Una ducha diferente

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Otra clase de aerobic más, todas sudadas íbamos a la ducha, yo siempre me duchaba con Sonia, éramos amigas desde la infancia, nos duchábamos juntas para no tener que hacer cola, cuando una se enjabonaba el cuerpo, la otra la cabeza. Ahí estábamos las dos como siempre desnudas, metidas en una ducha pequeña, de fondo el ruido del agua cayendo y las voces de las otras muchachas.

El agua estaba muy caliente, ardiendo, me mojé yo primero y empecé a enjabonarme.

Sonia estaba bajo el chorro de la ducha mirándome…

De repente le ensucié con un poco de espuma, ella cogió espuma con un dedo y me la puso en un pezón. Empezó a reírse e hizo lo mismo en mi otro pezón.

Yo me quedé quieta, seria, mirándola, la observaba detenidamente de abajo a arriba, ella estaba debajo de la ducha, el pelo mojado, le llegaba hasta los hombros, las tetas las tenía tersas, sus pezones me apuntaban con picardía, bajé a su cintura, tan musculosa, su vagina tan depiladita, podía ver sus labios mayores, sus piernas tan sexys… de repente… sonreí..

Ella se me quedó mirando y me dijo: “¿te gusta lo que ves?”

Yo le sonreí… sí, la verdad es que me gustaba lo que veía..

Entonces ella comenzó a tocarse el pecho con las dos manos y empezó a gemir dulcemente. Yo estaba enjabonada, me cogió de la mano y me metió bajo la ducha. Me besó, un beso dulce, nuestras lenguas jugueteaban lentamente, me lamió la comisura de los labios, me besó el cuello, se detuvo en mis orejas… empecé a gemir, no pude evitarlo. Notaba el ardor en mi entrepierna. Ella siguió bajando, se detuvo en mis tetas.

Las miró y me dijo que eran preciosas. Yo le besé la espalda. Me lamió con fuerza un pezón y luego le dedicó tiempo al otro, mientras con sus piernas rozaba mi clítoris…

El agua se paraba de vez en cuando y yo la tenía que apretar para que mis gemidos se vieran apagados por el ruido del agua al caer… yo estaba cada vez más caliente… Ella me sonreía, estaba disfrutando. Ella disfrutaba viéndome… Bajó a mi barriguita, me dio besos hasta llegar a mi vagina…

Con un dedo separó mis labios mayores, me miró y empezó a lamerme el clítoris como nadie lo había hecho antes. Lengüetazos fuertes, salvajes. Yo jadeaba, casi rozando el grito. Con su otra mano me penetraba. Paró. Y me besó. Pude saborearla y saborearme. Y eso me excitó aún más. Le toqué las tetas y empecé a mamárselas. Si… jamás pensé que me daría tanto placer dedicar unos segundos a jugar con los pezones de Sonia. Tan erectos. Tan firmes… deseaba morderlos y ella gemía. Bajé a su coñito… estaba tan caliente y empecé a rozarla con mis dedos…

Ella me paró, me indicó que me abriera de piernas. Me besó en la boca y bajó a mi entrepierna. Comenzó otra vez a jugar con mi clítoris, dedicándole mucho tiempo. Entonces me penetró con su lengua, la metía y la sacaba y cuando lo hacía la seguía moviendo. Estaba flipando. Estaba muy excitada, jadeaba… cada vez más fuerte. Se me escapó un ¡¡Si…!! ¡¡Sigue!!

Comencé a temblar. Mis piernas me fallaban, un suave calor llegó a mi entrepierna. Me había corrido, pero ella no paró, siguió hasta que no pudiese más, siguió con sus dedos, esta vez metió dos… Si, estaba teniendo otro orgasmo… muy seguido. Mis pezones se rozaban con los suyos, sus manos eran como palomas rozando mi piel, sus dedos me guiaban y llevaban al placer de la forma que nadie antes había hecho… si…

Esa fue mi primera experiencia lésbica, pero no la única, desde ese día Sonia y yo nos duchamos muchas veces juntas…

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2 COMENTARIOS

  1. Muy rico relato.!!!! Felicitaciones
    Yo comparto un departamento con una amiga. Nos duchamos juntas dándonos mucho placer una a la otra. Pero ambas gozamos buenas cogidas con hombres.

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