Estábamos en el mes de octubre. Los que hayan leído mis anteriores relatos saben que soy limpiadora en un centro público, normalmente allí se trabaja por las mañanas, mientras que por las tardes solamente solemos estar el personal encargado de la limpieza y los seguratas, durante mi trabajo llevo el uniforme consistente en unos pantalones y una blusa, son amplios y nada eróticos, a mí me toca limpiar una zona de despachos, entre ellos hay uno donde trabaja un chico que vino hace poco después de aprobar unas oposiciones que deben de ser bastante difíciles, se llama Chema.
Esa tarde estaba limpiando ese despacho, aprovechando que no había nadie, y por tanto es mucho más cómodo, tanto para mí, como para la gente que trabaja allí, pero esa tarde llegó Chema, me saludó y al preguntarle por el motivo de su presencia me dijo que al parecer tenía que hacer un trabajo con una cierta urgencia, por lo que además estar solo, sin que nadie le interrumpiera le venía muy bien, se sentó en su mesa y encendió su ordenador.
Yo continué limpiando, pero de repente tuve la impresión de que Chema apartaba su vista del ordenador y me miraba, quizás follar con jóvenes había estimulado mi ego y me hacía sentirme más deseada, eso pensé y traté de desterrar esa idea de mi mente, pero al cabo del rato volví a tener la misma impresión, así que no se si disculpándome o insinuándome le pregunté si le molestaba y prefería que volviera luego cuando el hubiera terminado su tarea, para mi sorpresa él ante mis palabras respondió con cierto nerviosismo, como si le hubiera pillado, así que el joven cerebrito me deseaba, no cuestión de dejar pasar la ocasión.
Le saqué la conversación de nuestras vidas, él tenía sobre la mesa el retrato de su mujer, que también trabajaba en el mismo edificio, era sexy y joven, se lo dije, el me confesó que el cuidado de su hijo, y el estrés de la vida diaria habían afectado a la pasión que sentían el uno por el otro. Yo aproveché la ocasión y arrimando mis tetas a su cabeza le abracé y dije:
–Pues Marian hace muy mal si no cuida a un chico como tú que además de inteligente es buena persona, cualquiera de las chicas de este sitio se lo puede quitar.
Y mientras lo decía rozaba con mis tetas su cabeza, me hice la despistada y seguí rozándosela, él no decía nada, yo seguí con mis tetas pegadas a su cabeza, me decidí a bajar mis manos hasta llegar a su polla, y se la toqué por encima del pantalón y dije:
–Vaya parece que encima tienes una polla de un buen tamaño, perdona si te parezco atrevida, pero me gustaría vértela.
Me arrodillé, el apartó un poco su silla de la mesa, yo le desabroché el cinturón y de un golpe comencé a bajarle a la vez los pantalones y el short, hasta que se los dejé a la altura de sus zapatos, su polla se quedó al aire, estaba dura y tenía buen tamaño, la cogí con mis manos y le dije:
Efectivamente Marian puede estar orgullosa de lo que tiene en casa y si ella no sabe apreciarlo las demás lo haremos por ella.
Le acaricié la polla un poquito para ponerla todavía más dura y luego la introduje en mi boca, el al sentirme dijo:
–Hace mucho que no me hacen una mamada.
–Pues es injusto que una polla tan rica como esta no disfrute de esos placeres, dije yo.
Volví a meter su polla en mi boca y se la seguí chupando.
–Para un momento, dijo él.
Lo hice se levantó de la mesa y en esta postura terminó de quitarse los pantalones y el short, y se volvió a sentar, yo me dispuse a agacharme para continuar con mi tarea, pero él dijo:
–No Clara, no es justo que yo esté aquí con la polla al aire y tu completamente vestida, quítate la blusa por lo menos.
–Pero seguro que Marian tiene mejores tetas que yo, protesté.
–Eso quiero comprobarlo personalmente dijo él.
