Uno por dos

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T. Lectura: 7 min.

Aquí vuestra autora Selene, aquí os dejo un relato fantasioso salido de mi humilde y perversa imaginación para vosotros y vosotras lectores y lectoras.

¡Espero que os guste!

Soy un chaval bastante normal diría yo, de tez morena, ojos morenos, cabello oscuro y corto, no soy muy fuerte pero tampoco muy flaco, estoy en un término medio. ¿Mi altura? como la media diría yo, 1,76 cm. ¿Qué cuánto me mide? 23 cm, na es coña, 18 cm. ¿Es importante ese dato? Puede ser ya que la experiencia que contaré es digna de ser leída.

Pasó un sábado noche a la una de la madrugada, estaba jugando a la play hasta que vi el teléfono sonar sobre la mesa, me fijé y vi que era mi novia, la cual se llama Raquel, llamándome. Razonablemente contesté.

-¿Raquel? ¿Pasa algo?

Me extrañó mucho que me llamase a esas horas y más sabiendo que iba a ir de fiesta con su mejor amiga, Carla.

-Caaarlooos

-¿Carla?

-Caaarlooos, contesta caaa…

-¿Carla que te pasa?

Su voz sonaba muy vacilona y de fondo se escuchaban risas de mi novia.

-¿Por qué me llamas desde el móvil de Raquel?

-Carlos, ven a mi casa que tu chica te necesita.

-¿Por qué? ¿Va todo bien?

-Cariño no te enfades -Dijo Raquel de fondo sin apenas vocalizar.

-¿Me podéis contar qué está pasando?

-Carlos -Me contestó Carla-. Escucha, yo y Raquel estamos… fumadísimas ¿vale?

-¿Qué habéis fumado?

-Hierva jajaja

-Ni gracia.

-Tu chica te necesita Carlitos, ven que casi le da un amarillo a la querida Raquel.

-Os voy a matar.

Apagué la play, me cambié de ropa y fui con la moto directamente a la casa de Carla. Al llegar a su puerta llamé por el móvil a Carla en tres ocasiones.

-Contesta coño.

Probé a llamar al móvil de Raquel.

-¿Si? -Contestó Carla de nuevo-.

-He llegado.

-¿Donde?

-A tu casa.

-Ahora bajo.

Tras un rato esperando en la fría noche me abrió Carla. Ella era una chica con un estilo muy gótico a la hora de vestir, era de tez pálida, pelo negro semitintado de rojo por las mechas y corto, ojos negros y siempre con un delineado, labios carnosos y muy bajita, otro aspecto a destacar de ella eran sus grandes muslos.

Al abrir, ella estaba en pijama y con el pelo muy desecho, sus pechos eran de tamaño normal, pero por sus pezones perforados me di cuenta de que no llevaba el sujetador puesto, haciendo que parecieran más grandes de lo normal y además dejaban a la vista un escote que mostraba un tatuaje en sus pechos. Su cuerpo estaba lleno de tatuajes sin sentido alguno: uno de un monigote, otro de Tom y Jerry, corazones, cuchillos, uno de una chica desnuda… y así muchos.

-Hueles fatal -Dije al percibir el olor a porro-.

-¿Dónde quedaron los modales?

Entré con ella y nos dirigimos directamente a su habitación, donde estaba Raquel, una chica de tez blanca, cabello castaño largo y ojos también castaños. Su cuerpo era esbelto, tenía las tetas pequeñas pero un culo envidiable, cosa que más me encantaba de Raquel. Ella estaba tumbada, llevaba puesto un tirante y unos shorts y a juzgar por los ojos rojos parecía bastante ida.

-Raquel, ¿estás bien?

-¿Carlos? -Me contestó mientras me toqueteaba con las manos.

-Si soy yo, ¿has fumado mucho?

-Cielo por favor no te enfades.

-No me voy a enfadar, ¿pero estás bien?

Estuvimos charlando un rato ella y yo, Carla se fue a por un poco de agua para Raquel, cuando llegó Carla estuvimos otro rato esperando a que se calmase, no había fumado mucho pero le subió rápido, Raquel no era adicta pero sí le gustaba fumarse algún porro en ocasiones especiales, como aquella noche.

-¿Te encuentras mejor? -Preguntó Carla-.

-Si la verdad es que si, gracias.

-Menos mal, empezaba a preocuparme.

-Oye Carlos, Raquel y yo estuvimos hablando de algo… queríamos decírtelo.

-¿Sobre qué?

-Raquel, mejor díselo tu

-A ver, a Carla y a mí… la verdad es que lo hemos hablado mucho y queríamos hacer un trío contigo…

-Estáis fumadas las dos.

