Hola. Soy Matheo. Lo que les voy a cotar, pasó en una ciudad en el norte de Chile hace un tiempo. Tengo 37 años y esta es la primera parte de una historia que dio desde hace unos meses, imagino que con la persona mas inesperada y en las condiciones mas inverosímiles. Bien, a por ello.
Pasa, que soy fumador y los cigarros que fumo por cercanía los compro en un servicentro X cerca de mi casa. Cuando me quedo sin cigarrillos voy caminando y siempre en el camino afuera del lugar está un chico, mal vestido desarreglado, sucio. Que viste (lo que se ve a primera vista) solo una polera sin mangas, unas zapatillas sucias y rotas y todo cubierto por un buzo de trabajo o lo que queda de un overol gris y siempre que voy compro cigarros, muy amable, humilde y educadamente me pide, le convide un cigarro; con el “buenas noches amigo”, con el ”por favor” y el “muchas gracias” en los labios.
Cosa tan habitual que incluso, los dos compartimos un rato fumando cada uno un cigarro conversando de cualquier cosa, para después irnos cada uno por su lado.
Ya lo habitual se hizo costumbre y se me hacía raro cuando no estaba ahí, y siempre se cercaba y educadamente me preguntaba si podía convidarle un cigarro y entregándole el cigarro lo invitaba a sentarnos en una suerte de plaza cerca, fumábamos y conversábamos lo que duraba el cigarro. Este chico tiene un pelo largo, rizado, apelmazado; que cubre con un gorro asumo que entienden que les escribo de un joven en condición calle. De estatura promedio (1.70 m), delgado de contextura.
En la ciudad como en todas partes ya empieza a hacer calor con la llegada de la primavera, y un día habitual voy por cigarros y se me acerca este chico con algo diferente, se me acercó esta vez sin el gorro, y que sorpresa me he llevado. Este chico, es además de educado, muy guapo. Se acercó con todo igual, salvo una tenue diferencia, había algo raro, extraño; estaba serio y cabizbajo; fuimos a sentarnos donde siempre y le pregunté. Y lo que necesitaba en ese momento no era precisamente un cigarro era algo mas. Así que lo invité a comer algo y como solo había salido con la plata para los cigarros, lo invité a mi casa, para que tomara once conmigo.
Llegamos a la casa y no quiso entrar por como andaba, todo sucio, y evidentemente con mal olor; así que se quedó parado en el antejardín de la casa. Supongo que se iba luego, pero no, no quería eso, así que le pedí que se quitara la ropa sucia y se metiera a la ducha y se diera un baño, para que tomáramos once juntos.
En la entrada, me pidió algo para cubrirse mientras se desnudaba, a lo que respondí que vivo solo y lo que él tenía no sería primera vez que lo veía. Eso, considerando que teníamos lo mismo y por otras razones. Así que entre risas y casi sonrojado, se desnudó y entró para un buen baño.
Les confieso que me excitó muchísimo verlo pasearse desnudo, cubriéndose su miembro con ambas manos, sin poder tapar una erección el progreso que dejó ver cuando volteó para pedirme que le dejara la ropa a un lado para después. Entre risas o mas bien carcajadas, le mostré su disque ropa en una bolsa para tirarla a la basura, para ir y pasarle ropa limpia.
Reconozco que este infeliz me gustaba, y sin esperar mas que una once ese día con él, me gustaba la idea de poder hacer algo por él. Entré al baño, y para dejarle ropa limpia y estaba terminando, abrió la puerta de la ducha y detrás de una espesa nube de vapor, apareció alguien diferente. Aun más guapo. Hermoso de verdad. Le pasé la toalla y no pude evitar bajar la mirada hacia su pelvis lo que había ahí entre una espesa turba de pelo.
Salió, se vistió y pasamos a la mesa a tomar once. Rato en que conversamos de todo… y de todo lo que hablamos, me interpela en el echo que dejé caer mi vista en su pelvis cuando se desnudó y me confiesa que se estaba excitando viendo que lo miraba sabiéndose sin ropa frente a mí y mi respuesta no fue otra que no se imaginaba cuanto me gustó verlo sin ropa, en mi sala y después salir de la ducha y cuan excitado estaba, que de no ser por el pantalón que llevaba mi erección hubiese sido mas que evidente.
Y me pregunta, poniendo su mano sobre la mía… ¿también es gay?, parece que si, acabo de excitarme viendo a un hombre desnudo y tengo muchas ganas mas que eso. Y nos reímos. Terminamos la once y para variar nos fumamos un cigarro.
