Hola. Me llamo Elena y tengo 30 años. Estoy casada, pero el sexo con mi marido es bastante convencional. No entiende muy bien mis fantasías sexuales de dominación, humillación y exhibicionismo por lo que en la red he encontrado un buen sitio para satisfacerlas. Soy rubia, guapa con un buen tipo, las tetas bastante grandes y un buen culo, que me gusta enseñar a los hombres. Me gusta mucho sentir sus miradas sobre mi escote, en mi culito o en mi entrepierna, así que suelo vestirme “apretadita” para lucirme.
Hace poco conocí a un hombre en un chat erótico, que tras varias conversaciones en las que conectamos bastante bien, me propuso un juego.
Quería quedar conmigo para llevar a cabo algunas de las fantasías de las que habíamos hablado, y un día acepté. Me dijo que nos viéramos en un centro comercial donde hay un cine con sesión matutina. Si nos gustábamos entraríamos a hacer lo que nos apeteciese. Me dijo que fuese muy sexy así que me puse una camisa negra semitransparente que me dejaba el ombligo al aire, con un sujetador supersexy que se apreciaba perfectamente debajo de la camisa y como era verano, un vaquerito muy corto que me sienta muy bien, con un tanga negro debajo y unas sandalias de tacón alto. Era un poco más atrevido de lo normal, pero me encantaba el aspecto que me daba.
Llegué a las puertas del cine y sonó mi móvil. Era él. Yo no le veía, pero el a mi sí. Me dijo que estaba preciosa pero que me quitase la ropa interior antes de conocernos. Yo le dije que la camisa era bastante transparente y que se me iban a transparentar las tetas y el me respondió:
―¿Y eso te importa guarrita?
―No, en realidad me pone cachondona -le dije.
―Pues ya sabes lo que tienes que hacer -me contestó- Además -siguió- quiero que te desabroches otro botón más y que el del pantalón lo dejes sin abrochar.
Me fui a un baño y me quité el sujetador y el tanga. Me desabroché otro botón de la blusa, con lo cual el escote era espectacular y al no abrochar el botón del vaquero casi se me veían los pelos del pubis. Me puse excitadísima, con los pezones muy duros, lo que agravaba la situación. Al caminar mis tetas se balanceaban libremente, se me transparentaban y tenía los pezones salidisimos, imaginaos como me miraban, tanto que me puse mojada.
Al llegar a los cines, sonó de nuevo mi móvil:
―¡Hola!, mira a tu izquierda.
Al mirar, vi a un hombre de unos 40 años, de buen tipo y atractivo. Le sonreí y me dijo:
―Estás maravillosa, vas a ser una guarrita perfecta.
Y mientras me besaba en el cuello y me agarraba de la cintura me propuso entrar en el cine:
―No habrá nadie y si te has quedado así vestida es que estas deseando que te dé con mi polla en la boca.
Ese lenguaje me excitó aún más. No pude negarme.
―Si, le dije, vamos.
―Espera -y antes de entrar me sobo las tetas allí delante y metió la mano por mi pantalón
―¡Joder, ya estas mojada!, eres más puta de lo que parece -me dijo sonriendo.
―Ahora veras lo puta que soy -le dije yo.
Entramos en el cine y nos sentamos en la última fila. Efectivamente, la sala estaba vacía. Nada más sentarnos me dio un beso metiéndome su lengua hasta las entrañas. Me sujetaba la cabeza con fuerza, y poco a poco iba bajando las manos que empezaron a acariciarme las tetas por encima de la blusa primero y luego por debajo.
―Desabróchate la camisa entera –me dijo.
Y yo así lo hice con lo que mis tetas quedaron liberadas. Me las agarro y empezó a comérmelas con avaricia, llenándomelas de saliva y poniéndome los pezones a punto de reventar. Yo gemía y le agarraba la cabeza y se la metía entre mis tetas. Me quito la camisa entera y me cogió una mano y se la llevo a su entrepierna. Desabrocho la bragueta y metió mi mano dentro. Tampoco llevaba calzoncillos, con lo que tocaba su verga que ya estaba durísima. La acaricié y se la saqué del pantalón. Me quedé mirándola porque era una buena polla, sobre todo gorda, dura, apetitosa…
―Te gusta ¿eh?
―Es preciosa, me encanta
―Pues te la vas a comer entera
―Siii.
Empecé a masturbarle lentamente y el a sobarme más aún las tetas y de vez en cuando bajaba a mi coñito que recorría con el dedo y luego me lo daba a chupar.
―Levántate me dijo.
Me levante y me puso mirando a la pantalla apoyada en el respaldo del asiento de delante.
―Bájate los pantalones, pero no te los quites del todo.
Así lo hice. Imaginaros que sensación, en un cine, con las tetas al aire, los pantalones bajados y con el culo ofrecido a un desconocido. Era la puta más feliz del mundo. Separó mis nalgas y noté como su lengua recorría mi esfínter. Primero por fuera, luego metiéndose dentro, mientras me acariciaba el clítoris con el dedo. Me corrí de forma salvaje.
―Como te gusta, zorrita
―Si, le dije, me enloquece
Me cogió de las caderas y me sentó encima de su polla que se metió en mi coño. Me bombeó con fuerza, cogiéndome de las caderas y me corrí otra vez, mientras me tocaba el coño y me metía los dedos en la boca.
―Quieres ser mi puta?
―Si, claro que si
―Pues ahora me toca a mi
Me arrodilló delante de él y se cogió la polla que empezó a restregarme por las tetas y la cara hasta que la metió en mi boca.
―Dejas a tu marido que se corra en tu boca?
―No
―Pues yo me voy a correr
Me cogió la cabeza con las piernas y las manos de forma que no podía sacarme su polla de dentro la boca y empezó a follármela hasta que me la llenó de semen que se me escapaba por la comisura de los labios y me llegaba hasta las tetas, mientras me decía:
―Toma leche puta, trágatela toda.
Al acabar nos vestimos, salimos del cine y nos separamos, pero no dejo que me pusiera ni el tanga ni el sujetador, ni que me limpiase las tetas ni las piernas. Iba literalmente chorreando, las piernas, el cuello, las tetas llenos de semen. Sentía su olor y eso me excitaba todavía. Bajando por las escaleras mecánicas sonó mi móvil:
―¿Qué es eso que te moja las tetas y las piernas, puta? -me preguntó
―Semen de mi macho.
―¿Te gusta cómo sabe?
―Si
―Volverás a probarlo
―Estoy deseando.
Ahora estoy esperando su llamada o su mensaje.
Ufff q rico hacerlo en el cine ya lo probé una vez y es muy exitante y verte vestida asiii facil me exitabas y me provocas una rica erección y solo con tus labios y tus caricias lo hubieras bajado