Al fin conquisté a mi hijo

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Tiempo de lectura: 4 minutos

Soy Mercedes, madre de 40 años, divorciada hace 12 años y no volví a tener pareja, hasta que un día vi a mi hijo sin ropa en el baño, ya él tenía 18 y no me había fijado del cuerpo que tenía, solo lo miraba con ojos de madre hasta esa noche que lo vi.

Desde ese momento comenzó mi gran conflicto interno, deseaba sentir el calor de su piel, sentirlo dentro de mí, a partir de ese día me puse más cariñosa con él, en casa vestía con franelas cortas sin sostenes y shorts muy cortitos sin panties para llamar su atención, me doblaba frente a él para que me viera las nalgas y despertar su morbo.

Estuve así por 4 meses sin tener una respuesta por parte de él, luego de eso un fin de semana nos fuimos a la playa con una pareja amiga y yo aproveché para ponerme un biquini de hilo y cuando llegamos a la playa decidí jugármelas todas.

Después que nos instalamos la pareja de mis amigos mi hijo y yo, decidí broncearme pero sin top, le pedí a mi hijo que me echara el bronceador, primero en mis piernas y espalda y por último en mis pechos y cara, sabía que ya a partir de ese momento había llamado su atención. Me fijé que se le puso un poco dura, pero me hice la desentendida. No me reconocía, jamás en mi vida use hilo dental y menos sin top, pero mis ganas eran más fuertes que mi moral, no lo podía comprender.

Mi amiga se incomodó un poco porque su marido no paraba de mirarme, en verdad me incomodaba un poco, pero lo dejaba pasar porque mi objetivo era mi hijo.

Una hora después me metí en la playa y le pedí que me acompañara para no ir sola, estando dentro del agua trate de ir a la parte un poco honda para poder aferrarme a él y hacer que me sintiera y yo sentirlo a él.

Él me reclamó por la forma en que estaba en la playa, que debería ponerme el top y la próxima usar un bañador más decente, dentro de mi sabía que era lo correcto, pero solo quería que él se excitara conmigo. Solo le respondí que yo era una mujer que tenía buen cuerpo y tenía derecho de exhibirme y sentirme linda, sentirme atraída por otros hombres. No me dijo nada, pero yo sé que eso le dio celos.

Estando ya en una parte onda lo abracé y le pedí que no me soltara que tenía frio, aproveché y le puse mis pechos desnudos en su espalda y mis piernas en su cintura, que dejaba rodar hasta sus partes y sentía como se ponía duro, hasta que llegó un momento que estaba duro completamente y lo abracé de frente. Le pregunté que le pasaba y me respondió “el frío mamá, el frío”.

Yo me solté y me fui a la orilla a donde teníamos todo, pero sabía y me daba cuenta de que me miraba, de que lo excitaba, sabía que ya me miraba con otros ojos.

Al anochecer cuando llegamos a casa yo me metí a la ducha, pero por supuesto dejé la puerta completamente abierta para que me pudiese ver, yo me hacía como que no lo veía, pero si lo hacía, veía como se frotaba su pene, eso me excitaba mucho me hacía sentir mujer deseada otra vez.

Esperando que esa noche él reaccionara me acosté sin ropa, pero no dio el paso, así que me dormí y al día siguiente me vestí para la oficina con un vestido muy provocativo. Cuando lo llevaba a la universidad manejé con mis piernas abiertas a tal punto que se me veía todo, yo igual no lo miraba, pero él sí lo hacía, lo podía ver por el rabito del ojo, le ponía mi mano en su entrepierna, pero igual no daba el paso.

Después lo dejé en la universidad y cuando salí de la oficina compré una peli porno de incesto, sin decirle nada llegué a casa, él ya había llegado y yo me cambié y me puse una franela sin nada abajo, cociné la cena para los dos y al igual que los otros días me doblaba de manera que se me viera todo, ya él me miraba sin descaro y sentía como me morboseaba, eso me excitaba mucho, me chupaba el dedo frente a él le daba a probar salsa de mis dedos, pero igual él se contenía.

Al terminar de cenar dejo todo listo y me fui a la cama, puse la peli a volumen y me abrí de piernas para tocarme, ya me había quitado la franela estaba completamente desnuda con la puerta abierta y tocándome, hasta que pasaron veinte minutos y cuando entró y me vio desnuda yo hacía como si tuviese los ojos cerrados y él estaba parado estático mirándome, sin saber que hacer, estaba toda abierta tocándome y gimiendo, hasta que le dije que pasara que no se apenara que es normal, y le pedí que se sentara a mi lado en la cama a ver la peli conmigo.

Él apenado a duras penas se tocaba, pero tenía su bóxer puesto, yo tomé su mano y la puse sobre mi vagina, él me la quitó, pero le dije que necesitaba que me ayudara, que se quedara, y le volví a poner su mano sobre mi vagina y suavemente empecé llevándosela para que me la acariciara, hasta que lo empezó a ser él solo. Cuando ya estaba excitado, metí mi mano dentro de su bóxer y le agarré el pene y empecé a acariciárselo.

En ese momento yo no me aguantaba, estaba loca por metérmelo en la boca, para chupárselo, besárselo y acariciárselo con mi lengua, me moría porque me penetrara por todos lados, tenía años sin sentir. A medida que se fue sintiendo más en confianza empezó a meterme los dedos y cuando lo hizo tuve mi primer orgasmo en años. Le dije que se quitara el bóxer y me lo metí en la boca, disfruté de su sabor una y otra vez, me sentía mujer.

Después de estar un rato lo acosté boca arriba y me senté sobre él enterrándome su ser hasta el final, sintiendo su calor, su palpitar, su movimiento, sentir como me deseaba y me lo hacía, esa fue mi gran noche, mi gran victoria, mi hijo que tanto lo amo, sentir como cada vez que se excita sabe que está su mujer al lado.

Después de esa noche hemos tenido relaciones por tres años consecutivos, cumpliendo fantasías y viviendo plenamente, él tiene su novia, pero su mujer soy yo y eso me llena de plenitud.

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1 COMENTARIO

  1. Hola, Mamá liberal…una pregunta, es fantasía o deseo cumplido?
    Me gustó tu relato, gracias!!

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