Nuestras hermosas mañanas

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Junto con mi amigo Nicolas salíamos a correr todas las mañanas alrededor de una plaza enorme. Todos los días nos cruzábamos con una hermosa y espectacular señorita que también salía a correr. Nicolás un día se atrevió a hablarle, yo soy muy vergonzoso, pero él no, y le cayó muy bien a ella, entonces nos empezó a saludar y se nos unía toda las mañanas.

Esta señorita era una joven de 21 años que parecía sacada de un mundo mágico. Ella era una chica rubia de contextura pequeña, media un poco más 1,60 m y era delgada, sus senos eran firmes y redondos y su cola era como una manzanita sacada del mejor árbol. Sus curvas eran casi perfectas, no había nada exagerado en ella. Todo los días entrenaba con el cabello sujetado fuertemente con una sola coleta y en top y en leggins de color rosa.

Mi amigo Nicolas no perdió el tiempo con ella, desde que se nos unió le empezó a tirar onda y ella era una chica que estaba soltera así que se dejó seducir por los músculos y por la facha de él. Entonces se empezaron a tomar de la mano y a darse besos en la boca. Esto era algo muy romántico, pero Nicolás no era así, yo lo conocía, él deseaba tanto como yo tocarla por todas partes, quería que ella se tragase su pito, quería cogérsela en vez de tomarla de la mano.

Yo tenía toda la razón, nosotros tres empezamos a alejarnos cada vez más de la parte por donde pasaba toda la gente, los descansos los empezamos a tener en la parte en donde la plaza se unía con una arboleda. Allí Nicolás se sentía más cómodo ya que los árboles tapaban las vistas. Él pudo hacer todo aquello que deseaba.

Primero él la empezó a tocar por todas partes como yo lo había dicho. Sus manos comenzaron a posarse sobre la cola de ella y mientras la besaba le apretaba las nalgas o si no se las cacheteaba. También le empezó a tocar las tetas como si uno tocase unas de esa bocinas antiguas, así de esa manera. Luego él le empezó a enseñar su pito enorme y venoso, no como el mío, y ella como toda una reina solo lo pajeaba al principio, pero después empezó a agacharse y a tragarse semejante pedazo.

Ella no era que se la chupaba, sino que se la comía entera, era muy guarra la princesita. También se la lamia toda a Nicolás y se la besaba por todas partes. No lo importó que yo esté allí a un costado haciéndome una paja, yo para ella no existía y solo le interesaba tirarle la goma a mi amigo. Con respecto a él, estaba cumpliendo un sueño y no era que no hacía nada. Él apoyaba sus manos sobre la cabeza de ella y hacia fuerza hacia delante y hacia atrás para que ella se la succionara adecuadamente. También cuando quería que ella se la trague casi por completo, la agarraba de la cola de caballo y hacía que se la trague.

Después de esto vino lo mejor, él comenzó a garchasela delante de mis ojos en medio de todo estos árboles. Él le bajaba el leggins por la mitad, le corría la tanguita hacia un costado y se la enterraba toda por completo. Luego le levantaba el top para agarrarse de sus tetas y embestirla a un buen ritmo. Ella gemía como toda una putita cada vez que él agarraba fuerza e iba hacia delante como todo una caballo. También él le agarraba de su cabello bien sujetado para arquear su cuerpo, para cogérsela más fuerte y para decirle que era su puta y ella le respondía que sí, que era su puta.

Una mañana mientras se la cogía y él le decía que era su puta y ella le respondía que sí, le ordenó que me chupara la pija y ella respondió que sí. Entonces me acerqué a ella, le coloqué la pija cerca y bueno, ella me la agarró y se la mandó directamente a su boca. Ella me la chupó toda de manera increíble a pesar de que estaba siendo penetrada por el poronga de Nicolas y que estaba en una mala posición. Esto lo solucionamos conmigo recostadme sobre el suelo y ella en cuatro patas también sobre el suelo, con sus rodillas apoyadas. Así de esta manera Nicolás pudo garchasela cómodamente y ella no iba a tener dolores de espalda.

Ella me lamió como se la lamía a Nicolás con su lengua alocada y pasándola por todas partes. Luego me la succionaba y se la tragaba por completo. Esa mañana acabé junto con mi amigo, ambos le eyaculamos sobre las tetas a nuestra querida princesa. Desde entonces ella me deja tocarle las tetas, me chupa la pija y nos damos algunos besos en la boca, al mismo tiempo en que Nicolás se la garcha.

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