Con miedo de que al lado de su veinteañera y sexy esposa yo pudiera parecer poca cosa, me quité la blusa de mi uniforme, debajo llevaba un sujetador negro, la verdad es que desde que follaba con chicos jóvenes me había acostumbrado a usar ropa interior sexy, una nunca sabe dónde y cuándo se la va a tener que quitar, Chema me hizo una señal para que me quitara el sujetador y por supuesto le complací, mis tetas quedaron al aire, el al verme dijo:
–Tienes unas tetas impresionantes, ya quisiera yo que mi mujer las tuviera como tú.
Y acercándose a mi comenzó a acariciármelas, y después se puso a chupármelas, eso me encantó y estuvimos así un rato, pero yo quería seguir chupándole la polla, así que le pedí que se volviera a sentar en la silla, y cuando lo hizo, me volvía arrodillar ante él y volviendo a meter su polla dentro de mi boca reanudé la mamada.
El gemía intensamente, yo llegué a tener miedo de que alguien nos oyera, pero afortunadamente no debía de haber nadie más en esa zona del edificio, yo se la chupaba con ganas él era un joven que estaba bastante bueno, era inteligente, y simpático, alguien que una esperara que para follar lo hiciera con chicas de su misma edad y condición y sin embargo allí estaba recibiendo la mamada de una cincuentona gorda.
–Joder hacía mucho que no me hacían una mamada así, dijo.
–Pues tu polla se merece que la mamen todos los días, le respondí, dejado un momento mi tarea.
Pero inmediatamente retorné a comerme ese chorizo tan sabroso, era una delicia chupársela, de repente noté como se corría, un río de leche llenó mi boca, creí que me iba a atragantar, pero me la tragué con ansia, no estaba dispuesta a dejar que se desperdiciara ni una gota. Y después me dediqué a limpiarle la polla hasta dejársela bien limpia, él se levantó de su silla y se dirigió a un sofá que había en su despacho y me hizo una señal para que me sentará en sus rodillas, me besó en la boca dulcemente y después se lanzó sobre mis tetas y me las chupó como un niño hambriento a su madre, y dijo:
–Tienes unas tetas espectaculares, mucho más grandes que las de Mariam.
En ese momento pensé las tetas de Mariam no es que fueran pequeñas, pero tampoco es que fueran enormes, supongo que las podríamos calificar como de tamaño mediano, el siguió chupándomelas, parecía alucinado, hasta que pareció reaccionar me pido que me levantara y me pidió:
–¿Podría meter mi polla entre tus tetas? A Mariam no le gusta hacerlo porque dice que no le da el tamaño.
–Pues si ella no quiere yo me ofrezco voluntaria, le respondí.
Me arrodillé ante él y Chema puso su polla entre mis tetas, se notaba que era un chico joven y su polla se puso en forma enseguida, él se volvió a sentar en el sofá y me llamó, cuando me acerqué me pidió que me sentara de espaldas a él.
–¿Pero no te resultaré pesada?, le pregunté.
Pero el insistió, yo me acerqué y me puse detrás de
El, en ese momento Chema me bajo el pantalón y el tanga, y después me los quitó, me quedé completamente desnuda ante él, me hizo ponerme encima de su polla que lucía en todo su esplendor, no llevaba condones, pero en esos momentos pese a saber que si una es un poco puta debe usarlos para evitar problemas, no me importó la idea de tener esa polla dentro de mi coño me hacía sentirme ansiosa.
Chema me pidió que bajara y él me ayudo a acoplar nuestros sexos de manera que al descender yo su polla se introdujo en el interior de mi coño, y me hizo sentir divinamente, comencé a subir y bajar, él una vez acoplados nuestros cuerpos comenzó a acariciarme las tetas, mientras decía:
–Tienes unas tetas increíbles, me encanta acariciarlas.
