Pajeando a un desconocido

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Hola, me llamo Laura, soy una chica joven que disfruta el sexo. Tengo un bonito cuerpo pues me gusta hacer ejercicio. Contaré esta anécdota muy loca que me pasó ya hace algún tiempo.

Resulta que era uno de esos días que hace muchísimo calor desde temprano y tenía que ir a hacer unos trámites, entonces me bañé y me vestí, me puse una tanga sin sostén y un top con una minifalda ajustada. Salí de mi casa para tomar el autobús que pasa a unas pocas calles donde vivo, llegué a la parada del autobús la cual está en una calle que no pasa mucha gente por la mañana. Después de un momento una camioneta se acercó y se estacionó donde yo estaba, vi que la conducía un hombre como de unos 30 años el cual me habló para preguntarme por una dirección.

Yo estaba sentada esperando el autobús y me pidió que me acercara para mostrarme el papel donde según traía anotado la dirección, me acerque a la camioneta y cuál fue mi sorpresa al ver que el tipo traía el pene de fuera y casi erecto. El hombre vio mi cara de sorpresa al llevar mi mirada hacia su miembro mientras seguía como si nada explicándome lo de la dirección. Yo también hice como no darle importancia, aunque tengo que decir que pude darme cuenta que el tipo estaba bien dotado y tenía un bonito miembro bien grueso.

El hombre noto que no me incomodo la situación y empuño su verga para comenzar a jalársela lentamente mientras me miraba los senos, que se asomaban en mi escote. Estuvimos platicando por un buen rato y ya finalmente le dije que pues no conocía esa dirección entonces apenas me iba a retirar y de repente me preguntó “¿te gusta?”, mostrándome y moviendo su verga ya bien parada. Miré hacia los lados algo nerviosa por si venia alguien y no pude evitar esbozar una leve sonrisa mientras de nuevo fijaba mi mirada en su llamativo miembro. Para entonces ya estaba yo comenzando a excitarme y fue entonces que me preguntó “¿quieres tocarla? vamos, sube y me abrió la puerta”.

Subí al coche y el tipo a pesar de todo me brindo la confianza para acercarme lentamente y agarrar su verga la cual se sentía super dura y caliente, mis manos no son grandes y apenas lograba sujetar ese tremendo trozo de carne. Empecé a subir y bajar el pellejito despacio hasta poco a poco acelerar el movimiento, realmente me estaba gustando sentir esa adrenalina de estar en un lugar público pajeando a un desconocido. Yo seguía masturbándolo mientras el tocaba mis muslos y me agradaba mirar su rostro con los gestos que hacía de satisfacción.

Mis dedos se impregnaban de su baba preseminal ayudando a lubricar y en ese momento yo también me comencé a humedecer y no resistía las ganas de darle una mamada, fue entonces que me agaché para darle unos chupetones y luego comenzar a mamar sin importarme nada solo quería disfrutar de aquella tremenda verga.

En eso estaba yo mamando cuando escuche la voz de una señora que pasaba y dijo: “descarados, váyanse a un hotel”. Rápidamente me repuse con la boca llena de baba y vi que se alejaba rápidamente, los dos sonreímos y continué con la masturbación, los dos estábamos ya bien calientes en eso el metió una mano en mi entrepierna tratando de hacer a un lado mi tanga y tocando mis labios “ya estas bien mojada zorrita”, me dijo.

Yo acelere la puñeta al verlo super excitado: en eso su miembro se empezó a hinchar lanzando enseguida una gran cantidad de semen caliente que brotaba como un volcán en erupción llenando toda mi mano. Como no había nada con que limpiarnos pues no tuve otra opción que chupar y lamer la lechita hasta dejarle la verga limpia.

Como agradecimiento me llevo a donde yo tenía que ir, me pidió mi número nos despedimos y más tarde cuando regrese a casa obviamente me masturbe deliciosamente imaginando que tenía sexo y recibía la verga de aquel desconocido.

Pues ese fue el relato de esta anécdota caliente que me pasó. ¡Besitos!

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