Mi madre se había divorciado hace menos de 2 años y no tardó en casarse de nuevo con otro hombre, desde que me lo presento sentí un palpitar en mi coño.
Era alto, musculoso (pero no demasiado), con barba de candado y se veía que cogía durísimo. Traté de llevar la relación lo más distante posible y él igual, siempre fue muy indiferente conmigo, pero todo cambió la noche que vi a mi madre entrar con un hombre y una mujer a la casa, la curiosidad me comía, así que en silencio espié y mi sorpresa fue grande cuando supe que ella se enrollaba con hombres y mujeres, engañando a mi padrastro, esto me dio una luz verde. Si ella podía estar con más personas, mi padrastro también ¿no?
Estaba harta de fingir que no soñaba con poder probar su rica verga, mamársela hasta que me ahogara y me comiera toda su lechita, quería que me la metiera tan duro y rápido, quería verlo comerme mi coñito y venirme en su cara, no podía reprimir más ese deseo.
Así que a los días siguientes cuando llegaba del trabajo, yo casualmente aparecía en la sala, sin sostén y playeras diminutas o faldas que me hacían un culo espectacular, él siempre me veía serio, con su mirada penetrante qué se perdía en mis pezones o en mi culito.
Una noche mi madre salió como de costumbre a cogerse a alguien más y mi padrastro llegaría a casa en cualquier momento, así que tome la oportunidad para poder cumplir mis fantasías.
Al abrir la puerta principal, lo primero que daba era la sala de estar, así que me senté tranquila a esperar a que llegara. Traía puesto una falda diminuta con una tanguita blanca qué apenas y tapaba mi ya mojadito coño y arriba preferí estar sin sostén, así que mis tetas estaban libres y mis pezones parados.
Cuando escuché el coche en la entrada, sin descaro me abrí de piernas, moví tantito mi tanguita y me empecé a masturbar. Cuando la puerta principal se abrió, no deje de masturbarme aun cuando mi padrastro entraba con una rubia riquísima. Inmediatamente camino hacia mí y me jalo del brazo hasta el cuarto de lavado, mientras la rubia salía de nuevo de la casa.
—¿Me podrías explicar qué coño te pasa? —Seguía jalándome muy fuerte del brazo y eso me excito aún más.
—¿Vas a ir a cogerte a esa puta? —Le dije mirándolo a los ojos, me apretó un poco más y mi mirada lo recorrió, hasta ver el bulto qué se la había formado en el pantalón.— Mejor cógeme a mí, yo puedo ser tú putita. —Me acerque a él y le lamí la boca. Me soltó del brazo y con una mano me tomó de la cara.
—¿Eso quieres? —Solo solté un gemido como respuesta y después de eso me volteo bruscamente, haciendo que mis tetas quedaran encima de la lavadora y mi culito parado. Se puso un cuclillas y empezó a masajear mi trasero.
—¿Eso quieres, putita? —Me bajo la tanguita de jalón y de Inmediato sentí su rica lengua en mi culito. Empezó a chuparme tan rico mientras me nalgueaba.
No podía dejar de gemir, hasta que sentí sus brazos fuertes cargándome. Me puso arriba de la lavadora y me pidió abrir las piernas para él, así lo hice y en seguida me estaba comiendo el coño, lo hacía tan rico…
—Espera, creo que… —Me quede callada porque sentí que me iba a venir, su lengua tibia lamia mi coño rápido y sentía su barba, lo que me calentaba aún más y me vine cuando sentí que me metió de jalón 3 dedos, le bañe la boca con mis jugos y él no dejo nada, eso me excito aún más.
—Ven. —Me jalo del pelo y me arrodillo ante él, se bajó con pantalón y los bóxers con una mano y sentí la gloria al ver su verga venuda y parada, me la metí a la boca y empecé a mamársela mientras el me empujaba más.— Trágate mi verga, putita, así.
Me sentía en el cielo, justo así quería que fuera esto, duro y aumento más cuando con su mano libre me metió una cachetada qué me calentó aun más, le escupía en la verga y luego volvía a mamársela como si estuviera muriendo de hambre.
Antes de que se viniera me levanto y me recargo de nuevo en la lavadora, abrió mis nalgas y me escupió en el ano, metió un dedo y gemí durísimo, luego metió otro y de golpe me metió la verga en el coño y otro dedo al ano y empezó a darme durísimo, me agarre de lo que pude, cada vez me daba más y más duro mientras me nalgueaba fuerte. Luego me volteo y me sentó en la lavadora me metió la verga y me empezó a comer las tetas, me las chupaba, me mordía los pezones y me palmeaba las tetas con sus grandes manos.
Yo por mi parte movía las caderas hacia adelante, quería que me diera más duro.
—Más papi —al parecer eso lo excito más porque me empezó a dar durísimo y también a cachetearme.— Méteme los dedos en el culo. —Le pedí y de inmediato me volteo me abrió el culo y me penetro, al principio me dolió, pero en cuanto paso el dolor me empezó a dar rápido y a nalguearme. Me sentía como una puta y eso me gustaba, estarme cogiendo a mi padrastro en el cuarto de lavado me mojaba aún más y mientras me daba por el culo yo solita me empecé a masturbar.
Ni siquiera me contuve a gritar, gemir y pedir qué me diera más fuerte.
Sentía toda su deliciosa verga en mi culo y sus huevos chocaban con mi coño, que rico sentía. Pare más el culo para sentirla más adentro, quería que me diera tan duro qué no pudiera caminar al día siguiente.
—¿Te vienes en mi culito papi? —Escuché su gemido y al segundo sentí como se descargaba dentro de mí y al sacarla como chorreaba entre mis muslos. Me incorporé y quedé frente a él. Lo bese y me correspondió mientras me cargaba con una mano y otra la metió por mis nalgas hasta mi coño qué aun chorreaba de excitación, me metió los dedos hasta que hizo que me viniera otra vez mientras lo besaba y me excito más cuando lamio sus dedos saboreándome y luego me los dio para que yo también los saboreara. Después me bajo, me dio una nalgada y dijo que había sido una putita muy buena y que pronto tendría que castigarme de nuevo por haber dejado a la rubia qué se iba a coger afuera.
Y esa fue una de tantas veces, porque incluso cogí y con él y con la rubia culona qué traía a casa cada que mamá salía, pero esa ya es otra historia…