Se acabó ese cigarro, y me dice que tenía que irse, con cara de resignación a algo que no quería. Y como el, yo no quería que se fuera, así que le ofrecí, por lo menos esa noche quedarse; que se quedara y durmiera en el sofá, porque no tengo otra cama. Accedió, así que le pasé ropa de cama y a descansar.
Él se acostó en el sofá, pero, reconozco que ese sofá es el icono de la incomodidad, y haciendo presencia de eso, entrada la noche se despertó con el dolor de espalda y como no respondí a sus llamados tenues, subió a mi dormitorio y me despertó para pedirme algo para poner en el sofá porque estaba muy duro y era incomodo. Uf, estaba al lado de mi cama, solo vestido con slip y yo no precisamente, y evidentemente excitado o estaba en eso, tanto como yo. Le dije; pero no tengo mas ropa de cama o algo que pueda hacer algo mas cómodo el sofá. Y entendiendo el suplicio, lo único que se me ocurrió fue, que se acostara al lado en mi cama. Era grande y bien podía descansar.
No pasó media hora, yo no podía dormir de lo excitado, y el tampoco, y una de tantas vueltas, quedamos de frente, mirándonos solo con la luz que daba el poste de fuera de la casa y de mirarnos, solo nos quedó besarnos, me puse mas a su lado, para besarlo y el respondió con un abrazo y un beso aún mas exquisito mientras nuestras manos fueron buscando por debajo mi pene y su pene que estaban los dos duros como roca.
Lo que vino de ahí, fue placer sexual a todas sus anchas… sentirnos como se frotan nuestros cuerpos, besar su cuello y él mi cuello, que recorra mi cuerpo entero con su lengua y yo lamer su espalda entera y dar mordiscos suaves a su trasero, tanta era la calentura en se momento, que le acerqué a su cara mi pene duro y, no dudó en meterlo en su boca, y que manera de chuparlo, que manera de mamarlo. Y me dejé caer para quedar de frente a su pene y meterlo también en mi boca para que en un 69 sexual, nos revolcáramos mientras además nuestros dedos follaban el culo del otro.
Él acabó primero, en mis labios sentía palpitar su pene antes de la eyaculación y mientras gemía fuerte y apretaba sus nalgas con mis dos dedos dentro, yo metí su verga en mi boca hasta la garganta para que disparara esos chorros de semen sin que se perdiera nada. Y me éxito mucho mas, porque mi pene dio alerta de eyaculación también, y sujetando mi pene, lo apuntó a su cara y a su boca abierta y todos esos chorros de leche, bañaron su cara y parte quedó en su boca, que acomodándose me besó para mezclar su semen y el mío con un beso exquisito. De frente, tomaba mi semen y lo metía en su boca y lo que caía en su pecho se lo lamía yo gustoso.
Nos metimos a la ducha, y descansamos un rato. Nos acostamos sin nada de ropa. Desnudos en mi cama, alumbrados muy tenuemente por la luz que se metía por el borde del black-out de la ventana. Se recostó boca abajo, y su trasero, se levantaba ligeramente como invitándome a partírselo, pasé mi brazo por debajo de él, como abrazándolo acaricié su espalda hasta llegar a su culo, rosando con mis dedos sus nalgas, y buscando lentamente su ano con lo que él solo respondió con un leve gemido y levantando sus cadera, para tal vez permitirme acariciar su ano.
Empecé besando su espalda, sin soltar sus nalgas y abriendo sus nalgas despacio para meter mis dedos en su culo escuchándolo gemir y fui bajando hasta llegar a su trasero, y con ambas manos lo abría dejándome ver su ano, dilatado creo yo por la mamada previa. Tiene un culo exquisito definitivamente. Mi lengua entró en su ano, mis manos abrían ligeramente sus nalgas para darme espacio mientras el gemía y jadeaba.
En eso se puso en cuatro y tomándome por el pelo hizo que mi lengua se clavara mas en su culo, lubriqué ese culo rico, mientras el me lo entregaba a merced. Fueron algunos minutos, no sé cuantos que me comía su culo, la calentura en los dos era evidente, los dos sudábamos, abrió sus piernas y encorvó la espalda, ¡y me pide que se lo meta! Saqué de mi mesa de noche un preservativo, que en lo que lo abría el me mamaba el pene.
Lo puse nuevamente en cuatro, como estaba antes, cuadré mi verga en la entrada de su culo y con un impulso se la dejo encajar entera. De golpe y refilón. Mientras daba un jadeo gritado y se dejaba caer en la cama siempre con su culo entregado a mi verga que ahora le entraba ligeramente fuerte, pero entera.