-No no no -Se acercó Raquel-. Lo decimos en serio, queremos follar contigo.

Raquel me besó y me miró seriamente.

-Queremos hacerlo.

No supe cómo reaccionar, la verdad la idea me sorprendía pero no sabía cómo procesar todo eso. Yo me llevaba muy bien con Carla ya que muchas de las veces que había quedado con mi novia, Carla se venía y pasaba el rato con nosotros. También muchas veces recurrí a ella para preguntar sobre cosas que a Raquel le gustasen ya sea para regalarla algo por nuestro aniversario, su cumple o alguna ocasión especial. Era una chica bastante decente y a la vez muy facilona, pero en situaciones serias era una persona ejemplar.

-Espera, ¿vas en serio?

-Vamos en serio Carlos -Dijo Carla mientras se quitaba la camisa, dejando sus grandes tetas a la vista, debajo de las cuales había otro tatuaje que las rodeaba-.

-¿No te gustan sus tetas cariño? -Raquel se acercó a Carla a lamerle una de sus tetas-. Míralas que grandes y jugosas.

Raquel y Carla comenzaron a besarse delante de mí, Carla le quitó el tirante que llevaba y dejó sus pechos a la vista para luego proseguir con sus besos.

-Vamos Carlos, quítate la ropa -Me dijo Carla mientras Raquel le comía las tetas-. Te va a gustar.

Las dos se acercaron a mí, me pusieron de pie, me bajaron los pantalones, me quitaron la sudadera y la camisa dejándome solo en boxers.

-Parece grande.

-Ahora probarás la polla de mi novio.

Las dos estaban de rodillas frente a mi miembro, bajaron mi bóxer y dejaron a la vista mi pene erecto, apuntando hacia delante y palpitante. Carla fue la primera en metérselo en la boca, mientras me la chupaba yo intercambiaba miradas con las dos, a veces miraba a Carla quien me miraba de reojo mientras se metía toda mi polla en la boca y otras veces miraba a Raquel quien estaba sonriendo y parecía muy excitada.

-¿Te gusta la polla de mi chico?

Carla dejó escapar un gemidos afirmando la pregunta. La verdad es que lo chupaba muy bien, babeaba mucho y me excitaba ver su cara de puta gótica chupándomela. Raquel empujó su cabeza contra mi miembro dejando mi polla en lo profundo de su garganta, que bien se sentía tenerla adentro de su boca, al sacarla tomó aire y se rio. Las dos se besaron de nuevo, cambiando el líquido de mi pene en sus bocas.

Raquel se puso en frente, me masturbó y comenzó a chupármela a un ritmo acelerado, como a ella le gustaba hacer. En algunas ocasiones se la sacaba, me masturbaba y me chupaba los huevos para luego volver a seguir con el oral. Carla se puso de pie y me besó, fue un beso apasionado, largo y húmedo, yo pasé mis manos sobre su culo agarrándolo y moviéndolo mientras con la otra mano empujaba la cabeza de Raquel hacia mi pene.

Tras el oral las dos se desnudaron por completo, Carla se puso a cuatro en el borde de la cama, Raquel se tumbó delante de ella con las piernas abiertas dejando su coño en frente de ella. Yo acerqué mi pene al coño de Carla, puse mi glande junto a su coño y fui penetrándola lentamente, su coño estaba caliente y muy húmedo, Carla soltó un gemido agudo rogándome que la metiese entera. Ya dentro de ella comencé a follarla lentamente, sintiendo su caliente vagina y viendo su culo con un tatuaje que decía “I love sex” delante de mí.

A la vez que yo me la estaba follando, Carla le estaba comiendo el coño a Raquel, quien me estaba mirando con cara de zorra excitada. Fui aumentando el ritmo hasta moderarlo al que a ella le gustaba, la estaba empotrando violentamente para que gimiese más alto, los gemidos de las dos resonaban por toda la habitación. Carla gritaba de placer en el coño de mi novia y ella me decía que la follase más fuerte y que no parara. Tras un rato así, hicieron un cambio, Raquel se puso en cuatro y Carla se puso frente a ella y comenzamos de nuevo con el juego.

Comencé a follarme a Raquel de la forma y con el ritmo que a ella le gustaba, rápido y con azotes. Los gemidos de Raquel eran más altos que los de Carla y su coño era más apretadito también. El gigante culo de Raquel vibraba cada vez que chocaba y era inevitable quedarme hipnotizado. Carla me miraba con expresión de puta en celo mientras se agarraba de las tetas y disfrutaba del oral que le estaba haciendo mi novia.

