Posesión

0
5803
Tiempo de lectura: 10 minutos

Este es un relato mío que tenía en un cajón, y lo he rescatado para CuentoRelatos. Espero que lo disfrutéis tanto como yo en su momento de escribirlo.

Se está despertando. Poco a poco abre sus ojos, lo que le dificulta ver su alrededor debido a la luz que tiene enfrente. La observo, su cuerpo desnudo, yacente, indefenso, totalmente accesible, inmóvil. Las correas que la sujetan impiden que se pueda liberar. La mordaza que tiene en la boca hará que cualquier sonido que quiera emitir, sea silenciado.

Intenta moverse, y comprende que no podrá, sabe que está indefensa. Intenta gritar, y nota que algo impide que se le oiga. Aumenta su sensación de liberarse de esa situación y su angustia aumenta por momentos.

Me levanto de mi sillón y me dirijo despacio hacia donde se encuentra. Oye mis pasos, y me busca, no pudiendo localizarme en la habitación. Las correas se tensan, y sus movimientos son cada vez más fuertes. Se pueden oír pequeños sonidos que salen de su cuerpo. Disfruto de lo que estoy viendo ante mí, me recreo en su angustia, en su cuerpo, que empieza a brillar debido al sudor que emana de su piel por zafarse de allí.

-Shiiishh, Shiiishh, Shiiishh. Tranquila, no puedes liberarte. No puedes gritar, y nadie va a venir a sacarte de aquí.

Al oír mi voz, se calma, pero aun es presa de una situación que la sobrepasa, que la posee y domina, como nunca se había sentido. Miedo, angustia, temor… es consciente que está a merced de esa voz que acaba de escuchar y que depende de otro.

-¿No recuerdas nada verdad? Bien te refrescaré la memoria. Sonaba la canción que tanto te gusta y viniste hacia mí, contoneándote, sugiriéndote. ¿Lo recuerdas ya?

En ese momento, cesaron sus intentos por liberarse, y sus gritos se tranquilizaron. Le ponía cara a esa voz que le hablaba. Empezaba a sentirse un poco más segura, pero tampoco era tranquilizador sentirse en manos de otra persona, a su merced, sin poder liberarse y ser dueña de su cuerpo.

-Verás, te voy a enseñar en qué momento estás.

Cogí mi móvil y empecé a grabarla, haciendo unos videos suyos, allí tendida sobre su cama. Observaba atentamente, como las esposas la sujetaban al cabecero de la cama, y las muñequeras a los pies de la cama en posición de X. Unas cuerdas la sujetaban a los costados de la cama. Observó como una mordaza de color rojo, se alojaba en la cavidad de su boca. Su pelo, recogido en una coleta, estaba también atado al cabecero. Sus pechos, pinzados en los pezones por unas pinzas unidos entre si a un colgante que rodeaba su cuello. Su pubis, mostraba poco debido a su poco gusto por tenerlo mas recortado.

-Como verás, no puedes hacer otra cosa que permanecer ahí tranquila y a mi plena voluntad. Todos los intentos por liberarte, te harán sentirte más indefensa, impotente. Estás aquí por tu voluntad, y mi deseo de poseer tu cuerpo y mente. ¿Comprendes dónde estás tú y donde estoy yo? ¿Quién eres tú y quien soy yo? ¿Deseas seguir, y someterte a mi pleno antojo? ¿Hacer contigo cuanto me plazca, donde me plazca y hacerlo con quien me plazca? En definitiva, entregarte a mí para siempre, servirme para lo que desee. Piensa tu respuesta. De lo contrario te irás, pero no impunemente. Deberás ser consecuente con tus actos.

Le mostré la colección de videos de ella esa noche, donde se la veía haciendo, diciendo y metiéndose de todo, en todas las formas y posturas.

-Los dos sabemos lo que puede ocurrir si esto llega a ciertas personas y lugares. No creo que haga falta decir más. Por el contrario, si aceptas entregarte a mí plenamente, a mi entera disposición, acatando tu lugar y sin preguntas, podrás seguir manteniendo tus privilegios, pero no tu libertad. Mantendrás tu trabajo, amistades, familiares, pero te vuelvo a repetir, no serás libre ni dueña de tu vida, eso será mío exclusivamente.