Yo estaba perpleja, me lo estaba haciendo con el marido de una chica que además de muy inteligente, que sin duda lo era, parecía tener un cuerpo muy bonito, aunque eso si sus tetas eran de mediano tamaño, más pequeñas que mis tetazas, pero yo suponía que debían de ser muy bonitas.
Él sin dejar de acariciarme los pechos acercó su boca a mi cuello y comenzó a darme besitos, todo ello me ponía a mil y me hizo tener varios orgasmos, mientras yo seguía cabalgando esa polla, quería demostrarle a su dueño que las chicas de la limpieza quizá seamos menos listas que las chicas con las que ellos se relacionan, pero desde luego sabemos cómo volver loco a un tío, en un momento determinado Chema me pidió:
–Cariño date la vuelta.
Me salí de su polla, me giré y con su ayuda volvía a conectar mi coño con su polla, el aprovechó que mis tetas estaban al alcance de su boca para meterse uno de mis pezones en ella. Mientras llevaba sus manos a mi culo, para a la vez darme más estabilidad y poder tocarlos a gusto.
Supongo que esto lo habrás hecho con Marian, o con alguna otra de tus compañeras de oficina, le dije.
–Para nada amor, dijo él, tú eres la primera mujer con la que lo hago aquí.
Mientras yo seguía cabalgando su polla, no cabe duda de que era un follador extraordinario, capaz de volver loca a cualquier mujer, seguro que muchas de las chicas de la oficina se morían de ganas de estar con él. Hasta que gritó:
–Me corro.
–Tranquilo cariño, dije yo, al contrario que tu mujer mi cuerpo ya no puede hacer niños.
Y él se corrió dentro de mi dejando un verdadero río de esperma dentro de mi coño, me levanté un momento.
Como en mi carrito de limpieza llevaba un rollo de papel de limpiar, con él quité la leche que había en mi cuerpo, cuando esto sucedió él me dijo:
–Ha sido un polvo fantástico, como hacía mucho que no le echaba, muchas gracias, pero creo que debo de rendir homenaje a tu coño que tanto placer me ha dado.
Me pidió que me sentara en el sofá con las piernas bien abiertas, se arrodilló ante mí, yo en ese momento le dije:
–Seguro que el coño de Marian es mucho más bonito que el mío.
–Cariño tu coño me ha hecho gozar más en una tarde que el de mi mujer en un mes.
Arrimó su cabeza a mi coño y sacando su lengua la introdujo en el interior de mi sexo. Si les oposiciones hubieran sido sobre comer coños también las hubiera aprobado, su lengua comenzó a hacer verdaderas diabluras dentro de mi coño, sabía como volver loca a una mujer, yo me dejaba hacer, tratando de reprimir mis gemidos por si alguien pasaba por el pasillo no oyera mis gemidos, me hizo tener varios orgasmos, desde luego Chemita sabía como hacía gozar a una mujer, no entendía como la suya no estaba siempre dispuesta a que le comieran el coño, cuando me hube corrido tres veces le dije:
–Cariño no sabes cuantos orgasmos me has provocado, lo comes muy bien.
–Muchas gracias, dijo él, no sabes como me animan tus palabras hacia muchísimo tiempo que no saboreaba un coño tan delicioso.
Él me dijo:
–Mi polla se ha vuelto a poner dura, ¿Echamos otro?
–Cariño, yo no puedo negarte nada, le contesté. Pero deja que te la terminé de poner dura.
–Por mi encantado dijo él.
Le pedí que se pusiera de pie, yo me arrodillé, ese hombre me había demostrado ser un verdadero dios follando y comiéndome el coño, yo quería rendirle culto por lo que me había hecho. Cogí su polla que estaba dura, pero quería endurecerla un poco más y me la metí entre mis tetas, y me las apreté, Chema al sentirlo dijo:
–Esto es alucinante, Marian tiene las tetas más pequeñas que tu y acogen peor mi polla y además, como ella las tiene más pequeñas, no lo hace tan bien.