Después de follármelas terminé agotado, me tumbé en la cama, las dos estaban delante de mi besándose y manoseándose los coños, Raquel le metió los dedos a Carla y comenzó a masturbarla mientras las dos me miraban y sonreían entre gemidos. Después de ello se acercaron y comenzamos a besarnos los tres a la vez, intercambiando saliva y suspiros calientes. Después de nuestro beso, Raquel se puso encima de mi miembro y Carla se sentó encima de mi cara rodeándome con sus gruesos muslos y encarándose a Raquel. Raquel comenzó a cabalgarme, y yo a comerle el coño a Carla.

Fui pasando mi lengua entre sus labios, por su clítoris e incluso su ano, le estaba gustando ya que no paraba de gemir, el sabor y la suavidad de su coño mojado eran increíbles, su vulva estaba caliente y era gordita y rosadita, pero estaba más rojiza de lo normal por la follada de antes. Mis vistas no eran muchas, pero eran increíbles, veía el gran culo de Carla aplastándome la cara, sentía a Raquel cabalgándome el pene y estaba seguro que las dos se estaban besando mientras gemían.

Raquel se quitó para que Carla se pusiese en su lugar y me cabalgase, la tenía en frente de mí, mirándome mientras se metía poco a poco mi miembro a la vez que su expresión iba cambiando a una cada vez más placentera. Una vez que estaba entera dentro de ella, comenzó a cabalgar apoyando sus manos en mis pechos. En su vientre, cerca del coño, tenía otro tatuaje que ponía “Insert here” con una flecha apuntando a su vagina. No pude evitar agarrarle las tetas y sentir como botaban, eran preciosas y se me hacían más atractivas con los pezones con piercings.

Raquel la manoseaba el cuerpo y la besaba, me miraba lujuriosamente y se masturbaba el coño viendo cómo me follaba a su mejor amiga. Carla era digna de admirar, su cara sudorosa y su expresión facial de disfrute era irresistible y sus grandes tetas con los pezones perforados eran hipnotozantes, todo su cuerpo era increíble, verla cabalgando y escucharla gemir me estaba encantando.

Hizo una pausa para besarme con un largo y cálido beso y prosiguió con la cabalgata, se puso a gemir por todo lo alto, como si quisiera que todo el vecindario supiera que se la estaban follando y por fin llegó al orgasmo que la dejó temblando. Su cara estaba muy sudada, su coño estaba rojizo y mojado y el delineado estaba desecho, Raquel la besó con mucha pasión, Carla la respondió con la misma intensidad.

Raquel se tumbó con las piernas abiertas, Carla se puso al lado de ella para toquetearla los pechos y besarla, yo me puse en frente y fui metiendo la polla poco a poco a Raquel para luego empotrarla ferozmente. Sus tetitas botaban y todo su cuerpo era empujado por mis embestidas, con cada penetración ella soltaba un grito de placer, Carla por su parte la masturbaba por encima del coño y la besaba en la boca, las tetas, el cuello…

Me excitaba verlas tan juntas, con sus caras de putas satisfechas, besándose y gimiendo como locas. Tras muchas embestidas feroces contra su coñito que sonaban por todo el dormitorio, Raquel también llegó al orgasmo. Las dos rieron y se volvieron a besar pegando sus dos cuerpos y soltando profundos gemidos.

-Quiero que te corras en mis tetas.

Me puse de pie, las dos se arrodillaron enfrente de mí, Carla agarró sus tetas y comenzó a masturbarme la polla con ellas mientras me miraba deseosa de mi semen. Raquel me chupaba y lamía los huevos. La sensación en conjunto era increíble, inigualable, me corrí en sus tetas mojando su pecho tatuado y parte de su cara. Raquel le lamió los pechos y la besó compartiendo mi semen en su húmedos labios.

Tenía la polla enrojecida, nunca había experimentado nada parecido, me senté cansado en el borde de la cama, mirando como las dos se besaban y manoseaban sus espléndidos cuerpos de putas. Las dos me miraron y vinieron a besarse conmigo, primero fue con una y luego con otra y así continuamente.

-¿Vamos a ducharnos? -Dijo Carla con una sonrisa-.

-Si creo que nos hace falta una buena ducha.

-Buen plan -Dije agotado-.

Ya en la ducha nos ayudamos entre los tres para lavarnos y limpiarnos.

-¿Qué tal te ha parecido cariño? -Dijo Raquel-.

-La verdad no tengo palabras.

-Podríamos repetir. -Dijo Carla mientras se lavaba el pelo-.

-Cuando quieras, contigo siempre compartiré mi novio.

Se volvieron a besar y manosearse las tetas y sus culos mientras se reían. No supe con qué tipo de chicas había acabado, pero no me quejaba, siempre es bueno tener de más ¿no?

Espero que os haya gustado el relato.

¡Besos!

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