El silencio se apoderó de su vida, su casa, su cuarto, su cama. Todo quedó reducido a ese momento tan insignificante como inmenso en aquel lugar. Su mirada fija en la mía, y la mía en la suya. Mis manos acariciando su cuerpo, y su cuerpo receptivo por las caricias.

-Te he dado tiempo de sobra para que lo pienses. Asiente o niega con la cabeza. Tienes 5 segundos para darme una respuesta. 5, 4, 3,

Un movimiento afirmativo con la cabeza, indicó que aceptaba mi proposición. Se entregaba como una posesión mía. Sus ojos denotaban duda, temor, miedo, derrota, entrega, sumisión a lo que vendría, a lo desconocido. Era consciente de todo lo que perdería si se negaba.

-Perfecto, así será a partir de este momento. Me perteneces, y como todo lo que me pertenece, lo uso y disfruto cómo, cuándo y cuanto quiero. Te cuidaré como lo que eres, mi posesión. Un objeto más. Quiero hacerte saber también, que deberás subir en esa escala de objetos, y ahora estas la última. Todo está por encima de ti.

Eres lo mas insignificante de todo lo mío. De ti depende ganarte el ascender. Será fácil si me complaces, te lo aseguro. Por otro lado, y para tu tranquilidad, quiero que sepas que serás tratada con el máximo respeto que te mereces, y te aseguro que no sufrirás lesiones perdurables, amputaciones ni tu vida correrá peligro de muerte. Eso sí, tendrás dolor y placer, felicidad y angustia, miedo y esperanza. Espero que lo sepas disfrutar tanto como yo en infringírtelo.

Dicho esto, de sus ojos brotaron lágrimas, que indicaban su sumisión por su nueva situación. Las cuales fueron recogidas por mí y saboreadas, como cuando alguien se proclama vencedor.

-Ahora te liberaré de tus ataduras y cumplirás mi primer deseo. Rasúrate todo eso que tienes ahí. No quiero ver un solo pelo en tu cuerpo hasta nueva orden. Lo mantendrás siempre depilado y brillante para tu amo y señor. Nunca vas a saber cuando lo querré usar, puede ser todos los días o cada x tiempo. No quiero sentir tu vello creciendo y que me moleste. Hazlo. Y por cierto te dirigirás a mí siempre y en cualquier lugar, como amo y señor. Te lo explicaré una sola vez. Cuando vayas a rasurarte me contestaras, Sí mi amo, sí mi señor, mirándome a los ojos y me darás las gracias. ¿Has entendido?

Despojándole la mordaza de la boca, y mirándome a los ojos, pronunció sus primeras palabras de su nuevo renacer.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias.

-Buena chica, espero que aprendas así de rápido siempre. Ahora haz lo que te he pedido.

Conforme se iba notando liberada de sus ataduras, amagaba con masajear esas zonas de su cuerpo doloridas. Los primeros azotes sobre sus pechos al querer tocarse sin mi autorización, la descolocó por completo.

-No te he dado permiso para tocarte. No tienes libertad para decidir.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias.

Sus pechos se empezaron a tornar rosados, y sus pezones reaccionaron como no podía ser de otra manera. Su voz sonaba a canto angelical. Era mía, para mí. Me sentía su dueño, la sentía como mi nuevo juguete, mi posesión más delicada, y su mirada triste y derrotada me lo confirmaba.

-Ahora tienes 5 minutos solamente para quitar ese pelo. Hazlo rápido y no quiero ni una pequeña gota de sangre ni ningún corte sobre tu piel. ¡Ve!

Se dirigía a su aseo cuando la tuve que detener y ordenarle como ir.

-Así no. De pie no, de rodillas y las manos tras el cuello entrelazadas. Quiero ver como te insinúas nuevamente ante mí. Quiero ver como bailan tus pechos mientras arrodillada y mirándome te diriges al aseo.

-Pero mi amo y señor, tardaré mucho mas tiempo, y no precisamente es lo que me sobra. ¡Gracias!