Era evidente que mi verga estaba durísima y que su culo ya dilatado al máximo y con cada movimiento ajustaba su culo, para apretar mi verga y gritaba cada vez que me verga le entraba, tenemos que agradecer las casa del sector no son pareadas o continuas. Fueron casi 10 minutos que me aguantó en cuatro… pero, quería tenerlo de otra manera se dejó caer a la cama, batido de espalda. Levantó y entregó su culo, ahora con sus piernas en mis hombros y yo le agarraba el culo para volver a encajarle el pene entero, colgado de mi cuello nos besábamos. Y mi pene le entraba durísimo.
Se lo metía y sacaba prácticamente entero, y cada que le entraba, me daba un gemido que me calentaba mas. Y ya venía el momento, tenía que descargar mi verga y a pesar del condón, quería hacerlo lo mas adentro posible para que aun así sintiera en lo profundo de su culo mi calentura. Y con sus piernas en mis hombros, y yo avanzado hacia delante, lo besé el me abrazó y descargué mi verga llenando ese culo exquisito. Yo quedé hincado en cama y él se repuso y se hincó también frente a mi, nos abrazamos nos besamos y nos fuimos a dormir cuando daban mas o menos las 2 de la mañana.
En la mañana, cerca de las 8, ya se había levantado yo lo miraba paseándose como que buscando algo y riéndome le pregunto que buscaba con tanto esmero y preocupación y el infame me responde descaradamente, mi ropa que me había dicho que dejara para ponerse después. Me levanté le pasé la ropa que le había pasado y le dije que se acostara un rato mas. Que podía “si quería” quedarse ese día.
Desnudo todavía, con una sonrisa se acostó a mi lado. Nos abrazamos, me dio las gracias nos besamos e hicimos el amor nuevamente. Digo hicimos el amor, porque esta vez, lo disfrutamos haciéndolo lentamente, yo quería escucharlo gemir despacio, besarnos mientras estaba dentro de él hasta acabar, incluso el sexo oral fue mas despacio no tan agresivo o violento, disque con amor.
Esa noche, fue un precedente. Esa mañana una motivación. Desayunamos, almorzamos más tarde, intentamos una siesta que no fue, porque hicimos el amor nuevamente. Y había llegado la noche y como en la mañana él asumía que debía irse, aunque no quería.
Cenamos, y después de ayudarme con la mesa, me acompañó al patio a darle la comida a mi perro, y a para variar, fumarnos un cigarro, que al terminarlo salió hacia la puerta de la casa. Me pidió le abriera la puerta con evidente congoja en sus ojos; le pregunté donde iba a ir, y su respuesta dolió. Su respuesta fue una lanza cuando me dice “donde sea; donde pueda acostarme y dormir un poco”. Y no puede, no podía, no después de ese encuentro. Le pregunté, desde ese día que quería hacer de su vida, que esperaba y me dice… “solo una oportunidad”. Entonces “quédate” le dije “no quiero que te vayas”, y después de un prolongado tira y afloja, decidió quedarse.
Días después, consiguió trabajo, y ahora somos los dos compartiendo talvez una vida o lo que tenga que durar.
Lo conocí hace poco más de 5 meses. Tal vez un año si contamos los encuentros a la salida del servicentro y los cigarros en esa plaza (creo que era una plaza). Él es Samuel, tiene 29 años; la familia y su familia lo agredió y humilló cuando empezaron a sospechar que podía ser homosexual, su pareja, lo humilló tanto frente a su hijo, que psicológicamente se vino abajo su mundo, y con eso le quitaron toda opción de crecimiento o trabajo, por solo “pensar que era homosexual y porque quedó en su cabeza, quedó y vivió en la calle casi tres años.
Él nunca fue gay, por su relato, siempre reprimió cualquier atisbo sobre eso, que pudiera traer nuevamente episodios complejos de antes. Ninguno de nosotros ha salido del closet como ninguno tuvo antes que esto algún tipo de incursión homosexual (ante eso también tengo mi historia), pero, consideramos que mientras dure, es lo mejor para los dos. Después ya se verá y se los voy contando alargando este hilo, esperando que les guste.
Si te gustó esta primera parte de este relato, y tienes algún comentario, o saber algo más, déjame un comentario.
1ro. Robert. Gracias por tu comentario, pero, no lo entiendo el comentario, en que parte dice que un homosexual sea hombre o mujer, es menos que otro, o que “no son normales”?
Nelson, Si estoy escribiendo una segunda parte
no muy convincente nadie por ser homo tiene q ser menos q otro — hoy mujeres homo y hombres homo son normales — gracias
Me encantó el relato!! Linda historia, esperamos que sigas contando más!!