Gemí viniéndome por segunda ocasión de manera tremenda sintiendo la lengua de mi amiga penetrarme la vagina, ella sabía ya de memoria como darme placer.
Desde que nos acostamos la primera vez, me quedó claro que mi lado bisexual estaba despertando de manera salvaje y no podíamos dejar de vernos íntimamente para darnos placer mutuo.
Mi amiga trabajaba conmigo en el corporativo de la tienda de departamentos que tenía sus oficinas en Santa Fe en ese entonces, yo estaba a punto de casarme por esas fechas, pero no podía dejar de estar con ella cada vez que podíamos.
Empezaré por describirme de manera general:
Morena clara, cabello negro, muy acinturada y piernuda, senos casi nulos… jajaja (los tengo muy pequeños, pero se compensa porque los pezones son grandes y están casi siempre erectos)
Trabajo en el área de compras sección caballeros y mi amiga es contadora en el área de finanzas, en alguna reunión de trabajo nos conocimos y desde la primera vez que nos vimos quedamos flechadas con la otra.
Hasta ese momento, yo manejaba un perfil discreto en mi trabajo y más estando a poco de casarme, mi novio me tenía en un concepto de una mujer intensa pero muy tímida/recatada.
La verdad es que desde la preparatoria perdí la virginidad a manos de un profesor de ese entonces, y desde ese momento muchos hombres y ahora un par de mujeres han disfrutado de mi cuerpo
Sin embargo, para mi novio, era una joven virgen todavía, no le había contado nada de mi experiencia sexual por temor a que se desilusionara y cambiara de plan.
Yo lo quería mucho y me sentía a gusto con él, lo había escogido para que fuera mi pareja el resto de mi vida y no tenía una maldita idea de cómo iba a explicarle que no era virgen ya al casarnos.
La verdad era y es que soy una caliente, me encanta coger, ya les iré platicando de lo que me gusta hacer o que me hagan sexualmente, pero a mi novio hasta ese momento solo lo había masturbado muchas veces y le daba sexo oral cuando estaba muy caliente.
Pero no lo había dejado penetrarme todavía, teníamos planeado hacerlo la noche de bodas.
Con mi amiga Cecilia todo era diferente, adoraba coger con ella y algo que me tenía muy obsesionada eran sus tetotas, tenía areolas muy grandes y unos pezones deliciosos, éramos muy compatibles sexualmente, ambas dábamos sexo oral siempre hasta sentir a la otra venirse y nos sentíamos muy a gusto así.
Cuando los presenté a mi novio y Cecy, pude detectar la vibra sensual que se estableció entre los tres, ya llegaría el momento después de casarnos de confesarle a mi marido que ella era mi amante y veríamos la posibilidad de hacer un trío con ella.
El sólo sabía que Cecy y yo éramos muy buenas amigas en el trabajo y que teníamos mucho en común.
Mi novio me animaba a cambiar un poco mi manera de vestir -que era muy normalita-, diciéndome que debía sacarle provecho a mis piernotas y nalgas para ser más reconocida en el trabajo, la idea no me desagradaba para nada pero decidí dejarlo que pensara el que mi iba convenciendo poco a poco.
Lejos estaba yo de saber lo caliente y pervertido que era el que iba a ser mi futuro esposo…
En futuros relatos les iré contando cómo fue cambiando todo.
Marie
Bonito relato, me dejaste con las ganas de seguir leyendo, ahora como ubico tu siguiente relato. Saludos