Su insolencia, le costó nuevos azotes sobre sus pechos, lo que produjo que me excitara y mi polla empezará a despertarse nuevamente con ella. Se volvieron mas rojos, sus rebotes con cada azote, me producían una nueva sensación. Poder, dominación total y absoluta sobre ella, al mismo tiempo que mi polla ya estaba dura completamente. Decidí sacarla por fuera de la cremallera:

-Ahora mientras te diriges al aseo, tal y como te he indicado, añadirás abrir la boca y buscar la polla de tu amo y señor antes de llegar al aseo. Con lo rápido que aprendías, y ya has dejado de hacerlo. Tendrás tu primer castigo cuando te lo rasures.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias

Y en su nueva posición, de rodillas, con las manos entrelazadas detrás del cuello y la boca abierta, arrastrándose tras de mí, buscaba mi polla como lo que mas deseaba, como una perra detrás de un trozo de carne, buscándolo, deseándolo, ansiosa por sentirla en su boca y complacer a su amo y señor. Pero por supuesto, no le iba a permitir que lo obtuviera, por más ganas que tenía de profanar su boca con mi polla, e introducirla hasta el fondo de su garganta y forzarla a que se atragantara, que le diesen arcadas y dejarla allí alojada hasta que le faltase el aire. Eso sería para otro momento.

Ahora quería hacerla sufrir, infringir dolor en sus rodillas, que se sintiera rastrera y notara el dolor. Verla seguirme, consciente de que no conseguiría lograr mi primer deseo, me hacía sentir como un verdadero cabrón sin escrúpulos, y en el fondo ella sabía que no lograría meterla en su boca, lo que le producía más impotencia y ansiedad, y expectante del castigo que sufriría por no poder mamar la polla de su amo y rasurarse en tan solo 5 minutos.

-El tiempo corre, perrita, tic tac, tic tac… más deprisa, estoy ya en el aseo, y mi polla no ha podido sentir tu boca húmeda. ¿Conseguirás rasurarte? Recuerda que no quiero cortes ni sangre.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias

-Coje lo que te haga falta para el rasurado. Creo que sabes donde está todo. Te rasuraras frente a mí, con tus rodillas bien separadas para poder ver que no rompes la piel. Ni una ínfima gota quiero ver salir de ese mi cuerpo. Te ayudaré con la afeitadora, el resto será cosa tuya. Por cierto, sigue manteniendo la boca abierta por si deseara invadirla.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias

Obviamente, me tomé mi tiempo en despojarla de todo ese pelo que le cubría sobre su cuerpo y que tanto me disgustaba.

-Se acabó el tiempo, perrita. Me has vuelto a desilusionar, y tendrá consecuencias. Por cada minuto que pase mas de los 5 establecidos el castigo aumentará. Puedes empezar.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias. ¿Puede esta perrita suya dirigirse a su amo y señor?

-Adelante.

-¿Prefiere mi amo y señor que su perrita se depile con cera o con espuma?

-¿Cuál es mas rápido? Entiendo que vas mal de tiempo.

-La espuma, pero puede provocar cortes con la cuchilla, mi amo y señor.

-Entonces con cera. No quiero verte sangrar ni que cortes la piel. Agradécemelo y abre tu boca puta, te la voy a meter hasta el fondo cuando tires de la cera, y no quiero sentir ni un solo diente sobre mi polla. Tú verás como lo haces. No depende de mí que tardes más o menos. ¡Súbete ahí y separa más esas rodillas!

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias

-Espero estés disfrutando como yo, perrita. ¿Lo haces?

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias

-Déjame que lo compruebe, y espero no me estés mintiendo.

Llevé mi mano hacia la raja de su coño, esperando que no estuviera para nada excitado, y poder castigar sus pechos nuevamente, pero para mi sorpresa, la muy puta estaba húmeda. No sé si porque lo estaba disfrutando y le gustaba sentirse así, o, por el contrario, al sentir la afeitadora sobre sus labios, y las vibraciones, le hicieron humedecerse. En cualquier caso, estaba húmeda, y de un solo golpe le introduje dos dedos, sin importarme si estaba preparada, si lo quería, o lo que mil demonios fuese.

El caso es que allí mismo empecé a masturbarla violentamente. La lubricación de su coño fue en aumento, yo metía y sacaba los dedos con fuerza y velocidad, los sonidos de sus flujos, resonaban como el preámbulo del orgasmo que anhelante, buscaba y deseaba.

