino. Cuando subió a la suite, Franchie se despidió después de darme una última retocada al maquillaje, Diego se quedó fascinado con mi cabello y se notaba que ya venía empilado con los tragos, pero nosotras ya estábamos semi borrachas.

Diego tenía puesto un pantalón de vestir negro el cual resaltaba sus muslos fuertes y su cola hermosa, ummm, y lo acompañaba con una camisa negra manga larga muy elegante la cual lo usaba fuera del pantalón. Llevaba 3 botones desabrochados dando a ver las líneas perfectas de sus pectorales y un collar con un dije de plata, un reloj omega en la mano izquierda y zapatos con punta de cuero. Me derretía de solo mirarlo, ummm, de verdad me volvía loca este hombre.

Yo tenía un “vestido” blanco, semi transparente, y digo “vestido” porque parecía para mí una blusa larga que me llegaba hasta un poco más abajo de los muslos, manga larga y un poquito suelto. Me habían puesto una correa de metal que eran círculos metálicos entrelazados, estos apretaban mi cintura y levantaba el vestido hasta los muslos y por atrás unos 5 centímetros debajo de donde ya se vería mi colita grande y redonda. Abajo tenía una tanga blanca de tiro bajo que se metía deliciosamente por mi raja y levantaba aún más mi colita, esa tela acariciaba mi piel de una manera muy rica y excitante.

No llevaba brasier y mis pechos se veían a través de la blusa muy ligeramente, aunque mis pezones estaban tan excitados que empujaban la tela hacia afuera coquetamente. La blusa estaba abierta hasta la altura de mi esternón, pero llevaba un collar que en realidad eran como 4 collares gruesos que caían hasta cubrir mi piel y hacían juego con la correa. Para completar el juego, tenía unas botas negras de cuero que llegaban hasta arriba de mis rodillas, la verdad es que era un bombón y viéndome en el espejo me daba ganas de follarme a mí misma.

Claudia comenzó con un par de fotos de mi hombre, me decía que eran para ponerlas en mi cartera y en la mesa de noche de mi cama. Diego seguía las instrucciones de Claudia, ella de vez en cuando se acercaba y le acomodaba la camisa, de cuando en cuando parecía coquetearle mucho a mi hombre, seguramente eran los tragos.

Claudia estaba también muy apetecible, con unos tacos 10 ya que era un poco baja, una minifalda de denim negra que con las justas y le tapaba el culo y un top pegado al cuerpo con tiras y que llegaba hasta por encima del ombligo, dejaba ver unos senos jugosos y duritos, por momentos la miraba con ojos de hombre, me daba bofetadas en la mente y regresaba a mi estado de mujer.

Modelamos para Claudia y su lente por media hora, tomando fotos juntos, éramos una pareja linda. Me encantaron algunas, Diego sentado en el sofá y yo sentada en sus piernas con mis brazos en su cuello, otra con él arrimándome contra la pared, con su mano en mi cintura y mi pierna doblada, en el balcón tuvimos varias fotos preciosas con el mar al fondo.

Entre foto y foto, los tres le dábamos más al vino, Claudia aprovechó una pose donde yo estaba en cuclillas con mi brazo pasando por detrás de la pierna de Diego, y mi macho jalándome el cabello despacio en pose dominante, ella se acercó y desabrochó todos los botones de Diego, abrió su camisa para que su pecho y abdomen se vean. Desde esa posición le dije:

-corazón, él se puede desabrochar solo

C: es solo para mantener la imagen Sandy, nada más

Me puse muy celosa por dentro, pero a la vez me puso muy cachonda, en ese momento recordé las cosas que la misma Claudia me había enseñado un mes atrás. Puse mis pies juntos y abrí un poco las rodillas, desabroché el pantalón de Diego y se lo bajé junto con el bóxer hasta los tobillos. Con una mano empecé a sobar mi chochito, rozando esa tela deliciosa contra mi paquetito, y con la otra masturbaba su verga de 18 cm que ya estaba dura.

