Mi vecino pidió usar mi baño y me enculó

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Durante este verano, aquí en mi ciudad hace muchísimo calor.

Al comienzo de una noche calurosa y húmeda me dispuse a preparar una cena liviana y a estar solo bien podía andar desnudo pero elegí estar cómodamente vestido con un short liviano, al que Claudio, el amigo que me lo regaló ,lo llama de alita de mosca. Y una remera escotada de hilo. Pensaba en momentos bonitos y echaba de menos a Claudio a quien no vería hasta su regreso de la casa de sus padres distante casi mil kilómetros.

Entró un mensaje a mi celular, Ángel el vecino del piso de arriba me pedía por favor si le permitía ducharse en mi baño. Había sufrido corte de agua en el suyo, y ya eran las 23 pm.

―Claro que puedes venir Angelito ―respondí

En diez minutos estuvo Ángel junto a mi puerta esperando pasar.

Vestido con pantalón corto, remera de algodón y una bolsa de gimnasio con una toalla y elementos de higiene personal.

El me recorrió con sus ojos. Mi shorts era casi transparente.

Hablamos sobre la ola de calor, sobre la incomodidad de no contar con agua en la ducha… y luego lo conduje al baño.

― Ponte cómodo como en tu casa ―le indiqué.

Ángel es menor que yo y vive solo en el sexto piso. Es un chico fornido; de espaldas anchas, un poco velludo, pelo castaño claro ensortijado; y barba de tres días.

Apenas ingresó al baño, dándome la espalda se quitó el pantalón dejando sus nalgas expuestas a mis ojos.

Tiene un hermoso culito, apretado y con muchos vellos. No perdí la oportunidad de deleitarme mirando el lado posterior de su hermoso cuerpo.

Luego, lo dejé solo para que disfrute su ducha.

Cerré la puerta del baño y me dirigí a encender las dos camaritas que tengo instaladas para deleitarme con mis ocasionales visitas. Verlo mojado totalmente desnudo jabonando sus piernas y con esmero ya era una hermosa recompensa por prestarle la ducha.

El agua con jabón se deslizaba desde su cabeza, por su pecho poblado, y su abdomen, cayendo al piso luego de tocar sus bolas. Su verga se veía mediana con una inclinación y engrosada en el glande cubierto por el prepucio. Luego hizo deslizar la piel que oculta el glande y me brindo la visión de la imponente cabeza roja aterciopelada.

Mis hormonas de hembra ya estaban en niveles altísimos y más al verlo tocarse el pene que comenzaba a crecer. Rápidamente se levantó curvándose hacia arriba cual un gancho carnal coronado con la generosa cabeza rosada. Sentí deseos de ingresar al baño pero me contuve.

Únicamente, luego de apagar cámaras y el celular, acercándome a la puerta dije ―Ángel no seques nada, yo también debo ducharme.

El abrió la puerta. Estaba con el torso desnudo. La toalla que cubría su intimidad no disimulaba la erección. Sus ojos intentaban decirme algo y comencé a percibir que todo era una excusa para entrar a mi casa. En verdad Ángel buscaba tener sexo.

Él continúa con el juego de que toda situación pareciese casual. Le pedí que me ayudase a quitarme la remera, y levanté los brazos, mirándolo a los ojos.

―Rober ¿Te ayudo a quitarte el pantalón? ―Pregunto riéndose.

― Si quieres… ―respondí dándole la espalda. Y dejé caer al piso un cepillo para inclinarme a recogerlo y rozar mi culo en su sexo. Ya desnudo ingresé a la ducha y desplegué la cortina para evitar mojarlo y abrí el grifo. Ángel sin salir del baño continuó hablando de cómo me sentiría fresco luego de ducharme.

El agua corría maravillosamente por mi cuerpo caliente mientras me higienizaba y contestaba a sus comentarios. No nos veíamos a través del cortinado pero sabía que estaba allí y buscaba quedarse.

Deslice mis manos por mis glúteos redondos y firmes. Mis dedos masajearon mi ano a fin de relajarlo y tenerlo dispuesto por si acaso ese chico buscara lo que yo deseaba.

Luego de cerrar la ducha, corrí la cortina y saqué un mano para tomar la toalla. Ángel estaba sonriente sentado sobre su toalla que había puesto sobre la tapa de la taza del baño. Estaba completamente desnudo con una fuerte erección.

Ese gancho rondaría los diecinueve centímetros, grueso con una cabeza tan generosa como la que había visto por la cámara.

―¡Hermosa! ―Exclamé.

―Se puso así por vos ―Dijo Ángel riéndose y poniéndose de pie.- Estoy recaliente por vos. Mi semen urge saltar y llenarte la boca y el culito si te atreves a ponerte en cuatro..

Tomé su pene con una mano e introduje la cabezota en mi boca. Era tan dura que parecía madera si no fuera por la gran temperatura que emanaba. La metí profundamente hasta el límite de hacer arcadas.

Ángel me ayudó a salir de mi posición de rodillas y me besó introduciendo su lengua llenando mi boca con sus jugos. Una mano me sostenía por la cintura y se deslizaba entre mis nalgas llegando a introducir el dedo mayor en el ano.

Sus bolas redondas y cargadas eran placer para mi mano derecha. La izquierda acariciaba su nuca.

Ángel volvió a sentarse sobre la taza del baño. Yo tomé un pomo de lubricante y aplique en su verga. También un poco en mi culito y lo dejé en el piso con la otra mano dirigí el falo al punto de encuentro.

Y vaya si lo encontró. La cabeza se abrió paso arrancando un suspiro de mis labios abiertos En dos minutos lo había metido todo y comenzaba a moverme subiendo y bajando, dándome una agradable sensación nunca antes experimentada de ser ensartado en un pene curvo.

Llegué al orgasmo apretando mis dientes y mis dedos clavados en su espalda.

Mi semen brotó mojando su vientre.

Me tembló el cuerpo en un espasmo total.

Ángel se reía y me preguntó: – ¿Cuánto llevas sin comer carne? ¡Tienes mucha hambre!

Mientras me elevaba y bajaba hasta hacer golpear mi ano en su pelambre que llegaba hasta el tronco de su verga.

No respondí. Cerré mis ojos y disfruté mucho el roce de su piel en mi piel interna.

Pero me lo quitó rápidamente de mis entrañas. Se puso de pie, me sujeto por los hombros llevándome hacia abajo. Hasta que mi boca se enfrentó a su verga.

Apenas su miembro se apoyó sobre mi lengua, descargo todo el semen contenido en sus pelotas.

Pocos minutos más tarde volvía a su departamento del sexto piso.

Mi deseo fue saciado a medias… Todo fue demasiado breve

Volví a ducharme e higienizar mi cuerpo quitándome todo resto de semen. Imaginando lo que sentiría teniendo sexo con un señor mayor sintiéndome su putita. Gozar en sus brazos o bajo su cuerpo inmovilizada por su estaca sodomizando mi ano. Y estallando ambos en un temblor orgásmico.

Rober

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Rober
Chico pasivo. 167 62 kilos. Me siento mujercita. Disfruto mucho con hombres maduros activos.

1 COMENTARIO

  1. Quizás Ángel supiera que estabas solo y fue con el propósito de tener sexo.
    Tu también deseabas hacerlo.
    Que hermoso cuando las ganas se juntan !!!

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