-No te corras hasta que te de permiso para ello. No lo tienes, me lo vas a implorar, grita, gime, agárrate a mí o lo que desees, pero no tienes permiso para correrte

Su cuerpo se tensaba cada vez más, su respiración era cada vez mas rápida. Mis dedos entraban y salían sin ningún tipo de miramientos, mi mano chocaba contra su pequeño tesoro escondido y golpeaban fuertemente, su voz entrecortada me decía que estaba a punto, y en ese instante, saqué mis dedos de su coño, y dejé de masturbarla.

-Ahora, rasúrate. No te has ganado el poder sentirlo, el poder correrte, el gritar que te corres. Date prisa, llevo bastante tiempo esperando ver mi primer deseo y me estoy cansando de tus insolencias.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias

Su mirada no podía dar crédito a que fuese capaz de tratarla así. La había dejado en el filo del éxtasis. Le había privado de su momento para buscar el mío.

Se empezó a untar la cera sobre su pubis, cuando unos nuevos azotes cayeron sobre sus pechos.

-No me estas mirando y tienes la boca cerrada, puta

-Lo siento mi amo y señor, perdón

Difícil y doloroso es rasurarte sin mirar donde y cómo lo haces, mientras miras hacia arriba, y muestras sumisión.

-Cuando creas que has terminado, me lo dices puta.

-Mi amo y señor, su puta está lista para quedar depilada tal y como a mi amo y señor le gusta.

-Abre bien tu boca, perrita, y recuerda, ni un solo diente. Máma y tira para gusto de tu amo y señor, me tienes aburrido.

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias.

Mi polla alojada en el fondo de su garganta, su saliva brotando por las comisuras de sus labios, cayendo sobre sus pechos, empapándolos y dirigiéndose hacia su nueva zona, limpia y sin pelo. Su mirada fija en la mía, y lágrimas saliendo de sus ojos. Y yo allí de pie frente a ella, denotando mi dominación y mostrándole su sumisión. Restregando por su cara sus lágrimas, sus espumarajos, abofeteándola.

-Perrita, ¿te duele tu coño? ¿te escuece? ¿arde?

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias –logró decir cuando retire mi polla de su boca, y consiguió articular palabras.

-Bien pues ahora volverás a cuatro patas al mismo sitio que cuando viniste y te preparas para volver a ser amarrada de la misma manera que cuando te despertaste. Pero esta vez, yo solo te ataré el pelo y una mano, el resto lo harás tu y te preparas para recibir tu castigo por desobedecerme. Cuando estes atada te contaré en que va a consistir tu castigo ¿entendido?

-Sí mi amo, sí mi señor. Gracias.

Primero empezó por liarse los muslos con una cuerda y conseguir atar el primero a la cama, el segundo muslo fue más complicado, pero lo consiguió. Continuó con las muñequeras a los pies de la cama, no sin bastante esfuerzo, debido a las limitaciones de movimientos y la dificultad de la postura. Cuando se fue a poner la mordaza, la detuve ante la nueva idea que me vino a mi mente. Cogí su tanga que estaba frente a la silla que había y se lo introduje en su boca, lo que le provocaría más sequedad, hasta que lo impregnase. Una mano fue más fácil de lo que esperaba, y de la otra y el pelo me encargué de terminarlo yo.

-Bien bien bien. Volvemos al punto de partida. Tú inmovilizada y silenciada. Yo, frente a ti, dueño al completo de tu existencia. Verás, te pedí una cosa sencilla de hacer, y me has desobedecido, no lo has cumplido como te he pedido. Has tardado casi 1 hora y te dije 5 minutos. No te has rasurado y no conseguiste chupar mi polla en ese tiempo, hasta que te la tuve que poner yo en tu boca. ¿Crees que estoy contento contigo? ¿Qué te mereces mi clemencia? Por ser la primera vez que recibes un castigo, será de los más grandes que recibas y entiendas que puedo hacer contigo lo que quiera. Eso sí, seré benévolo, y el castigo no te dolerá, ni lo sentirás, ¿y sabes por qué? Te lo voy a explicar.