Apreté mis tetazas contra esa polla tan divina, miré desde mi posición de rodillas la cara de Chema y pude comprobar como estaba gozando. Así que cuando comprobé que su polla estaba aun más dura me la metí en la boca y comencé una mamada.
–Joder menudas mamadas haces, consigues que uno alucine, dijo Chema.
Sus palabras me animaron a continuar haciéndolo, el apretaba mi cabeza contra su cuerpo, era un hombre fantástico, hasta que me apartó, yo saqué su polla de mi boca y él dijo:
–Que le hagas a uno una mamada hasta el final es delicioso, pero ahora prefiero que volvamos a follar.
Fue hacia una mesa auxiliar que tenía en el despacho llena de papeles, y los apartó dejándolos encima del sofá, después se subió encima de la mesa y se tumbó sobe ella, yo estaba un poco preocupada porque la mesa era un poco estrecha, tenía miedo de que él se cayera, pero lo cierto es que tenía un macho con una buena polla, pidiendo que le montara, y no era cuestión de desperdiciarlo, así que no sé cómo lo hice, pero me encontré encima de la mesa, en cuclillas, con una buena polla a mi lado.
Me coloqué encima de él, pero de espaldas, apoyé mis manos sobre la mesa y en una postura que nunca hubiera imaginado acoplé su polla con mi coño, y comencé a moverme.
–Joder esta postura nunca me la hubiera imaginado, le dije.
–Yo tampoco, respondió él, pero estar aquí contigo hace volar mi imaginación, Estoy pasándolo como hacía mucho que no lo pasaba.
Yo estaba encantada de tener un chico joven e inteligente con una polla fantástica, así que procuraba moverme a un ritmo adecuado, quería que cuando él estuviera con su sexy, joven e inteligente mujer pensara en mi y sus gemidos me hacían ver que lo estaba consiguiendo.
Seguí moviéndome, los gemidos de mi acompañante aumentaban, sentí que debía de parar un momento, para que no se corriera tan rápido, y luego reanude la follada, mientras egoístamente yo estaba disfrutando de numerosos orgasmos que me hacían sentirme una mujer muy afortunada. Hasta que él aumentando la intensidad de sus gemidos dijo:
–No puedo más, voy a correrme.
–Hazlo, mi amor, dije yo.
Y él con un movimiento espasmódico se corrió, deje que su leche regara bien mi coño y solo cuando hubo terminado me baje de la mesa, el continuaba tumbado, de pie de agaché y me puse a dar besitos, y a pesar de la tarde que llevaba su polla se puso de nuevo dura, en esos momentos él me dijo:
–¿Puedo pedirte algo muy especial?, según me dicen algunos de mis compañeros muchas putas se niegan a hacerlo.
–Tu pide por esa boquita, dije yo.
–Quiero metértela por el culo, me pido él.
–Si ese es tu deseo mi amor.
Le acaricie su polla y le pedí que se levantara, se le notaba que era un chico que iba al gimnasio y se puso de pie en el suelo rápidamente y con mucha habilidad, me puse encima del sofá a cuatro patas, él se acercó por detrás, estaba de pie, pero su altura era la adecuada para que su polla entrara en mi culo en esta posición, note como se acercaba a mí por detrás y casi con timidez, metí su polla en mi agujero trasero.
Le animé a hacerlo de una forma mucho más dura y él me hizo caso comenzó a atacar mi trasero con verdadera furia, haciéndome gozar de una manera increíble, tuve una sucesión de orgasmos muy seguidos, pese a toda la actividad que había tenido esa tarde su polla continuaba dura, y no tuvo ninguna dificultad en correrse y llenar mi culo con su leche, cuando se salió, yo me limpié el coño, después me vestí, el hizo lo mismo y después continué mis labores de limpieza.
Que buen relato, me gustó mucho. Sigue así!!