Con los ojos invité a Claudia a que se acercara para tomar fotos o video. Ella capturó unas fotos increíbles de lo buena que me estaba convirtiendo en darle placer a la verga de un hombre. Me olvidé de Claudia y comencé a mamarle su tranca a mi macho, dejé de sobarme, sentía como mi tanguita estaba mojada de mi líquido. Yo ya le estaba metiendo una buena paja, rápida, una mano en la tranca y la otra acariciando los huevos hinchados de Diego, llenos de semen. Se veía su líquido pre seminal y me animé a mirar a Claudia, puse mis dos manos detrás de mi espalda como si tuviera esposas que me aprisionaran y volteé a mirar a mi hombre.

Claudia aprovechó para tomarme fotos y de verdad que se me veía muy puta, pero a la vez súper sexy, igual a ella cuando me enseñó como hacer eso. Era una combinación de mamada de garganta profunda y de Diego follando mi boca, la cantidad de saliva era increíble y chorreaba por mi garganta, Diego se detuvo, se quitó la ropa y me cargó a la habitación, Claudia venía detrás capturando todo en su cámara.

En la recámara, Diego me tiró en la cama, como su muñeca de trapo, mientras tanto Claudia prendía las 2 cámaras que tenía puestas en la habitación. La excitación me absorbía por completo, mientras Diego subía a la cama, me quité la correa y el collar, Diego tiró de la blusa y rompió los botones, quitándome el vestido de un golpe, y yo ya rogaba porque me destrozara en la cama. Me jaló de las piernas abriéndome al máximo, yo era muy elástica, no me lubricó, su verga estaba mojada de su jugo pre seminal y me la metió de un golpe.

Grité, me dolió un poco pero mi hombre empezó a follarme despacio y se me nubló la mente. El placer se apoderó de mí casi de inmediato y mis gemidos sentenciaron mi sumisión, estaba entregada y rendida a él. Mi macho cogió mis manos, las puso encima de mi cabeza y sentía que perdía el oxígeno, era suya, era su puta, su mujer. Me volvía loca cuando me penetraba así, lento y muy profundo, sentir su verga recorrerme por dentro en su totalidad era lo máximo. Diego soltó mis manos, pasó las suyas por debajo de mis nalgas y me apretaba contra él, era imposible estar más adentro de mí.

Esa posición misionero era rica, Diego me estaba comiendo a besos mientras me penetraba hasta el borde de partirme el coño en dos. Me empezó a susurrar al oído mientras yo solo podía gemir y pensar en el placer que me estaba dando.

D: creo que tu amiga está volviéndose loca con todo esto, se le ve con ganas de ser follada

La miré de reojo, en verdad estaba con la cara hinchada, se había quitado la ropa la muy puta, tenía casi toda mano dentro de su concha y gemía muy fuerte.

D: ¿quieres que la folle un rato?

Recordaba que mientras te follan así de rico, pierdes el control de ti, yo estaba débil mentalmente, podía decirle sí a lo que quiera.

-aghh, aghh, ¡no!, aghh, aghh, !no!, tu eres mío, eres mi hombre, aghh, agghh

Le dije mirándolo firmemente mientras mi alma se me escapaba con cada clavada que me daba este macho hermoso.

D: pero se le ve que necesita ser satisfecha, ¿quieres dejarla así?

-¡eres mío carajo! ¡eres mi hombre! ¡NO!

Mientras Diego soltaba una pequeña sonrisa, lo empujé hacia atrás, me paré de la cama y fui donde Claudia, la cogí de una mano y la llevé con firmeza del sillón a la cama. La tiré en la cama, casi al borde, me subí, la abrí de piernas y le clavé mi falo. Un grito de placer salió de su boca, sus ojos mostraban lo sorprendida que estaba de esto. Empujé sus piernas contra ella y me le tiré encima para follarla profundamente. Volteé a mirar a Diego, estaba con cara de sorpresa, pero a la vez matándose de la risa.