Te voy a inyectar un suero que te inmovilizará completamente, después te inyectaré otro, que hará que no sientas dolor, pero te aseguro que me voy a aplicar salvajemente contigo, te azotaré y fustigaré tu coño sin compasión, hasta verlo más rojo de lo que lo tienes.

Te daré en tu clítoris, con fuerza a hasta que crea verlo salir, te azotaré tu pubis reluciente hasta que me harte, tus pechos mostraran con cada varazo que te dé el lugar donde impactó con tu piel, y no pararé hasta que sangres o chorrees leche, te los morderé, pellizcaré y retorceré, casi para cortártelos, dejaré todo tu cuerpo marcado de señales, plagado de moretones y rojo como la sangre que va a manar de él, te adornaré con piercings tus pezones, tu coño, labios y clítoris, tu barriga y tu nariz, te marcaré con un hierro incandescente sobre tus nalgas como se marca al ganado, te implantaré electrodos en tu cuerpo, y todo esto sin anestesia.

Cuando los efectos de los sueros se pasen, te retorcerás como si ardieras en el mismo infierno. No podrás gritar, lloraras desesperadamente, y al único que verás y disfrutar, será a mí. Yo estaré enfrente tuya, y cuando te vayas adaptando a tu nueva situación, te drogaré. Te inyectaré todo tipo de drogas, lamerás mi polla impregnada de Coca y te la comerás y tragarás toda. Te voy a cambiar para siempre, y ya no vas a poder ser mas que mía. Cuando me demuestres tu sumisión y total entrega hacia a mí, volverás a tu trabajo, veras a tus familiares y amigos.

Me perteneces en cuerpo y alma. Vas a recibir la última follada de esta vida, relájate, disfruta y córrete cuantas veces quieras, grita, aunque no se te oiga, reniega o arrepiéntete de lo que has decidido, aunque no se te oiga. Intenta pegarme, arañarme o lo que quieras, aunque no puedas. Todo eso se va a quedar solo y exclusivamente para ti y nadie mas que para ti. Me verás reírme de ti, escupirte en tu cara, saborear tus lágrimas, y todo esto, ya lo sabes, tú no podrás hacer nada por cambiarlo. Despídete de tu anterior vida y empieza a comprender la nueva. Antes lo asumas, antes serás feliz. Va a ser larga la sesión, no voy a metértela y correrme rápido.

Te voy a tener así cuanto quiera, y no creo que te castigue antes de un par de semanas. La sensación de incertidumbre de no saber que te va a pasar, quien te va a follar, o quien estará ahí libre, te va a pesar y te va a destruir mentalmente. Te alimentaré, lavaré, mimaré, abusaré, violaré, mientras permaneces ahí postrada. Gestionaré tus llamadas tanto personales como laborales, serás testigo de como manipulo todo tu entorno, y no podrás hacer ni decir nada. ¿Te imaginas tener que hacerte tus necesidades encima de ti, sentirte mojada por tu orina, sucia por tus heces? ¿Mis manos lavándote, rasurándote, masturbándote y corriéndote frente a mí?

Dependes de mi para todo, hasta para dormir, porque te dejaré dormir cuando quiera y cuanto quiera. Vas a perder la noción del tiempo ahí atada, en silencio, y para hacerlo más llevadero te voy a taponar los oídos y vendar tus ojos. Solamente podrás respirar por la nariz para olerme cuando esté en tu presencia. ¿Preparada?

Lo único que pude sentir de ti, fueron unos pequeños sonidos amortiguados, ininteligibles, las cadenas de las esposas sonando, y tu moviéndote con desesperación.

-¿Empezamos? Te vendé los ojos y te taponé los oídos.

El silencio y la oscuridad se apoderaron de ti. Tus fosas nasales, se abrían y cerraban al borde de la hiperventilación. Seis guantazos en tu cara hicieron falta para que te relajaras, volviendo tu cara roja, sudada, desprendías olor a miedo, rabia, furia, y tu coño estaba chorreante y no por la afeitadora.

Continuará o no.

Gracias por vuestra atención y lectura, espero haberos hecho pasar un rato de morbo y quien sabe que más. Agradeceros vuestros comentarios para bien o para mal, siempre desde el respeto. Todo comentario que no se salga de lugar y esté exento de educación será bienvenido.

Hasta la próxima.

Loading

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí