Los vagabundos se aprovechan del culo de mi esposa

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A estas alturas nos ubicaremos a finales de enero, y después de lo de Ricardo queríamos planear bien nuestro 2024, no solo en lo sexual si no también en otras áreas de nuestra vida y a medio camino de nuestra maestría, un poco complicado todo pero el tiempo es como el jenga hay que saber acomodar todo.

Esta vez pusimos rumbo para buscar a Antonio y los demás, ¿Ropa? Ninguna en especial, una falda de mezclilla y blusa roja, tacones alto, sin ropa interior.

Una vez llegamos a lugar, fuimos recibidos por algunos indigentes y nos indicaron donde estaba Antonio y Héctor, ya que esta vez no estaban en el lugar de siempre, ellos al vernos nos salieron al encuentro y nos saludamos a Julio también que miraba a mi esposa, y como es rutina siempre platicamos acerca de nuestras vidas ya que ellos pasaron a formar parte de la nuestra.

A pesar que Julio miraba mucho a mi esposa el ya se mostraba mas sereno, mas tranquilo y no había roces con Antonio y el ambiente se sentía mejor, Héctor quería ponerse manos a la obra con mi esposa, Antonio le pidió que estuviese tranquilo que ya habría tiempo y es que le estábamos contando unas historias muy buenas eran de miedo y es algo que nos encanta a Erika y a mí, obviamente no la contaremos porque no va al caso.

Después de un momento te tanto bla, bla, hoy si pasamos a la acción.

-¡Al fin! –expresó Héctor.

Por lo que se llevó a mi esposa alejándola de la orilla de calle, la puso contra una pared o bueno… lo que quedaba de esa pared y comenzó a besarla, mientras que Erika metía su mano en las trusas de Héctor masturbándolo al mismo tiempo, el ambiente se iba calentando hasta que finalmente mi esposa bajó besando el pecho de Héctor y bajo las trusas, su verga salió erguida tambaleándose por el movimiento de la tela, era la verga favorita de mi esposa pues era a la que más empeño le ponía, y procedió a con su lengua lamer la cabeza para estimularlo más.

Después de un breve oral, Héctor se acostó en el suelo y mi esposa procedió a cabalgar en su verga pero dándole la espalda a Héctor, fue cuando Julio y Antonio se acercaron, y desviaron su mirada a la vagina de mi esposa entonces Antonio dice:

-Saben algo solo queda una cosa para reconocerlos oficialmente… –dijo Antonio.

Yo vi a mi esposa y ella me vio a mí, ambos con la misma interrogante de que locura se le va a ocurrir ahora

-¿Qué cosa? –dijo mi esposa jadeante

-Verás como te dijimos la primera vez, nos da vergüenza de vez en cuando nosotros así, y tu bien cuidada…

-Ajá –dijo mi esposa dudosa.

-Tendrás que dejar crecer un poco más eso –dijo señalando la vagina

-Nunca me ha gustado eso –dijo ella

-¡Anda! Todos estamos así de igual manera –dijo bajándose los pantalones

-Mira, mira… –dijo Antonio mientras ponía su verga en la boca de mi esposa y ella procedía a darle un oral

Mi esposa rio resignada, y les dijo que lo dejaría crecer un poquito y que lo iba a recortar pues nunca le ha gustado andar así, y ellos aceptaron.

Creo que bien pasó todo febrero y finalmente el vello creció, pero obviamente lo fue recortando, lo dejo estilo japones con vello a la par de sus labios vaginales y que se unen en la parte de arriba subiendo un par de centímetros, obviamente se lo había recortado a que quedara a término medio para que se viera más estético, y ni ella ni yo nos acostumbrábamos a eso, ella por andar así y yo por verla así.

Y nuevamente pusimos rumbo a la ex constructora, esta vez mi esposa se puso una tanga celeste tipo T-String, la tanga quedaba al ras de sus labios vaginales y los vellos aunque no eran exagerados de grande se podían notar, para cubrir se puso mini falda y un suéter celeste de zíper a medio subir, y de calzados los tacones que usualmente usa.

Cuando llegamos Antonio, Julio y Héctor querían ver los avances de mi esposa, así que mi esposa se sentó y Julio hizo a un lado la tanga de mi esposa y quedaron satisfechos con lo que veían ya que habíamos cumplido, ahora todos querían un poco del pastel.

Fue un piedra, papel o tijera para saber quién empezaría con mi esposa y ganó Julio.

¡Por lo que procedió a bajar un poco sus trusa y sorpresa, estaba limpia! Y es que habían tomado un baño en el día y mi esposa sin problema alguno se llevó la verga de Julio a su boca, dándole besos en el glande, pasando su lengua por debajo provocando ciertas cosquillas, bajando su lengua por debajo del pene de Julio hasta llegar a sus huevos, y nuevamente subir.

Cuando ya estaba reluciente de saliva, Julio paso a hacerle un oral a Erika con un desespero pasando sus lengua por todos lados y penetrando con su lengua, hasta dejarla bien lubricada entre saliva y sus jugos vaginales, Antonio y Héctor se mantenían expectante esperando sus respectivos turnos.

Mi esposa se acostó en el suelo terroso abrió sus piernas invitando a Julio, una escena única como muchas, la diferencia es que ahora un ligero vello púbico rodeaba los labios vaginales de mi esposa, Julio se acomodó e introdujo su verga y comenzó a moverse lentamente, Antonio y Héctor ya se habían sacado sus vergas ansiosos de su turno.

Y así continuaba Julio en misionero penetrando a mi esposa y a eso de los 5 minutos no pudo mas y eyaculó dentro de mi esposa, y se puso de pie… el semen casi inmediatamente salió de la vagina de mi esposa, pero siendo nuevamente introducido por la verga de Antonio, ni vimos en que momento la penetró…

Después de eso, mi esposa se levantó para poder cabalgar a Antonio, ella hacia ese movimiento característico que los hombres sentimos raro pero que a ellas les encanta, luego ella bajaba y subía, ella encantada por la experiencia hasta que un pequeño orgasmo salió de ella, quedo sentada descansando con la verga ensartada de Antonio, en eso Héctor la hizo hacia adelante un poco quedando en cuatro sobre Antonio.

Héctor trataba de encajar su verga en la entrada del culo de mi esposa, la abundante lubricación de ella, el semen de Julio, la saliva en la verga de Héctor, la excitación de mi esposa que hacia su esfínter relajarse finalmente sucumbió logrando entrar la cabeza de Héctor, mi esposa tomo aire profundamente.

A poco a poco y con mucha paciencia una parte de la verga de Héctor había ya entrado en el culo de Erika, ella jadeaba pues tenía que acostumbrarse a la de Héctor que era mas grande que la mía, hasta que pasado los minutos Héctor logró meter ya una buena parte y finalmente comenzar a meter y sacar su verga, mi esposa se le hacía agua la boca ante el gran estímulo, mientras Antonio que aún estaba debajo de ella se ponía a jugar con sus pechos y a lamer.

Menos mal siempre nos preparamos para este tipo de situaciones inesperadas.

Héctor empezaba a perder fuerzas, mi esposa le dijo que también se acostara y así lo hizo, le sacó la verga del culo y se acostó, mi esposa le hizo un oral para lubricar nuevamente, esta vez quería sentarse para terminar de encajar todo adentro, poco a poco y con cuidado fue bajando poco a poco hasta que la verga de Héctor desapareció siendo engullida por el culo de Erika.

Con cuidado mi esposa empezó a subir y bajar hasta adaptarse y hacer los movimientos mas rápidos, Antonio se había quitado obviamente, mi esposa le empezó a hacer un oral hasta hacerlo acabar en su bocal, aún quedaba Héctor.