-ven acá y culea a tu mujer, ¡culéame! le ordené.

Diego no me obedeció, dejó que me la follara a Claudia, volteé y vi que se estaba haciendo una paja lenta, mirándonos, me dio un beso volado. Miré a Claudia, se estaba mordiendo los labios, me acerqué y la besé, la besé con fuerza mientras empecé a follarla con furia, le estaba dando un mete y saca con estacadas largas. Sentía como mi paquetito estaba al máximo y se movía dentro de la vulva de Claudia con toda libertad, su concha estaba mojadísima, nunca había sentido un coño tan mojado en mi vida.

Claudia gemía en mi boca, Diego apareció por mi costado, tenía una de las cámaras de ella y nos estaba filmando, me excité más y la penetraba con fuerza, como nunca había follado a nadie. Claudia gritaba de placer, me abrazó con fuerza, trayéndome hacia ella y tuvo un orgasmo gigante, la habitación se llenó son el sonido de su placer. Bajé el ritmo, la empecé a follar despacio, quería venirme dentro de ella cuando siento que Diego se pone detrás de mí, agacha mi cuerpo contra el de Claudia y me vuelve a clavar su mástil.

D: son unas perras las dos, wow, ¿así que te gusta follar mujeres aún? ¡perra!

Diego me empezó a penetrar con fuerza, casi como castigándome por el atrevimiento, pero la verdad es que era indescriptible el placer que sentía. Miré en el espejo del costado, Claudia echada, totalmente doblada con los pies a la altura de su cabeza, me veía encima de ella con mi verga aún dentro de su coño, follando a la amiga de mi novia mientras estaba vestido de mujer (y que belleza de mujer), y un hombre súper dotado clavándome su polla en mi culo, ¡mierda!, pensaba yo, que momento tan increíble.

Yo ya no le movía mi verga a Claudia, solo estando dentro de ella y con los movimientos brutales de Diego era suficiente para que los tres estuviéramos gozando del sexo a su máximo esplendor. Claudia y yo seguíamos besándonos, gimiendo nuestro placer de boca en boca, no pude más.

-¡me corro! ¡me corro! ¡así amor! ¡danos así, que rico! Aghh, ¡aghh!, ¡agghh!

C: vente dentro de mi coño Sandy, ¡córrete dentro de mí, perra! ¡somos unas perras!

Empecé a gritar de placer y le llené el coño a Claudia con mi semen, la inundé más bien.

C: ¡agghh! ¡agghh! ¡sí! ¡sí! ¡me corro! ¡me…!

Claudia se volvió a correr y todo este morbo lo llevó a Diego al punto máximo, se salió de mí, se acercó a mi costado y comenzó a correrse en mi cara. Ummm, abrí la boca y me tragué ese líquido al que ya era adicta. Diego se sentó, miré hacia abajo y la veo a Claudia con cara de puta golosa, abrió la boca y dejé caer la leche de Diego. Nos empezamos a besar y a compartir del semen de mi hombre.

C: que par de putas que somos Sandy, eres una bomba de morbo y belleza, que gusto que Tania te haya apoyado en tu transición

¿Tania?, me pregunté, acabo de follar a la amiga de mí novia y la llené de leche. Pero era Sandy en esos momentos, ¿le fui infiel o nó?. Cada vez reconocía menos a la persona que era solo dos meses atrás/ El verano se acababa y tendría que regresar a mí vida antigua, cada vez me gustaba más el ser mujer, ¿qué hacer?, pensaba. Al carajo con todo dije, ya nada importaba, la llevé de la mano a Claudia hasta el sofá de la sala de la suite. Ahí le metí mi falo en su boca e hice que me la chupara, la volví a follar hasta que me vine en su boca, ella tuvo otro “squirt”. Claudia se bañó y la envié a casa en taxi. Sin siquiera despedirme de ella fui a acostarme con mi hombre.

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