La lubricación acababa, nuevamente mi esposa se detuvo para volver a lamer la verga de Héctor y volver a penetrarla, ahora era mi esposa quien perdía fuerza no sin antes sacarse de encima un orgasmo, su cuerpo al contraerse hizo que apretara todo por dentro sintiendo posiblemente aún mas toda esa carne adentro y vaya momento en tomar iniciativa de Héctor de moverse el mismo, haciéndole sacar lágrimas a mi esposa hasta que finalmente Héctor acabó, mi esposa dio un respiro hondo y se separó de Héctor.

Al parecer el semen había quedado demasiado profundo pues al instante no salió, pero definitivamente si le había dejado el culo abierto a mi esposa del tamaño de una moneda.

Mi esposa quedó tirada en el suelo de lado, con los ojos cerrados descansando y recuperando fuerzas hasta que un par de minutos después el semen comenzó a salir resbalando por su glúteo, ella estaba extremadamente sudada y cansada, se quería ir ya para descansar, pero mi plan no era ese.

De trayecto a casa ella siguió descansando, estando frente a la casa le lancé el reto que de vez en cuando le daba, y así fue, se bajó del auto con su tanga puesta y el suéter y me abrió la puerta, ella quería darse una ducha pero no la dejé, la agarré para poder darle un gran beso de lengua, y la tumbé en la cama, le hice aun lado la tanga y metí mis dedos en su vagina la cual se sentía toda babosa aun por los restos de semen y sus propios fluidos, yo quería meterla pero ya.

Ella me tranquilizo y me ofreció una mamada que no pude rechazar e ahí ella arrodillada con mi verga en su boca aun lado de la cama, saboreando, lamiendo y metiéndose todo, una de las mejores sensación que hay en esta vida, no quería esperar más quería meterla toda así que prácticamente la hice tirada en la cama, me quite toda la ropa y le quite el suéter, aún seguía con la tanga nuevamente la hice aun lado e introduje mi verga en su ya lubricada y abierta vagina.

Entró de golpe cuando usualmente siento como se abre sus paredes, esta vez no fue así, y un calor intenso por dentro sentí en mi verga, y procedí a penetrarla de misionero mientras le regalaba cálidos y tiernos besos, mientras ella me abrazaba y me decía lo mucho que me amaba, baje la mirada y podía ver restos blancos en la base de mi verga, era el semen que estaba sacando de su interior.

Sentí como sus piernas se entrelazaban a mi cintura y se contraía, ella estaba teniendo un orgasmo por cada palpitada era un apretón con sus piernas, me encantaba que tuviera orgasmos pues mi prioridad también es que ella disfrute, y cambiamos de posición.

Quería probar su culo ¿Estará así de abierta también? Solo había una forma de saberlo y era penetrándola.

Ella se bajó de la cama, apoyó su torso en la cama para dejarme a su disposición su culo y con ayuda de sus líquidos procedí a penetrarla, al principio sentí el típico anillo apretado que se siente al meter la cabeza, o sea el esfínter, y luego sentí como abrí las paredes, había metido toda mi verga, no fue difícil ya que Héctor la había abierto previamente, solo fueron unas 3 o 4 metidas y ya no sentía las paredes, era obvio pues Héctor la tenía mas grande que la mía…

Deslizaba mi verga, entrando y sacándola sin resistencia, lo hacía despacio y con delicadeza, besando su espalda y sobando su cuerpo, disfrutando de mi bella y amada esposa, disfrutando todo de ella, su piel, su cabello, su culo, sus pechos, absolutamente todo. Hasta que finalmente me corrí dentro de ella, ya era la segunda corrida en su culo.

Nos subimos a la cama ya rendidos, bueno mas ella. Ella me abrazo y nuevamente me regalo otro beso, y después de unos minutos tomamos una ducha, en la cual ella me hizo otro oral sacando un poco mas de semen… hasta que volvimos a acostarnos y antes de dormir me dijo que había que llamarle a Ricardo…

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